Capítulo trece: Soplón
(Narra Jack)
Trato de golpear a John, pero él toma mi brazo para acomodarlo en su espalda y hacerme rodar hasta azotar fuertemente contra el suelo. El aire en mis pulmones se me escapa por unos instantes, los cuales Ian aprovecha para atacarlo con una de las catanas. A pesar del filo, Silverman no limita su fuerza o puntería. Bush tiene que arquear la espalda para que su cuello se aleje lo suficiente del arma. Esquiva un zarpazo a la izquierda y casi de inmediato uno a la derecha. La última posición deja a Ian expuesto, por lo que John consigue torcer su agarre hasta desarmarlo.
Me pongo de pie nuevamente, tomando un par de Kunes para lanzarle uno a Ian, pero John lo intercepta antes. Golpea al rubio primero en las piernas para desequilibrarlo y luego en el estómago lo suficientemente fuerte para que no se pueda levantar. Tan pronto se ha deshecho de él, se aproxima a mí con fiereza. Usamos los palos para atacarnos y defendernos, sin embargo, aunque consigo hacer contacto varias veces no parece afectarle lo suficiente como para rendirse. La ventaja que nos lleva es clara, pierdo la pelea cuando me acorrala contra la pared posicionando su arma contra mi cuello.
—Si fueran más constantes en el entrenamiento tal vez podrían al menos darle pelea a John. —La voz de mi padre resuena en el Gimnasio—. Buen trabajo, agente Bush. Silverman, Mathews, no quiero ningún evento social o salida. Hasta que sean oponentes dignos para su compañero, sus tardes las pasarán entrenando o atendiendo tareas. ¿Fui claro al respecto?
—Sí, señor —contestamos al unísono.
—Bien —dice sin más—. Jack, te veré en la sala de juntas en cincuenta minutos. Te quiero aseado y presentable.
Tan pronto se retira, Ian se dobla para quejarse del dolor que le causó el golpe de John. Bush se ríe y le golpea la espalda, lo cual no ayuda. Lo cierto es que sí nos hemos saltado varios entrenamientos mientras que John parece más centrado que nunca en ellos. De Ian es algo común, pues usualmente trata de darle más peso a su vida personal, pero yo me he descuidado de más; tanto que incluso mi padre comienza a notarlo. ¿Puede culparme? Este es mi último año de libertad antes de que los Silentes se vuelvan lo único en mi vida. Es de esperarse que busque disfrutarlo y lo cierto es que prefiero pasar las tardes con April que golpeando costales.
—¿Qué haces? —pregunta John al verme agarrar el celular y empezar a encenderlo.
—Quiero revisar mis mensajes —contesto calmado, pero de inmediato siento un golpe del kun sobre mis dedos que quiebra parte de la pantalla y me obliga a soltar el dispositivo—. ¡Carajo, John!
—¿Perdiste la cabeza?
—Tengo que apoyar a John en esto, Jack —habla Ian aún en el suelo—. Sabes que no podemos encender los celulares aquí y creo que April puede pasar un día sin saber de ti.
—¿Quién dice que es por Smith?
—Por favor —espeta John rodeando los ojos. Sé que a él no le agrada—. Ya pasas más tiempo con ella que con nosotros.
—No es mi culpa que seamos pareja en la mayoría de las asignaturas.
—Pero las comidas, los cafés, las salidas y las películas en sus «sesiones de estudio» no son una obligación —señala Ian de manera jocosa, lo que le gana otro golpe, esta vez de mi parte. Él se queja—. ¿Podrían dejar de golpearme?
—¿Por que te importa? —le pregunto a John—. Siempre te ha dado igual con quien salgo o no.
—Tal vez porque no has tenido una cita con alguien diferente desde hace ya casi un mes, debe ser un récord para ti —declara Ian, pero cuando se da cuenta de la mala mirada que le dirijo alza las manos a modo de rendición y se pone de pie—. Vale, ya me callo. Pero es obvio que no estás haciendo esto por meros fines académicos.
—Mira, me importa más un pepino que a quien quieras llevarte a la cama, pero April Smith y Brian Grey me dan muy mala espina.
—Por favor, John —exhalo con frustración dejando el material de entrenamiento—. Ya pasaron semanas, ¿quieres olvidar lo del scape room?
—¿Cómo es que el hecho de que los Sombra recuperaran esas malditas cajas luego de que ella las viera y se fuera con Brian no es sospechoso para ti? —recrimina—. Y ese dardo fue un tiro perfecto.
—Hay un millón de motivos por los cuales pudieron encontrarlas. Incluso Ian reportó que creyó haber visto a alguien siguiéndolos.
—Entonces hay que contárselo a tu padre. Si realmente crees en su inocencia no te importara que indaguen en su historial.
Mi mirada se torna seria y me acerco a John de manera agresiva, pero él no se echa atrás. Contárselo a mi padre sería una verdadera catástrofe, se pondría paranoico. Me haría investigar cada detalle del pasado de April, lo cual nunca es bueno. También me obligaría a presentársela para que él mismo la juzgara, lo que sería realmente vergonzoso considerando el interrogatorio al que la sometería. Y si sospecha de ella, como lo hace con todo el mundo, me dará el triple de tareas para que no pueda hacer nada más que pasar mis tardes en la base. No quiero desperdiciar así mi último año.
April es muy diferente a las chicas con las que usualmente salgo. No es ilusa ni presumida, y creo que eso me ha hecho cruzar los límites que procuro mantener. Sí, puede que no tenga el mejor temperamento y que sus problemas familiares sean a veces demasiado para ella, pero eso no la hace mala ni tampoco la hace sospechosa. En realidad, una vez que se abre notas que es una persona agradable, muy inteligente y bastante divertida. Su presencia se me ha hecho costumbre y me gusta que seamos amigos. Si estuviera en peligro ella ya habría tenido un millón de oportunidades para asesinarme y yo a ella aún más. El otro día incluso se quedó dormida viendo Whiplash, un Sombra jamás bajaría la guardia de esa manera sabiendo que está al lado de un Silente.
A menos claro que no lo supiera... Tonterías, John está simplemente siendo paranoico. April Smith no puede ser un agente Sombra, ellos son despreciables.
—¿Pueden ser maduros por una vez? —recrimina Ian poniendo sus manos en nuestros pechos y separándonos al uno del otro—. Jack, no tiene nada de malo ser precavido, mucho menos en nuestra posición. Investigar a April sería mera precaución y lo más probable es que tarde o temprano tengamos que hacerlo. Sin embargo, John, yo también he pasado tiempo con ella y esa chica no es un Sombra. Tienes que relajarte.
—Ambos son peligrosamente confiados —espeta John—. Si ustedes quieren bajar la guardia bien, pero no me pidan que yo también lo haga. Vigilaré a esos dos, quieran ayudarme o no. Si tengo que ser yo quien busque su expediente, que así sea.
John recoge sus cosas para dirigirse con paso decidido a las duchas. Él siempre se ha mostrado más comprometido con los Silentes que yo, cosa que mi padre nunca pierde la oportunidad de reclamarme. Verdaderamente no me molestaría que lo eligiera a él para tomar el mando, de hecho, mi vida sería muchísimo más sencilla. Ian no tarda en notar mi debate interno y me da una palmada en la espalda.
—Yo hablo con él —asegura—. Haré que se relaje.
—No sé por qué le da tanta importancia.
—Ya sabes que cuando se obsesiona con algo es muy difícil sacárselo de la cabeza.
—Pues espero que se obsesione con algo más pronto. —Él me sonríe.
—April te gusta en serio, ¿no?
—No digas estupideces —hablo molesto, pero de inmediato me arrepiento y doy un respiro par cambiar el tono en mi voz—. Sabes que aunque así fuera no tendría importancia. Al terminar el curso quién sabe a qué lugar del mundo me enviará mi padre y mis responsabilidades serán demasiadas para cualquier cosa que no sean los silentes.
—Uy, hablamos de una relación a largo plazo entonces —señala sorprendido y yo hago una mueca, cayendo en cuenta de que tal vez la compañía de April me guste más de lo que quisiera admitir.
—¿Debería alejarme de ella? —pregunto, aún sabiendo bien la respuesta. Sería lo mejor para ambos, no la haría perder el tiempo—. De cualquier forma, supongo que después de que John nos dejara en ridículo con mi padre no podré verla mucho.
—Mark siempre quiere verte feliz. Intenta negociar con él tus tardes libres y, si eso no funciona, entonces yo te cubro —propone—. Convenceré a John para que en los reportes no mencione tu ausencia.
Sonrío y le doy un abrazo como agradecimiento. La única constante en mi vida siempre han sido Ian y John. A pesar de que mis ideas suelen chocar más con las de Bush, es un amigo leal al que aprecio con mi vida. Silverman siempre se encarga de mediar las cosas entre nosotros y es, a decir verdad, quien nos mantiene unidos. Tal vez es porque es el más empático de nosotros. Siempre sabe qué decir y cómo apoyarnos, piensa en todos antes que en él mismo. No he conocido a una sola persona a la que él no le agrade.
Me apresuro a tomar una ducha para reunirme con mi padre. Si me pidió estar presentable es probable que la reunión no sea solo entre nosotros. Ya que quiero pedirle un favor más me vale cumplir con sus expectativas. Me aseguro frente al espejo de estar bien peinado y de que mi uniforme esté acomodado, sin arrugas o manchas. Cuando creo que he logrado mi cometido, salgo de mi habitación y me encamino hasta llegar a la sala de juntas en donde él ya está esperándome. AI verme, su mirada se dirige inmediatamente al reloj.
—¿Quince minutos antes? —pregunta gratamente sorprendido— ¿A qué se debe esta puntualidad?
—¿Puedes culparme? Llegaste hoy y ni siquiera he podido saludarte como es debido.
Él abre los brazos con una sonrisa en el rostro y yo le doy un fuerte abrazo. Se nota exhausto, a pesar de llevar ya varios años en servicio se rehúsa a dejar de atender él mismo las misiones. Tiene una lesión en el hombro y su rodilla siempre le esta causando problemas. Cada vez que sale me aterra que no vuelva a cruzar la puerta, pero a pesar de haber externado mi preocupación con él, su compromiso con los Silentes es mucho más grande. Quiere darme el ejemplo, espera que sacrifique mi vida de la misma manera en la que él lo ha hecho.
—¿Cómo estás? —pregunto—. Te fuiste por más días de los acordados, comenzaba a angustiarme.
—Hubo un par de complicaciones, pero al final todo salió bien.
—¿Encontraste al proveedor de los Sombra?
—Encontré algo mejor que eso, pero ya te lo explicaré en unos minutos. ¿Cómo estás tú, hijo? ¿Por qué has tenido problemas para acudir a los entrenamientos?
—La escuela me ha tenido bastante ocupado. Se acercan los primeros exámenes y quiero tener buenas notas.
—La educación es algo muy importante, eso siempre te lo he dicho y por eso siempre he impulsado tus ganas de concluir con tus estudios pre-universitarios. Sin embargo, espero que le des la misma importancia a los Silentes.
—Lamento si he descuidado mis entrenamientos. ¿Por qué no cambio algunos de ellos para la mañana? Así aún tendré un par de tardes libres y me pondré al corriente con John —propongo y después de meditarlo unos momentos él asiente.
—Me parece un trato justo. —Sonrío.
—Y quería preguntarte si el siguiente jueves...
—Las actividades de los jueves no entran en la negociación.
—Es que... —comienzo a explicar, pero sé que para él no va a tener importancia. April dijo que su padre llegaría ese día y ya antes le había prometido que cuando eso sucediera estaría con ella. No me deja mucha opción—. Como digas, ahí estaré.
—Ese es mi muchacho —dice orgulloso mientras coloca su mano en mi hombro de manera afectuosa—. Ahora, necesito presentarte a alguien.
Observo cómo la puerta se abre, dejando pasar a un puñado de nuestros agentes rodeando a un hombre a manera de protección. Todos son de un rango muy superior, usualmente solo protegerían a mi padre. ¿Quien podría ser tan importante como para necesitar ese tipo de seguridad? Intento asomarme, pero no es hasta que se cierra la puerta que los guardias se apartan y mis sentidos se ponen de inmediato en alerta.
Reconocería ese uniforme en donde sea, es de un agente Sombra. Mi primer instinto es colocarme frente a mi padre para protegerlo en caso de que sea necesario, pero él vuelve a poner su mano en mi hombro para que me tranquilice. No entiendo nada. Si este tipo es un prisionero entonces, ¿por qué no está esposado y encerrado en una de las celdas de alta seguridad? Traerlo aquí es sumamente arriesgado.
—Supongo que él es el famoso Jack —habla, pero yo me mantengo muy serio—. No te equivocaste al decir que esta sería su exacta reacción al verme, Mark.
—Jack, él es Anderson.
—Es un Sombra —espeto con asco.
—Sí, lo es —aclara mi padre calmado—. Es por eso que es un tema algo delicado.
—¿«Algo delicado»? ¿Qué carajos está haciendo aquí?
—Yo puedo contestar eso —interviene el tal Anderson antes que mi padre—. Quiero ayudarlos, Jack.
—¿Por que confiaríamos en un traidor? —Él suspira y toma asiento en una de las sillas mientras que el resto de Silentes se retira. Solo quedamos los tres en la habitación.
—¿Te sientes afortunado, Jack? —pregunta y yo lo miro confundido—. No, seguramente piensas que todo esto es demasiado difícil. Que ser un Silente es un martirio... Pero tendrías pesadillas si te contara lo que implica ser un agente Sombra.
—¿Que quieres? ¿Que sienta compasión por ti? Los Sombra no son más que asesinos.
—Jack —regaña mi padre, pero no me retracto.
—Tienes razón, y por eso quiero que entiendas el por qué estoy aquí —continúa explicando—. Los valores que yo pensé que los Sombra defendían, las cosas por las que me dijeron que luchábamos... nada resultó ser cierto. Planeo salvar a tantos niños como me sea posible. Voy a evitar que sigan entrenándolos para ser, como tú bien dijiste, asesinos.
—Anderson fue quien me buscó a mí, Jack.
—¿Y cómo nos aseguramos de que no sea una trampa? Podría estar enviando nuestra ubicación justo ahora.
—No lo está haciendo. En realidad, gracias a Anderson pudimos interceptar el cargamento de hace un mes.
—¿El cual casualmente perdimos poco después?
—Yo no sabía en dónde iban a guardarlo —se excusa el Sombra—. Como encargado de ese sector no puedo hacer nada más que recuperarlo si uno de mis agentes me informa acerca de su paradero.
—¿Cómo vas a ayudarnos entonces? ¿Vas a darnos los nombres de tus agentes al menos? —Anderson suspira y mira a mi padre para que él sea quien responda.
—Dado que la motivación principal de Anderson es proteger a estos agentes, el tema de su identidad no es algo que esté a negociación por el momento —explica.
—Lo que sí puedo hacer es proporcionarles el lugar y las fechas de ataques próximos en caso de ser necesario. También tendrán acceso a información confidencial, así como una parte de los cargamentos. Puedo darles tanto como sea prudente para mantener mi cabeza sobre mis hombros. Así podremos reducir el número de bajas de ambos lados hasta que sea prudente dar un golpe más grande.
—No me parece suficiente —afirmo.
—Aunque así lo quisiéramos, niño, las cosas no pueden cambiarse de la noche a la mañana.
—No confío en ti.
—Tendrás que confiar en mí entonces —interviene mi padre.
Hola, hola.
¿Les gustan los capítulos narrados por Jack u otro personaje? Espero que sí porque tengo planeados al menos un par más. Me parece una buena forma de conocerlos mejor.
Nos leemos pronto
—Nefelibata
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top