Quinto capítulo

Quinto capítulo: El reloj corre.

Tenía la voluntad, pero no sabía cómo hacerlo.

Por más que se dedicara a pensarlo no tenía una sola idea de cómo ayudar a WonHo, había hecho una lista con las caracteriza que conocía de los Mon Scouts, sabía que eran jóvenes, era probable que rondaran cerda de su edad y no pasaran de los veinticinco. Pero eso solo reducía su búsqueda a todos los adultos jóvenes de Seúl, no tenía otra pista aparte de esa para empezar su búsqueda.

Guardó su libreta en su mochila, en el camino pensaría otra cosa, pero necesitaba llegar primero a la universidad. Hizo su rutina de costumbre, al llegar a la universidad tampoco había algo nuevo, tomó sus clases con normatividad y mucho más relajado sabiendo que ese día no compartía ninguna clase con SeHun y su grupo de idiotas.

Aún no le quedaba claro cuál era el repentino interés que habían tenido en él, lo habían ignorado por mucho tiempo y él estaba bien así, y tal y como le había dicho NaYeon, no creía que ese repentino interés trajera algo bueno. Tenía que estar muy atento y alerta.

Y hablando del rey de Roma, cuando salía de su salón de clases el grupo estaba recargado en una pared cerca a la puerta, al verlo salir ellos de inmediato lo miraron, pero HyungWon lejos de huir, no disimuló una mala mirada y cargó su mochila en su hombro dispuesto a irse.

-HyungWon -le llamó uno de ellos.

Se detuvo, dando la vuelta lentamente más no se acercó, esperaba que le dijeran algo, pero ellos siguieron insistiendo en que se acercara.

-Si tienen algo que decirme díganlo rápido, tengo clase en el otro edificio.

-Es algo privado.

-No tengo tiempo para esto -hastiado dio un paso para irse, pero nuevamente fue irrumpido por los cinco hombres. -¿Cuál es su problema? Déjenme ir.

-No seas tan arisco, HyungWon, hoy te ves muy lindo como para tener esa expresión en el rostro.

Le molestó aquel comentario por sobre todo, y más aún cuando quien lo dijo era exactamente el chico que había intentado humillarlo la vez pasada en la clase, Yuta era su nombre, era un chico japonés que se había criado en Corea, pero eso no le quitaba lo idiota.

-¿Quieres salir conmigo el sábado?

Y eso fue su detonante, ahora sí que no pudo ocultar su expresión de incredulidad y disgusto ¿En serio le estaba diciendo eso? Lo había tratado como a un perro hace unos días ¿Y en ese instante le estaba preguntando si quería salir con él?

-¿Perdona?

-Te pregunté si...

-Si entendí lo que me preguntaste, pero la verdadera pregunta es ¿Por qué?

-Porque eres lindo, me atraes, y me gustaría salir contigo.

-Hace unos días estabas insultándome frente a la clase -sus labios se apretaron con molestia cuando dijo eso, mirando sin temor ni cohibición al chico unos centímetros más bajo.

-¿Eso? Solo fue un juego, HyungWon, no pretendía ofenderte.

Pero él no lo veía del mismo modo, era desagradable, no era un tonto para salir con una persona que lo había ofendido aún si no era su intención. No le contestó, únicamente salió de allí con paso largo y firme, esperaba dejarle claro que no deseaba tener alguna clase de conexión con personas tan desagradables como lo eran Yuta o SeHun.

Además, tenía cosas más importantes que hacer.

Esa misma noche WonHo prometió que iría a buscarlo, estaba algo nervioso porque no tenía nada de lo que le había prometido, pero juraba que dos cabezas pensaban mejor que una y si ambos planeaban algo sería mucho más sencillo.

Pero, internamente, deseaba que WonHo desistiera con esa idea de saber la identidad de los Mon Scouts. Era difícil, por no decir que prácticamente imposible, saber quiénes estaban detrás del traje y las máscaras.

No quería ni tenía tiempo para perder con SeHun y el resto de sus amigos, tomaba lo que le había dicho Yuta como una de sus bromas pesadas, aunque sinceramente no le había afectado porque él no le atraía, pero si le creaba un momento amargo. Si fuera por él, no estaría ahí en la universidad en clases aburridas, si no estaría viviendo una fantasía utópica con su crush.

Al salir de clases se dirigió rápidamente a la parada de autobuses, sin embargo, algo malo tenía que pasar y en la parada SeHun lo encontró. Se sentó a su lado y eso le dio mala espina, empezando porque SeHun tenía un auto y nada tenía que hacer esperando el autobús.

-Le dije a Yuta que no te molestara más.

-Que detalle -comentó irónico. No se había girado hacía su persona para mostrarle atención, solo estaba mirando al frente esperando a que su autobús llegara lo más pronto posible.

-Tiene una forma extraña de llamar la atención de los chicos, no sé por qué pensó que funcionaria contigo.

-Yuta no quiere llamar mi atención, es un idiota, solo quiere molestarme.

-¿Por qué crees que no llamas su atención?

-¿Y por qué sí lo haría? -finalmente giró un poco el rostro hasta SeHun, que durante todo ese tiempo había estado observándolo. -Además, si fuera cierto ¿Por qué me lo estaría diciendo ahora?

-Tal vez porque ahora eres... diferente.

-¿Diferente? -arrugó su ceño.

-Si, bueno, llamas la atención con tu forma de vestir, tu cabello, la forma en que caminas...

-¿Qué pretendes decirme? -se estaba empezando a molestar, no podía creer que SeHun se haya tomado la molestia de ir hasta la parada de autobús únicamente para burlarse de su estilo.

-No, no me malinterpretes -levantó sus manos, en una señal de defensa. -Quiero decir que llamas la atención de una forma positiva.

-Eso no me dice nada.

-Me refiero a que ahora todos piensan que eres guapo, sexy.

-¿Qué?

Estaba algo sorprendido, la charla se estaba tornando un poco incómoda y eso no le agradaba, ahora más que nunca quería que su autobús llegara y lo sacara de esa situación tan poco grata.

-Yuta tenía pensado invitarte a salir mucho antes, pero te vio en tu... salida romántica con ese hombre en el festival de los enamorados y se molestó, por eso te dijo eso en clase hace unos días.

-Ustedes sí que son raros -incómodo se corrió un asiento lejos de SeHun, quedando en una esquina mientras él continuaba en el mismo lugar de antes.

-Yo también creo que tu cambio ha sido muy positivo -no se había cambiado de lugar, pero aun así lo hacía sentir incómodo. -Uhm... ¿HyungWon recuerdas cuando éramos novios? Te gustaba que te besara antes de subirte al autobús.

-No sé qué pretendes diciéndome esto, pero ya basta -molesto se levantó del asiento de madera, con su mochila abrazada a su pecho. -Ustedes son unos idiotas, dejen de molestarme.

Tomó su mochila y la cargó sobre uno de sus hombros, no le importaba tener que ir caminando hasta su hogar, solo quería alejarse de SeHun cuanto antes porque su actitud le estaba asustando y no le traía nada de confianza ello. Por suerte él no le siguió cuando se levantó, así que caminó tranquilo hasta su casa, aunque haya llegado cuando ya atardecía.

Ayudó en la panadería como era de costumbre, atendiendo la vitrina mientras adelantaba los trabajos pendientes que tuviera. No estaba preocupado por si su vecino llegaba o no llegaba, sabía que de todas formas lo vería, así que, sin que sus padres se dieran cuenta, sacó de la vitrina un par de galletas, pastelitos y otros dulces que pudieran gustarle al hombre.

Dulcemente se había despedido de sus padres cuando fueron a dormir y él entró en su habitación, había procurado abrigarse bien ya que esa noche era especialmente fría y no sabía cuánto tiempo estaría afuera con WonHo, efectivamente, justo a media noche estaban golpeando su ventana con pequeñas piedritas. Se asomó cuidadosamente, viendo que esta vez WonHo estaba abajo esperándolo.

-Hola -habló bajo, procurando no despertar a sus padres o llamar la atención de alguien más. WonHo no le respondió de vuelta, sin embargo, estiró sus brazos en una invitación silenciosa a que se lanzara del balcón como la última vez. -No, no, voy a bajar a la puerta, espérame ahí.

El asintió y tan pronto se fue HyungWon cerró la cortina y salió de su habitación muy sigilosamente, sin los zapatos para evitar errores y quitando los pasadores de la puerta con sigilo. Una vez afuera se calzó sus zapatillas y recibió con una sonrisa al hombre que esa noche vestía un bléiser negro con una camisa azul debajo, tenía sus manos dentro de su abrigo y su rostro estaba parcialmente cubierto con un cubrebocas.

-Hola, te traje algo.

él se mostró curioso cuando sacó de su enorme chaqueta una bolsa de papel, se la entregó con una sonrisa dulce pintada en el rostro, él con una mirada sería recibió la bolsa y observó el interior con brevedad antes de hablar.

-Pensé que era algo de lo que habías acordado.

-Lo intenté toda esta semana, lo juro, pero no pude lograr mucho -de su gran abrigo también sacó su libreta pequeña y le enseño sus apuntes al mayor. -Solo tengo la seguridad de que son personas jóvenes, tal vez cercanas a mi edad, la contextura de su cuerpo los delata.

También había hecho un par de dibujos donde se mostraba la contextura delgada de los Mon Scouts, sus estatuas y demás cualidades físicas que tenía de ellos.

-Si te dijera algo más solo serían suposiciones, tenemos que buscar otra forma de hallar su identidad -torció un poco sus labios, una mueca insegura que mostraba lo nervioso que estaba de soltar lo que tenía pensado. -Realmente... ¿Necesitas saber la identidad de ellos? ¿No existe otra alternativa?

-¿Por qué lo preguntas?

-Solo... Pienso que deberías buscar otra forma de solucionar tu problema, buscar la identidad de los Mon Scouts es casi imposible, ellos...

-Si no pensabas ayudarme no debiste ofrecerte en primer lugar -el mayor le interrumpido con voz seria, dejando a HyungWon algo sorprendido. -Conocer la identidad de los Mon Scouts es lo único que puede ayudarme, no hay alternativa.

-¿Pero... por qué? ¿Qué es lo que pasa? ¿Te están extorsionando? ¿Amenazando?

-No lo entenderías -el mayor simplemente enrolló la bolsa en sus manos, y se alejó de aquel patio a paso largo, dejando atrás al más alto que le pedía, volviera.

Salió de allí rápidamente, esperaba HyungWon no saliera detrás suyo y así poder fácilmente esconderse en alguna sombra, sin embargo, a mitad de su camino un pie le hizo zancadilla causando que tropezara más no que cayera, estaba molesto, iba a encarar a la persona que casi le causa un golpe, pero el rostro que se encontró frente a él lo dejó helado.

-Hola, HoSeok.

Su cabello oscuro caí por su frente y llegaba un poco más arriba de los hombros, vestía de manera casual con ropa adecuada al escenario en el que estaban, se notaba que no quería levantar sospechas por si alguien cruzaba las calles aún. Tenía la mirada fija en él y su mandíbula tensa, dando a entender que el humor que cargaba ese día no era el mejor.

-Mi señor -agachó la cabeza, mostrándose sumiso.

-Necesitamos hablar -le respondió él con simpleza, dejando nervioso al pelinegro que le siguió sin dudar cuando este se adentró en una sombra.

También cruzó la sombra, dando unos cortos pasos que casi de inmediato le dieron la bienvenida a un lugar iluminado por cristales luminosos que cubrían el techo, no podía comparar ese lugar con alguna construcción humana, más bien parecía una enorme cueva sin fin. Su señor, por quién básicamente vivía, había cambiado su vestimenta casual por uno de sus características ropas, su cabello que antes estaba desordenado sobre su rostro ahora estaba pulcramente peinado hacía atrás, también usaba una camisa de tirantes anchos de tela transparente, ya que dejaba ver la piel de su torso y su pecho, no llevaba la capa que usualmente tenía, pero sabía que no demoraría en usarla y no se equivocó mucho cuando uno de sus lacayos la había puesto sobre sus hombros.

-Dime, HoSeok ¿Qué has estado haciendo estos días? -hizo una caminata suave por todo el lugar, haciéndole una seña para que le siguiera.

-Buscando pistas -había aprendido a controlar los nervios, a el señor no había algo que más le molestara que una voz dudosa y un cuerpo tembloroso.

-¿Pistas de qué?

-La identidad de los Mon Scouts -el hombre contrario rio, fuerte y llamativo, haciendo que él callara de inmediato. -Perdón, señor ¿Dije algo mal?

-Tú no estás buscando pistas -así mismo como en su rostro se había formado una sonrisa, la había cambiado rápidamente en una expresión dura y amenazante una vez se dio vuelta. -No juegues conmigo, HoSeok, me estás mintiendo y no es bueno mentirme.

-No le miento, señor -mantuvo su mirada todo lo que pudo, sin embargo, el trago de saliva que pasó le delató. -Estoy en eso.

-Tú estás perdiendo el tiempo, y perdiendo el tiempo con un niño bonito de cabello rosa ¿Cierto? -nuevamente le había sonreído, pero era una sonrisa siniestra y cínica. -Yo tengo ojos y oídos en todas partes, HoSeok, no juegues conmigo.

-No sé de qué me habla, señor -discretamente había tomado una inspiración, tomando fuerzas. Sin embargo, cuando vio entre las sombras escondido a uno de los lacayos del señor, ChanYeol, que pasó su pulgar contra su cuello como si lo cortara mientras le sonreía de manera altanera y luego desparecía de nuevo, supo que estaba perdido.

Él no le respondió, su señor de nuevo solo le sonrió de lado, pero tan pronto como eso pasó sintió su cuerpo empezar a arder, a arder con intensidad al punto que soltó la bolsa de papel que aún tenía en sus manos, se retorció en el suelo cuando empezó a ver marcas rojas en su cuerpo y entonces empezó a rogar por piedad.

-Tu alma me pertenece, es completamente mía, tu perdiste toda pertenencia de ella desde el momento en que me la diste por querer poseer más tierras de las que podías gobernar. Tu avaricia y tu egoísmo te tienen aquí, así que más te vale portarte bien conmigo, o tu alma la mandaré directo al infierno.

Las quemaduras en su cuerpo se detuvieron, haciéndolo soltar un jadeo cuando su piel se enfrió con el ambiente frío del lugar, sus ojos tenían lágrimas acumuladas, pero aun así se levantó como pudo de suelo y quedó de pie frente al otro hombre de nuevo.

-¿Qué quieres? Vete y haz las cosas bien, HoSeok, si no me traes lo que quiero pronto, te juro que no tendré piedad contigo -al escuchar la clara advertencia, solo atinó a escuchar y obedecer, inclinándose ante él y saliendo de allí con rapidez.

Era claro que el señor estaba molesto, su expresión era sería y tenía los ánimos como para mandar, literalmente, al infierno a cualquiera que le hablara. Sin embargo, uno de sus lacayos, que se distinguía por el cabello platinado y sus ojos de distintos colores, se había acercado a él con tranquilidad.

-No creo que hubiera sido correcto perdonarle la vida a Lee HoSeok, yo tengo la seguridad de que no ha hecho otra cosa que salir con ese chico y perder el tiempo. Incluso miré, está disfrutando del placer mundano de la gula.

Tenía la bolsa de papel que con anterioridad HoSeok había llevado consigo, el superior no había dado mucho reparo en ella ahora que lo tenía, más, sin embargo, cuando lo tuvo más de cerca pudo notar que esa bolsa, aparte de desprender un aroma dulce a comida terrenal, desprendía otro tipo de aroma. La rapó con brusquedad de las manos de su lacayo, haciéndole sobresaltar, sacó tan rápido como pudo de allí un trozo de masa que no sabía reconocer muy bien.

-Señor...

-Eres un altanero, vienes y cuestionas mis decisiones y luego me interrumpes, si no te detienes ahora a quien voy a mandar al infierno es a otro -dicho eso, su lacayo se retiró de allí ofreciendo disculpas.

Una vez que estaba solo, miró de nuevo la bolsa de papel que su lacayo había traído consigo, había esencia humana en esa comida, ellos eran especialmente sensibles a los sentimientos de los humanos y podía sentir mucho de aquello en la comida.

Era amor, esencia pura de amor.

----------

soy una novata
en esto de la
fantasía, así
que no se que
tan bueno es
el rumbo que
está tomando
la historia.

gracias por leer,
cuidense ♡ y les
mando besitos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top