Primer capítulo

Primer capítulo: Brilla.

Esa mañana en especial había amanecido con un buen humor, más de lo normal, había arreglado su cabello durante mucho tiempo y había elegido uno de sus mejores conjuntos, quería verse lindo por si se encontraba de nuevo a dicho pelinegro. Jugaba con la comisura de su camiseta, sentado en la banca de la parada y su mochila a su lado haciéndole compañía.

No lo veía llegar, tal vez se le había hecho tarde, aunque era extraño no haberlo visto antes de ese día, sabía que él no hubiera dejado pasar desapercibido a un hombre con ese porte. Su autobús llegó primero que el pelinegro, lo cual le puso de un humor bajo, porque se había esmerado mucho en su apariencia para finalmente no poder verlo.

Había llegado tarde de nuevo a su primera clase por detenerse en un puesto de Corn Dogs que quedaba unas calles antes de la universidad, su maestro le dio una advertencia, le amenazó con no dejarlo entrar si llegaba tarde de nuevo. Las clases transcurrieron algo lentas para su gusto, sobre todo porque NaYeon no había ido ese día ya que estaba enferma, así que tuvo que almorzar solo.

Hoy no tenía dinero para comprar el almuerzo, así que su madre se lo había empacado en porta comidas. Sacó uno donde venía su estofado de res y otro donde venía el arroz, había uno con sopa, pero no tenía mucha hambre y sería mejor llevárselo a su amiga cuando salga de la universidad. Comenzó a comer en silencio, no le molestaba sentarse solo ya que él nunca había sido de muchos amigos, y antes de NaYeon estaba acostumbrado a comer solo en los descansos de la escuela.

Sabía que a la gente le gustaba murmurar sobre él, sobre todo cuando se convirtió en el ex-novio de SeHun. Ya había pasado más de un año de eso, pero a la gente aún le gustaba hablar del tema, y ahora que se encontraba almorzando solo, los rumores en la cafetería ese día estaban fluían como el agua.

Había creído en él como el potencial amor de su vida, era amable, atractivo y tenía un montón de cualidades y talentos, pero todo terminó cuando luego de unos meses de relación convenció a HyungWon de dejarlo meterse en su cama, de ahí en adelante las cosas se tornaron frías e incómodas, al punto en que SeHun decidió terminar la relación.

No sabía con exactitud si SeHun únicamente quiso acostarse con él, pero ese había sido el rumor que corrió por la universidad luego de que cortaron, estaba en boca de todo el mundo como el chico que se dejó coger en menos de seis meses.

Salió de su universidad luego de otras arduas horas de estudio, estaban a nada de los exámenes, por lo tanto, tenía que colocar mucho empeño en todo para no perder ninguno. Iba camino a la casa de NaYeon, había llamado con anterioridad a su madre y avisado sobre la vista a su amiga, así que tomaría el autobús que iba en dirección contraria a su hogar.

El autobús estaba especialmente tardado, pero podía entender porque, el tráfico ese día estaba realmente pesado, pues según había escuchado al chico que estaba sentado a un lado suyo había un accidente en la vía y estaba repleto de ambulancias y policías. Si se hacía más tarde reconsideraría ver a NaYeon, ya que cuando saliera de su casa tendría que irse solo hasta la suya, y tenía miedo de eso, le daba miedo la oscuridad y el silencio de las calles a la noche.

El autobús llegó unos minutos después, dejándolo unas paradas cerca de la casa de su amiga. Estaba muy acostumbrado a visitarla así que su familia no sería un problema.

—Hola, HyungWon, que lindo verte —saludó la madre de NaYeon, recibiéndolo en la puerta. —¿Vienes por NaYeon?

—Si, ella me dijo que estaba enferma así que vine a verla y darle esta sopa que hizo mi mamá —sonrió. —Lamento esta visita tan tarde pero no pude conseguir transporte público más temprano.

—Ay, no te preocupes, pasa —finalmente le dio entrada. —Está en su habitación, pero sería mejor si te colocas un cubrebocas antes de entrar, no te vaya a dar gripa también.

—Okay, muchas gracias —él le sonrió amablemente, tomando de su mochila un cubrebocas que cargaba siempre. Él tenía que ser cuidadoso, era muy fácil contagiarse para él de cualquier gripe.

Su amiga en teoría estaba bien, si, con la nariz roja e irritada por los pañuelos, pero por suerte era una gripe común, de esas que se pasaría con un día de descanso, analgésicos y duchas calientes. Duraron hablando sobre temas triviales, la universidad, música y también un poco sobre los Mon Scouts que esa semana habían detenido el ataque a una joyería prestigiosa. La noche cayó rápidamente, lo cual indicaba que era hora de regresar a casa.

—Mi hermana puede llevarte en su motocicleta, no creo que tenga problemas con eso —le sugirió su amiga.

—Creí que tú hermana estaba trabajando ahora como repartidora.

—Oh, es cierto, necesita la motocicleta disponible todo el tiempo —ella torció sus labios. —Lo lamento.

—No, está bien, tomaré el autobús. Hasta luego, Na, mejórate —se despidió de su amiga, saliendo de su habitación y luego despidiéndose del resto de su familia en la sala.

Caminó hasta la parada de autobuses, eran casi las ocho de la noche y no veía los autobuses circular por allí muy seguido, así que nuevamente se quedó un largo rato esperando, y a eso había que sumarle la lluvia que había empezado a caer. Volteó su mochila al derecho y al revés buscando un paraguas, pero no lo había traído ese día por desgracia.

Soltó un lloriqueo, colocando su mochila sobre su cabeza en un intento de detener la lluvia, pero era completamente inútil cuando se encontraba completamente empapado. No sabía que hacer, no tenía dinero para irse en un taxi, solo cargaba con su tarjeta de transporte público y ahora con la lluvia junto al tráfico su autobús se demoraría horas en llegar.

HyungWon tenía la mala maña de llorar cuando no encontraba una solución a sus problemas, algo infantil para un chico de veinte años, pero tristemente era algo que no podía evitar. Los autos avanzaban extremadamente lento, todo gracias al tráfico, incluso dónde solía estacionarse el autobús para recoger estaba ocupado por autos que avanzaban un centímetro por hora.

Soltó un quejido mientras zapateaba, no sabía que hacer, estaba empapado con frío y sin transporte. Llamar a sus padres no era una opción, pues su teléfono no tenía saldo y más allá no había una sola tienda en la que pudiera llamar, así que estaba completamente derrotado, no le quedaría de otra que esperar a que el autobús se le diera la gana llegar.

Un auto luminoso quedó enfrente suyo, varado en el tránsito también, pero aquello no fue lo que le llamó la atención si no lo que podía ver más allá de los vidrios empañados, reconocería esas facciones donde fuera, desde la primera vez que las había visto nunca había podido olvidarlas.

Su vecino, WonHo, estaba allí dentro del auto con los labios apretados en histeria y tocando su claxon de vez en cuando. No quería sonar como un estúpido, pero desde que había descubierto su nombre no podía olvidarlo por nada del mundo, lo repetía todo el tiempo, a veces sin querer rayándolo en las mesas cuando se distraía en clase.

Si iba para su casa podría dejarlo muy cerca de la suya, claro, era una buena idea, pero el problema estaba nada más y nada menos que en la vergüenza que aún tenía al verle, se sonrojaba de ver ese rostro tan serio y marcado, acompañado de ese cuerpo bien esculpido. Pero no tenía otra opción, era pedirle a ese apuesto hombre que lo acercara a casa o quedarse allí por quien sabe cuántas horas más y probablemente pescar un resfriado.

Pasándose un trago de saliva, caminó hasta la ventana del auto y temblorosamente golpeó esta, llamando la atención de la persona dentro.

—Hola, señor, s-soy HyungWon... Su vecino —trató de hacerse escuchar por sobre la ruidosa lluvia. —¿Va a su casa? ¿Podría darme un aventón, por favor?

La expresión neutra en el rostro contrario seguía ahí, solo le había dirigido una mirada antes de tomar la palanca, moverla un poco y luego pisar el acelerador para moverse un par de centímetros cuando el auto de adelante lo hizo también. HyungWon quedando unos pasos atrás del auto soltó un suspiro, había sido muy grosero de su parte que lo hubiera ignorando así, pero tal vez no lo había reconocido; era lógico, la lluvia, todo estaba oscuro, además él conocía mejor a sus padres y no a él.

Nuevamente camino hasta el auto, golpeando la ventana por segunda vez, el hombre dentro apretó sus dientes con irritación, dando una mirada de nuevo al chico allí afuera.

—Es que... Creo que no sabes quién soy, soy el hijo de los panaderos, me llamo HyungWon —se presentó de nuevo. —Necesito llegar a casa, se está haciendo tarde y no ha llegado el autobús. Por favor.

WonHo no disimuló en rodar sus ojos, él odiaba esta clase de situaciones y por eso había intentado evitarla desde el primer momento, sabía que ese mocoso era el hijo de los panaderos, si cada vez que iba al negocio de sus padres este se quedaba en las nubes mirándolo, con sus codos apoyados en la mesa y sus manos sirviendo de soporte para su enamorado rostro.

Pero sabía que ese niño iba a seguir pidiéndole que lo llevara a su casa, y no había forma de acelerar y dejarlo muy atrás porque el tráfico se lo impedía. Le dio una última mirada al pelirosa empapado fuera de su auto, rodó sus ojos nuevamente y quitó el seguro de la puerta de atrás.

Una felicidad recorrió el cuerpo de HyungWon cuando escuchó el seguro quitarse, sonrió inevitablemente y se subió allí. Era un auto muy bonito, nunca se había subido a uno así de moderno, al único que subió seguido era al de su tío, pero ni de chiste era igual de moderno eso.

Ahora que lo pensaba, si el señor WonHo tenía auto ¿Por qué lo había conocido subiéndose al autobús? Era algo extraño. Bueno, el señor WonHo en si era un extraño, nunca nadie lo había visto antes por el barrio y solo se la pasaba de un lado para otro, algo un poco atípico para alguien de su edad.

Su mirada recorría el auto, tronando sus dientes entre sí distraídamente, lo cual era irritante para cualquiera que lo escuchara. Se atrevió a tocar uno de los botones que estaba en el techo del automóvil, de pronto la luz de atrás se apagó y solo el conductor estaba iluminado, soltó una risa corta, prendiendo de nuevo la luz. Presionó el botón siguiente, está vez sintiendo una corriente fría que venía de los costados, era el aire acondicionado, apagó rápidamente este mientras temblaba un poco por el frío.

Dejó los botones quietos de nuevo, recargándose en el respaldar y nuevamente tronando sus dientes. WonHo en el frente, no sabía cómo callar a ese maldito niño, no podía quedarse quieto y hacer silencio ni un solo segundo, y el tráfico no ayudaba en nada porque seguían si poder avanzar.

Agh, él era muy importante como para estar en tráficos, quería ser un humano normal como los demás y estar un tráfico, pero se dio cuenta que era extremadamente irritante y no era para nada bueno que él estuviera irritado y enojado. HyungWon buscaba en su mochila un paquete de galletas que aseguraba haber empacado esa mañana, pero metía su mano en el fondo de ella y no encontraba nada, así que optó por sacar uno por uno sus libros y lapiceros, finalmente volteó su maleta viendo cómo el paquete caía directo al suelo.

Soltó un quejido, ahora sus galletas estarían todas quebradas, se agachó a recoger el paquete sin embargo al momento de hacerlo el auto dio un inusual arranque que lo hizo golpearse contra los asientos delanteros. Acarició su cabeza levantándose de nuevo, pero se sorprendió al ver que estaban completamente fuera del tráfico y además que estaban muy cerca de su hogar.

—¿Q-Qué? —confundido se inclinó hacía los puestos delanteros. —¿Cómo salió del tráfico?

—Tomé una ruta diferente —respondió él con una voz indiferente y calmada.

—Pero... Estábamos en la mitad, y además aún lejos de casa ¿Cómo es que...

—Mira, niño, ya te traje a tu casa ¿Vas a bajarte o qué?

Sus mejillas se enrojecieron por el regaño, así que tomó de nuevo su mochila vacía y empacó todo de nuevo, incluyendo sus galletas.

—Muchas gracias por traerme —murmuró bajo, nuevamente inclinándose un poco hacía adelante.

HoSeok giró para pedirle de nuevo que saliera de su auto, pero se detuvo al ver unos enormes ojos cafés mirarlo de una forma extraña, sus pupilas estaban dilatadas y las luces se reflejaban en ellos como la luna sobre el mar. Eran los ojos más bonitos que había visto en toda su existencia.

HyungWon parpadeó, mostrándole al mayor lo largo de sus pestañas y como cada vez que cerraba sus ojos estas besaban su piel de una forma tan delicada. Él también estaba encantado con los ojos de HoSeok, eran pequeños pero el color oscuro en ellos era ciertamente hipnotizante, como bailaban de un lado para otro detallando su rostro.

Una sonrisa leve apareció en su rostro, una sonrisa tan tierna e inocente que hizo sonreír de igual manera, al contrario, no había explicación para ese acto tan involuntario que había hecho, él no sonreía seguido y no podía creer que un par de minutos con ese niño había logrado hacerlo sonreír.

Tristemente, el ambiente se vio roto cuando el teléfono de HyungWon sonó en el fondo de su bolsillo, lo cual hizo reaccionar al mayor, cambiando rápidamente su expresión a una seria y fría, lo cual entristeció un poco al menor.

—Será mejor que bajes del auto —nuevamente ese tono frío y serio en él.

Esta vez no rechistó, simplemente tomó sus cosas y salió del auto, una vez cerrando la puerta el auto arrancó de nuevo dejándolo muy atrás. Soltó un suspiro, no sabía que había pasado allí dentro, pero su corazón palpitaba fuerte contra su pecho, como si quisiera escapar de si cuerpo e ir a buscar a su otra mitad.

Era diferente. Eso que había sentido era completamente diferente a lo que alguna vez sintió, era como fuegos artificiales explotando en su interior, era inevitable no sonreír, jugar con sus manos como si estuviera nervioso o ansioso, aunque al final el mayor lo haya tratado de esa forma un poco descortés. Contestó el teléfono, tratándose de su madre quien estaba preocupada por su paradero a esas horas de la noche, por suerte él estaba a unos pasos de su casa.

Al día siguiente había amanecido con el mejor humor de todos, aún tenía ese recuerdo fresco en su mente de esos ojos oscuros y brillantes, de cómo se podía ver un universo en sus ojos y tal vez algo más, además de esos labios delgados curvarse en una sonrisa. Era fin de semana, así que podría quedarse todo el día en casa fantaseando en su cuarto con el príncipe azul que vivía a la vuelta de la esquina.

—Cielo, tu papá va a traer algunas cosas a la plaza ¿Por qué no vas con él y lo ayudas? —la mujer le habló dulcemente desde el marco de su puerta, HyungWon quitó de sus oídos sus auriculares y detuvo la música en su MP3.

—¿Qué dijiste, mamá?

—Tu papá va a ir a la plaza por unos bultos de harina, deberías ir con él y acompañarlo a cargar —le pidió nuevamente ella.

Y así fue como su fin de semana tranquilo se había visto interrumpido de la nada por sus padres, no era que le molestara ayudarlos, pero esa semana había sido especialmente pesada y quería descansar un poco. Ayudó a su padre a subir el último bulto en la parte trasera de su camioneta, cerrando sus cajuela cuando estuvieron los cinco bultos bien asegurados.

—Quédate aquí, cielo, voy a hacer las cuentas con el proveedor —HyungWon asintió a su padre, quedándose allí de pie al lado de su camioneta.

Ese día era especialmente caluroso, lo cual lo tenía cada cinco minutos abanicándose con su propia mano y recargándose de forma cansada contra la camioneta, pero en medio de su cansancio noto a un grupo de personas cerca de un puesto que estaba ocupado en el parque. Se le hizo curioso ver a tanta multitud así que alejándose un rato de la camioneta caminó hasta dicho puesto.

—Va a ser espectacular, tendremos un show pirotécnico, puestos de comida y juegos de feria —hablaba emocionada una chica de cabello rojo, entregando folletos del evento a todas las personas que se encontraban allí.

HyungWon se interesó aún más al escuchar aquello y se coló por sobre otras personas, llegando adelante y viendo un enorme cartel que decía "El Festival de los Enamorados", era una chica y dos tipos los que repartían folletos a todo el que se acercaba al lugar. Por supuesto él también recibió uno de esos folletos.

A su alrededor estaban todos muy emocionados por dicho festival, él en cambio no se encontraba tan emocionado, claro que le gustaba la comida de feria y los juegos también, pero decía que se tenía que pagar un boleto por pareja y él no tenía con quién ir. Torció sus labios levemente, él quería ir y era probable que sus padres lo dejaran ir también, pero la cuestión estaba en con quién iría.

Podría ir con NaYeon, claro, contando con que ella no tenga alguna cita ese día. Bueno, tenía una semana para pensar a quien invitaría, lo único cierto es que no se perdería ese festival por nada del mundo.

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bueno, aquí está
el primer cap ♡
espero les esté
gustando esta
idea, yo estoy
emocionada.

me inspiré en
las sailor moon,
sí, pero no en
toda el anime,
solo en un cap.
si han visto el
anime creo
que pueden
saber cual es,
si no, pues...
les diré al
final del fic cuál
es pq no quiero
hacerles spoiler.

gracias por
darle una
oportunidad

a este fic ♡

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