Capitulo 3.
Editado: 30/ 09/ 21
Tres semanas y nada.
Mi largo suspiro hace eco en la sala de la guarida, Mitsuki ha salido temprano por la mañana en busca de provisiones para esta nueva semana. Desde el ataque ha Konoha han transcurrido tres semanas y unos días de más, él sale cada inicio de semana en busca de provisiones y cosas que podríamos utilizar, sorpresivamente hasta me ha conseguido un videojuego en busca de distraerme un poco de todo el caos que sufrimos en la villa, pero con los pocos ánimos que tengo no he podido jugar ni un poco con su regalo.
Suspirando me levanto del sofá y salgo de la habitación deslizando mis dedos por las paredes, este lugar puede tener gran tecnología, pero aquí no hay gran señal de televisión y lo único que pasan son series de fuera... y de las primeras que se crearon. Comienzo a andar por los pasillos sin rumbo fijo, y de pronto congelo mi mano, tocando la puerta dónde Hima se encuentra descansando me detengo dudoso de entrar... finalmente abro la puerta y me adentro, en una capsula se encuentra mi hermana profundamente dormida y lo único que puedo hacer es limpiar las lágrimas que han escapado de mis ojos.
Mitsuki ha cuidado de ella desde que resultó herida, él cambia sus vendajes y limpia su cuerpo, la última vez me dijo que las heridas habían mejorado considerablemente, demasiado en comparación al inició; pero mirando su cara tan calmada no puedo evitar llorar con fuerza.
[Tres semanas atrás 12:50]
Mis padres llegan con tanta prisa que al detenerse no pueden evitar jadear del cansancio, puedo ver claramente el sudor en la cara de ambos, y aun así mi madre intenta sonreír con cariño hacia Hima al igual que el viejo al cuál le sale mucho menos bien que ha ella; ciertamente no les cayó nada bien dejar el entrenamiento, de mi madre lo entiendo porque lo dejó completamente para cuidar de nosotros, pero el viejo...
— ¿Qué ocurre contigo viejo? —sonrío burlón —realmente debes dejar un poco ese papeleo y comenzar a entrenar.
Sonriendo acaricia mi cabello —Lo siento, había mucho trabajo en la oficina.
—Por suerte Shikamaru se ofreció a cubrirnos junto al con de sombre de tu padre —añade con una sonrisa entre el acercarse para abrazar a Hima.
—No hay problema —añadé con una sonrisa alejándose un poco del abrazo —ya me he acostumbrado a las demoras de papá y los buenos regalos que vienen con ello.
Entre una risa grupal por parte de todos, Hima une sus manos con entusiasmo entre brincos constantes en el mismo sitio, por el camino llegan tres clones de sombra con un enorme regalo sobre sus hombros, un monumental peluche del tamaño de un panda; Hima sonríe animada y corre con prisa hacia el enorme oso hasta brincar y caer contra su torso, todos los presentes de la academia se acercan con sorpresa apuntando el enorme animal de felpa.
— ¿No se ha sobrepasado tu padre? —pronuncia algo incomodo con el peluche.
Entre mi diversión abrazo a Mitsuki —Si, tienes razón, muchísimo...
Nos miramos cómplices del mismo pensamiento y enseguida nos acercamos admirando con el mismo asombro de todos los demás espectadores, al increíblemente monumental oso de felpa, el maldito oso puede tener casi el tamaño de una casa... y no exagero, lo ha hecho el viejo. Rascando mi sien vuelvo la mirada hacia mi padre.
—Viejo, sinceramente te excediste de sobre manera esta vez... ¿Dónde piensas que podrá meter al peluche?
—Buenooo... —analiza el enorme oso —no lo había pensado —vuelve su mirada sobre mí sonriendo con vergüenza —creo que no lo pensé muy bien.
Mi sonrisa no puede evitar surgir mientras observo el penoso rostro de mi padre y a mi pequeña hermana que brinca de un lado a otro abrazando al inmenso peluche, entre su éxtasis baja de pronto de aquel inmenso oso y avanza a nuestro padre sin apartar la mirada del peluche por completo; al volver la mirada lleva sus puños sobre sus sonrojadas mejillas mostrando una amplia sonrisa.
— ¡Es maravilloso! Pero... —bajando los ánimos, sonríe con más calma admirando a los niños que juegan —preferiría que lo cambiarás por miles de peluches más pequeños... —muestra el tamaño con sus manos —y que esos peluches sean entregados a los orfanatos de la aldea, y quizá... si llegarán a sobrar podrías enviarlos a Suna.
Sus brazos se elevaron y al segundo le da un nuevo abrazo al viejo, yo sonrío complacido con la caridad de mi hermana y simplemente me quedo viendo como mi padre acaricia su cabello con orgullo dando un asentimiento a su pedimento, mi madre suspira feliz con la decisión de mi hermana.
—Bueno, una cena nos espera en la casa ¿Vamos?
Todos asienten y delante de mí pasa Hima para sujetarse de los brazos de Inojin y Shikadai dejando a mis padres ir tras ellos, entre mi diversión sujeto a Mitsuki bajo mi brazo para mirarlo, él me vuelve la mirada al segundo.
—Entonces vayamos de una vez —ante su asentimiento continuamos nuestro camino.
—Sabes, de verdad me sorprende que tu hermana tenga tan buen corazón, cualquiera pensaría que preferiría quedarse con el enorme peluche a pesar de no poder utilizarlo nunca.
—No, ella no es de ese modo... —observo a mi hermana a la distancia —mi papá siempre la llenaba de peluches cuando era pequeña, y aunque le de más a ella le seguirán gustando, pero... mi madre la llevó al orfanato de Konoha un día y al parecer la visita realmente la toco, desde entonces ella asiste al orfanato mientras los horarios de la academia y sus entrenamientos no se lo impidan, cuando está libre siempre le pide a mi padre ayudar en el orfanato.
—Entonces se sintió mal ante la situación de los niños —asiente con calma.
—Triste, realmente triste, aquel día llegó a casa y se encerró en su habitación causando la preocupación de mi madre y la mía, al subir la encontré en medio de un desastre, todos sus peluches, ropa, accesorios del cabello y demás estaban acomodados en pequeñas cajas para donar —explico con una sonrisa nostálgica.
— ¿Y qué fue lo que hizo al final?
—Lloró en mi hombro por unas horas explicándome que eso niños no tenían nada de lo que ella tenía, qué... ella ni siquiera utilizaba sus cosas y que era mejor entregárselo a esos niños, así que le dije que eso estaba bien y era un buen pensamiento, pero... que simplemente no podíamos darles todo lo nuestro, así que decidimos solo darles algunos peluches, pulseras y ligas, pero no todo, poco a poco a seguiríamos llevándoles unas cuantas cosas al orfanato y hasta yo mismo daría cosas mías que ya no utilizará.
—Mi supongo te abrazó feliz con la idea.
—Supones bien, ella estaba demasiado feliz con la idea, ya sabes como es.
Su sonrisa se expande comprensiva de mis palabras. Desde hace algún tiempo él había tomado esa sonrisa con más sinceridad, entendía mejor las cosas o intentaba comprenderlas, sus expresiones faciales eran más suaves y verdaderas.
[Presente]
—Boruto... —pronunciaba con preocupación.
Al regresar la mirada puedo ver el rostro preocupado de Mitsuki, él suelta las provisiones a prisa y en un par de zancadas me toma entre sus brazos ajustando su agarre a mi cuerpo entre caricias, sin querer evitarlo me aferro a él dejando salir mi llanto sobre su hombro.
— ¿Estás bien? —acaricia mi cabello intentando girar su rostro hacia el mío sin separarse — ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?
—Nada... solo... —abrumado comienzo a limpiar mis mejillas alejándome un poco de su agarre —recordé lo de aquella mañana.
De su boca exhala un suspiro mientras me analiza con pena en su mirada, él se acerca unos pasos y deja caer su manga para poder limpiar con ella mi rostro, mis ojos permanecen atentos a él mientras su mano desnuda comienza a acariciar mis pómulos en busca de darme un poco de calma, y al segundo me yo me encuentro descansando mi rostro sobre su hombro. Mitsuki siempre a sido un buen amigo, siempre ha estado ahí para mí.
—Ya que Hima no abre los ojos... simplemente no puedo evitar preocuparme de ello Mitsuki.
—Ella podría despertar en los próximos días, es posible que tenga algo de dolor corporal... —siento su boca hundirse en mi hombro —así que es mejor que no la presiones con tanta fuerza contra ti.
—Si, —sonriendo me aparto un poco —si... lo comprendo.
—Venga. —extiende su mano en mi espera —Vayamos juntos a preparar el almuerzo.
Con un asentimiento decido dejarlo estrechar mi mano y guiarme nuevamente por estos raros pasillos hacia la habitación de cocina, apenas entramos me hace tomar asiento en la barra mientras él pasa del otro lado para colocarse su delantal, mi sonrisa crece con calma al verlo comenzar a preparar sus cosas.
— ¿No te molesta que yo no hago nada?
Entre mi tranquilidad deslizo mis codos por la barra y termino recostado sobre mi antebrazo mirándolo. Su mirada vuelve por un instante en el cuál sonríe divertido.
—Realmente no... —expresa tranquilo —estoy bien con hacer estás cosas, y... —da la vuelta evitando que lo mire —no quiero presionarte a ser el Boruto de antes cuando yo mismo sé que nada de lo que paso es fácil de procesar.
Borrando mi leve sonrisa doy un asentimiento manteniendo mis ojos sobre él mientras lava los vegetales que ha conseguido, poco tiempo pasa para que comience a cortar las verduras de una forma muy profesional... al mirar cada fino trozo quedarse sobre la tabla solo puedo sonreírle obteniendo la mirada de Mitsuki, él me sonríe levemente deteniendo sus manos.
— ¿Qué ocurre?
— ¿Siempre has cocinado para ti mismo? —llevo un trozo de zanahoria a mi boca.
Su mirada baja y entre su sonrisa puedo admirar un suave sonrojo —Sí, también cocinaba para... Um... —niega apretando los labios —Bueno sí, siempre cociné, desde que me crearon lo he hecho.
Mi sonrisa crece con algo de vergüenza, creo que es la primera vez que lo veo sonrojarse, jamás lo había hecho antes, el tipo siempre ha sonreído. Mitsuki siempre ha mantenido una sonrisa falsa sobre su rostro...
—Mitsuki... —obtengo su mirada — ¿Cómo están las cosas allá afuera?
Su duda hace detener el cuchillo, y su mirada se eleva sobre la mía —Se... se están alistando para detener a mi padre, la villa de la arena estaba buscando a Tsunade sama, quién me parece... no faltaba mucho para que volviera, mucho menos cuando la noticia comenzó a esparcirse por muchos lados, creo que ella ya debe de saberlo. —retoma los cortes en las verduras —Mi padre intentó un ataque a la arena sin tener mucho éxito, el Kazekage logró defender a su pueblo... y ahora no tengo idea de lo que estará planeando.
—Además de conseguir un cuerpo nuevo... quizá destruir de una vez por todas a la rama Ninja.
Sorprendido eleva la mirada — ¿Por qué dices eso?
—Jamás te lo dije Mitsuki, —bajo mi mirada sobre mis brazos —pero un día tu padre habló conmigo sobre todo lo pasado y el presente... me dijo que los Ninjas cada vez eran menos y que ha muy pocas personas les seguía interesando ese camino, además... dijo que su cuerpo estaba débil al igual que toda la generación de Ninjas jóvenes, así que nadie sería suficiente para ser su nuevo caparazón... pronto moriría, y si él moría todos lo ninjas debían irse con él ante la ineficiencia del nuevo mundo "Ninja"
— ¿Por qué es que... el te dijo eso? —tiende la mano sobre la barra dejando el cuchillo bajo su palma.
—Bueno, fue luego... de la muerte del padre de Sarada... todos nos encontrábamos de luto —descanso mi barbilla sobre mi antebrazo en la barra —Uchiha san fue alguien muy especial para mí, y parece que también para él... —Mitsuki da un asentimiento a mis palabras —él pensaba en volver a hacer de las suyas ante los problemas que estaba sufriendo su cuerpo últimamente, pero el señor Sasuke murió antes de tiempo y... al parecer, el único que logra llamar su atención de la nueva generación, podría ser yo.
—Lo lamento —baja la mirada con pesar.
Sonriendo me acerco a su lado —Para nada Mitsuki, —sujeto su brazo con cariño —no es culpa tuya lo que él decida.
Aun sin su consentimiento comienzo a ayudarlo con la comida hasta que al final se da por vencido y simplemente me rectifica cuando hago las cosas mal enseñándome la manera correcta de hacerlo, entre risas seguimos los preparativos charlando de cualquier programa viejo que hubiésemos visto en televisión.
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