Capítulo Dos: Un Viaje Intelectual
Hoy es mi primer día de preparatoria... nunca pensé que diría algo como eso.
A pesar de que mi primera clase no es hasta las 8:00 a.m., decido despertarme a la misma hora de siempre para salir a correr en el vecindario y entrenar un poco. Me tomó años conseguir recorrer diez kilómetros en menos de treinta y tres minutos, no pienso perder mi condición solo porque esta misión está dispuesta a poner a prueba nuevas habilidades en mí.
Durante mi semana de preparación me dediqué a estudiar aspectos del comportamiento social, algunos datos generales que debería conocer si hubiera sido educada en escuelas como el resto de los estudiantes y la escasa información que conseguimos acerca de mi objetivo. Por las noches allanamos los hogares de los vecinos para asegurarnos de que todo estuviera en orden y recorrimos el perímetro en busca de actividad sospechosa, no hayamos nada fuera de lo normal. También construí un pasado convincente, pues Brian dice que tan pronto hagamos amigos comenzarán a hacer preguntas para conocernos mejor. ¿Por qué tendría que importarles?
Tan pronto termino, preparo mi desayuno mirando como la alimaña sigue mis pasos en todo momento. Supongo que él también tiene hambre, por lo que vuelvo a llenar su plato con comida, pero esta vez no le será tan sencillo. Necesita entrenamiento si quiere quedarse bajo el mismo techo que yo.
—Siéntate —ordeno, pero no hace caso—. ¡Siéntate!
El cachorro se limita a ladrar sin comprender mis palabras. Da unas cuentas vueltas, intenta escalar mi pierna y finalmente gira la cabeza confundido. Supongo que necesita ayuda, por lo que dejo el plato sobre un estante alto y me agacho para bajarle el trasero hasta colocarlo en la posición deseada.
—Así, idiota.
Con su comida nuevamente en mano repito la orden. Sorprendentemente, esta vez obedece. Tal vez no es tan torpe como creí. Mientras está distraído, aprovecho para tomar una ducha y torturarme eligiendo nuevamente ropa colorida por encima de mi cómodo uniforme. Definitivamente un vestido no será la opción, sin embargo, lo mejor que encuentro son unos jeans y una camiseta básica holgada con el diseño más sutil que encuentro.
Cuando estoy lista, lucho unos cuántos minutos en contra del perro para que se quede dentro de la casa, amenazándolo con echarlo a la calle si rompe otra cosa en mi ausencia. Obviamente Alí no nos iba a dejar sin transporte, por lo que nos proporcionaron autos cómodos en los que podremos llevar a la institución. Estudié el camino, no tardo mucho en llegar.
Apenas bajo del auto, noto varias miradas sobre mí e instintivamente meto mi mano en la mochila para alcanzar la navaja que escondí... a pesar de que Brian me advirtió que no debía traerla. No es hasta que veo a mi compañero de misión acercarse que me relajo, un rostro conocido en esta jungla es realmente reconfortante. Él luce mucho más relajado que yo, con pantalones cortos y una playera roja que resalta su enorme sonrisa.
—¿Los conjuntos de ropa ya estaban armados, cierto? —dice coquetamente—. Tú jamás escogerías algo que te quedara tan bien.
—¿Por qué la gente nos está mirando?
—Oh, no lo sé. Tal vez porque Ali te dio un hermoso Porsche Panamera blanco.
—¿Y eso qué?
—Es una entrada triunfal, April. Ahora quita esa mirada de desquiciada o ahuyentarás a todos. —Sé que tiene razón.
—¿Ya viste a Jack?
—Aún no, pero escuché a varias chicas hablar sobre él. Te advierto que no va a ser sencillo conseguir una cita con él.
—¿Por qué no?
—Porque es uno de los chicos más cotizados de esta escuela. Además, recientemente terminó una relación y eso tiene a todas aquí como locas.
—Bueno, tú eres el experto. Tu trabajo es ayudarme a acercarme a él.
—Eso será sencillo, comparten todas las clases. Así que tu estrategia será mostrarte indiferente.
—¿Qué?
—Mira, lo estuve pensando y, con tu escaso encanto social, esa es nuestra mejor estrategia. Tiene a media escuela babeando por él y un poco de desprecio llamará su atención. Conseguir una chica es sencillo para él, tú tienes que ser un reto. Cuando note que no estás interesada en él, va a estar interesado en ti. Es lógica básica masculina.
—Con tantas chicas a su alrededor ni siquiera va a notar mi existencia.
—Claro que la notará. Está arreglado que seas su pareja en varias asignaturas, tendrán que reunirse para hacer tareas y proyectos. Además, mi querida April Smith, ya están hablando de ti en los pasillos por ser la chica nueva que llegó en un sedán de lujo. Eso y que estás hablando con el nuevo estudiante más guapo del instituto.
—Te creo lo del auto, lo otro está a discusión. —Se ríe
—Oh, por cierto. Ya está listo —dice entregándome de vuelta mi teléfono—. Descargué tanta música como pude, de todos los géneros para que decidas cuál te gusta más. Anoté películas que debes ver, cree algunos tableros en Pinterest que te serán útiles... También agregué mi número, por si necesitas algo personal.
—Gracias, Brian.
—¿Quieres que te acompañe a tu primera clase?
—No. Puedo encontrar el salón yo sola.
—No me preocupa que te pierdas, me preocupa que le hagas daño a alguien. Por favor, no asesines a nadie. Y no es sarcasmo.
Rodeo los ojos y me alejo de Brian con la tarea de encontrar el salón de mi primera asignatura. En la fachada del lugar puede leerse en letras blancas SAMOHI, la abreviación de Santa Monica High School. La escuela es grande, el folleto que me dieron prometía instalaciones modernas con aulas equipadas con tecnología actualizada, laboratorios de ciencias, instalaciones deportivas, biblioteca, teatro, espacios para las artes y áreas de recreación al aire libre. Todo sería incluso soportable de no ser por la cantidad de población estudiantil en el lugar.
En los pasillos me encuentro con personas gritando y abrazándose, como si no se hubieran visto en años. Lucen emocionadas por regresar a este lugar y se ríen mientras comparten las anécdotas de su verano. Tengo que controlarme cuando varios estudiantes se estrellan contra mí, eufóricos por encontrar a sus amigos. Salgo lo antes posible del tumulto de gente, entrando al salón asignado y dejando mis cosas sobre el primer espacio libre que encuentro.
El aula permanece casi vacía a pesar de que falten pocos minutos para que empiece la asignatura. Busco discretamente a mi objetivo entre los escasos estudiantes que lanzan bolas de papel al aire, pero no lo encuentro. Decido ignorar a todos y enciendo el celular que Brian me dio para conectar los audífonos. Será mejor que comience a escuchar esa tortuosa música. En mis oídos comienza a sonar algo de una tal Taylor Swift. Es mejor que el alboroto que está sonando a mi alrededor.
El aula se llena poco a poco, sin rastro alguno de Jack Mathews. Pronto el bullicio comienza a calmarse y desaparece por completo cuando un hombre mayor con larga barba entra en el salón.
—¡Buenos días, exploradores del pensamiento! —exclama, compartiendo la misma euforia que los estudiantes en los pasillos—. Para los que no me conocen, pueden llamarme señor Hammet. Seré su maestro en esta emocionante travesía intelectual.
Esta es la única clase para la que no estoy preparada. Mi plan de estudios incluye matemáticas avanzadas, ciencia, idiomas extranjeros, programación informática, deportes... Para todas y cada una de estas asignaturas estoy más que calificada. Estoy segura de que los académicos no podrían enseñarme nada que yo no sepa. Es más, yo podría instruirlos a ellos en varios aspecto que seguramente ignoran. Todo estaría bajo control de no ser porque mi optativa es Filosofía y Letras.
—La filosofía es un vasto océano de ideas, preguntas intrigantes y debates fascinantes que han desafiado a las mentes más brillantes a lo largo de la historia. En este lugar no hay límites para la curiosidad, buscaremos entender desde la esencia de la realidad hasta los fundamentos de la moralidad y la existencia. No me interesa que memoricen teorías, esta clase se trata de desafiar, provocar y estimular nuestras mentes. La filosofía es un fuego que arde dentro de nosotros, una búsqueda sin fin de la verdad y...
La puerta del salón se abre de golpe, interrumpiendo el insufrible discurso del viejo. Tres estudiantes despreocupados entran en el aula, entre ellos está Jack Matthews. Uno de sus acompañantes tiene cabello rubio y ojos cafés pequeños. En contraste, el otro tiene cabello oscuro y la mirada penetrante. A juzgar por el cuerpo tonificado que poseen solo hay dos opciones: esta escuela entrena atletas de alto rendimiento o también son agentes. No puedo correr riegos, por lo que discretamente tomo una foto de ellos antes de que tomen asiento.
—Oh, mi trío favorito. Esperaba no verlos en mi clase después de nuestra experiencia el año pasado, pero admiro su valentía al elegir esta optativa —habla nuevamente el profesor mientras los chicos toman asiento—. Quieren por favor reflexionar sobre sus acciones hablándome sobre el trabajo del filósofo alemán Hans Jonas.
—Hans Jonas desarrolló la ética de la responsabilidad, argumentando que los seres humanos tienen el deber de actuar de manera que las consecuencias de sus acciones no causen daño a futuras generaciones o al medio ambiente —Habla el rubio.
—Si aplicamos su filosofía al contexto de nuestra impuntualidad —continúa Jack—, Jonas no solo lo consideraría como un acto simple de retraso o falta de compromiso, sino como una falta de consideración hacia los demás y una falta de cumplimiento de nuestra responsabilidad moral de respetar el tiempo y los compromisos, lo cual puede tener repercusiones más allá de lo inmediato.
—Como en su calificación final, por ejemplo. —Los estudiantes ríen ante el comentario del maestro, incluidos los involucrados—. ¡Me encanta la participación en clase! Hagamos una ronda de preguntas, para calentar motores. ¡Cada respuesta correcta será un punto extra sobre el proyecto final!
Todos los estudiantes se emocionan, a excepción de los recién llegados y yo. Alzan sus manos esperando a ser escogidos por el profesor y tener la oportunidad de sobresalir desde el primer día. ¿Por qué les importa tanto un número en un papel? De ser cualquier otra clase no dudaría en tratar de llamar la atención de Jack Matthews al contestar algo inteligente, pero aquí... La filosofía son discursos inútiles que no me ayudan en nada con las misiones. No pienso intentar ser escogida por el maestro, prefiero concentrarme en los movimientos de mi objetivo.
—¡Usted! —Me señala el maestro, consiguiendo que todas las miradas se posen sobre mí mientras aún veía a Jack Mathews. Carajo—. Su rostro no me parece familiar, ¿es nueva en el instituto?
—Sí, así es, señor.
—¡Excelente! Por favor, póngase de pie para presentarse.
Me paralizo. ¿¡Por qué me paralizo!? He hecho cosas mucho más peligrosas que hablar en público, pero por alguna razón las penetrantes miradas sobre mí provocan que mis manos tiemblen. ¡Levántate y abre la maldita boca! Mis extremidades no me obedecen, los murmullos no tardan en hacerse presentes mientras todos esperan a que me digne a separar mi trasero del asiento.
—Por favor, no tiene por qué estar nerviosa.
Finalmente, consigo salir del trance en el que había estado inmersa y ponerme de pie. Mi primer instinto es colocar mi espalda bien derecha, mis manos pegadas a mis costados y los pies juntos, pero me recuerdo a tiempo que no estoy en la base. Me cuesta trabajo no adoptar una postura firme, pero me obligo a permanecer relajada mientras sé que todos a mi alrededor han puesto toda su atención sobre mí; incluyendo a mi objetivo.
—Me llamo April, April Smith.
—Fascinante, ¿podría decirme su opinión acerca de la filosofía?
—La filosofía promueve la reflexión crítica y la búsqueda de comprensión profunda sobre el mundo que nos rodea.
—Eso es un hecho, señorita Smith. Quiero su opinión. —Brian dijo que debía ser amigable, dulce. Yo no sé hacer eso, mucho menos con la presión que la multitud está ejerciendo sobre mí en estos momentos.
—La filosofía es una disciplina demasiado abstracta y teórica, que carece de aplicaciones prácticas en la vida diaria —digo sinceramente, lo que provoca sorpresa entre los estudiantes, pero satisfacción en el rostro del maestro—. Los filósofos pasan su tiempo inmersos en debates interminables que no tienen relevancia real. Su enfoque en discutir temas sin llegar a soluciones concretas solo conduce a un círculo vicioso de preguntas sin respuestas claras ni conclusiones prácticas.
—¡Me encanta su sinceridad! —confiesa el señor Hammet—. Y estoy emocionado por cambiar esa idea que tiene. Ahora, por un punto extra, díganme quién es considerado el primer filósofo en la historia.
—Un... tal Mileto—Contesto, provocando que la clase ría.
—Bueno, no está equivocada.
—Tales de Mileto —corrijo al dar un segundo repaso mental a lo que estudié en los documentos—. Siento la confusión.
—Será un placer tenerla en mi clase, Señorita Smith.
Vuelvo a tomar asiento y, finalmente, las miradas de todos dejan de estar sobre mí. El señor Hammet sigue con su ronda de preguntas, pero no pongo atención a ellas. Centro mi sistema auditivo en los murmullos de las chicas que están detrás de mí ya que su conversación tiene información mucho más interesante para la misión. Hablan en susurros sobre Jack y los dos chicos que entraron con él, ahora sé que sus nombres son Ian Silverman y John Bush. Fuera de que mencionan lo buenos que están, lo único interesante es que habrá varias fiestas a la que seguramente tendré que ir y un baile de gradación al que debo conseguir ser invitada.
Hola, hola.
Para los que ya habían leído esta historia, les aseguro que habrá demasiadas cosas nuevas. Para los recién llegados, espero que acepten la misión. La historia será actualizado todos los sábados a las 10:30 de la mañana.
Nos leemos pronto.
—Nefelibata
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