Capítulo 37
Días después...
DEREK
—Vamos chico ¿qué te pasa? Tu niñera se encargara de ti —le digo a Magnus, el pobre perro esta hiperactivo e irritable, no sé qué le pasa, el nunca se comporta así normalmente.
Magnus ladra como loco y me salta encima arrugándome el traje.
—¿Magnus qué te ocurre? Llegaré tarde y Andy no puede estar al pendiente de ti mientras se encarga de la casa con esta actitud que tienes y Jax está a punto de llegar...
Trato de calmarlo, veo la hora y suena el timbre.
—¡Derek, Jax está aquí por Magnus! —me grita Andy mi ama de llaves y la encargada de que esto esté siempre limpio.
El nombrado se vuelve loco y empieza a gruñir con rabia. Me inclinó para estar a su nivel.
—Bien por tener esa conducta vas a venir a trabajar conmigo.
El salta contento sobre mí tirándome al suelo y empieza a lamer mi cara.
—Amigo yo que tu no me emocionaría tanto, cuando digo trabajar es a trabajar.
Soy ignorado completamente y sigue demostrándome su cariño.
Después de cambiarme el traje y ponerle la correa a Magnus despido a Jax.
—Siento que hayas tenido que venir por nada, el ha estado actuando raro alrededor de las mujeres incluso con Andy.
—Tal vez necesita una novia, ya está grande y necesita procrear —la miro asombrado y luego veo a Magnus a mi lado.
—¿Necesitas una amiguita con beneficios Magnus?
Jax abre mucho los ojos y se sonroja—. Bueno yo me voy entonces cualquier cosa llámame.
—Está bien.
Estoy por irme cuando Andy me detiene.
—No puedes irte sin las cosas de Magnus, Derek.
Me lanza una mirada de exasperación y puedo jurar que escuche un murmuro: hombres.
—¿Y qué es todo eso? —digo señalando el bolso.
—Todas las cosas de Magnus. No creerás que el solo se quedara sentado mientras trabaja y no le dará hambre y ganas de hacer sus necesidades.
Esta mujer sabe cómo hacerme sentir tonto.
—Claro que ya lo sabía —me rasco el cuello y tomo el bolso.
—Sí, claro y tu pórtate bien —le dice esto último a Magnus.
Tomo su correa y lo sacó del apartamento.
Ya llegando a la empresa lo bajo del asiento del copiloto tomo su correa, subimos al ascensor y veo que está tranquilo, mientras vamos subiendo el ascensor se llena con otra personas, todas ellas a varios centímetros de el.
Magnus está tranquilo a mi lado, es un perro muy orgulloso y no se acerca a nadie, tal vez sea porque estoy con el y se controla.
El ascensor se abre en mi piso y salimos, Laura ya está en su escritorio y cuando ve a Magnus corre hacia nosotros y trata de saludarlo, no tengo momento de advertirle del estado de animo de el cuándo va a tocarlo y el ladra y gruñe como si ella lo fuera atacar.
—¡Maldición! —Lleva su mano contra su pecho aunque no le hizo nada.
—Lo siento no me dio chance de avisarte que el está un poco de mal genio.
—Pues casi pierdo una mano.
—No es para tanto, Magnus es un buen chico —le rasco detrás de las orejas y el mueve la cola—. Bien, amigo vamos a trabajar.
Lo llevo a mi oficina y dejo su bolso en uno de los muebles y reviso que ahí dentro, esta una manta, dos platos para perro uno de agua y otro de comida, comida, croquetas, agua, bolsa para limpiar sus necesidades y montón de juguetes.
Saco los tazones y se los coloco en una esquina de la oficina, los lleno con los respectivos alimentos y también sus juguetes.
—Campeón ahí tienes todo lo que necesitas.
El sinvergüenza los mira sin el más mínimo del interés y luego a mí esperando algo.
—¿Qué quieres amigo? —Tomo una croqueta y se la come.
—Buen chico —le rasco la cabeza y voy a mi escritorio.
Enciendo la computadora y llamo a Gabriela.
—Hola Srta. Monterrey.
—Hola Sr. Scott —la escucho reír y eso trae una sonrisa a mi rostro—. ¿Ya estás en la empresa?
—Sí, acabo de llegar y deberías venir a saludarme como corresponde.
—Si tal vez debería.
—Mejor voy para allá —señalo contento.
—Me harías feliz
—Voy llegando deberías abrir la puerta.
—Eso fue rápido —la escucho caminar y maldecir después de abrir la puerta.
—Eres un idiota, ahora mi querida secretaria va a pensar que estoy loca.
—Lo siento cariño —me río—. Pero no me aguanté.
—Me vengaré —amenaza.
—Lo deseo con ansias.
—También lo harás cuando no puedas besarme —Y corta la llamada.
Las cosas entre nosotros han avanzado maravillosamente aunque mi carácter y el suyo choquen cada cinco minutos un buen beso nos calma instantáneamente y no es que me queje.
Cada día se abre más a mí y es más cariñosa y sé que debajo de esa fiera, hay una dulce gatita, si quiero tener mis pelotas intactas es mejor que nunca se entere de ese pensamiento.
La puerta se abre sin ser tocada—. Pero mira quien vino a trabajar hoy.
—Yo que tú no me le acerco esta de mal genio y le gruñe a toda mujer que se le acerca —le aviso y dejo de hacer lo que estoy haciendo.
—¿Y por qué esa conducta amigo? —Él se inclina cerca de Magnus para hablarle.
—Según Jax el ya necesita una amiga.
—O sea que necesita un buen polvo, ay pillín la abstinencia pone de mal genio a cualquiera.
—Lo dices por experiencia —le pico, pero me ignora.
—Conozco a una chica con una chihuahua.
Miro a Magnus y el mira con la cabeza ladeada a Daniel.
—Eso ni lo sueñes hablaré con Jax ella tal vez conozca a otra perra de la raza de Magnus.
—Como quieras. Pero entre más pronto posible mejor, Magnus no puede andar con las bolas azules por ahí.
—Pendejo.
—Si yo también te amó Derek —Me lanza un beso con la mano y pongo los ojos en blanco, a veces es tan payaso.
—No deberías estar ganándote el sueldo en vez de estar aquí —No sé en qué momento logra a hacer su trabajo y joder a los demás.
—Oye, solo quería venir a saludar a mi M.A.P.S —Lo miro confundido—. Mejores amigos por siempre.
—Dani... —suspiro.
—¿Y qué tal todo con Jennifer?
—No me he podido comunicar con ella y eso me está matando.
—¿Todavía le estas mandando dinero?
—Por supuesto, estoy pensando en aumentar la cantidad.
—Eso está bien si lo va a utilizar en lo correcto. ¿Y Gabriela?
Daniel mueve las cejas arriba y abajo sugestivamente.
—No me he acostado con ella.
—¿Y qué quieres con ella exactamente?
—Me gusta, eso es todo.
—En serio no te entiendo, Gabriela es una gran mujer y no es de las que te gusta hoy y mañana estas con otra.
—Eso lo sé. Solo que... Crees que podría soportar que ella se vuelva mi Jennifer.
—Maldición, sabía que la mala experiencia con esa perra te clavaría las garras y te jodería con Gabriela. Pero responde una pregunta ¿Por ella vale la pena el riesgo?
—Pregúntamelo dentro de un mes...
Un mes después....
Veo a Dani del otro lado me mi escritorio, él sonríe con la sonrisa de comemierda que solo él puede poseer.
—Bueno ya ha pasado un mes y como soy un hombre de palabra aquí va, ¿Por ella vale la pena el riesgo?
Miro la foto en el portarretrato sobre mi escritorio donde Gabriela y yo estamos abrazados mientras ella me besa la mejilla.
—Por ella vale la pena todo, creo que me estoy enamorando.
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