Capítulo 9.

DEREK

—Veo que todo te quedo muy bien —dice Luis con una sonrisa de que sabe algo que yo no, cosa que me molesta; mientras entro en su oficina—. Toma asiento muchacho.

        Sin embargo, raramente toda la ropa era de mi talla incluso las Converse.

—¿Quieres tomar algo? —me ofrece mientras me siento en una de las sillas frente a su escritorio.

—No, gracias. Señor. ¿Se puede saber qué coño me pasó anoche?

—Veo que vas directo al grano chico eso me agrada, pero aquí tú no eres el jefe y no estás para exigir nada. Empecemos por el principio y te voy a ir nombrando las reglas —se ríe—. Se me hace que tú y yo vamos a hacer grandes amigos —expresa y su rostro pasa de alegre a mortalmente serio

—¿Cuántos años tienes? –añade.

       Hasta los momentos no había tenido miedo, pero el hecho de que este hombre se comporte como si fuera de la mafia, es aterrador y no es que sepa algo de la mafia, pero coño, he visto películas y esto se parece que jode. Pero una cosa sí sé, nunca mostrar el miedo, eso les da ventaja y podría ser tu fin en cualquier ámbito de la vida.

—30 ¿por qué?

—Bueno porque quería saber que no me ibas a mentir cosa que sería estúpido, porque tú tienes una membresía aquí para la cual tuvimos que tomar tus datos y en la cual tú firmaste un documento ¿lo recuerdas?

—Sí, era un documento en el que me comprometía a no demandarlos como en estos casos.

—Exacto ese documento era para cuando ocurrieran casos como este, entre otros. Nosotros recibimos una gran variedad de personas como tú, en tu caso presidente de una gran empresa muy importante y personas como tú, quieren pasar un buen rato ejemplo: tomar hasta perder la conciencia luego la fiesta se sale control y mira lo que pasa, pero tu caso es especial...


—¿Por qué? —lo interrumpo

—¿Por qué, que? —dice y veo que lo hace para irritarme cosa que logra fácilmente. Después de que se cansa de mirarme lo suficiente continúa:

—Bueno Derek eso ya sería más complicado y no sé si decirte porque no sé qué tan confiable eres, y ya que yo tengo las mejores cartas y tengo ese documento que me respalda no tengo nada que perder y te podría decir que lo que paso es que te saliste de control y que te salgas de mi local lo antes posible y tendrías que hacerlo. Y no sabrías un coño de anoche

—Si ese fue el motivo por el cual me encuentro en tu oficina, no sé para qué me dices todo esto y no me sacaste de aquí apenas me viste. –indico y con eso me levanto de la silla más cabreado que antes.

—Vale, vale, te lo diré, lo que te dije antes fue para medir tu conducta y confirmar la información que me dieron, de que eras un poco irascible —se ríe y me señala la silla para que me siente de nuevo—. Venga deja el estrés que cada vez me caes mejor. Y me gusto lo que conseguí; veras Derek, en este negocio aprendes a conocer a las personas por su conducta y el hecho de que no me hayas amenazado dice muchas cosas que me las voy a guardar porque estoy muy locuaz hoy. Toma asiento que voy a empezar a responder tus preguntas.

       Y con eso lo hago, ya que tengo luz verde para preguntar y saber por una vez por todas.

—¿Qué paso anoche exactamente después de que entre aquí?

       Después de hacer mi pregunta él se endereza en la silla, me mira serio con cara de desaprobación y no entiendo porque, pero es como la que un amigo te daría cuando se entera que hiciste algo malo y me siento como cuando hago molestar a mi padre y lo raro es que este hombre solamente puede ser mayor que yo por diez años.

—¿Qué coño te metiste antes de entrar aquí Derek? —sisea.

        Ok, entonces era eso, pensó que me drogue antes de venir aquí, si definitivamente no me conoce. Y por una extraña razón pienso que nos podemos llevar bien, ¿ser amigos? No sé, pero si conocidos.

—Por favor, yo no he fumado nada, ¿vale? Solo quería saber todo, para ver desde donde todo empieza a volverse difuso.


—Bien, nunca caigas en esa basura Derek eso es para maricas. Bueno, después de que llegaras fuiste a la zona VIP como de costumbre, estabas con Dani y más tarde se les unió Joe. Al cabo de un rato bajaron por las chicas... ¿vamos bien hasta ahí?

—Pues si eso lo recuerdo.

—Las bebidas nunca disminuyeron ¿recuerdas a la mujer que subiste contigo? —cuando dice eso tardo en responderle porque trato de hacer memoria, pero no recuerdo su nombre.

—No lo recuerdo.

—No me sorprende, los chicos de hoy en día solo piensan es en metérsela y ya...

—¿Cuántos años tienes? —lo interrumpo.

—42 ¿Por qué?

—Porque hablas como si tuvieses 70 y no aparentas muchos más que yo y me parece un poco imposible seguir el consejo de alguien que probablemente ha cometido tantos o más errores que yo, sin ofender —respondo y me mira suspicazmente, pero su semblante cambia a uno de alegría antes de responder.


—Sí. Tú y yo seremos colegas hombre. Y porque he cometido más errores de los que me gustaría admitir, doy consejos de los cuales no tienes la obligación de seguir, pero sería inteligente que lo tomaras en cuanta porque si yo te digo que el cielo es azul es porque lo estoy viendo y no tengo ningún compromiso contigo, pero me caes bien como dije antes y el hecho de que te los de, es porque no quiero ver que cometas semejantes estupideces.

—Ok.

—Esa mujer, que es insulto para las otras mujeres llamarla así porque esa perra es una maldita víbora, le metió droga a tu bebida anoche, por eso perdiste la sensatez tan pronto y quedaste a su merced, antes de que preguntes por qué lo hizo créeme no eras su objetivo fuiste elegido al azar para su plan, ella quería sabotear ayer la noche y meterse con los más importantes del bar...

—Eso sería la zona VIP —intervengo.


—Es correcto, porque nadie quiere meterse con los ricos y poderosos de la ciudad eso sería una mancha irrefutable para nuestra imagen y reputación, pero nos dimos cuenta a tiempo, incluso contigo, pero la muy perra te saco de la vista después, para cuando íbamos a sacarla ya no estaba y pensamos que te habías ido al igual que Daniel y Joe, que se fueron después del show.

       El show... Eso me recuerda al ¿hada? Y la escarcha que había en la cama... ¿cómo fue que termine en ese apartamento?

—¿Por qué el saboteo? ¿Cómo termine en el apartamento?


—Esas son dos preguntas interesantes, veras el mundo de los clubes nocturnos es un poco turbio, pero solo si lo dejas y también es una mina de oro si sabes cómo manejarlo y te mantienes al día con las tendencias y necesidades de los usuarios y eso crean enemigos e incluso son más cuando no quieres entrar en sus negocios de distribución de drogas y lo ilegal

—Pero para dejar todo por lo sano llegamos a un acuerdo y de allí el odio que despertamos por los demás y la rivalidad entre clubes. Nuestro enemigo número uno mando a su perra por así decirlo, para sabotear nuestro aniversario cosa que logro, pero no a gran escala como lo tenían previsto.

—¿Cómo terminaste aquí? Eso es la parte cómica del asunto, no sé en gran detalle como paso, pero digamos que lograste esquivar a los de la limpieza gracias a tus alucinaciones, tuviste suerte de encontrarte con un ángel.

—¿Quién me encontró, tú? —le pregunto porque cuando dijo la palabra ángel tuve un sentimiento en el pecho que no pude comprender.

—No hombre, yo estaba dormido como un bebé a esas altas horas de la noche —esa fue su respuesta.

        Y algo me dice que esas respuestas cortas me ocultaban algo más, pero el muy maldito tenía una buena cara de póquer, pero algo es seguro, me ocultaba algo y tenía que saberlo.


—¿De quién es el apartamento de arriba?


—Del dueño.

—Él me ayudo anoche verdad... —Por primera vez desde que estábamos en la oficina se puso a la defensiva y prácticamente me gruño cuando dijo:

—Sí, ¿Por qué?

—Algo me dice que no me quieres decir toda la historia —Y es lo que más sospecho.

—No es mía para contarla.

—Paso algo anoche en el apartamento conmigo —Tengo que saber que paso, sí o sí.

—Oh, solo dormiste o caíste inconsciente en el apartamento.

—¿Por qué te molesta que pregunte?

       Y con eso él se me queda mirando por un buen rato antes de contestar, no entiendo porque el misterio, y cuando creo que no va a responder lo hace.

—Eso no es asunto tuyo, ya dije que me agradas, pero no tanto. ¿Algo más que quieras saber? —Toda hospitalidad se fue de él, ahora era todo negocio.

—No sé ¿algo más que deba saber?

—No, y como solo me dieron ordenes de ponerte al día es mejor que te largues, uno de mis chicos te llevara, eso es todo.

       Eso me hizo sentir como si estuviese pidiendo limosna y por ende me enfurecí y no me preocupe en ocultarlo.

—Nunca pedí que me llevaran y así puede hacer lo que le dé la gana porque yo me voy por mi cuenta.

—Como desees, pero uno de mis chicos te escoltara.

       Con eso me giro, pero no sin antes ver que tenía una sonrisa muy feliz, este hombre o era bipolar o entraba en la categoría de lo absurdo.

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