C A T O R C E

NamJoon no estaba orgulloso de decir que era alguien ligeramente inseguro, incluso a pesar de que sus inseguridades no eran realmente muy importantes. Por alguna razón la sensación de sentirse que se estaba perdiendo de algo realmente serio (algo que necesitaba saber) nació y lo atormentó desde el momento en el que YoonGi le contó sobre lo que le había dicho JungKook.

En sí, lo que el niño había dicho no era el problema, sino el mensaje que estaba claramente oculto entre líneas. YoonGi pareció igual de preocupado que él, al menos hasta que se emborrachó con todas las cervezas que tenía y cambió radicalmente el tema a un plan sobre cómo conquistar al niñero de JungKook.

NamJoon decidió ahí mismo dejar de comprar alcohol.

Miró con aburrimiento la pantalla al frente suyo. Suspiró. No había nada que saliera de su cabeza en ese momento que pudiera satisfacer lo que sus superiores le estaban pidiendo. No había logrado terminar ninguna canción en lo que llevaba de la mañana y esta comenzando a molestarse por ello. Su cabeza estaba en otro lado y SeokJin junto a su pequeño hijo era el acto principal.

«Lo hará, siempre quieren hacerlo», recordó. Tendría que haber sido algo que repitió varias veces, ¿cuántas exactamente? ¿Cuántas parejas habría tenido SeokJin que fueron unos completos imbéciles como para que JungKook supusiera que las cosas serían así siempre con todos? Jin no le había hablado mucho de sus exes, mencionó a dos personas, y ni siquiera profundizó demasiado. «No quiero que papi llore de nuevo», ¿llorar? Eso era demasiado, imaginarlo le rompía el corazón, ¿cuántas veces JungKook habría visto llorar a SeokJin?

—¿Llorar? ¿Por qué? —preguntó al aire, metiendo su cara entre sus manos—. ¿Por qué llorarías, Jin? —se frotó la cara, su cabeza dando mil vueltas en lo mismo, tanto que sentía que estaba a punto de sufrir una migraña.

Exhaló totalmente agotado, tenía ganas de recostarse y dormir mil horas porque esto le estaba succionando toda la energía.

A pesar de llevar más de nueve meses de una relación muy estable, había cosas que el mayor había evitado contarle. Eso era un problema. Él tampoco preguntó mucho y eso quizás era el segundo problema. NamJoon no sabía con certeza cuántas parejas había tenido SeokJin antes, no debería importarle (y no lo hacía), pero ahora esto le estaba haciendo estragos en la cabeza. Peor aún, no tenía un conocimiento completo de por qué exactamente Jin criaba a JungKook. Su nacimiento, su madre, esa información no la tenía. ¿Era demasiado importante? Ahora que lo pensaba seriamente, para él lo era.

Además del hecho de que era adoptado, NamJoon no sabía en absoluto nada sobre JungKook. Entendía por qué Jin habría querido mantener esa información para sí mismo, pero ellos ya no eran una relación nueva llena de dudas, ya tenían el suficiente tiempo juntos como para que NamJoon supiera muchas más cosas de las que sabía en la actualidad.

Se frotó el rostro buscando drenar su ligera ansiedad y peinó sus cabellos hacia atrás, ¿en algún momento Jin lo habría visto como un desinteresado? No, no podía, se lo hubiera dicho. Entonces, ¿Jin no quería contarle?

Lanzó una especie de grito de frustración y dejó caer su frente contra la mesa, estaba haciéndose un lío sin siquiera haber hablado con el castaño, ese era el tercer problema. Tenía que poner en orden sus ideas y preguntar, ambos eran adultos y podían resolver cualquier situación con la simple comunicación necesaria. ¿Esto era un problema muy serio? Esperaba que no.

Miró el reloj que marcaba las doce en punto y se levantó pensando que tenía que ir a buscar a JungKook a la escuela, luego se volvió a sentar cuando recordó que ya no era necesario hacerlo. No tenía excusa para irse y seguir después con su trabajo, pero estaba seguro de que su fastidio no sólo era por eso, sino también porque se había acostumbrado muy rápido a la pequeña rutina que duró unos pocos días.

No lo negaba, extrañaba al niño.

—¡NamJoon-ssi! —ese fue el asistente del productor principal del nuevo álbum en el que estaban trabajando para el nuevo grupo, entrando a su estudio y sonriéndole con algo de pena—. Tengo malas noticias, la fecha de entrega se adelantó. Pero no es un problema para ti, ¿cierto?

NamJoon dejó caer sus hombros y se preguntó si acaso podría terminar con todo lo que tenía que hacer sin morir en el intento.

—Sí, yo me encargo...

—¡Perfecto! —le sonrió y se fue.

NamJoon apoyó su cabeza sobre el escritorio, pensando en sus opciones.

Sin pensarlo mucho, miró su celular. Luego rebuscó el número de SeokJin y tocó su contacto, sin embargo, colgó mucho antes de que este pudiera pasar más del primer pitido.

Ah, no era el fin del mundo, ¿por qué lo sentía como tal?

Jin normalmente no atendía llamadas en medio del trabajo, mucho ruido en la cocina y siempre estar pendiente de lo que sucedía eran la suficiente excusa para apagar su celular durante los turnos más atareados. Aun así, cuando vio el nombre de su novio en la pantalla y se dio cuenta que no había apagado el aparato, olvidó su pequeña regla y logró encontrar un lugar tranquilo para contestar.

—Hola cariño, ¿sucede algo? —saludó con una sonrisa formándose, esperando una respuesta.

NamJoon del otro lado estaba todavía con la frente en la mesa, había encontrado una nueva posición para lamentarse.

Eh... Te llamé impulsivamente, lo siento, estás en el trabajo —la voz del hombre se oía lejana y cansada, Jin lo atribuyó a sus horas componiendo.

—No te preocupes, sé que soy fácil de extrañar, no te culpo —soltó intentando hacerlo reír, sabía que a Nam le gustaba cuando decía ese tipo de cosas.

Pero no escuchó ninguna risa y se sintió incómodo.

—¿Está todo bien, amor?

Bueno...

—NamJoon, es en serio, ¿sucede algo?

Al otro lado, NamJoon se sentó derecho sobre su silla.

Bueno, uh, admito que no fue buena idea, no quiero que te distraigas, pero en serio... —hubo un silencio corto y Jin se dio cuenta del estado de nervios que tenía su pareja—. Ayer JungKook me dijo... bueno no a mí. Dijo algo que... me preocupó y ahora estoy hecho un lío, quizás estoy exagerando pero, ¿podemos hablar cuando salgas?

Jin frunció ligeramente sus cejas sin entender del todo, no creía que su hijo hubiera dicho algo sobre él que perjudicara su relación con NamJoon y, de cualquier manera, NamJoon no tendría por qué creerle a JungKook si algo como eso sucedía.

Pero si NamJoon lo decía con tanta seriedad...

—Bien, ven a casa a la noche, ya sabes a qué hora salgo.

Sí, gracias... —se oyó un suspiro—. Te amo.

SeokJin sonrió, su corazón sintiéndose mejor.

—Yo también te amo.

Y NamJoon también sonrió.

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