N U E V E

No fue realmente complicado convencer a SeokJin de que no habría problema alguno con que JungKook lo acompañe a su firma de autógrafos. Al hombre le venía bien que NamJoon se encargara del asunto porque el restaurante debía responder a un evento que habían reservado hacía meses y que era la principal razón de por qué Jin no podía llevarse a JungKook al restaurante a pasar toda la noche. En retrospectiva, el niño estaba sufriendo las consecuencias de tener un padre emprendedor, pero fue lo suficientemente comprensivo como para no hacer un berrinche cuando se enteró que debía pasar otro día entero con Kim NamJoon.

Al menos hasta que el hombre fue a buscarlo una vez más a su escuela y él se dio cuenta de que esto en serio estaba pasando, que no era solo algo que estaba haciendo NamJoon porque estaba obligado a ser una buena pareja, sino porque realmente quería quedarse con su papá y porque realmente estaba planeando quedarse con ellos toda la vida.

Toda la vida era demasiado tiempo.

A la hora de la salida, NamJoon debía pasar por la entrada y su seguridad para poder entrar a la zona de aparcamiento en donde los padres con autos buscaban a sus hijos, todos sus datos fueron dados por SeokJin previamente y mientras JungKook esperaba a que NamJoon colocara su auto enfrente, pudo escuchar a un par de maestras cotillear a sus espaldas.

—¿Entonces sí es Kim NamJoon? —preguntó una de ellas—. Pensé que su nombre sólo había sido una coincidencia.

—Sí es él, el guardia lo confirmó —respondió otra, quien miraba tímidamente el auto acercarse—. Es RM en persona —repitió como si no se lo creyera.

—¿Está saliendo con el papi de JungKook? Definitivamente las personas exitosas se juntan entre ellas —ella suspiró y todas asintieron con convicción—. Me da mucha ternura que venga a buscar al hijo de su novio, se nota que es todo un amor —se oía encantada.

—Espero que no terminen pronto, quizás en la próxima reunión de padres podríamos tener la dicha de recibir al mismísimo RM —comentó una con sorpresa y entonces las tres se rieron suavemente, emocionadas.

Cuando el auto se estacionó frente a la entrada del colegio, JungKook acomodó la mochila sobre su hombro y caminó en dirección a él, refunfuñando por lo bajo porque ese tipo seguía llevándose la atención de todos.

Sí, quizás era un famoso y todo el numerito, pero no podía creer que su aparición estuviera repercutiendo tanto en su vida. ¡Hasta sus maestras hablaban de él! Tenía que ser una broma.

—Puedes dejarme en casa y luego ir a tu cosa esa de autógrafos —fue lo primero que dijo el niño al montarse en el asiento de copiloto, el cinturón de seguridad puesto luego.

NamJoon esperó a que cerrara la puerta y arrancó con un suspiro. Aun así, le dio un poco de gracia la manera que tenía de hablar el niño, casi como si se mandara solo. Esperaba que en el futuro JungKook le diera el respeto que creía que merecía, que le hablara informal podría representar lo poco relevante que era su presencia para él y eso, sin dudarlo, le dolía.

—No haré eso —negó—. Jin me mataría.

—Te matará igual cuando sepa que me llevaste a un sitio a donde no quiero ir —lo miró con el ceño fruncido.

—Ya hablé con él y él me dijo que habló contigo, así que no finjas que no sabes —habló con paciencia y JungKook viró los ojos—. Además, estoy seguro de que tú escogiste venir porque no te gusta ir al restaurante.

El niño bufó, cruzándose de brazos. Para él las cosas habían sido un poco diferentes, en realidad no había tenido muchas más opciones que estar con el gradulón tonto o en el restaurante de su padre en donde iba a tener que estar sentado haciendo tareas mientras su papá trabajaba hasta muy entrada la noche.

NamJoon era solo la opción menos horrible, al menos podría divertirse molestándolo.

Obviamente no iba a admitir eso, pero Jin se había visto realmente entretenido cuando le contó a NamJoon que JungKook aceptó ir con él como si estuviera haciendo el mayor de los sacrificios.

Lo que sí le sorprendía al hombre era que el niño no hubiera dicho ninguna mentira con respecto a sus interacciones. Cuando regresó a casa de Jin con él, supuso que JungKook iba a soltar cada cosa inventada para que Jin volviera a dejar que lo cuide, pero su único comentario fue sobre YoonGi y la posibilidad de que NamJoon lo estaba engañando, cosa que el compositor desmintió de inmediato.

—Jin dijo que todo iba a estar bien en tanto te cuide y eso es lo que voy a hacer. Ya verás que te vas a divertir de todos modos —se detuvo en una luz roja y le sonrió, enseñándole sus encantadores hoyuelos.

JungKook frunció su nariz y se cruzó de brazos.

NamJoon exhaló y regresó su vista a la carretera.

—Lo estoy intentando, ¿bien?

—Deja de intentarlo —bufó el niño.

—¿Por qué? —arrancó, sus ojos fijos en la carretera—. Te juro que no tengo malas intenciones.

—Mentiroso —acusó.

—Bueno, mira —deslizó sus manos por el volante, doblando en una carretera—, si quieres creer que soy un mentiroso, está bien, pero te prometo que no lo soy. Palabra de honor —aseguró.

JungKook sólo lo miró con desconfianza y no dijo nada más. NamJoon supuso que había sido el mejor avance que habían tenido hasta el momento.

El evento al que estaban yendo no era realmente grande, tenía una capacidad para diez mil personas, lo cual no era ni un cuarto de lo que ellos habían vivido a lo largo de sus innumerables giras mundiales. Sin embargo, había que considerar que no eran tan famosos ahora como lo habían sido hacía años y ni siquiera estaban activos como un grupo, por lo que no consideraron la idea de buscar un lugar más grande.

Antes de salir del vehículo, JungKook se colocó una sudadera para no andar por ahí con el logo del uniforme y se bajó del auto con su mochila sobre su hombro. Era la primera vez que entraba a un lugar como ese, no es que a su corta edad haya ido a conciertos, y mucho menos había caminado por el backstage de un evento antes.

Le daba mucha curiosidad.

NamJoon no lo perdió de vista, lo mantuvo a su lado mientras un hombre le hablaba sobre lo que iban a hacer, pero JungKook no le prestó atención ya que sólo podía pensar en que tenía hambre.

Luego entraron a lo que, el niño supuso, era el camerino. Como NamJoon se quedó hablando con el hombre, JungKook decidió adelantarse para curiosear el lugar.

—Hola mocoso —saludó YoonGi cuando este pasó frente a él, pero JungKook sólo lo miró con desgana—. ¿Qué? ¿No saludarás?

—Hola —soltó en un tono de voz duro.

—Soy tu Hyung —le dijo, una sonrisa gatuna en su rostro pálido—. Muéstrame respeto.

JungKook arrugó la nariz, no veía a ese raro hombre como su Hyung en absoluto.

—Por dios Suga, no lo atosigues —le reprendió una tercera voz y el infante levantó la mirada, encontrándose con un hombre que le sonrió en grande—. ¡Hola chiquitín! Tú debes ser JungKook —se puso de cuclillas frente a él—. Yo soy HoSeok, también me dicen J-Hope. Es todo un gusto conocerte por fin.

Había algo en el aura de ese tipo que desprendía tranquilidad y paz, tanto que casi sintió que su enojo desaparecía de su sistema. Ese tal HoSeok se sentía accesible, amable y tranquilo. Como su papá.

—Hola HoSeok Hyung... —le sonrió ligeramente.

—¿A él sí? —se quejó YoonGi—. ¡Tú y yo nos conocimos primero!

—No le hagas caso, está viejo y loco —hizo una mueca graciosa.

—¡Te oí!

Ambos se rieron.

NamJoon finalmente entró al cuarto con su mano derecha masajeando la parte trasera de su cuello.

—Kookie, te quedarás aquí mientras el evento se lleva a cabo, te vendré a ver entre las pausas —explicó—. También...

—No me digas Kookie —le reprochó de inmediato.

NamJoon sólo lo miró sin estar del todo sorprendido.

—Bien, JungKook —se corrigió y continuó—. Mandé a traer cosas para que no te aburras, tenemos una televisión, una consola que vendrá en un momento, también por allá está la zona de golosinas que tiene helados de todos los sabores y les pedí a los del staff que traigan una hamburguesa para ti, ¿qué te parece?

El niño se quedó callado un momento, parecía ser que no podía creer que tenía todas esas cosas en la palma de su mano.

—¿Sabes? —le habló HoSeok al niño—. Si quieres empezar con algo, por allá tenemos una máquina expendedora de la que puedes tomar lo que quieras porque todo está pago —movió sus cejas.

JungKook intercaló la mirada entre NamJoon y HoSeok, decidiéndose por mirar al hombre a quien recién había conocido, dedicándole un par de ojitos brillantes.

—¿Hay leche de banana? —empuñó sus manos y el hombre se levantó, asintiendo.

—Date el gusto —hizo un movimiento con su cabeza y el niño rápidamente corrió hacia donde le habían dicho.

NamJoon se acercó a su amigo con el entrecejo fruncido y este no borró su sonrisa.

—¿Cómo...?

—No sé por qué te sorprendes —habló YoonGi desde el sofá en donde estaba recostado, si por él fuera no se levantaría de ahí—. Todos aman a HoSeok, incluso los niños malcriados.

—A mí no me parece un niño malcriado —comentó HoSeok, Kim lo miró con una ceja alzada en incredulidad—, de hecho creo que es una especie de método de defensa —se encogió de hombros.

—Como si yo fuera a hacerle algo —NamJoon viró los ojos, aunque lo que decía su amigo tenía algún tipo de sentido—. Él de verdad cree que soy un mentiroso, además —miró un momento al niño.

JungKook tocaba los altos botones de la máquina mientras movía los pies, viendo con atención cómo la dichosa leche de banana caía hacia el dispensador. Sus manos se movieron emocionadas y la sacó, destapándola para beberla.

NamJoon sonrió con ternura.

—Quizás no seas un mentiroso, pero él no lo sabe —HoSeok lo miró comprensivo—. Intenta sacar tu lado paternal, no lo sé, ¿tengan una charla?

—Nuestras charlas no pasan de dos palabras y las digo yo —suspiró—. Pero bien, seguiré tu consejo.

—Muchachos, ya es hora —le dijo una voz femenina caminando hacia ellos, sus ojos estaban fijos en unos papeles—. Pasaran por esa puerta, se sentarán y la fila pasará por la izquierda. Luego hablaran un poco, presentarán algunas canciones y volverán a sentarse. No coman nada, no les digan información personal y no...

—Mujer, tranquila, lo dices como si no hubiéramos hecho esto antes —habló Min, levantándose por fin del sofá y estirando sus cansados huesos, aunque no había hecho nada en absoluto para estar agotado.

—Lo sé —por fin levantó su mirada—. Pero ustedes siempre son... difíciles de controlar —agregó con una sonrisa.

—Seguro Yong~ —le sonrió en grande HoSeok, acariciando sus cabellos con cariño y provocándole un ligero sonrojo.

—¡Había mucha leche de banana! —entró el niño emocionado y la mujer bajó su mirada hacia su dirección, al instante JungKook hizo una leve inclinación, intentando que no se le cayeran sus cinco cajitas de leche—. Hola Noona, me llamo Kim JungKook —se presentó como todo un caballero.

—Oh... hola... —le sonrió ligeramente desconcertada y el niño se sentó en el sofá luego de sonreírle igualmente.

La mujer miró a los raperos con una cara de no entender qué estaba sucediendo. Entonces, tanto HoSeok como YoonGi miraron a NamJoon y este apretó los labios por haber sido descubierto.

Bueno, había pasado por alto avisarle a ella, sabía que algo importante se le estaba olvidando.

—Lo estoy cuidando.

—¿Ahora eres niñero? —enarcó una ceja.

—Es una larga historia...

—Me hubieras avisado para, al menos, buscar algo y mantenerlo entretenido —se quejó.

—Ya conseguí cosas para entretenerlo, no te preocupes —NamJoon se jactó de ello.

—Creo que está bastante entretenido ahora —señaló YoonGi.

Los adultos miraron nuevamente al niño y lo vieron concentrado en uno de sus cartones de leche de banana, tomando de él felizmente mientras tarareaba una canción.

NamJoon volvió a sonreír por la vista. ¿Se suponía que así se comportaba JungKook en la normalidad? Esperaba poder experimentarlo más seguido. Quizás estaba logrando avanzar más de lo que esperaba esa mañana cuando se despertó.

La mujer suspiró y volvió a mirarlos.

—Si algo sale mal será su culpa.

—¿De todos? —preguntó YoonGi ofendido.

—Sí, de todos —entrecerró los ojos acusadoramente.

Pero antes de que alguno pudiera quejarse más, la mujer los empujó a los tres hacia la zona de los maquillistas para que pudieran prepararlos como correspondía antes de que el evento comenzara. Cuando por fin se fueron, desvió su mirada al pequeño que yacía sentado tomando su leche.

Entonces, un hombre que formaba parte del staff llegó con una caja y se la entregó a la mujer cuando esta le llamó la atención.

—Esta es la consola portátil que pidió NamJoon ayer, me dijo que se la diera al pequeño —señaló al niño con su mentón.

Ella asintió y tomó la caja, comentándole al hombre que se haría cargo de todo.

Después de dar un par de pasos hacia él, JungKook la miró con curiosidad.

—¿Así que te llamas JungKook? —sonrió cuando el niño asintió y le enseñó la caja—. Creo que te llegó un paquete.

Y los ojitos de JungKook brillaron.

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