Capítulo 3. Bestia liberada

Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.

Mi plan para conquistar a la chica llevaba su tiempo.

Ha pasado una semana desde que me pidió vivir con ella en aquella cabaña horripilante. Por las mañanas, ___ se marchaba al pueblo para ofrecer en lavar las ropas y ganar dinero para mantenerse. Y por las noches estaba conmigo preparando la cena o queriendo hablar conmigo. Cuando el sol se escondía, yo aprovechaba esa oportunidad para moverme con rapidez y cazar a mis presas. Me daba igual si era un cazador o no, necesitaba comer.

Ya ___ aprendió la lección de no verme devorar a una persona porque luego el apetito se le cerraría y no tendría ganas de comer. Ya nos hemos acostumbrado a estar en compañía. Cuando ella dormía, yo la observaba desde la oscuridad. Ella era hermosa. Una peonía florecida en busca de un Alfa. La voz de Muzan-sama me imploraba cada dos por tres en que me diera prisa. Calma, Akaza. Date tiempo.

Y hoy yo estaba aburrido. Necesitaba encontrar alguna diversión. En ningún momento, ___ dejó las pastillas para esconder su celo, pero aún su olor se desperdiga por todo el hogar incitando a que me acercara aún más. Yo no quería hacer ningún tipo de daño. No me lo perdonaría nunca. Mi olfato se agudizó porque detectaba cierto aroma muy familiar. Era ella.

Abrió la puerta de la casa y la cerró con rapidez porque aún estaba el sol. Que raro. Llegó más temprano de lo normal. ___ se acercó con una bolsa con grandes cantidades de dinero. Su rostro estaba sucio. Debió trabajar mucho.

—Mira. —Ella abrió la bolsa para que yo observara el dinero—. Con esto podré comer para una semana, ¿no?

—¿Dónde conseguiste todo ese dinero?

—En el pueblo hay una señora con seis niños y, claro, estaba agobiada. Así que me ofrecí en ayudarla. Los niños son tan adorables, pero un poco trastos.

—Cada familia tiene un esposo.

—Me dijo que murió por una enfermedad.

Humanos débiles. A esos hay que escupirlos y exterminarlos de la faz de la tierra, sin embargo, cierta sensación noté en mi ser como si quisiera recordar algo. No. Eso es muy difícil. Mis recuerdos siendo humano desaparecieron porque me consideré débil. Yo deseaba ser más fuerte que nadie en este mundo. Ser el número uno era mi principal objetivo. Aún no he matado a un demonio gracias a la sangre que me otorgó Muzan-sama.

No paraba de mirarla. Sus movimientos eran frágiles, es decir, tenía mucho cuidado con lo que estaba haciendo. Era hermosa en todos los sentidos, no cabía duda alguna. Mi sentido del olfato se agudizó un poco queriendo disfrutar de su esencia. Esa chica provocaba en mí ciertas sensaciones que nunca pensé despertar y me refiero en el sentido de marcarla y hacerla mía para siempre.

___ estaba preparando la comida para ella, mientras se cocía la carne se sentó a mi lado. No me tenía miedo. Ya nos hemos acostumbrado a la presencia del otro. Sin embargo, a veces notaba ciertos nervios por su parte y no entendía el motivo.

—Akaza —me llamó con suavidad despertando mis pensamientos—, ¿puedo hacerte unas preguntas?

—Depende, pero puedes hacerlo. Me gusta hablar —confesé.

—Si los demonios tienen la capacidad de transformar a un humano en uno, ¿por qué no lo has hecho conmigo?

—En primer lugar, nosotros no tenemos ese privilegio salvo los demonios superiores y nuestro líder —comenté—. Además, la sangre de un demonio es... compleja. Puedes aceptarlo en tu sistema o la sangre te mata enseguida. Y si te transformas, ya no serías una Omega sino un Alfa.

—¿Eh? —Sus mejillas se sonrojaron—. N-No puede ser. Soy mujer.

No resistí a reírme alto. Es una niña inocente. Ella me miraba confundida.

—Eso da igual que seas mujer. Un hombre puede ser un Omega y procear con un Alfa, ya sea hombre o mujer.

—Entonces, yo... —iba a continuar, pero miró su entrepierna. Hizo un ademán de cubrir sus partes con las manos con total vergüenza.

—Sí, tendrías un pene como yo.

—¡Akaza!

—¿Qué? Hay que ser sinceros —seguía riéndome—. No obstante, solo hay una única Omega en nuestra manada, pero porque lo decidió nuestro jerarca. Ella es sumamente hermosa.

Cuando dije eso, noté el ambiente un poco raro. Tenso sería la palabra adecuada. Mis ojos amarillos de demonio miraron fijamente el cuerpo de ___. Ella tenía la cabeza agachada, como si no le hubiera gustado aquel comentario. No mentía. Daki era una de las demonios más hermosas que haya visto a lo largo de los siglos, sin embargo, si comparamos con la belleza de la humana... Habrá una pelea descomunal.

—¿Cuántos años tienes? —preguntó, cambiando de tema—. Aparentas tener la misma edad que yo.

—Físicamente, pero cronológicamente tengo 133 años —respondí. La cara de ___ era de asombro. Yo reí de nuevo—. Los demonios tenemos la capacidad de mantener nuestra apariencia física durante siglos, aunque la sangre puede corromper a algunos y transformarlos en verdaderos demonios. Ya sabes, brazos extras, ojos extra...

—Yo prefiero que no lo tengas. Te ves bien así.

Mis ojos parpadearon unas cuántas veces intentando recapacitar ante las palabras de ___. Ella miró al frente con mucha vergüenza y se puso nerviosa.

—¡Q-Quiero decir que me alegro no haberte conocido con un par de brazos más!

Esta chica era un mar de nervios. No me iba a enfadar, al contrario, me estaba divirtiendo ante esta conversación. ___ sentía curiosidad en el mundo en que vivimos y cuáles eran las consecuencias.

—¿Recuerdas tu vida pasada? Es decir, antes de transformarte en demonio.

—... No —respondí seriamente—. Y lo prefiero así.

—¿Por qué?

—Porque fui un débil siendo humano. Ahora que soy un demonio, tengo el objetivo de ser más fuerte que nadie y demostrar mis habilidades.

—... ¿Y recuerdas si tenías novia?

Esa pregunta me dejó dudando. Ya no recordaba nada de mi pasado. Sólo sé que unas voces fantasmales me atormentan cada día y, una de ellas, era la voz de una chica joven. No estaba seguro si yo la conocí en su momento. Solo me hablaba para advertirme de no hacer nada indebido. ¿Será ella la causante de no hacer daño a ninguna mujer?

—... No lo recuerdo.

—Es muy triste —habló con un tono de pena—. Ser un demonio implica perder tu humanidad y olvidar tu pasado.

—Es el sacrificio que tomas.

La conversación dejó de continuar. ___ estaba analizando perfectamente mis palabras. Lo que pienso y lo que siento. Es joven, así que todavía le queda un camino por recorrer. Pero me llamó la atención que puso una cara de tristeza cuando dije que había una Omega en nuestra manada o me haya preguntado por una novia de mi pasado.

—¿Estás loca por mí? —cuestioné sin tapujos.

Entonces, la escena siguiente fue muy graciosa para mis ojos. Toda la cara de ___ se puso roja y se apartó de mí descaradamente, corriendo hacia el caldero para ver cómo estaba la comida. Una sonrisa divertida surcó mis labios. Aprovechando que ella me estaba dando la espalda, me acerqué a gatas con mucho sigilo, como si fuera un depredador a punto de cazar a su presa.

—Si quieres, puedes dejar las pastillas y follar como verdaderos animales —susurré cerca de su oído.

El siguiente movimiento que hizo fue girarse para darme una cachetada en la mejilla, pero reaccioné con rapidez tomando su muñeca. Los dos estábamos cerca hasta diría que el calor que emanaba esa joven, me estaba atrayendo demasiado al igual que su perfume de peonías. Muzan-sama nos comentó que los Omegas son sumisos antes la presencia de un Alfa. Eso quisiera comprobarlo.

Aproximé más mi rostro hacia ella provocando que su cuerpo se echara a un lado y se acostara completamente en el suelo. Aproveché esa ocasión para ponerme encima de ella, atrapándola con mis piernas y brazos. No podía hacer nada. ___ estaba temblando y sus mejillas aún conservaban ese tono rojo que daba ganas de morder, como si fuera una manzana madura. La peli-(c/c) cubrió su cara con las manos, una manera de protegerse ante mí. Que inocente es.

En esta posición podría hacerla mía perfectamente. Mírala, Akaza. Tan inofensiva y sumisa debajo de tu cuerpo. Esas imágenes cuando la encontré en celo pasaron por mi cabeza. Gruñí por lo bajo y ___ reaccionó con un pequeño temblor.

Yo iba a continuar en molestarla, pero una presencia alertó todos mis sentidos. Como Tercera Luna Superior podía detectar perfectamente a kilómetros el aura de un Cazador de Demonios o de cualquier demonio de nuestra estirpe. Mi olfato me estaba diciendo que se estaba acercando un cazador Beta. Dichosas criaturas molestas.

Me levanté de mi sitio viendo que ___ me miró confusa, pero tembló cuando vio mi semblante serio. Estaba de buen humor hasta que detecté esa molestia presencia. Mis ojos de demonio miraron a la joven.

—Quédate aquí. No salgas de la cabaña.

—¿Ocurre algo? —preguntó con preocupación.

—Sólo hay cierta molestia que hay que eliminar. Regresaré enseguida.

Salí de la cabaña con total rapidez en dirección hacia el lugar donde estaba el cazador. Voy a disfrutar de un buen festín.

🌺🌺🌺🌺

Que buena pelea. Este cazador resistió bastante, pero una pena que acabase pronto. Debo reconocer que, últimamente, me estaba enfrentando a tipos muy duros. Lástima que no desean convertirse en demonios y ser fieles a Muzan-sama. No sé cuántas horas pasaron. Yo diría que dos o cuatro horas. Era duro de roer. El cuerpo de esta persona estará en mi estómago en unos minutos. No me demoraré demasiado.

Di el primer bocado activando todos mis sentidos de demonio. La sangre y la carne hacen que mis fuerzas se recuperen y me haga más fuerte que nunca. Superaré a esos dos, pase lo que pase. Una cosa que me di cuenta también era que, cada vez que comía, mi conexión con Muzan-sama era escasa. ¿Tal vez sea por la sangre que me entregó? Tampoco tenía que bajar la guardia porque él pudiera restablecer la conexión en mi mente para ver qué estaba haciendo.

«Vuelve con ella».

Esa voz otra vez. Giré mi cuerpo, como si hubiera notado la presencia de alguien. No había nadie. Estas voces me estaban torturando. ¿Por qué no me dejaban tranquilo? Si los maté, que se vayan al infierno.

«¡Está en peligro!».

—¡Déjame en paz!

Dejé el cuerpo desmutilado para golpear hacia atrás. No había nadie. Solo golpeé el aire. Me estaba poniendo de malhumor. Me daban ganas de matar a cualquier persona.

«¡Akaza!».

Espera. Esta voz no era el fantasma. Era la voz de ___. ¿Cómo era posible que me estuviera llamando telepáticamente si no estamos unidos? ¿Esto era cosa también de la sangre que me proporcionó ese hombre?

«¡Akaza!».

No sé qué estaba pasando, pero por el tono que empleaba parece asustada. Mi prioridad era ella. Corrí a grandes velocidades hacia la cabaña que estaba un poco lejos de mi posición. Entonces, un olor alertó todos mis sentidos. Un demonio Alfa estaba en aquel lugar. Sin embargo, lo reconocí, era el tipo quien mató a la familia de ___. ¡Ja! Desgraciado. Ahora podré acabar con tu vida.

De un salto llegué al lugar creando un pequeño agujero en la zona. Mis ojos se clavaron en la entrada que estaba abierta y observaba como ese demonio con tentáculos estaba babeando como nunca. La cara de ___ era de horror puro y duro. Cuando di un paso al frente, el demonio, llamado Shokushu, sintió mi presencia porque todo su cuerpo se tensó. El tipo giró la cabeza hacia el exterior y tragó saliva.

—A-Akaza-san.

—Cuánto tiempo, Shokushu.

—N-No esperaba ver a la Tercera Luna Superior.

El tipo estaba temblando demasiado. Me daba asco.

—A ti yo te andaba buscando —hablé, continuando mis pasos hacia el tipo.

—¿A mí?

—Sí, hace una semana fui a una casa y vi cuerpos mutilados. Lo único que no me gustó es que violases a una Beta. Me da asco —estaba sumamente enfadado.

—D-Detecté el aroma de una Omega y pensé que era ella. ¡Pero es esta chica, Akaza-san! —Shokushu señaló a ___.

—Son excusas baratas.

Yo estaba dentro de la cabaña y agarré uno de sus tentáculos para sacarlo de ahí. No me agradaba la idea de pelear dentro y sabiendo que ___ estaba ahí. Shokushu seguía mirándome con miedo que se levantó no sabiendo qué hacer.

—¿Sabes? Me repudian seres inferiores como tú, y más aún que haya violado a una mujer.

—¡S-Somos demonios! Es nuestra naturaleza.

—La tuya. La mía no.

De un movimiento rápido me puse detrás de él y con mi brazo iba agarrando su cuello. Sus téntaculos me iban a atacar, pero los corté en pedazos impidiendo que se acercara a mí. Su regerenación era lenta en comparación conmigo.

—¡A-Akaza-san!

—Oh, debo anunciarte que me siento de buen humor —confesé con una sonrisa ladina—. Por fin, te encontré y podré probar el nuevo poder que me dio ese hombre.

—¡¿Q-Qué poder?!

—De matar a demonios inferiores como tú.

Con toda la fuerza que empleé hice explotar su cabeza con mucha facilidad gracias a la ayuda de mis brazos. Solté su cuerpo y este cayó al suelo dejando que sangrara lentamente. Qué satisfacción más grande. Y qué pena. Era un debilucho en toda regla. Seres como él no deberían existir. Muzan-sama quiere a demonios fuertes y que sean fieles a él hasta el final. Miré mis manos, impresionado ante la fuerza abrumadora de este nuevo poder.

Mi gran pregunta era cómo llegó acá. ___ se estaba tomando las pastillas. Tal vez se quedó con el aroma de la chica y explorando la zona la encontró. Lo único que no esperaba era que yo apareciese. Si no hubiera llegado a tiempo, ___ sería violada por ese demonio. Al menos no iba a estar embarazada porque no estaba...

Un momento. Este olor a peonías se estaba intensificando. Todos mis sentidos de Alfa se activaron. Empecé a gruñir por lo bajo como queriendo controlar mis impulsos. Mis ojos miraron a la causante de esas feromonas revueltas. ___ me miraba con total sumisión y el borde de su kimono estaba descubierto casi mostrando un pecho y su hombro derecho. La zona de su yugular estaba hinchada, era la glándula feromonal de la Omega.

No. Espera. ¿Ella dejó...?

«Si quieres, puedes dejar las pastillas y follar como verdaderos animales».

¡No lo decía en serio! ¡Solo lo dije porque quería molestarla! ¿Tú me deseas? ¿Quieres que yo te marque como mía? Caminé en dirección hacia ella viendo que no se movía por nada en el mundo. Su respiración era agitada y no paraba de mover las piernas con cierta insinuación. Mocosa, no me estás ayudando para nada. Con razón ese demonio apareció porque detectó el aroma fuerte de ___.

No paraba de babear cual animal sediento de fornicar con una hembra. Estas eran las consecuencias de ser un Alfa siendo atraído por las feromonas de una Omega. Tienes que ser mía. Tienes que serlo. Yo te vi primero. Te marcaré. Yo te follaré todas las veces que quieras. Tengamos hijos. Quiero... Quiero...

Mi cuerpo cayó al suelo y empecé a gatear despacio. Me estaba comportando como un verdadero animal. Lo soy. Soy un Alfa que deseaba a esta Omega. ___ no se movía solo se limitaba a jadear y abrir los labios, como queriendo articular alguna palabra o tragar saliva. Ya estaba cerca. Muy cerca. Seré el primero en hacerte mía.

Espera. ¿Qué estoy haciendo? ¡No! ¡No! Contrólate. Ella no querrá esto, pero ¿por qué dejó las pastillas? ¡¿Por qué?! ¡Akaza, controla tus hormonas, joder! Si lo haces, ___ te odiará y te pedirá que te alejes de ella. Alcé la mirada para verla. Grave error. Su rostro tan sumiso y deseoso me estaba invitando a que prosiguiera. ¿Qué debo hacer? ¡¿Qué demonios hago?!

—Akaza...

Su voz suave, coqueta, sumisa y apasionada provocó que todo mi vello corporal se erizase completamente. Era lo más hermoso que había escuchado en mi vida. Mi entrepierna me estaba apretando de manera salvaje. Di un gruñido apretando la mandíbula con fuerza ignorando que pudiera hacerme daño.

Perdóname si hago esto.

Todo mi cuerpo se abalanzó hacia el suyo atrapándola como habías dejado con anterioridad. Ella no me miraba con miedo, sino todo lo contrario. Sus piernas hicieron todo el esfuerzo para rodear mi cintura y atraerme con suavidad. Los dos gemimos al mismo tiempo al notar esa presión, esa necesidad.

No podía resistirlo. No podía. No podía. No podía.

—Akaza —me llamó de nuevo. Su voz se estaba volviendo débil—, hazme tuya.

¡Se acabó!

Con mis manos tomé aquel kimono molesto y lo destrocé, dejándola desnuda completamente. Ella no gritó sino simplemente se quedó quieta en su sitio y movía su cuerpo un tanto incómoda. Nuestras bocas se unieron en una sola. No paraba de explorar con su cavidad bucal con cierta desesperación y juguetear con su lengua haciendo círculos entre sí, mientras restregaba mi cuerpo en ella escuchando gemidos lascivos que me invitbana a proseguir.

Mis manos tocaban cada rincón de su cuerpo y tomé con brusquedad sus pechos para masajearlos debidamente. Me encantaba escuchar tus gemidos. Me demostraban que te gustaba. No me estabas rechazando. Tú los has dicho: quieres ser mía. Cuando nos separamos de aquel beso fosogo que estaba unido con hilo fino de saliva, yo inicié a besar y morder tu cuello dejando marcas para demostrar que ya alguien estaba explorando todo de ti.

Descendí mi cuerpo para estar enfrente de tus pechos y morderlos con ansias, incluso no me resistí en lamer alrededor de una de tus aureolas. Estabas sensible porque no parabas de gemir una y otra vez mi nombre. Eso me calentaba aún más. Me iba quitando el haori ya notando un calor insoportable y después mis pantalones que no dudé en arrancarlos.

Esta noche vas a ser mía completamente.

Joder, tu feminidad me estaba llamando. Con mi lengua inicié un recorrido por la zona de tu diafragma, pasando por tu vientre hasta llegar a tu flor aún sin florecer. Un gemido agudo escuché cuando empecé a devorar con deseo tu sexo. Sé que estabas lo suficiente dilatada a causa de tus feromonas, pero quería saborear tu esencia porque el olor que desprendía me estaba volviendo. Notaba mi hombría hincharse por cada minuto que pasaba.

Tú ni siquiera cerraste las piernas y tus manos sujetaban con fuerza mi cabellera invitándome a que siguiera. No parabas de gemir por cada movimiento circular que hacía con mi lengua en tu clítoris. ¡Me estás volviendo loco! Necesito hacerte mía con urgencia.

¡Ya!

Trepé por tu cuerpo porque ya no aguantaba esta necesidad. Mi pene se apoyó en tu entrada y yo iba entrando lentamente. Mierda. Que caliente está, joder. Noté mi nudo entrar completamente en ___ y ella ahogó un gemido. Eso significaba una cosa: que los dos estábamos destinados a estar juntos.

Besé tus labios de nuevo, mientras yo inicié el vaivén con impaciencia con movimientos rudos y concisos que te dejaban loca. Lo sé por tus gemidos. Yo te impedía sacar esos sonidos lascivos que eran dedicados a mí y para nadie más. Mis estocadas eran tan profundas que podía tocar perfectamente tu cérvix. Estás muy caliente. Tanto que no quería acabar. Te abrazaste a mí porque tú tampoco querías. Los dos estábamos disfrutando como nunca.

Tomé tus caderas para alzarte y que te sentaras en mí sin dejar de moverme en tu interior. Eres tan frágil y sumisa que me estaba gustando demasiado. ¿Así es como se siente uno en realidad? La zona de la yugular me estaba incitando a morderlo porque estaba demasiado hinchado. Mi lengua pasaba por aquella zona de forma sensual y tú te abrazaste a mí y gemías sin control.

De repente, una descarga eléctrica iba notando por mi columna vertebral que iba descendiendo lentamente hasta mi hombría. Me iba a correr. Agarré con firmeza su trasero y me moví más rápido que nunca, ya notando sus paredes aprisionar aquel pedazo de carne. Antes de acabar esta sensación, yo mordí con fuerza su glándula feronomal y liberé mi esencia en su interior, y ___ intercambió su orgasmo conmigo.

La peli-(c/c) continúaba gimiendo, pero con más debilidad porque yo no paraba de seguirme moviéndome en su interior, esta vez un poco más lento que antes. No quería separarme de ella. Quería continuar. Me separé de su cuello viendo las marcas de mis colmillos y un poco de sangre salía, así que lamí esa zona a modo de disculpa y ___ respondió con pequeños temblores. Su sangre era adictiva, pero no la iba a devorar.

Me levanté con ella dándome cuenta que el nudo no se rompió. Esto llevará su debido tiempo. La llevé hasta el futón para acostarnos y la miré fijamente.

—Eres mía, humana.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top