Capítulo 12

DEREK

       Voy en mi Ferrari F12berlinetta, mi bebe, mientras voy escuchando LIGHT EM UP de fall out boy; de camino a la empresa a pesar de todo el alboroto de ayer, solo sé que sin importar lo ocurrido en el bar mi vida continua, tengo una empresa que dirigir y no voy a dejar que lo que sucedió en una noche sin importancia...

       Si Derek, di que es sin importancia hasta que te lo creas.

       Aún tengo problemas que resolver; voy llegando al estacionamiento de la empresa cuando veo un hermoso jaguar F-TYPE V8 S.

       Ese carro es nuevo, no lo había visto antes. Puede que sea de Joe. Ya dejando el objeto de mi admiración voy directamente a borrar ese pequeño problema, que nunca debió existir con cuerpo de mujer de mi empresa.

****

—Necesito ver a Derek ¡ya mismo!, no me importa lo que esté haciendo tengo que verlo, ¿no entiendes? Muévete de mi camino —escucho los gritos procedentes fuera de mi oficina para ser más exacto desde el escritorio de Laura mi secretaria, pero no es ella la que está gritando sino Jena.

—Derek necesitó hablar contigo —dice Jena entrando a la fuerza a mi oficina, agitada como si hubiera tenido un forcejeó con Laura.

—Déjala Laura. Tengo que hablar con ella.

—Lo que tú digas —me responde ella, poniendo los ojos blancos hacia Jena para después lanzarle dagas con los ojos antes de irse.

—Que perra la que tienes por secretaria —añade Jena con arrogancia, eso fue lo que se necesitó para que perdiera la paciencia con ella.

—Di algo de nuevo como eso sobre ella y será lo último que digas en esta empresa.

—Pero bebe... —lloriquea haciendo un mojin muy patético.

—Para de llamarme así, soy tu jefe ten un poco de respeto —siseo

—Pero beb... —se interrumpe y continúa—. Derek, no entiendo porque me tratas así. Si tú y yo...

—A ver Jena para que entiendas las cosas, yo soy tu jefe —me señalo el pecho para luego señalarla a ella—, tú una empleada y nada más. Lo que paso entre nosotros fue hace demasiado tiempo y ya deberías ir superándolo si quieres continuar en esta empresa.

        Ella me mira en estado de shock, y ahora trato de recordar como termine acostándome con ella, por más que trato de comprenderlo no puedo, al mirarla solo veo una mujer falsa tanto por fuera como por dentro y entonces lo noto, sus pechos y si tiene un buen par de tetas y no es que tenga mal cuerpo sino que es muy vacía por dentro lo que le quita atractivo.

—Derek, no vine aquí para hablar de tu secretaria. Quiero que despidas a Gabriela —exige ella con el ceño fruncido después de salir de su estupor.

—Cuantas veces tengo que decirte, —me levanto de la silla y me inclino hacia ella apoyando las manos en la mesa intimidándola—. Que aquí tú no eres más que UNA SECRETARIA, no tienes ningún puto derecho a exigir o exigirme nada para el caso. Si yo quiero despedirla lo hago y punto.

—Eres igual a ella —las lágrimas se hacen presentes en sus ojos—. Me humillas y me maltratas.

       Eso sí me saco fuera de base, ¡yo no soy igual a ella! ¿Yo no puedo ser igual a ella o sí?

—Eso no es cierto. En todo caso ¿qué paso con ella ayer? —inquiero, ella se recupera del drama sin rastro de lágrimas por ninguna parte de su rostro, es tan falsa.

—Bebé, yo entro a su oficina para presentarme y ponerme al día con ella y ella me dice que tome asiento, l-lo hago y-y ella se me queda viendo por un rato y después ell... ¿sabes que hizo de después? —Deja que pasen unos segundos para hacerlo más dramático—. Viene y me dice "no podré trabajar contigo".

         No puedo evitar reírme en su cara, sé que el asunto es serio, pero su cara mientras lo cuenta, más el tono que implantó para sonar como Gabriela y si a eso le sumamos la historia tan loca, No puedo hacer otra cosa que reírme cosa que le molesta.

—Derek te estoy contando mi problema y ¿así es como reaccionas? no me parece divertido —se cruza de brazos.

—Lo siento Jena, pero no puedo creer que haya hecho eso, es muy improbable.

—Me estás diciendo mentirosa —dice ella con los ojos muy abiertos.

—No he dicho eso, es solo muy difícil de creer eso es todo y...

—Por eso te digo que debes despedirla Derek, ella es una insolente y se cree la jefa, incluso con mayor poder que tú, y tú eres el dueño.

—Deja de meter cizaña Jena, te conozco y sé tus mañas.

—¿Entonces estás de su parte?

—No estoy de parte de nadie y voy a tomar represalias sobre el asunto. Puedes retirarte.

—¿Pero y mi trabajo?

—Después de hablar con ella, hablo contigo. Puedes irte.

       Se va apuñalando el piso con los tacones, esa mujer es un dolor de cabeza y lo más sensato sería despedirla, pero no lo haré eso no es justo cuando yo en primer lugar no debí cogérmela, y ahora tengo estos efectos colaterales de los cuales tengo que hacerme cargo.

—Laura, necesito a Gabriela Monterrey en mi oficina ahora.

—Si Derek —responde ella desde el intercomunicador.

       Mientras Laura se comunica con Gabriela vuelvo a pensar en esa noche y el recuerdo nubloso de pasar la noche con una mujer entre mis brazos, ella era... No logro recordarlo con exactitud. Por más que quiera sacarme de la cabeza ese sentimiento no logró hacerlo, siento que algo me falta algo que por más que lo tenga cerca no puedo alcanzarlo.

       Veo mi reloj ya han pasado 15 minutos y nada de Gabriela, me levanto y voy hacia la puerta cuando la escucho hablar desdé el escritorio de Laura, Laura si ha tenido acción hoy. No puedo evitar sonreír esa mujer es única.

—Yo no quise decir eso o bueno sí —la escucho balbucear nerviosa, abro la puerta para averiguar que está haciendo ahora.



GABRIELA

—Joe deja de ser un idiota y dime lo que escondes.

       Joe ha estado raro desde el aniversario del club y díganme chismosa, pero me pica la curiosidad y es que él ha estado puras risitas con quien se esté mensajeando y salió almorzar ayer sin mí, hoy es que tengo noticias de él porque estamos en la empresa y lo estoy interrogando, puede que sea un descaro de mi parte ya que no le he dicho nada de Derek, pero como dice Luis tengo que aprender a tener mis secretos.

—Gabriela no sé de qué hablas —dice con una arrogante sonrisa en el rostro.

—Vamos a ver... —digo mientras me inclino hacia él y le señalo el cuello, pone cara de sorpresa porque sabe a lo que me refiero y me di cuenta—. Ese chupón no apareció por arte de magia al igual que la sonrisa de bobo que tienes pegada a la cara hoy.

—Deja los celos Gabriela no te quedan bien —eso fue un golpe bajo.

—Está bien, desvía el tema, pero luego no te quejes de mí —advierto en lo que suena el teléfono de la oficina.

—Gabriela Monterrey.

—Buenos días señorita Monterrey, el señor Scott la solicita en su oficina ahora mismo.

—Está bien, voy para allá —Con eso cuelgo y me levantó para ir.

—¿Qué paso? ¿A dónde vas?

—Te dije que querrías saber algo después y no te diría, muérete de la curiosidad —Le guiño un ojo y salgo de la oficina.

      Voy llegando al escritorio de la secretaria de Derek cuando la veo con un libro, de hecho, es uno de mis favoritos, algunas de mis amigas no entienden mi amor hacia los libros por lo que ver a alguien que le guste me emociona y quiero ser su amiga.

—¿Disculpa? —dice ella levantando la cabeza.

      No me había dado cuenta de que ya estaba al frente de ella, me pongo roja de vergüenza porque pensé en voz alta lo de querer ser su amiga.

—Oh, lo siento de verdad yo no quise decir eso o bueno sí solo que...

       En ese momento Derek habré la puerta de su oficina e interrumpe mis balbuceos, y no podría estar más agradecida no sé dónde tengo la cabeza últimamente o bueno sí y está justo enfrente de mí.

—Pase señorita Monterrey. Y tome haciendo —señala cerrando la puerta después que pasó, mientras se dirige a su silla detrás del escritorio.

—¿Para qué me necesitaba señor Scott? —le pregunto.

—Me han presentado quejas sobre usted, lo cual me sorprende cuando usted solo lleva trabajando aquí son tres días y soy de los que prefiere cortar un problema de raíz desde el principio.

       Así que es eso, quiere despedirme. Supe desde el inicio que esto no sería fácil, pero tampoco me imagine que duraría menos de una semana, que ni sueñe que se la pondré tan fácil.

—Señor Scott, no sabía que las quejas del personal las atendía directamente el presidente de la empresa, cualquiera pensaría que de eso se encargaba recursos humanos —indico poniendo la cara más inocente que puedo manejar.

        Lo cual lo molesta y lo digo por el músculo de la mandíbula que le palpita por la fuerza que está haciendo y tal vez pueda ser también por la mirada de odio qué me lanza.

        No sé, solo digo mis sospechas...

—Hablemos sin rodeos Gabriela ¿qué es lo que insinúas? —Ya que él lo pide, que así sea.

—No estoy insinuando nada Derek, digo lo que todo el mundo ve.

—¿Y eso qué es Gabriela? Ilumíname —dice inclinándose hacia mí.

—Que te la cogiste, y por un motivo que desconozco no la has despedido —Listo, lo dije inclinándome hacia él también a centímetros de su rostro.

—Dime Gabriela —Me agarra del mentón con su mano, mientras me delinea el labio inferior con su pulgar cuando sus labios están a centímetros de los míos, mi pulso se acelera cuando me mira a los ojos —. ¿Tú te has acostado con Joe?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top