Capítulo 4.

GABRIELA

—Lo siento Daniel, pero creo que eso ya no es un asunto que te competa –dice Joe, eso fue lo que se necesitó para que Dani cambiara de tema radicalmente.

—Pues vayamos por esas chicas que se me apetece un trío.

        Con eso bajamos al primer piso del bar y como no es de extrañar más tarde subimos cada uno con una chica excepto Dani que sube con dos, la mía es una rubia muy tetona que se me ofreció en bandeja de plata, como siempre las mujeres son muy regaladas y está tiene unas largas piernas de infarto, las de Dani son ambas morenas de apariencia latina, lo que promete ser una noche de mucha acción para mi amigo, por último la de Joe es una pelirroja impactante no muy pechugona con un cuerpo decente y buenas piernas.

***

—Creo que ya está empezando el show –dice una de las chicas de Dani, creo que se llama Teresa.

—Sí, ya era hora –responde.

      Ya estoy empezando a sentirme muy mareado, no sé cuánto he bebido y mucho menos cuanto tiempo ha pasado, pero no creo que sea mucho; giro mi cabeza fuera del cuello de esta mujer de la cual no recuerdo su nombre ¿cómo dijo que se llamaba?

       Veo que los demás están aparentemente normales, las bebidas no han faltado, tampoco los aperitivos y desde que la sin nombre pidió que dejaran la botella de bourbon mi suministro de alcohol no ha sido escaso, miro al techo y parece que están cayendo... Hadas, y no cualquiera, unas muy atractivas hadas...

***

—¿Oye estas, lista? –Me pregunta una de las bailarinas.

—Claro. ¿Por qué no?

        Me estoy muriendo de nervios; pero aun así salto. Y empieza la canción Thinking Out Loud de Ed Sheeran y nos lanzamos a más de 2 pisos de altura, sin arnés, sin nada, solo nos sostenemos con una tela no sé en qué demonios estaba pensando cuando dije "si sería genial que haya unos de esos espectáculos de bailarinas que bailan por los aires en tela" y peor aun cuando acepte hacerlo diciendo "te escucho."

       En algo si tenía razón Aura, esto solo lo podía hacer alguien con mucha fuerza en los brazos para lograr sostenerse y ni que hablar de las piernas. Menos mal que esta tela es suave, porque aun así tengo la piel irritada por el roce de la misma.

         Después de veinte minutos, nos tomamos un descanso muy bien merecido si me lo preguntan y debo admitir que el esfuerzo físico me ayuda a mantenerme bajo control y eso se siente muy, pero muy bien... Doy un suspiro de satisfacción que luego se vuelve de irritación cuando el manos libres que llevo en el oído suena y recibe la llamada de Aura:

—Creo que hay problemas, cariño —Me tenso al escucharla, apenas son las doce de la noche.

—Habla —No puedo evitar que mi voz suene severa.

—Es en la zona VIP. Pase por ella y no sé... Pero los veo muy alegres y no a todos, solo a pequeños grupos selectivos, pero importantes y entre ellos entra... Tu jefe.

        Mierda, lo que me faltaba. Como si yo estuviera de mil amores con ese imbécil de talla mundial. Necesito una solución rápida.

—¿No sospechas que puede ser?

—Drogas —su respuesta es contundente.

       Solo de imaginarme a mi jefe drogado empieza a dolerme la cabeza. Esto será como un dolor en el dedo pequeño del pie.

—¿Cómo entro la droga?

—No lo sé, estoy en ello.

—Perfecto. Voy a aprovechar que estoy disfrazada y trataré de eliminar la droga ahora mismo –Con eso cuelgo y llamo a Luis, le informo de ello. Me dirijo a la zona VIP.

        Cuando voy llegando a la zona VIP pienso en algo que pase por alto antes, ¿Cómo se supone que voy a llegar ahí y quitarle la botella?

       Para mi suerte cuando voy entrando ya hay otras chicas retirando las botellas, algunas de las bailarinas colaboran haciendo un pequeño espectáculo privado para ellos lo que los tiene embobado.

        No hay rastro de Daniel por ninguna parte lo cual no sé si es bueno o totalmente un jodido problema. Busco a Joe con la mirada y ni rastro de él tampoco, lo más seguro es que haya conseguido una presa para esta noche y me divierte el pensamiento.

        Y como era de esperarse Derek está en la última parte del área VIP, casi cogiéndose a una rubia oxigenada que me parece haberla visto antes. Ellos se encuentran en un pequeño cuarto abierto estilo marroquí y en la mesa del centro veo la botella de bourbon con la mitad de su contenido.

       Voy directamente por la botella y en ese instante le veo la cara a la rubia mejor conocida como la perra de Connor y no hace falta ser el mejor detective para saber cómo entro la droga, la voy a mandar a interrogar.

      Cuando voy cada vez más cerca de la mesa veo con más exactitud que están haciendo y claramente veo a Derek con su cara entre las tetas muy operadas de Karla y ella gime de manera muy descarada mientras él le estruja las nalgas de un modo muy violento, de una manera que me siento un tanto asqueada por la escena, me dan ganas de desistir de la botella y que se pudra, pero primero ella buscó, segundo él no se ve obligándola y por último y lo único que me importa es que en mi Club no se va a mover la maldita droga y menos sin mi autorización.

        Aquí no entra él que quiera y si Connor piensa que puede mandar a su zorrita personal y burlarse de mi seguridad está muy pero muy equivocado.

        Y así se va volando el poco control que obtuve por el esfuerzo físico y empiezo a sentir la maldita adrenalina por mis venas y juro por Dios que se siente increíble como siempre. Mi cuerpo empieza a sentirse muy ligero y tengo que doblar el cuello para empezar a sentir la ira fluyendo por mis venas y toda la maldad y agresividad que viene con ello, y por más que quiero evitarlo quiero lastimar, dañar a alguien, ver sangre, producir dolor, ver el dolor en el rostro de esos que me subestimaron y todo por puro placer...

        Aunque no pueda verme sé que mis ojos, o bueno uno de ellos está en su totalidad negro y el otro... Bueno el siempre cambia de color de azul a casi blanco o si no a un tono muy oscuro con el contorno azul claro. Y eso da miedo yo lo sé, me he visto y por eso trato de manejar esa parte de mi personalidad. ¿Cómo fue que lo llamaron? a sí, agresividad compulsiva, no tomo medicamentos pero todo se trata del control y ese lo acabo de perder, pero lo raro es que siempre pienso con la cabeza fría y eso a veces es mucho peor.

        Me vuelve peligrosa y calculadora.

         Cuando ya estoy de frente a la mesa y me agacho para recoger la botella de bourbon veo que ella tiene la mano en su erección frotándolo. No interrumpo su juego y cuando me estoy levantando con la botella en mano, Derek se gira y me mira fijamente hasta que Karla dice:

—¡Oye, esa botella es nuestra!

         Dios será mejor que se calle si no quiere que le saque los dientes, ella me mira con odio, lo más seguro es que se deba a que interrumpí su juego de manoseo, sin embargo, no han cambiado en nada su posición desde que se dieron cuenta de mi presencia. Entonces Derek dice:

—¿Por qué te estás llevando esa botella pequeña hada? –dice la última parte con un pequeño desdén que no me pasó inadvertido.

        Me repasa con los ojos de arriba abajo más de la cuenta, veo que se demora en mi busto lo cual me incomodaría, pero ya estoy acostumbrada a ser observada como objeto sexual, (por favor todos los hombres se comen con los ojos a las mujeres o lo superas o lo superas) por lo que soy inmune a los insultos y las miradas, pero eso no quiere decir qué les dé el derecho de hacerlo, por eso interrumpo su escaneo.

—Lo siento señor pero nos mandaron a renovar los tragos por nuestros nuevos tragos especiales para esta noche y pronto se les traerá para su mesa, si nos les importa me retiro –dicho esto me doy media vuelta dispuesta salir de aquí antes que cometa un error.

Cuando él dice: —Importa.

Giro sobre mis talones para verlo viéndome con interés en vez de con el desdén de antes.


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