Q U I N C E

Jin hizo lo posible en concentrarse en la cocina mientras pensaba en cómo iba a resultar la conversación que los dos planeaban tener esa noche. Era la primera vez que NamJoon se escuchaba tan mortalmente serio desde que comenzaron con lo que tenían y no podía evitar sentirse tan ansioso como nunca había estado desde que comenzaron con ello, ni siquiera cuando le contó sobre JungKook sintió un remolino como ese en el estómago. Quizás era porque ahora, estando en algo tan serio como lo que ellos tenían, el miedo de que todo fuera a derrumbarse lo estaba atormentando demasiado.

Una vez llegó a casa le pagó a JiMin y fue a darse una ducha, JungKook le contó su día mientras estaba sentado en la tapa del retrete, explicando como con TaeHyung hicieron aviones de papel en clases para una tarea de arte y el suyo voló muchísimo más lejos. Luego, cuando estuvo metido dentro de su pijama, ambos fueron a la cocina para empezar con la cena.

—Nam va a venir hoy a cenar, Kookie —le avisó.

El niño hizo una mueca frunciendo su pequeña nariz y murmuró un "está bien" antes de continuar con los arreglos para comenzar a cocinar.

—¿Pasa algo con él? —le preguntó con sus cejas fruncidas—. Sabes que si te dice o te hace algo, tienes que decírmelo —le recordó con una severidad cariñosa, preocupado como un padre podría estarlo.

JungKook suspiró sonoramente, como todo el pequeño dramático que era, y se subió a su banco al lado de SeokJin.

—No, él solo es un tonto —explicó como si nada, lo cual no era lo que Jin estaba esperando, pero era mucho más tranquilizador que cualquier otra explicación—. El otro día, en su casa, se quemó con el agua caliente del ramen.

Jin resopló una risa.

—¿Ah sí? —enarcó una ceja—. ¿Por eso no te agrada, porque no sabe como hacer ramen? —JungKook dudó, pero terminó asintiendo.

—Y porque es un tonto.

—Ya veo —sonrió, colocando la tabla para picar enfrente de él—, pero te compró una consola, ¿no es así?

—Eso no quita que sea un tonto —razonó.

Jin se carcajeó.

—Claro...

A pesar de que durante los primeros meses de su relación SeokJin notó el pequeño resentimiento que le tenía su hijo a NamJoon, ahora mismo parecía estarse forzando a sí mismo a odiarlo como había hecho al principio. Sabía que era común que los niños no acepten a las parejas de sus padres cuando comenzaban una relación nueva, que a veces era jodidamente complicado lograr que encajen como les gustaría, y estar en el medio era lo peor que podría pasarle a Jin porque claro que iba a preferir creerle a JungKook, sin embargo, ahora mismo, las cosas se veían tan grises que no estaba seguro de si realmente había odio ahí en algún lado.

Ahora mismo, JungKook hacía un esfuerzo doble para tratarlo mal aun cuando no tenía excusas. Por un tiempo SeokJin realmente pensó que su novio se comportaba de mala manera con el pequeño, pero sólo fue cuestión de prestar atención para darse cuenta de que ese no era el caso.

JungKook lucía más como frustrado y berrinchudo que asustado o intimidado por su presencia, lo cual era algo bueno a comparación.

—Hay que hacer una taza más de arroz, ¿sí? Recuerda que NamJoon come como yo —le recordó Jin cuando vio a JungKook separando el arroz en tazas.

El niño frunció un poco sus labios y lo miró con un mohín.

—Bien pero... a mí me sirves con mucho amor, ¿sí? Más que a él, mucho más.

Jin le sonrió.

—Claro que sí, bebé —se agachó un poco para darle un beso en la frente y JungKook sonrió contento, totalmente satisfecho.

Eran alrededor de las diez cuando todos estaban sentados en la mesa de la sala comiendo tranquilamente. NamJoon no lucía incómodo y eso relajó a SeokJin, se notaba que tampoco quería molestar a JungKook con una conversación entre ambos, así que la velada continuó como si no hubiera un tema de por medio que todavía no tocaban. El niño fue mandado a dormir apenas terminó su comida y aunque quiso refutar, Jin no le dio más elección.

El infante miró con un puchero a su papá y con una mueca a NamJoon, pero este ni lo miró y se le hizo extraño, ¿cómo se supone que lo molestara si lo ignoraba? Así no había chiste, así que se fue con las mejillas infladas y un puchero.

Una vez el niño se metió a su cuarto y cerró la puerta, Jin miró a su novio, esperando que hablara. Nam suspiró, entonces los nervios que había estado reteniendo aparecieron.

—¿Lo que dijo fue muy malo? —preguntó preocupado.

—No, no directamente. Creo —se rascó la nuca. Comúnmente él sabía a la perfección cómo manejar las palabras y ahora estaba en blanco.

—Sólo dilo —exigió, seguro.

Nam asintió, aun dudando.

—YoonGi le preguntó a Kookie por qué yo le caía mal, y él dijo que era porque yo quería llevarte lejos, él lo negó pero JungKook refutó con algo como "siempre lo hacen y no quiero que papá llore de nuevo" —hizo comillas con sus dedos.

Jin se quedó mudo frente a esto, sólo mirando a NamJoon sin saber qué responder exactamente, así que el compositor continuó.

—Simplemente me preocupé porque eso puede tener varios significados y... —Jin pareció palidecer un poco y Nam apretó los labios, llevando sus manos por sobre la mesa para tomar las de su pareja—. Amor, ¿hay algo de tus relaciones pasadas que no hayas querido contarme?

El mayor bajó ligeramente la mirada, frunciendo su entrecejo sólo un poco. Nam lo notó y dudó sobre si había sido buena idea haber preguntado. Jin apretó el agarre en su mano mientras mordisqueaba superficialmente su labio inferior. Algunos recuerdos lo golpearon en ese instante y por un momento se sintió saturado, tuvo que cerrar los ojos y respirar lentamente para calmarse.

—¿Jin?

—Supongo que en algún momento debía contarte —soltó una risa floja, nerviosa y sus ojos parecieron brillar dolorosamente—. Yo realmente creí que mi niño ya no recordaría eso... —llevó una mano hasta su frente, Nam de inmediato se levantó y se sentó a su lado, rodeando su cintura con su brazo—. L-Lo siento...

La disculpa no era para NamJoon, o quizás sí, quizás para su hijo, quizás para los dos.

—Si no quieres decir nada, no te voy a presionar —acunó su rostro con su mano libre, sonriéndole comprensivo y lleno de cariño—. Está bien si todavía no crees que sea el momento.

Jin lo miró con dolor.

—No, tú... tú deberías saberlo y yo lo he estado ignorando —murmuró, desviando la mirada como si estuviera avergonzado.

—Está bien —le sonrió para calmarlo y Jin le devolvió el gesto—. ¿Vamos al sofá?

El castaño asintió.

NamJoon realmente esperaba que no fuera algo tan malo.

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