Capítulo 18.

GABRIELA

     Despierto esa mañana con el aroma a café entrando en la habitación. Me levantó y voy a la cocina, ningún rastro de Joe por ninguna parte.

      Hasta que me sobresalto cuándo unos brazos me rodean desde atrás y Joe empezó a darme vueltas en el aire.

—¡¡Nooo!! ¡Jajajahdbhx! ¡Bájame Joe bájame! Me estoy mareando.

—¡¡NOOO!! —dice riendo.

—¡¡Te arrepentirás jooooe!! —Forcejeó hasta que caemos al piso y empezamos a dar vueltas por el piso acabando el debajo de mí y le hago una llave en el brazo.

—Vale Gabe, ya entendí. ¿Me sueltas? —pregunta el con la cara enterrada en el piso.

Me rió y le pregunto—: ¿Cómo se dice?

—Bruja malvada, ¿serias tan amable de soltarme?

—Puedo escuchar tu sonrisa en la voz, pero eso también funciona.

       Lo suelto y él va directo a la cocina y me ofrece un tazón de cereal y se sienta a comer el suyo.

—¿Estamos bien? —indaga después de que me siento.

—Eso creó, aunque algo si te advierto —le señalo con la cucharilla—, si ella te lástima, será mejor que se busque otro continente

—No seas tan dura, estoy seguro de que la amarás.

—Dime la hora.

—Tenemos una hora para llegar a la empresa. Voy a vestirme —responde.

—Está bien. Ya te alcanzó.

****

       Al final llegamos a tiempo, cada quien en su auto. Vamos llegando al ascensor y veo que también están esperándolo Jena y Derek, ambos se giran cuando llegamos a donde están ellos y las puertas se abren dejándonos entrar.

—Sr. Scott —saluda Joe.

—Sr. Green. Srta. Monterrey —nos saluda Derek. Jena por su parte solo nos saluda con un gestó de la cabeza.

—Sr. Scott. Jena —respondo.

       Se puede decir que el aire dentro del ascensor era tan denso que era capaz de asfixiar. Una vez llegamos a nuestra planta no sé quien salió más rápido, si lo fue Derek o Jena, algo ocurrió allí. Y por muchas que sean las ganas que tengo de saberlo no lo averiguare. Ese hombre es un completo idiota, un día está coqueteándome y al minuto Tratándome como un zapato viejo y yo tengo suficiente orgullo como para estar aguantando su actitud.

      Entro a la mi oficina.

—¡¡¿Qué mierda?!! ¡¡¿Estás loco?!! —le grito al chico, después del susto que recibo, él que está en mi silla, él muy tonto esperó a que yo entrara para dejarme saber que estaba aquí.

—Gabriela, bájale un poco a los gritos —dice Sebastián con una sonrisa arrogante.

—¿Cómo es que estás aquí? Y mejor aún ¿por qué estás aquí? —le pregunto mientras me siento en una de las sillas para visitantes.

—Bueno te dije sabrías de mí, solo que me llevo un poco de tiempo ya que estoy un poquito ocupado con los estudios. Y respondiendo a tu otra pregunta, aquí no había nadie para impedírmelo.

       Él se pone a dar vueltas en mi silla para luego subir los pies en una esquina de la mesa, le levanto una ceja inquisitiva. A lo que él responde regalándome una hermosa sonrisa, este niño lo tiene muy fácil con el género femenino.

—Ya estaba empezando a dudar de tu palabra y me agrada tu visita, pero tengo trabajo que hacer.

—Oh, no te preocupes, tengo otras visitas que hacer.

—Ah, tienes otras chicas que acosar.

—Nop, tú eres la única —Me guiña una ojo—, paso por ti a la hora del almuerzo, no hagas planes.

—¿Y tú das por hecho que yo aceptare? —Me inclino hacia delante sonriéndole, los dos sabemos que aceptaré.

—¿Quieres que te ruegue?, porque lo haré —Junta las manos como si estuviese rezando—, por fis, por fis, poooooor fiiiiiiiiisssss —pone cara de cachorrito y maldición le sale de maravilla.

—Bien ya que insistes. ¿Y dónde nos vemos? —señalo siguiéndole el juego.

—Por eso no te preocupes, voy a estar por aquí hasta que llegue la hora del almuerzo —Me parece raro que pueda estar aquí al libre albedrío.

–¿Y no te meterás en problemas por estar aquí por mucho tiempo?

—Tu preocupación —Se lleva las manos al corazón— me llega al corazón, pero no me meteré en problemas, tranquila.

Con eso se va de mi oficina dejándome sola y justo entra Jena.

—Bien vamos a ponernos en marcha Jena. Vamos a actualizar la agenda para el resto de la semana y tráeme toda la información que tengas sobre los trabajos que ha realizado esta empresa para Richard Wu.

—Está bien, ¿algo más?

—Sí, tráeme una taza de café por favor.

—Bien.

       Voy a la nevera ejecutiva empotrada en la pared y saco una manzana verde, soy adicta a esta fruta su sabor es demasiado delicioso.

     A mitad de mañana recibo una llamada de Aura.

–Nena tengo una idea brillante para un show —es lo primero que sale de su boca al recibir su llamada por lo que debe estar muy emocionada.

—Hola Aura, ¡estoy bien gracias por preguntar!

–Si eso también, préstame atención. ¿Vale?

—Está bien, habla.

—Tengo planeado integrar una plataforma por toda la pista de baile, tanto en la planta de abajo como la zona VIP. ¡Esto será fabuloso! Te lo juro, las hadas cayendo del cielo no son nada, lo tengo todo visualizado, esta vez serán bailarinas árabes, la danza de las espadas ¿es así que se llama?

—La verdad, no tengo idea...

—Como sea, velos, maquillaje, pareos ¡todo lo tengo planeado!

—Tus subidas de volumen me están dejando sorda, ¡no grites Aura!

—Bien, me calmó. Pero dime que tengo luz verde —La noto tan emocionada que no puedo evitar emocionarme también.

—Tienes luz verde, ¿para cuándo sería ese show?

—Tengo pensado que en tres semanas, ya que estamos muy cerca del fin de semana creó que dentro de tres semanas está bien.

—Me parece perfecto, este show tiene que ser una patada en los...

—Ya entendí no seas tan expresiva —lo dice ella que es más grosera que yo—, y con lo que tengo planeado ese evento pasara a la historia.

       Y seguimos hablando por un largo rato hasta que sale el tema de Sophia y que se va de viaje de nuevo y al final le cuento lo de Joe.

—¡NO ME JODAS!

—Aprecio tu entusiasmo Aura, pero ¡deja de gritar! No es broma que me estas dejando sorda de un oído.

—Vale nena, pero esto es grande, JOE... Bien me calmo. Lo que quiero decir es que no me lo esperaba y me alegro por él y todo, pero me preocupas tú.

—Yo estoy bien, solo tengo que adaptarme a los cambios.

—Bien...

—Aura, necesito hacer una llamada te llamo después.

—Ok bótame no me importa.

—Estás loca, adiós.

      Después de colgar llamo a Rick, y contesta al tercer repique.

—Hola Monterrey.

—Hola Rick, ¿estarás este sábado en gimnasio?

–Sí, ¿nos vemos en la mañana o en la tarde?

—No sabría confirmarte.

—No hay problema estaré todo el día allí —Raro es que él no esté allí.

—Bien, nos vemos entonces.

—Perfecto —y con eso cuelga.

      Llegan las doce en punto, Jena hace pocos minutos que se fue y llega Sebastián a buscarme.

—¿Lista para el mejor almuerzo de tu vida? —pregunta con su sonrisa arrogante de firma, y yo le respondo con la mía.

—Eso depende —respondo.

—¿Depende de qué?

—De a donde me lleves y que comeremos.

—Tranquila eso está bajo control.

****

      Decidimos ir caminando y pasamos por un parque en algún momento el me tomo de la mano pero no en plan romántico, y hablamos del clima y de todo un poco, según él estamos muy cerca del sitio y eso espero ya que no tengo mucho tiempo para almorzar.

—¿En serio me has traído a un McDonald?

—¿Qué tiene? —pregunta un poco inseguro.

—Este es mi restaurante favorito en el mundo entero —Él suelta un suspiro.

—Por un momento me hiciste sudar.

       Una vez que tenemos nuestros pedidos nos sentamos en una mesa para dos, él pidió una hamburguesa de pollo y yo la normal de carne.

—Dime algo.

—¿Qué? —pregunta después de masticar.

—Cómo es que puedes andar por la empresa como si nada sin molestar a Derek.

—Es porque Derek es mi papá.

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