Capítulo 54.

Derek


A la mañana siguiente nos permiten verla, pero solo unos minutos, todavía se encuentra delicada, pero fuera de peligro lo que me relaja un poco.

—Sera mejor que entres tú de último —me aconseja Dani que vino hoy a traerme un cambio de ropa y así quitarme la que cargo puesta que está manchada de sangre.

Al entrar la encuentro postrada en la cama con la mitad de su pierna derecha enyesada y su brazo izquierdo también y las costillas vendadas a pesar que la bata lo oculte, pero nada de eso importa con tal de que este con vida, camino hasta sentarme en la silla de visitas que está de su lado derecho y tomo su mano buena.

—Sé que es hipócrita de mi parte llamarte mi amor, cuando los dos ya no estamos juntos gracias a mi terquedad, mi orgullo y mi falta de confianza. Pero tranquila...

Respiro para calmar los temblores de mis manos, pero no surte efecto.

—...¿Sabes qué lo es que más adoro de ti? Demonios soy el más grande de los masoquistas, pero amo que me hagas la vida imposible, que me lleves la contraria, que me cuestiones hasta la hora del día.

—...bebe por favor, tienes que recuperarte —Sorbo por la nariz como un marica—. No sabes lo arrepentido que estoy desde ese sábado en la mañana cuando te lance toda esa mierda por culpa de mis inseguridades, pero es que no lo entiendes y eso es porque nunca te lo conté y eso es también mi maldita culpa, debí haberte dicho todo sobre Jennifer y Rebecca. Pero mi desconfianza fue mayor y la amenaza de Jennifer sobre mi hija todavía me aterra, ella es era lo más apreciado que yo tenía, hasta que te conocí, tú malditamente giraste mi mundo

Paso mi mano con delicadeza por su hermoso y pequeño rostro amoratado en algunas partes.

—Sé que no es el momento para que yo te esté dando estúpidas explicaciones, pero te las daré más tarde cuando te encuentres mejor y te vengas a vivir conmigo, nena ya no existirán barreras

Tomo su mano y beso suavemente mientras se me escapa una jodida lagrima.

—Maldición, hasta nos casaremos, si, si, si —digo desesperado rezando para que me escuche—. Podemos hasta malditamente casarnos en el bar, haré todo lo que tú quieras, arrodillarme, rogaré. Lo que sea, tan solo respóndeme. Los médicos dicen que ya deberías haber recuperado la conciencia, pero todavía no lo has hecho y eso me preocupa bebé, no te puedo dejar así y si no lo hago puedo perder la oportunidad de tener a mi hija conmigo.

Espero cualquier signo de conciencia, pero no obtengo ninguno.

–No me alcanzará la vida para agradecerte que le hayas salvado la vida a mi hija, los médicos dicen que ella hubiera muerto al instante por el impacto. El conductor ya está bajo averiguaciones confía en mí yo me encargare de ti.

Me inclino y beso suavemente sus labios.

—Señor, es necesario que salga —me informa una enfermera.

—Está bien. Ahora salgo —me inclino para darle un beso de despedida en la frente y le susurre al oído. —Te amo.

Sophia Parker.

El repiquetear de mis tacones al caminar solo sirven para ponerme peor de los nervios por lo que termino quitándome mis costosos Chimi Chu y dejarlos a los pies de una de las sillas de la sala de espera.

Las enfermeras se me quedan viendo y me importa una mierda, joder mi amiga está luchando por vivir, así que pueden verme como les de la real gana, mi vestido de color marfil en transparencia puede que no sea la mejor de las prendas que puedas llevar en un hospital, pero mi ropa es lo último en mi lista de pendientes.

—Hola —saluda el doctor al acercarse a la sala de espera—. La paciente está cobrando la conciencia lo que es muy bueno, aparentemente se encuentra fuera de peligro la vamos a tener en observación un par de hora y la cambiaremos del área de cuidados intensivos.

—Eso es genial doctor —le dice Luis y es evidente cuando un poco de la preocupación se levanta de sus hombros.

—¿Cuándo podemos verla, hablar con ella? —pregunta Derek ilusionado.

Se ve que es un buen tipo, pero por ser hombre tiende a cometer errores monumentales capaces de destrozar una relación.

—Por ahora la dejaremos descansar, no puede tener alteraciones de ningún tipo.

Me acerco sigilosamente y le susurro—. Eso para mí fue una indirecta niño bonito.

Recibo un bufido por su parte como respuesta acompañado de una mirada lacerante. Y solo por gusto y echarle sal a la herida agrego—. De seguro a Ryan lo dejan entrar de una.

—¿Por qué eres tan cruel conmigo? —Sé que lo que quiso decir fue "perra", pero con eso ya tiene puntos extra conmigo.

—Solo veo qué tan bueno eres para ella y tal vez, solo tal vez si a mi oscuro corazón le agrades, meta mi piadosa mano para ayudarte con ella. Porque sin mí estás perdido lindura, PER.DI.DO.

—Ella va a volver conmigo, eso te lo aseguro —Se cruza de brazos retándome.

—Oh bebé, tú no conoces a mi amiga tanto como yo, es muy terca —digo copiando su postura.

—Sé que estás preocupada por ella y la aprecias y si me ayudas te prometo que trataré de no lastimarla y ni dejaré que alguien más lo haga.

—Está en tu testosterona el cometer errores niño lindo. Pero me pregunto qué mujer te jodió hasta el punto de no reconocer lo bueno aunque te golpee en el rostro.

—Es una larga historia y tú no la vas a saber primero que Gabriela —reconoce.

—Estas aprendiendo —Lo felicito dándole unas palmadas en el brazo.

Después de ese encuentro y con las buenas noticias tomo mis cosas y llamo a mi chofer Miguel a que venga a recogerme, Aura ha quedado en tenerme al tanto de todo mientras estoy ausente.

Al día siguiente...

Gabriela ya ha sido trasladada y se encuentra muy consiente, ya que se escuchan sus protestas contra las enfermeras. Se nos está permitiendo verla unos pocos minutos a cada uno, todos ya hemos entrado cuando es el turno de Derek, pero ella se niega a recibirlo. Solo preguntó cómo estaba Rebecca, después de saber que está en perfecto estado no volvió a sacar el tema.

—¡Malditamente tienen que estar bromeando, tengo que verla joder. Ella es mi mujer! —grita Derek mientras seguridad lo arrastra fuera del hospital.

Ganándose las miradas horrorizadas tanto de los pacientes como del personal después de haber montado una escena, me apiado de él y le prometo que lo tendré informado en todo momento, eso solo logra calmarlo un poco, pero se va como le han pedido.

—Sophia tengo que viajar a París por mi hija, por favor, avísame cualquier cosa. No espero tardar más de una semana, asegúrate que tenga su teléfono en todo momento.

—Lo prometo.

Después de ese incidente todo se vuelve a la normalidad, Aura y Luis deben regresar al bar y yo me quedo con Gabriela que cada día recobra más y más sus fuerzas, el horario que tenemos Ryan, Aura, Luis y yo nos permite a todos seguir con nuestra vida y no abandonar a Gabriela en ningún momento.

Después de que salga del hospital tendrá que hacer terapia física para que vuelva a caminar con normalidad y no le quede como consecuencia del accidente una cojera y demás.

Es en una de mis guardias cuando Gabriela recibe como regalo, una corona de muertos en la habitación.

Gabriela se despierta al escuchar la puerta abrirse, al ver mi expresión sigue mi mirada, su reacción es igual de horrorizada que la mía.

—Sophi ve quién demonios manda esa corona —me dice estremecida al igual que yo.

Camino los pocos pasos y tomo la tarjeta y la leo—. "Con cariño Connor"

Las dos sabemos lo que esto significa: La encontró y sabe quién es.

–Mi vida corre peligro —dice Gabriela mirando a la nada.

—No. Tu tranquila, voy a llamar a Luis y al resto.

Salgo al pasillo y le cuento todo a Luis para que le informe al resto y no noto al hombre entrando a la habitación de Gabriela vestido como médico, así que mi sorpresa es grande cuando lo veo sentado en una silla con una bata de doctor al fondo de la habitación, pero algo me dice que no lo es.

Unos ojos del tono más excéntrico me regresan la mirada y luego recorren mi cuerpo con interés evidente.

Sus ojos son violetas y su piel es de un bronceado suave.

—Hola bonita —me saluda y detecto cierto acento en su forma de hablar. ¿Ruso?

—¿Qué demonios haces aquí? Llamaré a seguridad —amenazo y eso solo parece causarle gracia.

—¿De verdad crees que ellos no saben que estoy aquí o mejor aún, crees que ellos podrían conmigo? —Chasquea su lengua haciendo un sonido de desaprobación—. Nah, nah, bonita.

—¿Quién eres? –le pregunto retrocediendo hasta que mi espalda se golpea contra la puerta al verlo caminar hacia mí.

—Connor —responde Gabriela desde la cama.

Su cuerpo es grande y fornido, si fuese otro hombre y tuviese su apariencia sin duda fuese tras sus huesos y me divertiría mucho.

—¿Por qué las malditas flores de muertos? —le reprocho hirviendo de la ira al sospechar el significado de ellas y sabiendo quien es este hombre y lo que representa.

—Es una amenaza —responde Gabriela.

—Eso es correcto Gabriela o debería decir "Monterrey". Pero solo quería verte la cara por el momento mientras vives —le sonríe indulgentemente y me rueda de la puerta para salir.

Gabriela colapsa en la cama si energías, esto sin duda la ha dejado fuera de base y todavía se encuentra delicada aunque no lo quiera admitir y lo que acaba de hacer Connor podría haberla matado.

Salgo por la puerta hecha una furia tras él, la auto preservación nunca fue mi maldito fuerte.

—¡Connor!

Se gira para verme con una cara de sorpresa en su rostro, nunca esperó que lo siguiera y mucho menos se esperará lo que le haré.

—Que... —No lo dejo hablar al darle la cachetada de su vida dejándome la mano completamente adolorida.

—Maldita perra –—gruñe tomándome del brazo y entrando a una de las habitaciones y por mi mala suerte está desocupada. Me presiona contra la pared más cercana, tomándome por el cuello con su mano sin llegar a asfixiarme, pero con la suficiente fuerza para hacerme saber que me puede matar si le da la gana, poniendo su brazo libre contra la pared sin dejarme alguna vía de escape.

—Nadie me ha golpeado y vivido para contarlo Bonita.

Su fragancia embarga mis sentidos, veo sus pupilas dilatarse al igual que el musculo de su mandíbula palpitante por la rabia que posee.

—No me importa —mis palabras salen forzabas, y lo que digo es la verdad. Veo una chispa en sus ojos encenderse.

—Sal a cenar conmigo —dice no pide. Su mirada penetra la mía. Mierda.

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