Capítulo 1.

DEREK

          Ni todo el maldito ejercicio del mundo me va a quitar la rabia que me consume después de la noticia que me dio mi padre esta mañana. Como en el infierno se le ocurre meter a una mujer en mi empresa, no digo que no exista una que otra mujer trabajando en ella, hasta yo necesitó un buen panorama cuando entro en mi empresa y esa es la palabra clave MI EMPRESA; no la de mi padre, ¡mía y solo mía!, me importa una mierda que esto me haga sonar como un jodido niño caprichoso, me la gane yo solo a punta de trabajo y esfuerzo, pero nunca le he podido negar nunca nada a él viejo y ese fue probablemente el error de esta mañana el aceptar su petición sin antes saber que era.

         Solo a mi padre se le puede ocurrir que contratar a una mujer para que trabaje como una de las directivas, es una buena idea. Pero no solamente le basto con eso, sino que me lo dice hace una hora. Cuando mi padre la contrato hace días.

         Sigo golpeando el saco sin detenerme, mis músculos queman, pero todavía no es suficiente para llegar a calmarme lo suficiente, giro la cabeza a los lados todavía sin llegar a creer tal estupidez, cosa que había hecho sin mi consentimiento hace dos jodidas semanas.

          Para saciar mi curiosidad decidí investigarla un poco y según la información recopilada es de esas mujeres que se creen independientes.

         Resoplo imaginándomela en mi entorno; ya veremos si aguanta más de una semana, una cosa es que yo las contrate, pero quien sabe que artimañas usó para llegar a mi empresa.

         Por mucho ejercicio que hice la furia solo se calmó un poco hasta el punto de irritación, ay, pobre de ella... Pienso con una sonrisa ladina

*****************

        Miro el reloj de la pared en la sala de juntas 8:30 a.m. y la aludida no ha hecho acto de presencia a la reunión que convoque, donde se les estipulaba a todos los directivos que la asistencia es obligatoria.

         Al llegar a la empresa a las 8.00 a. m. voy directamente a mi oficina donde me espera mi padre para darme a conocer a los nuevos empleados y es allí cuando me entero de dos cosas: la primera, la mujer no solamente entro a trabajar ella sola, aparentemente tiene un colega que también viene en el paquete, lo más seguro es que sea su amante y la segunda es que no se ha dado el lujo de llegar todavía.

        Una vez estamos todos reunidos en la sala de juntas noto que Joe, el compañero de ella está malditamente inquieto logrando irritarme con su constante forma de mirar el maldito reloj de su muñeca, esta tensó por su tardanza y tiene razón para estarlo; solo necesito la más mínima de las escusas para despedirla.

        Ya debería estar acostumbrado a que las mujeres siempre llegan tarde, pero no pienso permitir semejante irresponsabilidad en mi empresa.

         Hora de que empiece el show...

—Sin más demora señores iniciemos, dado que aparentemente nadie más va a llagar empecemos con la reunión...

       Justo en ese momento tocan la puerta.

—Buen día, disculpen la tardanza caballeros.

        La veo entrar y dirigirse directamente a la silla junto a su compañero, sentándose sin dar algún tipo de explicación sobre el motivo de su tardanza.

         Existe algo en su conducta que no termino de entender, pero logra fastidiarme en su actitud. Debo decir que no es muy fea, tiene el cabello de un marrón chocolate espeso y del largo justo en una cola alta que deja apreciar las ondas del mismo.

         Buena ropa con una falda lápiz de color negro que moldea su figura, los zapatos altos están muy bien, pero al ver esa blusa azul rey tan escandalosa y con volantes totalmente ridícula, me dan ganas de sacarme los ojos para no sufrir más, es como un maldito pavo andante llamando la atención de todo los presentes y si le agregamos que se pavonea como si esta fuera su empresa, la dueña y señora sin dar explicaciones de su tardanza, nunca pido explicaciones pues me parecen inútiles si el daño ya está hecho, pero me hubiera gustado exigírselas en este caso si no estuviera retrasado para otra reunión.

       Doy un último vistazo hacia ella y noto que se han agarrado las manos por debajo de la mesa, no sé si es un gesto posesivo o de preocupación por su parte, lo cual me da curiosidad.

        Lo más probablemente es que sean amantes y el hecho de que ella use lentes no la hace muy intelectual, probablemente los use por capricho o para mantener una imagen. Ella si gira hacia mí y yo le sostengo la mirada no puedo ver el color de sus ojos porque la luz refleja un poco en los lentes, a pesar de que la veo con ferocidad ella me sostiene la mirada, interesante.

         Sí, definitivamente está es una de ellas; su compañero se agacha y le dice algo al oído, me gustaría saber que le dijo; porque sea lo que sea que le dijo, hizo que lo viera con... ¿cariño? ¿Molestia? No sé, probablemente ambos. Todavía seguíamos en una lucha de miradas a pesar de la interrupción de Joe y no pasa más de un par de minutos, pero si causo que todos nos observaran.

           Hay que terminar con esto... Y comienzo dirigiéndome a los presentes.

—Bueno caballeros, empecemos de nuevo ya que aparentemente no vamos a tener ningún tipo de interrupción desagradable nuevamente.

           Si le molesto mi comentario y el que no corrigiera que entre los presentes estaba ella, que es mujer no lo demostró, oculta muy bien sus expresiones con su cara de póquer. Pues bien, porque esto solo es el principio.

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