D O S
JungKook se despertó de golpe cuando escuchó una alarma sonar cerca de él, provocando que abriera los ojos y mirara con consternación a SeokJin parado a su lado de brazos cruzados con su celular en su mano, luciendo casi divertido por el susto de su hijo.
—¿Papá? —frunció sus cejas por el molesto sonido y por el brillo de la habitación debido al sol mañanero. SeokJin decidió apagar la alarma y guardar su celular en su bolsillo mientras JungKook procesaba que estaba despierto—. ¿Qué hora es? —preguntó con sueño, buscando su propio celular en su mesita de noche.
Estaba muy seguro de que no iba a asistir a la secundaria ese día por obvias razones, así que no entendía por qué estaba siendo despertado. ¿Acaso se había perdido algo importante? No podía recordarlo.
—Son las ocho de la mañana —anunció el hombre y la expresión de su hijo se vio más consternada todavía—. El castigo de la escuela no son vacaciones, así que vas a levantarte temprano y vendrás a hacer diligencias conmigo, hoy voy a visitar mis restaurantes para ver cómo van las cosas y asegurarme de que están cumpliendo su trabajo, así que vístete —sonrió casi con malicia y se dio media vuelta, saliendo de la habitación del adolescente—. ¡Saldremos en media hora! —le dijo, cerrando la puerta.
JungKook lloriqueó y colocó su almohada sobre su cara, harto sin siquiera haber empezado el día. Su malhumor no fue sorpresa para nadie, pero no iba a hacer un escándalo al respecto porque lo que menos quería era hacer enojar a su padre, así que una vez listo con un suéter negro y un par de pantalones rasgados, bajó las escaleras y luego de un desayuno rápido, se sentó en el asiento de copiloto.
NamJoon no estaba por ningún lado y él supuso que ya se había ido a la empresa. Hacía poco que habían comenzando con un nuevo proyecto y desde que YoonGi se tomó unas muy merecidas vacaciones, él estaba más ocupado, cosa que le molestaba un poco a JungKook porque no sentía que su padre mereciera tener que trabajar tanto. Aun así, NamJoon no se veía tan afectado por eso, luciendo una sonrisa siempre en su rostro por el amor que le tenía a las producciones que hacía y por la emoción de trabajar en algo nuevo para variar.
—¿Listo? —preguntó Jin mientras se giraba para salir del estacionamiento de la casa y JungKook solo soltó un sonido de flojera, recargando su cabeza contra el vidrio—. Bien, no te quedes dormido, no vamos a demorarnos tanto en llegar —giró el volante, saliendo a la calle de su vecindario.
JungKook se encogió en su puesto, cerrando los ojos para descansar un poco mientras el movimiento lo arrullaba y aunque SeokJin se dio cuenta de sus intenciones, no le dijo nada, ligeramente culpable por haberlo hecho despertarse a esa hora cuando sabía que el otro estaba seguro de que no tendría clases.
—Pondré la radio —le avisó y la encendió, bajando un poco el volumen solo para tenerla de fondo y JungKook se acomodó en su puesto, escuchando las canciones que resonaban y esperando no quedarse dormido para no ser regañado—. Esperemos que no pongan ninguna de las canciones llenas de obscenidades que tiene YoonGi... —casi refunfuñó.
JungKook quiso reír, pero simplemente sonrió un poco para que el contrario no lo notara. Desde que su tío había lanzado un par de álbumes nuevos aquello era de lo único que hablaba la gente además de su aparentemente interesante relación con JiMin, así que él, muy seguro de lo que quería transmitir al mundo, cargó sus álbumes con un par de canciones algo subidas de tono y con más groserías de la que un padre querría escuchar, pequeños detalles que en definitiva hacían a Jin fruncir sus cejas y sus labios en desaprobación.
Lo bueno era que a él no le gustaban sus canciones, lo malo era que TaeHyung las amaba y era un poco extraño ver a su mejor amigo emocionarse por escuchar a su tío rapear sobre el tamaño de su pene.
Entre pensamientos vacilantes de una cabeza medio dormida, se preguntó qué podría estar haciendo TaeHyung en ese momento, seguramente estaba tratando de hacer un examen decente y pasaba el día con alguno de sus otros amigos, lo que sí esperaba era que no se metiera en problemas o, mejor dicho, que los problemas no se le aparecieran. Desde hacía mucho a TaeHyung lo habían molestado por su manera de ser y por su manera de vestir tan colorida, siempre llevaba algún accesorio o algún detalle que resaltaba y aquello le gustaba, pero habían algunos idiotas que les parecía gracioso burlarse de eso.
Recuerda a la perfección la primera vez que lo vio llorando porque un niño se rió de un broche que se había puesto en el cabello, era uno que se había ganado en un juego de una de las fiestas de cumpleaños de JungKook, y él no dudó en empujarlo hacia un charco en el patio de juegos, provocando que el otro llorara y que lo castigaran. Unos cuantos años más tarde, TaeHyung apareció con un moretón en el brazo y con sus ojos aguados a uno de sus partidos de basket, sus labios temblaban mientras le contaba a JungKook que un chico lo insultó y lo llamó por apodos horribles antes de empujarlo contra un casillero y el pelinegro no dudó en regresarle el favor, provocando que lo expulsaran del equipo.
Quizás se tomaba muy en serio la protección hacia TaeHyung, pero era algo que él tenía que hacer, después de todo el castaño era demasiado pacifista y demasiado blando como para defenderse, por lo que JungKook se lo tomó demasiado personal. Así mismo, le molestaba que los demás vieran a TaeHyung como un blanco fácil por el mero hecho de que no fuera un idiota como ellos y fue así como lentamente recurrió a la violencia para resolver los asuntos que tenían que ver con su mejor amigo, aquel que merecía protección de todo y de todos porque nadie lo merecía ni siquiera mirarlo.
Suspiró en cansancio, llamando la atención de SeokJin, pero no él dijo nada, sólo movió un poco la cabeza para espantar el sueño y miró la calle desde la ventana, pensando en cuánto faltaba para llegar a su destino. SeokJin no le dijo nada y continuó conduciendo, preguntándose qué podría estar pasando por la cabeza de su hijo.
Mientras tanto, TaeHyung caminaba por los pasillos con cara de sueño en dirección a una máquina de chucherías para buscar algo que le diera energía y bostezó cuando metió el billete en la máquina, colocando los números de las últimas papitas que quedaban. Se balanceaba de un lado mientras esperaba que cayera la bolsita, hasta que un ruido fuerte lo asustó, provocando que saltara en su puesto y girara su cabeza.
—Hola, Kim —se encontró con la cara de uno de los idiotas que eran amigos de Jae y pasó saliva, encogiéndose en su puesto.
—Jun... —dijo su nombre, dando un par de pasos hacia atrás antes de chocar con el pecho de otro de los chicos, su cara se tornó en pánico y se dio cuenta de que venían en manada.
Eran cuatro en total y TaeHyung sabía que estaba acabado. Eran enormes, tanto como lo era JungKook y él lamentaba no hacer tanto ejercicio como su amigo.
—Creo que nos encontramos con un maricón solo, ¿qué estás haciendo, uh? —preguntó Jun con una sonrisa llena de burla, acercándose a él un par de pasos mientras los demás miraba con atención.
TaeHyung carraspeó, tomando las correas de su mochila con algo de nervios.
—Uh... ¿En serio estás usando "maricón" como insulto en estos días? —le preguntó con algo de miedo, pero molesto por la actitud ajena. El chico frunció sus cejas y una mueca de enojo se formó en su rostro—. Es decir, a nadie le importa ya eso de... ¡uhg! —cerró los ojos cuando lo estamparon contra los casilleros.
Bueno, al menos no iba a morir callado.
—Tu perro guardián no está contigo, no deberías tratar de hacerte el gracioso, maricón —escupió y los demás se acercaron detrás de él—. Deberíamos hacerte entender que no pueden venir a meterse con nosotros y esperar salir ilesos. JaeHyun tiene la nariz rota, ¿qué debería romperte a ti? —abrió y cerró sus manos, formando puños y preparándose para golpearlo.
TaeHyung se encogió en su puesto, mirando cómo los demás parecían colocarse en una formación alrededor de él para que no escapara y trató de encontrar una manera para poder salir de ahí ileso. Culpaba a JungKook por todo lo que estaba ocurriendo, llamándolo por todo tipo de insultos en su cabeza, y es que sí era su culpa, todo por querer hacerse el héroe la última vez.
Miró un segundo al cielo, esperando que alguien lo estuviera mirando y protegiendo.
—¡JungKook, aquí! —gritó como si su amigo estuviera en el pasillo y el grupo se giró, un par jadeando con sorpresa y miedo.
Él aprovechó para escurrirse, corriendo por el pasillo como si su vida dependiera de ello hasta meterse dentro de un salón y perderlos. Se aseguró de que no hubiera nadie cerca y revisó la hora en su celular para cerciorarse de que no estaba llegando tarde al examen, al notar que estaba todo en orden con la hora, se sentó en el suelo y buscó el chat que tenía con JungKook para reclamarle al respecto.
[💬]
«TaeTae»
❝¡Grandísimo idiota!❞
❝¡Imbécil!❞
❝¡Estúpido!❞
«Kook»
❝Buenos días para ti también❞
«TaeTae»
❝Los amigos de Jae vinieron a golpearme❞
❝Si no te hubieras metido en una pelea con él, nada de esto habría pasado❞
«Kook»
❝¿Qué?❞
❝¿Te hicieron algo?❞
❝Dime si te hicieron algo❞
❝Los voy a matar❞
«TaeTae»
❝Estoy bien, me escapé❞
❝Pero ese no es el punto❞
❝Nos metiste en un problema❞
❝Idiota❞
«Kook»
❝No es culpa mía que ellos sean unos animales❞
«TaeTae»
❝Pero sí es tu culpa que ahora estén detrás de miii >:(❞
❝Aguantar a Jae era suficiente, no necesitaba a su séquito detrás de mi❞
«Kook»
❝Lo voy a resolver❞
«TaeTae»
❝Si es con puños, no gracias❞
❝Prefiero ignorarlos hasta que se aburran y dejemos este tema olvidado❞
❝También quiero que dejes de meterte en problemas❞
❝¿Puedes hacer eso?❞
«Kook»
❝No prometo nada❞
«TaeTae»
❝Aigo, hablo en serio❞
❝¿Por qué siempre tienes que golpearlos?❞
❝Y no me digas "porque son idiotas" porque eso no explica nada❞
❝Suelta la sopa🔪❞
«Kook»
❝Bueno, es complicado❞
❝Te hablo luego, papá quiere que lo ayude con algo❞
❝Me arrastró hasta uno de sus restaurantes así que, ajá, eso❞
«TaeTae»
❝Bien, cuídate❞
❝¡Y compórtate!❞
«Kook»
❝Sí, sí❞
«TaeTae»
<3
[💬]
JungKook suspiró con preocupación luego de guardar su celular en el bolsillo de su pantalón, cruzándose de brazos mientras veía a SeokJin hablar con sus cocineros y con el jefe de cocina sobre lo emocionado que estaba de presentar nuevos platillos en el menú, todos estaban intercambiando ideas y el dueño del local anotaba en un pequeño cuaderno cada una de las cosas que parecían más interesantes.
Su hijo, por otro lado, estaba sentado a su lado en la mesa, esperando que la conversación acabara. Claro que había engañado a TaeHyung para que no continuara con su regaño y se sentía un poco culpable por eso, pero no podía evitar sentirse extraño cuando se le cuestionaba por sus acciones; él lo estaba haciendo por una buena razón después de todo, buscarle el origen a esas cosas no era necesario, no había nada que explicar.
—Kookie —miró a su papá y este señaló a alguien—, ¿puedes acompañarla a descargar el camión? Trajeron verduras y demás, anda —le pidió-obligó con una sonrisa en su rostro y el adolescente frunció un poco sus labios en descontento, provocando que la sonrisa de Jin se elevara un poco más—. ¿Puedes ir, por favor?
JungKook se levantó con un suspiro, quejándose por lo bajo. ¿Eso era cosa del karma?
—No tiene que hacerlo... —escuchó al chef principal hablarle a SeokJin, un poco apenado porque el hijo del dueño tuviera que ir a hacer el trabajo que le tocaba a otra persona.
—No, está bien —hizo un ademán con su mano, restándole importancia—, ella necesita ayuda y quiero enseñarle una lección a él —fue lo único que dijo como explicación y luego miró a su hijo de nuevo—. Aquí te espero —volvió a sonreírle.
JungKook se dio media vuelta, un poco enojado por ello. Su padre había desarrollado una personalidad un poco más autoritaria con el pasar de los años, siendo más exactos desde que comenzó a salir con NamJoon, actitud que aumentó luego de casarse y él no entendía del todo por qué, no recordaba haber sido un niño mal portado... de hecho, no recordaba mucho de su infancia más que la llegada de NamJoon a su vida, la boda y quizás un par de recuerdos borrosos de sus días en la escuela, así como de JiMin cuidándolo, pero aparte de eso no podía visualizar mucho más.
TaeHyung siempre era el que recordaba todo, contándole anécdotas como la vez que fueron en auto con su tío YoonGi y este los hizo girar en los asientos traseros mientras JiMin tenía la mano lastimada, o la vez que ellos fueron a la playa y una ola lo arrastró, provocando que NamJoon entrara en pánico y casi llamara a una ambulancia cuando él solo había tragado un poco de agua. Sin embargo, sólo recordaba imágenes borrosas o muy cortas, así que terminaba mirando con extrañeza a su amigo mientras escuchaba la anécdota.
Sus recuerdos eran más claros desde sus once años y suponía que sólo era demasiado olvidadizo.
—Bueno, creo que me ayudarás —le dijo una de las empleadas cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella, una cocinera que llevaba su uniforme impecable y que lo miraba con algo de pena, JungKook sólo mordió el interior de su mejilla con incomodidad—. Soy Lisa —tendió su mano.
Miró la mano un segundo y tuvo un par de arrepentimientos por las acciones que lo llevaron a ese punto de su vida, un punto donde tenía que socializar con gente que no quería, y se sintió un poco arrepentido, pero no demasiado porque él era terco y no iba a arrepentirse de partirle la nariz JaeHyun.
—Soy JungKook —aceptó el saludo, inclinándose un poco a la par que ella para hacer una leve reverencia por respeto a sabiendas que estaba hablando con alguien mayor.
—Bueno, esto siempre lleva algo de tiempo, pero creo que podremos terminar rápido —dijo animada, mostrándose más amigable de lo que JungKook se sentía y comenzó a caminar hacia la cocina—. Acompáñame a la parte de atrás del restaurante —hizo un ademán con su mano.
JungKook tomó aire y colocó sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, cansado antes de comenzar. La siguió y atravesó la cocina detrás de ella mientras la chica hablaba de las cosas que iban a bajar del camión y de los lugares donde las pondrían.
Quiso patear algo, sintiéndose malhumorado y se quejó mentalmente con SeokJin por obligarlo a hacer todo eso.
Jin estacionó el auto y se quitó el cinturón de seguridad, tarareando felizmente una canción que había sonado en la radio mientras JungKook viraba los ojos y se quitaba igualmente el cinturón, bastante apresurado por salir del auto y meterse a su habitación para dormir un rato porque eran las jodidas tres de la tarde (casi cuatro) y había estado prácticamente todo el día en la calle (y no de la manera que un adolescente querría estar).
Si su padre le pedía hacer alguna otra cosa él iba a lanzar el grito al cielo.
—Hey, espera —le dijo Jin, llamando su atención.
JungKook se dejó caer contra el asiento de nuevo, dejando la puerta a medio abrir y le dedicó una mirada cansada, casi jadeando con agotamiento. Él había estado más tiempo del que habría querido acompañando a Jin a los tres restaurantes del que era dueño y en cada uno de ellos su padre se había encargado de pedirle que hiciera algo para ayudar a sus empleados, algo demasiado ridículo si se lo preguntaban.
—¿Qué? —no pudo evitar preguntar con brusquedad y su padre enarcó una ceja, provocando que JungKook apretara sus labios en arrepentimiento—. Lo siento —se disculpó—, ¿qué sucede? —reformuló.
Jin tomó aire.
—¿Estás cansado? —preguntó de manera repentina y el adolescente casi estaba ofendido por la pregunta, ¿acaso no veía su cara?—. Parece que sí.
—Un poco —dijo con duda, tratando de no sonar a la defensiva por el malhumor que le había provocado el largo viaje.
Jin asintió.
—Sí, son cosas que tengo que hacer un par de veces al mes además de trabajar, ¿es agotador, no? —inclinó un poco la cabeza, pero no esperaba que su hijo le contestara porque ya lo estaba haciendo con su expresión confundida y malhumorada—. Más tarde tengo que volver a salir para cumplir mi turno de cinco a once, porque soy el chef principal después de todo —se encogió de hombros—. Es trabajoso y cansado, pero a veces puedo darme el lujo de estar en casa porque soy el jefe y los demás pueden trabajar por mí... aunque no todos pueden hacer eso —continuó con una pequeña divagación, sacando las llaves.
—Pues sí, supongo... —dijo con duda.
—Algunos de mis empleados van a la universidad mientras trabajan porque deben pagar sus estudios, como Lisa, la chica que conociste hoy —continuó—. Ella está estudiando gastronomía y es muy buena, pero por ahora es más una asistente que una chef y trabaja todos los días, toda la tarde hasta la noche luego de salir de la universidad, ¿te imaginas lo agotador que es eso?
—Papá, creo que no estoy entendiendo —comentó, más confundido que antes y sin entender cuál era el punto de toda la explicación.
—Entonces... Espero que entiendas que tienes muchísima suerte de vivir como vives —soltó, cortando todas las dudas de su hijo en un instante—. ¿También entiendes que el dinero no crece en los árboles, no? —lo miró, sus ojos serios en su rostro y una mirada de regaño bailando en ellos—. Vaciar los camiones, hacer la limpieza, atender a los clientes, cocinar la comida o incluso algo tan insignificante como llevar a un comensal a su mesa son trabajos pagados, trabajos que requieren esfuerzo y que llevan el dinero a casa —explicó, sonando un poco más duro de lo que habría querido—. Te hice hacer un poco de todo y estás harto y cansado, imagina cómo están quienes lo hacen todos los días. Tienes que tener todo esto en cuenta para la próxima vez que decidas meterte en un problema que requiera que yo tenga que sacar dinero de mi bolsillo.
JungKook apretó su mandíbula y bajó la mirada, entendiendo el porqué había sido obligado a hacer tantas cosas en el día y por qué había sido despertado tan temprano. Así mismo, se sentía culpable y enojado por todo en general, no solo por lo que le había hecho hacer Jin sino también porque tenía razón y se sentía como un idiota.
—Y no sólo lo digo por ese chico, sino porque un día de estos puede que yo tenga que pagar un brazo roto tuyo, o no lo sé, ¿también la nariz? —continuó, agregando un poco más al punto al que quería llegar—. Tu padre y yo nos esforzamos mucho para darte una vida sin preocupaciones, sólo te pedimos que hagas lo mismo —esta vez, su mano llegó hasta la de su hijo y le dedicó una mirada angustiada, pero JungKook no lo miró—. ¿Puedes hacer eso?
Un nudo se formó en su garganta y JungKook quería salir corriendo de ahí porque odiaba llorar frente a Jin, frente a cualquiera de hecho, pero más frente a alguno de sus padres. Él no era un mocoso sensible que no podía lidiar con sus sentimientos, no había necesidad de llorar y se sentía estúpido por ello.
Así que, simplemente tomó aire y asintió con algo de duda, esperando que aquello fuera suficiente para que Jin dejara el tema y pensando en lo que implicaba prometerle eso a su padre.
—Lo siento... —dijo por lo bajo y Jin no pudo evitar formar una pequeña sonrisa, levantando su mano para acariciar el cuello de su hijo con cariño.
—Está bien, sé que lo sientes... —le dijo a sabiendas de que él no iba a mirarlo—. Sólo no puedo soportar que te lastimes, no tienes idea de lo mucho que lo odio —agregó, peinando un poco su cabello desordenado por el aire de la calle.
—Ya sé —suspiró, girando para mirar a Jin ahora sí, el llanto pasando a segundo plano y una expresión algo culpable bailando en su rostro—. Lo siento también por ser un niño que siempre se lastima —viró los ojos.
Jin rió suave.
—Sí, claro —le siguió el juego y le dio un par de palmaditas en su pecho—. Ya eres libre, puedes dormir —fue lo último que dijo antes de darse la vuelta para bajarse del auto y JungKook lo siguió, ahora suspirando con alivio.
Ambos entraron a casa y JungKook se lanzó a su cama mientras Jin se metía a la ducha. El adolescente suspiró agotado mientras se acomodaba para una merecida siesta hasta que de repente, sintió un par de notificaciones llegar a su celular.
[💬]
«TaeTae»
❝Bueno como te desapareciste te haré un resumen❞
❝¡Pasé el examen!❞
❝No me preguntes la nota, pero pasé❞
❝También logré safarme de las garras de los idiotas amigos de Jae❞
❝Soy lo máximo❞
«Kook»
❝Felicidades, TaeTae❞
❝Yo hice muchas cosas con papá❞
❝Básicamente me obligó a trabajar todo el día❞
❝Pero al menos ya estoy en casa❞
«TaeTae»
❝Suena algo que él haría❞
❝Lo bueno es que ya puedes morir en paz❞
❝¿Estás solo?❞
«Kook»
❝Eh, no❞
❝Pero lo estaré en un rato, ¿por qué?❞
«TaeTae»
❝¿Quieres que vaya?❞
❝Mamá está trabajandoooo y estoy aburriiido❞
«Kook»
❝No sé si sea una buena idea❞
❝Recuerda que estoy castigado❞
❝Si te ven es muy poco probable que me dejen ir al cine el viernes❞
«TaeTae»
❝Honestamente siento que no te dejarán ir...❞
❝Pero yo soy invisible, lo de la última vez fue porque seguro me vieron por la ventana❞
«Kook»
❝¿Tantas ganas tienes de venir?❞
«TaeTae»
❝Es que te extrañé hoy:(❞
❝Me iré antes de que lleguen de trabajar❞
❝Lo juro❞
❝:D❞
«Kook»
❝Bueno...❞
«TaeTae»
❝Llevaré nuestro juego favorito❞
«Kook»
❝Bien:)❞
❝Pero solo dos horas❞
❝No quiero que me maten❞
«TaeTae»
❝OKAAAY❞
❝Avísame cuando tu papá se vaya❞
«Kook»
❝Okok❞
«TaeTae»
❝>:)❞
[💬]
JungKook decidió darse una ducha igualmente y luego de avisarle a TaeHyung, se metió al baño que estaba desocupado. Así mismo, trató de concentrarse en otra cosa que no fuera en el mensaje que le había puesto su mejor amigo porque "te extraño" era algo que ellos solían decirse de vez en cuando, no era algo por lo cual debía sentir su pecho dar un vuelco y mucho menos era razón para que su cara se sintiera caliente.
Esperaba que no los descubrieran porque él no quería pasar más tiempo castigado y mucho menos que su mejor amigo resultara regañado en el proceso.
TaeHyung era bastante escurridizo si se lo preguntaban, muchos podrían decir que sólo estaba poniendo demasiado crédito en sí mismo, pero él estaba consciente de sus habilidades y las veces que lo habían atrapado se debieron a deslices que él podría mejorar en el futuro, así que fue pan comido entrar a la casa de su mejor amigo luego de que Jin se fuera, porque bien, sí le habían dado el pase libre, pero él lo habría podido esquivar si el auto sin problemas.
Una sonrisa enorme después y un par de ojos que giraron al verlo, TaeHyung se metió en el cuarto de JungKook y se lanzó a su cama, más animado de lo que solía estar porque había logrado pasar el estúpido examen sin ayuda más que su ingenioso cerebro y sus largas horas de estudio.
—No estoy seguro que aprobar con la nota mínima sea necesariamente un logro —mencionó JungKook mientras encendía su consola y televisión de su habitación para comenzar a jugar, pero TaeHyung ya lo estaba mirando de mala manera—. No me mires así.
—Eres un presumido sólo porque tus notas siempre tienen dos dígitos —le sacó la lengua y tomó una de sus almohadas para poner su cara en ella con sueño.
—Quizás porque estudio más de dos horas —dijo como una clara indirecta y TaeHyung formó un mohín con sus labios—. Digo, estudiar como tal, no sólo mirar los cuadernos y pretender que la información vuele mágicamente a tu cabeza.
—Ya entendí —bufó y se deslizó por la cama para tomar el segundo mando que tenía su amigo para comenzar con el condenado juego—. Te juro que no sé por qué me distraigo tanto, pero al menos puedo pasar los exámenes.
—A duras penas —rió un poco JungKook, sentándose en la cama y buscando en el menú la copia que ellos habían avanzado. TaeHyung le lanzó un almohadazo y él se lo devolvió, aunque el otro lo esquivó y se arrastró por la cama, sentándose al lado de JungKook para ver mejor la pantalla—. Cuéntame qué más hiciste hoy —lo animó, comenzando la partida.
El videojuego se centraba en una trama de aventura envuelta en la magia y la hechicería, exigía la resolución de diferentes acertijos para descubrir el secreto que estaba ocultando el reino ficticio desde la muerte del rey. A pesar de que JungKook lo consideró al principio como el juego más cursi del mundo, TaeHyung decidió comprarlo de todas formas con lo último que le quedó de sus ahorros y obligó a su mejor amigo a vivir la experiencia de jugarlo juntos. Eventualmente JungKook reconoció su error, le dio la razón a Taehyung y ambos se obsesionaron con acabarlo.
Llevaban un gran porcentaje del mapa desbloqueado, pero el juego anunciaba que faltaba más del cincuenta por ciento por descubrir y ambos estaban emocionados.
—Honestamente no mucho —le decía mientras hacía a su personaje meterse en unas mazmorras para una misión mientras Kook lo seguía—. Aunque me preocupaba que los amigos de Jae me encontraran, pero me aseguré de estar con alguien todo el tiempo.
—Son unos imbéciles —se quejó JungKook.
—Y tú lo eres más por seguirles el estúpido juego —viró los ojos—. Nada de esto habría pasado si no te hubieras acercado a golpearlo.
—¿Quién dice que me acerqué a golpearlo? —enarcó una ceja—. Quizás él se me acercó y yo sólo respondí, ¿no te parece?
—Ajá —soltó en desconfianza—. Todos los que estaban ahí dijeron que comenzaste buscarle la lengua, no soy tonto —lo miró con seriedad un segundo—. Sé que es un idiota, pero esta vez no puedo defenderte, para la próxima como mínimo espera a que un profesor vea lo que te están haciendo a ti —le dijo con un suspiro, casi puchereando.
—Los profesores nunca me hacen caso, además, sería el hazmerreír.
—Pero no tendrías un ojo morado —replicó.
—Pequeños sacrificios por un bien mayor —se excusó y TaeHyung lo miró de mala manera.
—¿Cuál es el bien mayor? ¿Que todos te tengan miedo? —preguntó con algo de molestia por todo el asunto y no podían culparlo.
—Suena como un buen plan —rió y TaeHyung golpeó su brazo con su puño.
—Tonto.
JungKook solo lo ignoró y continuó jugando, una sonrisa relajada en su rostro mientras su amigo seguía a su personaje a encontrar una flor mágica con poderes de curación para próximas emergencias.
—¿Te duele mucho el labio? —preguntó de repente, mirando la zona afectada con preocupación antes de regresar sus ojos a la pantalla.
—Solo si beso a alguien —bromeó, relamiendo un poco la zona por reflejo y TaeHyung movió ambas cejas—. Aléjate —picó una de sus costillas, provocándole una pequeña risa.
—Aish, ni que te quisiera besar —le sacó la lengua y JungKook mordió el interior de su mejilla, enarcando una ceja hacia su dirección—... primero que se cure, guapo —fingió gruñir, moviendo las cejas de nuevo y JungKook no pudo evitar reírse por lo ridículo que había sonado.
Sin embargo, tuvo un extraño impulso de inclinarse hacia la boca de TaeHyung y despeinó su cabello, espantando esas ideas.
—Pero bueno, para no salirnos del tema... —continuó el castaño—, aparte del asunto con Jae sólo copiamos las clases, comimos un pastel que creo que estaba un poco pasado porque JaeBeom tuvo que retirarse a vomitar y, entre otras cosas, me invitaron a una reunión en casa de ChaeYoung.
JungKook puso pausa justo cuando encontraron a un jefe en el juego y se giró para mirar a su amigo con consternación.
—¿Qué?
—¿Uh? —lo miró con duda—. ChaeYoung, la amiga de...
—Ya sé quién es —bufó—. ¿Te invitó a su casa? ¿Para qué?
—Bueno... —movió un poco su cabeza de lado a lado—. Ella insistió, supongo —se encogió de hombros—, y los demás dijeron que sería buena idea, así que dije, "¿por qué no?" —lo miró, luciendo inocente al respecto, pero sin prestarle tanta atención a ese hecho como lo estaba haciendo JungKook—. Esperemos que para entonces ya te hayan quitado el castigo porque no me emociona ir solo.
—¿Y para qué se supone que es la reunión? —no pudo evitar preguntar, sintiéndose algo receloso porque ciertamente la chica no era un encanto con muchos y tampoco era tan cercana a ellos ni a su pequeño grupo de amigos, los cuales tampoco llegaban a ser el círculo que cualquier supondría porque entre Tae y Kook, ellos eran los únicos que sabían hasta las cosas más pequeñas del otro—. Además, te invitó a ti, no a mí.
—Bueno, es una reunión para conversar, conocernos y beber probablemente, no lo sé —respondió con duda y JungKook seguía frunciendo el ceño—. También accedieron a que fueras si eso me hacía sentir cómodo, así que sí estás invitado.
JungKook no estaba seguro del todo, pero aquella invitación sonaba más por compromiso y como un seguro para que TaeHyung estuviera ahí que como una invitación hacía él realmente. No culpaba a nadie por no querer tenerlo en su casa, después de todo con el único que se llevaba realmente bien era con TaeHyung, pero el castaño se hacía amigo de todos y era más social de lo que el pelinegro podría ser en su vida, pero pese a que eran una combinación extraña, nunca se separaban del otro y todos lo sabían.
Así mismo, otra cosa que le incomodaba un poco, era el hecho de que esa chica no estaban realmente metida en su círculo social, no la conocía bien más que por un amigo en común y todas las veces que se había sentado con ellos en la cafetería él había notado la expresión nada amigable en el rostro de ella, no hasta que TaeHyung le sacaba conversación y le parecía ridículo que su amigo no se diera cuenta de las intenciones ajenas.
No era la primera vez, sin embargo. Varios de sus amigos se habían acercado a ellos por TaeHyung en primer lugar, buscando su atención romántica en ocasiones y fallando rotundamente cuando se daban cuenta de que el contrario era mucho más despistado que coqueto. En sí, el aura de Tae era amigable pero lucía fuerte y aunque su cuerpo fuera grande y rostro atractivo pudiera llamar la atención de muchas personas, todos terminaban encontrándose con un oso de peluche que no combinaba del todo con su físico.
Aunque a JungKook le gustaba esa combinación... era su amigo, claro que lo quería como era.
—Bueno... no me emociona la parte de beber —mencionó mientras volvía al juego y TaeHyung asintió, de acuerdo con eso—. Pero si me quitan el castigo no dudes en que te acompañaré.
—Si no me acompañas es probable que no vaya —se sinceró y JungKook lo miró un segundo antes de regresar su atención a la pelea en la pantalla, sintiéndose inevitablemente bien por ese hecho—. Es decir, ellos son agradables, pero... ¡Aish! ¡Termina de matarlo! —exclamó de repente.
JungKook parpadeó al darse cuenta de que estaba demasiado distraído y comenzó a usar combos especiales para acabar con el nivel rápido, matando al ogro que casi acaba con el personaje de TaeHyung y este respiró aliviado, viendo la pantalla de victoria aparecer en un segundo.
—¿Pero? —insistió, mirándolo de nuevo.
—Ah —recordó, regresándole la mirada—. A veces son un poco intensos, tú sabes cuando me siento agotado de socializar, pero ellos son otra cosa —decía, haciendo referencia a su grupo de amigos y es que sí eran amigables y buenas personas, pero JungKook entendía el sentimiento y sabía que TaeHyung era más partidario de las tardes jugando y comiendo porquerías que las fiestas o el bar—. Hoy estaban hablando de cómo en la reunión anterior un par se escaparon para tener sexo y... uhg —sintió un escalofrío.
JungKook no pudo evitar soltar una risa floja.
—Eres un niño...
—Que me de asco hablar de sexo no me hace un niño —viró los ojos—, pero no tengo ganas de ver a nadie tragarse la boca enfrente de mi ni que me cuenten sus experiencias con sumo detalle, es incómodo —explicó como si fuera lo más lógico del mundo y JungKook estuvo de acuerdo en parte.
—A veces es necesario, supongo, así al menos sabes con quien no acostarte —se encogió de hombros, moviendo a su personaje a algún lado al azar—. ¿Te imaginas que estés a punto de ir con alguien precioso y resulta que, no lo sé, siempre vomita cuando hace orales?
La cara que le puso TaeHyung fue suficiente para hacerlo reír y es que su amigo era sensible con algunos temas, se asqueaba con facilidad y verlo hacer aquella expresión tan consternada era definitivamente sublime para su entretenimiento personal.
Él, por otro lado, tenía un estómago más fuerte y ciertamente le daban igual los temas que sus amigos tocaran mientras no lo involucraran. De alguna manera, era obvio que ellos iban a hablar de esas cosas y a hacer tan explícitos como querían porque eran un montón de adolescentes hormonales descubriendo el mundo y a sólo un par de años para comenzar con la universidad, todos creían que debían conocer cada aspecto de lo que era tener una grata experiencia sexual con alguien, así que experimentar no era un tema nuevo.
—Acabas de hacer que me replanteara la idea de ser tu amigo —le dijo cuando pudo recomponer su cara de asco y JungKook volvió a reírse, colocando pausa en el juego cuando vio a TaeHyung dejar de lado el mando—. Uhg, es en serio, necesito un vaso de agua —se tomó el puente de la nariz, provocando otra carcajada en JungKook.
—Bien, bebé llorón —se burló un poco, recibiendo una mirada de regaño de parte de su amigo—. Ya regreso con tu agua —se levantó, saliendo de su habitación mientras TaeHyung se dejaba caer de espaldas hacia sus almohadas.
JungKook bajó las escaleras y caminó hacia la cocina, tomando un vaso de la alacena y buscando la jarra de agua dentro de la nevera. Entre sus pensamientos, se imaginó a un incómodo TaeHyung escuchando las conversaciones de sus demás amigos y no pudo evitar sonreír por lo tonto que le parecía, aunque adorable seguramente era la palabra más exacta para la ocasión.
De repente, recordó la primera vez que ambos habían visto porno y tuvo que retener las ganas de reír por lo tonta que le parecía la situación ahora; ambos tenían doce y trece años, sus caras fruncidas en confusión mientras veían a una mujer tragar más de lo que sería humanamente posible el pene de un tipo a las tres de la mañana cuando estaban buscando algo para ver durante su pijamada. Su amigo siempre fue más infantil y sensible que él, así que no pudo evitar ponerse a llorar de la impresión y JungKook tuvo que consolarlo y decirle que no era la gran cosa, aunque él tampoco estaba seguro de lo que habían visto.
Luego de eso, no pudo evitar contarle a SeokJin y su padre le dio una larga y tendida charla sobre lo que era el sexo mientras NamJoon colocaba un control parental en la televisión ajena con el doble de restricciones.
Eventualmente, ambos experimentaron y descubrieron que había mucho más que mujeres tragando asquerosidades tan grandes, hasta más que la combinación de hombre y mujer que vendían en la televisión. Llegaron al punto de confianza en el que compararon tamaños y quizás tocaron un poco por allá y por acá con curiosidad, pero nada demasiado trascendental como para recordarlo a la perfección. Ya a sus casi dieciocho años, JungKook podría decir que no era un tonto en el tema, incluso había salido con un par de chicas y con un par de chicos de manera casual, TaeHyung también lo intentó, aunque en menor frecuencia que su amigo porque él era un poco más reacio a tener ese tipo de contacto.
El problema surgió cuando un día, a sus quince años, mientras TaeHyung dormía en su cama, JungKook notó una erección matutina entre las piernas del castaño. Claro, era común, a él también le había ocurrido de vez en cuando al estar en casa de TaeHyung y ambos estaban acostumbrados. Sin embargo, la diferencia entre aquella vez y las anteriores, fue que JungKook quizás se sintió un poco más curioso de lo normal, mirando a su amigo con ojos más quisquillosos y analizando un poco más su cuerpo que en ese momento sólo estaba en bóxers por el calor del verano.
Fue un día extraño, demasiado, y mientras trataba de sacarse de la cabeza la imagen mental de su amigo en pocas ropas, comenzó a darse cuenta de lo mimoso que era el contrario y de lo pegajoso que era, parecía ser que había entrado en completa cuenta de lo que el contacto entre ellos podría significar y fue entonces el pánico comenzó ya que ahora habían otros contextos con los que podría relacionar a su amigo.
A veces, que una persona comience a gustar de otra, sucede en algún momento al azar en su vida, quizás los sentimientos afloraron en su pecho de la noche a la mañana, o quizás siempre habían estado ahí y él simplemente no se había dado cuenta. Sea cual sea el caso, JungKook llevaba un par de años en esa situación, pero trataba de ignorarlo lo mejor que podía, después de todo había logrado sobrevivir hasta entonces, ¿qué más daba? Simplemente tenía que superarlo... eventualmente.
Mientras subía las escaleras y recordaba el pasado, escuchó un par de llaves resonar en la puerta principal y, con el alma cayendo a sus pies, se giró hacia la puerta de entrada, mirando aterrado cómo NamJoon entraba a la casa entre bostezos. Él miró la hora en el reloj de la sala, dándose cuenta que aún no había pasado ni una hora desde que TaeHyung había llegado y de que esa no era la hora a la que solía llegar su papá.
—¡Papá! —casi gritó, llamando la atención del otro—. ¡Estás aquí! —dijo en alto, esperando que su voz llegara hasta su cuarto para que TaeHyung estuviera al tanto de las noticias—. Pensé que ibas a estar en el estudio hasta tarde, ¡que bueno que llegaste! —sonrió, esperando que no se notara su cara de pánico.
NamJoon lo miró con una ceja enarcada y continuó su camino hacia el interior de la casa, quitándose la gabardina y el gorro que estaba usando.
—Pues sí, estaba cansado y me enviaron a casa —explicó cortamente—. ¿No estoy interrumpiendo nada, cierto? —preguntó algo reacio, un poco incómodo también.
JungKook frunció sus cejas en duda por la pregunta y luego recordó que hacía un tiempo la misma situación se había repetido con alguien con quien se suponía estaba estudiando, pero terminaron besándose en su cama y NamJoon era reconocido por no tocar las puertas tanto como lo era por su música.
—Ah... no —le dijo un tanto nervioso.
—¿Seguro? —enarcó una ceja—. ¿No hay nadie? Sabes que estás castigado —se cercioró.
—No hay nadie, papá... —apretó sus labios, luciendo incómodo porque técnicamente sí había alguien en el cuarto, pero no en el contexto que NamJoon estaba preguntando.
NamJoon entendió con esa expresión que quizás su hijo estaba ocupado en alguna otra situación que ciertamente no quería saber, así que lo dejó pasar e hizo un ademán con su mano, restándole importancia al asunto.
—Bueno, iré a darme una ducha, ¿quieres que pida algo para cenar más tarde? —continuó, cambiando de tema y acercándose hacia las escaleras para subir a su habitación.
JungKook pasó saliva y lo acompañó, mencionando que no tenía tanta hambre, pero que cualquier cosa estaba bien, así que el hombre prometió pensar en algo rico luego de la ducha y cuando lo perdió de vista, Kook corrió hacia su habitación.
—¿Tu papá está aquí? —preguntó TaeHyung casi con un grito, pero susurrando, y JungKook le entregó el agua de mala gana—. Oh, gracias.
—Sí, así que la tarde de videojuegos se cancela —hizo un movimiento con su mano, señalando la puerta—. Cuando papá entre a la ducha y abra la llave, sales de aquí.
—Correcto —asintió, tomándose el agua de sopetón.
JungKook suspiró con agotamiento y se sentó en la cama mientras TaeHyung desconectaba la consola y guardaba el juego en su estuche para meterlo en su mochila. Claramente no le hacía gracia tener que despedirse del otro tan rápido y el contrario pareció saberlo, porque se sentó a su lado y le dio un par de palmaditas en la espalda.
—Quizás pueda venir mañana de nuevo, después de clases —lo animó y JungKook asintió, aunque estaba dudoso de la idea porque no quería que los descubrieran y fuera peor—. Sé que me adoras. No me extrañes demasiado, mi amor —bromeó, recostándose un poco sobre él mientras rozaba su nariz contra la mejilla de JungKook.
—Eres desesperante... —mintió, sintiendo su cara calentarse un poco y escuchó la suave risa de TaeHyung demasiado cerca de su oído.
Genial, ahora tenía calor.
—Lo sé —le dijo con una voz suave y casi aterciopelada.
El pelinegro pasó saliva cuando un escalofrío se coló por su espalda y se levantó, apartando un poco al contrario. TaeHyung sólo pareció seguir el juego, mirándolo de mala manera a propósito mientras que JungKook en serio estaba en un pequeño pánico ahora.
—Irá a ver si ya encendió la ducha —dijo y salió de su habitación mientras TaeHyung se reía.
Con una mano en su pecho donde su corazón latía desbocado, JungKook se acercó a la habitación de sus padres y se asomó en ella, escuchando como la ducha resonaba y rápidamente fue por su amigo. Ambos bajaron las escaleras lo más rápido y cauteloso posible y TaeHyung parecía muy entretenido con toda la situación porque no dejaba de sonreír.
—Nos vemos mañana Kookie, compórtate hasta entonces —tomó sus mejillas con una mano, apretando sólo para molestarlo.
—Sí, sí —se soltó—. Vete ahora —lo apuró, empujándolo fuera de la casa.
TaeHyung le sacó la lengua antes de correr hacia la calle y JungKook cerró la puerta lo más delicadamente que pudo, mirando hacia las escaleras cuando el contrario terminó de irse y suspirando de alivio cuando no vio a NamJoon por ningún lado.
Su corazón latía desbocado y se preguntó por qué era así cuando sólo había ayudado a su amigo a escapar de su casa sin ser visto, no era como si el contrario fuera una especie de pareja que estuviera ocultando de sus padres.
La comparación lo hizo enrojecer hasta las orejas y caminó lejos de la entrada para no verse sospechoso, sentándose en el sofá de la sala mientras pensaba en que definitivamente necesitaba una siesta ahora.
Mierda, ya extrañaba a TaeHyung.
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