Capítulo Uno: ¿Hogar Dulce Hogar?
Trato sin éxito de acomodarme en el incómodo asiento del avión de clase media que nos hicieron abordar. Es sumamente estrecho, los brazos son incómodos y tener que compartir el espacio con perfectos desconocidos solo hace que mis nervios se alteren. Los altos mandos decidieron que era mejor mantener un perfil bajo, por lo que un vuelo comercial pareció una mejor opción que utilizar el jet privado o el helicóptero de la agencia. Apenas subimos, niños, adultos y ancianos me empujan para acomodar sus maletas sin que yo pueda hacer más que soportar su asqueroso olor a sudor.
Por si eso no fuera poco, no se me permitió utilizar mi uniforme negro para esta misión. Lo único que ha habido en mi armario durante toda mi vida han sido cómodos trajes deportivos, resistentes y ajustados. ¿Por qué no puedo seguir vistiendo eso? La ropa que dejaron sobre mi cama esta mañana posee tantos colores que estoy segura de que debe ser perjudicial para la vista. Y muestra tanta piel que me asquea el hecho de estar en contacto con las superficies. Un vestido corto y ligero con un estampado floral vibrante que incluye colores como el amarillo, rosa, verde y azul. Solo unos tirantes finos lo sostienen y posee un escote en la espalda. Brian dijo que de seguro agradecería la fresca tela cuando sintiera el calor de la costa de California, además de afirmar que me hace lucir con mucha vida.
No puedo permitirme fallar; nunca lo he hecho. Pero lo están haciendo innecesariamente complicado.
—Bien, April —habla Brian llamando mi atención—. ¿Lista para repasar la información que venía en los archivos?
—Mi memoria está bien entrenada, Zeta. No necesito estudiarlo contigo.
—Deberías comenzar a llamarme Brian.
—No estoy acostumbrada a hacerlo.
—Pues practica mientras repasamos. Un adolescente normal no simplemente memoriza, debes hablar con naturalidad acerca de películas, música, chismes de famosos... debemos crearte una personalidad alrededor de las tendencias. Necesito que formes tus propias opiniones de este mundo.
—Mi opinión es que es cuestionable cómo los idiotas de esa escuela parecen desviar su atención hacia personas que ni siquiera conocen solo para distorsionar su realidad y contribuir con esta idolatría al vacío de no tener una figura presente y real que seguir en sus vidas.
—Parece que elegiste que tu personalidad sea una adolescente frustrada que quiere ir en contra del sistema. Usualmente no objetaría, pero necesitamos que seas un poco más dulce si quieres acercarte al objetivo.
A pesar de mis protestas, Brian se asegura de que todos esos inútiles datos estén bien grabados en mi memoria. Kylie Jenner, la magnate de la belleza y miembro de la familia Kardashian-Jenner, se convirtió en la multimillonaria más joven según la revista Forbes debido al éxito de su marca de cosméticos. La actriz y cantante Zendaya ganó reconocimiento por su papel en la serie "Euphoria" y su participación en la película "Spider-Man: Lejos de Casa". La cantante y compositora Billie Eilish alcanzó la fama mundial con su música. El empresario y fundador de Tesla y SpaceX, Elon Musk, es una figura prominente en California debido a su enfoque en la innovación tecnológica... Por alguna razón, las personas encuentran todo esto relevante.
—¡No te creo! —exclama Brian casi gritando—. ¿No has visto ninguna película de Harry Potter? Es decir, no podemos relacionarnos con nadie del exterior, pero la televisión y el internet no están prohibidos en la base.
—Tengo asuntos más importantes que atender que ver una película o distraerme en la red.
—¿Qué hay de la música? ¿Acaso no la usas para entrenar?
—Prefiero estar atenta a mi entorno, además de que no quiero dañar mi oído.
—Mierda, April. Esta semana tendrás mucho que hacer y yo quería usar el tiempo para enseñarte cómo comportarte.
—Le estás dando demasiada importancia, no debe ser tan difícil socializar.
—¿Para ti? Conociéndote vas a querer matar al primero que tropiece contigo.
—¿Y?
—¿Cómo que "Y"? No creí tener que clarificar esto, April, pero no puedes matar a nadie en esta misión. Además, por si no es obvio para ti, no podrás llevar armas a la escuela. —Hago una mueca.
El resto del viaje es un suplicio. Una señora de mediana edad creyó que viajar con un bebé era buena idea, pero al parecer no cruzó su mente empacar suficientes pañales. Los audífonos baratos que nos dieron no son una buena primera experiencia para incursionarme en la música, no alcanzan a cubrir los llantos del engendro. Si no fuera porque Brian me detuvo un par de veces ya hubiera lanzado a esa pequeña criatura olorosa por la salida de emergencia, sin titubear un solo segundo.
Después de cinco horas de vuelo, por fin llegamos el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, donde aún nos espera un viaje en auto hasta Santa Mónica. Viajamos ligero, pues no había nada en la base que pudiera pasar por la seguridad del aeropuerto y todo lo necesario lo encontraremos en las casas que equiparon para nosotros. Por esto, en cuanto bajamos sigo a Brian por los corredores hasta salir del lugar, donde encontramos la ciudad repleta de turistas que pretenden disfrutar sus últimos días de verano. Comienzo a sentirme abrumada y aturdida por la presencia de tantas personas.
—¿Dónde está? —pregunto.
—¿Quién?
—Nuestro transporte, claro.
—Ah, ya pedí un Uber.
—¿Un qué?
—Uber —repite mostrándome su...
—¿Ahora tienes un celular personal?
—Tranquila, Allen me lo dio antes de irme, al igual que el tuyo. Te lo daré después.
No pasa mucho tiempo hasta que un conductor aparece frente a nosotros. Brian no me permite catearlo para asegurarme de que no trae ningún arma, pero me mantengo atenta durante todo el camino. ¿Todos los conductores tienen esa costumbre de no cerrar la boca durante el trayecto? Tardamos poco menos de una hora en llegar hasta Wilshire-Montana, un vecindario cerca de la playa que ofrece una combinación de viviendas y apartamentos rodeado de tiendas, restaurantes y servicios. La accesibilidad a las comodidades y la vida urbana suele ser atractiva para estudiantes que buscan una ubicación activa... O esas eran las palabras que describían el lugar en los documentos que estudié.
El lugar posee una variedad de estilos arquitectónicos. Desde casas estilo craftsman hasta modernas residencias contemporáneas. Hay propiedades pequeñas, pero también amplias y lujosas. La mayoría cuenta con espacios al aire libre bien mantenidos, con jardines, áreas de entretenimiento, terrazas y patios. Por la ventana del auto, observo cerca de las zonas comerciales a personas riendo en los restaurantes, disfrutando de un día en el parque y pasando lo que parece ser un gran día en la playa. El conductor nos promete que nos esperan los mejores momentos de nuestras vidas, sin embargo, estoy segura de que no será así.
Esta definitivamente no es mi vida. Ser expuesta a un cambio tan drástico pone a prueba mi capacidad de controlar mis emociones. Soy un agente Sombra, no debo sentir miedo, pero ¿por qué todo esto me intimida? Tal vez es el hecho de que debo ser una persona completamente diferente en una semana. O que no me permitan afrontar esta misión como las otras setenta y siete que he cumplido. Me piden que me mezcle en una sociedad que jamás he conocido.
—¿Es una misión o nos mandaron de vacaciones? —Me dice Brian cuando llegamos a nuestra base temporal.
La casa en donde voy a quedarme no es grande, pero ciertamente no es desagradable a la vista. En la parte delantera tiene un pequeño porche con un techo sostenido por columnas de madera, así como un jardín con macizos de flores. La fachada está revestida con materiales naturales y ventanas de vidrio plomado. Tal vez un lugar así haría que otros se sintieran liberados, pero a mí me han traído a una prisión. No veo el momento de regresar a la base.
—Es una misión, Brian —espeto firme—. Que tu atención no se disperse.
—Oye, esto te lo digo como tu amigo, si quieres completar la misión tendrás que controlar ese genio de mierda —se burla mientras rodea los ojos—. Iré a instalarme, deberías hacer lo mismo.
Tan pronto como Brian me entrega mis llaves, sus pasos se dirigen con emoción a su casa. Esta paralela a la mía, a solo unas cuentas vivienda de distancia. Su entusiasmo ante la situación me preocupa. Solo espero que no comprometa la misión.
En el momento en el que abro la puerta comienzo a inspeccionar el lugar. Admito que no me molestan las áreas verdes, incluso hay una alberca en el patio trasero que me servirá para entrenar, aunque no es tan grande como en las que acostumbro a nadar. Antes que otra cosa, decido ubicar mi cuarto para buscar lo que tanto me hace falta: un arma. Lo encuentro en el segundo piso, es mucho más grande que el que tenía en la base. De inmediato me dirijo al armario para apartar la ropa y palpar el fondo, debieron esconderlas por aquí.
No me equivoco, después de palpar la madera, encuentro una que se hunde al presionar con suficiente fuera, abriendo una compuerta en el piso en donde están mis armas de fuego y mis dagas. De inmediato, tomo uno de los cuchillos para estrujarlo contra mi pecho; otra vez estoy a salvo.
Cuando estoy más calmada, presto atención a la habitación. Sobre el escritorio han dejado más documentos que me servirán de guía y un dispositivo de comunicación con una nota de Alí que me pide usarlo tan pronto la lea. Estoy familiarizada con su funcionamiento, por lo que lo coloco en el piso y presiono el botón del costado. Me coloco frente a él en posición firme hasta que el holograma de Brian y la silueta de Ali aparecen frente a mí.
—¿Le gusta su nuevo hogar, agente A? —Pregunta Alí
—Es innecesariamente acogedor.
—Jamás está conforme —menciona Brian con una leve sonrisa.
—Opino lo mismo —secunda Alí relajado—. Saben las reglas, este dispositivo está encriptado y podremos usarlo para asuntos confidenciales. Los reportes de avances serán entregados por este medio, mientras que para asuntos personales podrán utilizar sus nuevos teléfonos celulares. La llamada de prueba ha sido exitosa y puede concluir. Buena suerte agentes.
Las imágenes se colapsan, indicando que la comunicación se ha cortado. Guardo el dispositivo en un cajón y me dispongo a comenzar con mi investigación del mundo exterior. Utilizo la computadora portátil que dejaron para mí para navegar en internet sobre temas mucho menos interesantes que los que suelo leer. No tardo en comprender que Brian tenía razón cuando dijo que no sé nada de lo que está pasando fuera de la base, pero las redes sociales me ayudan a familiarizarme con la manera en que las personas se relacionan. Es increíble la cantidad de información que puedes encontrar en cada perfil.
Un fuerte ruido de vidrios quebrándose interrumpe mi estudio, proveniente de la planta baja. Alguien está dentro de la casa sin ninguna duda... Carajo, tendré que luchar en un vestido con estampado floral. Empuño la daga que tomé antes del armario y me levanto sigilosamente con la firme intensión de abrirle el cuello a quien sea que pretenda sorprenderme. Escucho movimiento en la cocina, por lo que me dirijo con paso firme hacia ella. Lo que encuentro es peor que un delincuente.
—Esto debe ser una puta broma —me quejo.
Hay un cachorro, un maldito labrador de pelaje dorado con un moño rojo amarrado en el cuello. La bestia tiró una lámpara y está jugando con un trapo, sacudiéndolo de un lado a otro. Cuando nota mi presencia, no tarda en acercarse a mí y levantar su pata queriendo llamar mi atención. Si querían darme una mascota, un pez habría sido mucho menos problemático. ¡Un perro es una maldita pesadilla!
Aparto a la bola de pelos de inmediato. Mis pasos firmes vuelven a subir la escalera mientras que el cachorro me sigue, tropezando varias veces en los escalones por sus cortas patas. Es verdaderamente una criatura inútil. Apenas me quedo quieta, ataca mi pierna y ladra. Lo empujo lejos de mí para volver a llamar a la base, aunque el perro parece creer que se trata de un juego. Lo miro con desprecio cuando repite la acción. Tan pronto Ali atiende mi llamada, vuelvo a apartarlo.
Al no estar Brian en la línea, esta vez puedo ver su rostro. Hay una sonrisa burlona adornándolo y esta se hace más amplia cuando me ve luchando porque el animal me deje tranquila. Su posición relajada me indica que había estado esperando mi llamada.
—¿¡Qué es esto!? —suelto, exigiendo una explicación.
—Es un perro —se burla.
—Ya sé que es un perro, pero ¿qué se supone que haga con él? ¿Cocinarlo?
—Te hará compañía, agente. Esta misión puede resultar estresante para ti y las mascotas son buenas para calmar esos... ataques.
Dejo de pelear con el perro para mirar el holograma de Alí. Adopto nuevamente una posición firme, calmando mis nervios y reprendiéndome mentalmente por haber permitido que mis emociones controlaran la mayor parte de mis pensamientos el día de hoy. Soy un agente sombra, en mí no debe haber espacio para emociones. Necesito calmarme, este lugar es el campo de guerra al que tanto estoy acostumbrada... solo que más elegante.
—Esos episodios están bajo control —afirmo—. Han pasado años desde el último incidente.
—Y espero que así continúe, mientras tanto esto es una mera precaución. Me preocupo por ti, April —contesta—. Pero recuerda que no estás exenta de reglas, Agente. Será la última vez que lo diga: este canal es solo era para asuntos importantes.
—Sí, señor. Lo lamento.
La imagen de Alí se desvanece, dejándome solo con mis reprimendas mentales y los gruñidos del cachorro. Miro al enano, ha abandonado mi pierna para divertirse con uno de los zapatos que había en el armario. Por más que lo desee, no puedo sacarlo a la calle. Tal vez un poco de comida sirva para que se calme y deje de morder las cosas. Encuentro el bulto de croquetas en el jardín trasero, no tarda en devorar el plato que coloco para él en el suelo.
Resignada, decido colocarme la pijama para tratar de descansar un poco. Mis ojos no consiguen cerrarse, a pesar de la calma del lugar. Cuando por fin estoy a punto de encontrar la paz, escucho nuevamente al animal cerca de mi habitación y siento como se trepa en la cama ayudándose del mueble que está enfrente, utilizando los cajones mal cerrados como escalera.
—¡Ni si quiera lo...! —comienzo a hablar, pero debo controlarme. No es posible que piense en pelear con un perro, un can—. Si te haces encima de las sábanas desearás no haber sido adoptado.
No ha empezado y ya sé que esta será una larga y tediosa misión.
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