Extra 1
—¡Jungkook maldita sea, despierta de una puta vez! ¡No puedes dejarme, no puedo vivir sin ti!
Escuché un jadeo de sorpresa y levanté la cabeza, observando a Jin con dos policías mirarme. Jungkook estaba en mis brazos completamente inconsciente. Jin negó con una mano tapando su boca y con sus ojos llenos de lágrimas, comprendiendo al instante la situación.
Uno de los policías se acercó pero un gruñido salió de mi boca a modo de advertencia, no quería que nadie se acercara.
—Señor Park venga conmigo.
—¡No! —espeté.
—Solo quiero comprobar si sigue con vida —dijo acercándose lentamente pero yo solo abracé más fuerte su cuerpo.
—Aléjenlo de él por favor, solo se hace más daño, está encinta y puede afectar al cachorro —murmuró Jin y los dos vinieron en mi dirección.
—¡No! ¡Suéltame! —grité intentando safarme del agarre de uno de ellos—. ¡Por favor es mi alfa, no me alejes de él, te lo pido!
El otro policía se acercó a su cuerpo y llevó sus dedos índice y medio hacia su cuello elevando ambas cejas, abrió los ojos con sorpresa, mirándome después con una pequeña sonrisa.
—Aún está vivo —dijo y se puso de pie corriendo hacia fuera, unos segundos después entraron dos médicos con una camilla. Con cuidado lo pusieron encima mientras trataban de detener la hemorragia y estabilizar sus signos vitales.
El policía que me estaba sujetando me soltó y rápido corrí siguiendo a los doctores. Al salir de la vieja fábrica vi que ya era de noche, habían dos patrullas y una ambulancia listas para partir.
—¡Te juro que voy a matarte! ¡Eres un maldito Park Jimin, te juro qué me las pagarás! —gritó Minho mientras forcejeaba con dos policías que lo llevaban hacia una de las patrullas.
—Ignóralo, ve con él, yo iré atrás — asentí ante las palabras de mi compañero y monté en la ambulancia, tomando su mano y rezando para que nada le sucediera a mi Jungkookie.
Llegamos al hospital unos diez minutos después, los doctores no paraban de moverse y parar el sangrado mientras intentaban mantener estables sus signos vitales. Jungkook es alguien muy fuerte, estoy seguro de que va a resistir esto y va a permanecer a mi lado.
Porque si el muere yo también lo haré, es mi alfa destinado, su marca está en mi cuello, y a pesar de nuestro cachorro, si muere no voy a ser capaz de soportarlo.
Me pidieron que me quedara en la sala de espera mientras metían a Kook al salón de operaciones, mis manos no paraban de temblar del nerviosismo y el miedo, mi corazón latía como loco, y el temor a perderlo me causaba demasiada ansiedad.
Miré hacia el pasillo viendo a Jin hyung correr hacia mí, aún con su barriga de casi cinco meses. Detrás de él llegó el Señor Baekhyun y Namjoon junto con Taehyung.
—Les avisé antes de venir, debían saberlo —me dió una mirada de disculpa.
—¿Como está? —preguntó su padre con semblante asustado.
—No lo sé —bajé la mirada—, todo esto es mi culpa, perdón —murmuré mientras los sollozos escapaban de mi boca.
—No Jiminie, no lo es, Jungkook solo quería protegerte —se sentó a mi lado y me abrazó, llorando también—. Mi pequeño es muy fuerte, él va a superar esto.
[...]
No se cuantas horas habían pasado, solo se que cada vez estaba más desesperado, pues nadie salía a informarnos absolutamente nada. Mi lobo estaba aterrado de perder a su alfa, chillaba con tristeza en mi interior con el ánimo decaído.
Y yo estaba igual, sino es que peor. Sentí mi alma abandonar mi cuerpo cuando vimos al médico salir de allí con un semblante serio.
—¿Como está Jungkook? —pregunté rápidamente.
—El señor Jeon llegó con el pulmón perforado lo que causó una gran hemorragia interna, por suerte pudimos extraer la bala y detener la hemorragia. En estos momentos está estable pero debemos ver cómo reacciona en las primeras 24 horas —un suspiro de alivio salió de mi boca, con los nervios desapareciendo con lentitud de mi organismo, él se pondría bien—, aunque puedo asegurar que se recuperará, tiene una capacidad de regeneración increíble.
—¿Qué le puedo decir? Es hijo de un alfa puro —comentó con orgullo el señor Baekhyun recibiendo una sonrisa de parte del doctor. Solté una risita viendo como se miraban...me parece que va a nacer el amor aquí—. Muchas gracias por salvar a mi hijo doctor...
—Sehun —sonrió—, y no debe agradecerme, es mi trabajo y lo realizo con gusto.
Ellos siguieron conversando mientras yo me alejaba para decirle a los chicos que todo había salido bien, y que pronto Kook se recuperaría.
Agradecía a quien sea que me haya escuchado por salvarle, por darme una oportunidad de hacer feliz a él maravilloso alfa que me otorgó la Diosa.
Cuatro meses después
Respiraba profundamente mientras mi pie no paraba de golpear el piso, estaba impaciente, y tenía una ansiedad enorme. Jimin no me dejó entrar a la consulta porque no quiere saber el sexo de nuestro bebé, quiere que sea una sorpresa, sin embargo yo si deseaba saberlo. Incluso ntes de entrar me amenazó con prohibirme besarlo otra vez si entro allí.
Me sorprendió que me tratara así, ya que desde que sucedió lo de su padrastro ha sido dulce conmigo en exceso, dice que quiere que me recupere bien gracias a sus cuidados y su amor, aunque yo ya estoy completamente recuperado, supongo que debo agradecerle a los genes de mi padre por eso. Y creo que solo me trata así por el desequilibrio hormonal que le causa el embarazo.
—A la mierda —murmuré para mí mismo y entré, observando a Jimin acostado en la camilla y al doctor con el ceño fruncido.
—Pero señor Park es que enserio debo decirle...
—¡No quiero saberlo!
—No es eso...he intentado decirle desde hace...
—¡Shh! No me interesa, dijo que está bien ¿cierto? —el doctor asintió—. Pues eso me basta.
—Yo sí quiero saber, así que si tú no quieres saberlo sal de la consulta —dije intentando aparentar que su mirada asesina no me ponía nervioso—. Bien, acabe de decirlo —le hablé al médico y Jimin se tapó los oídos con ambas manos.
—Al fin alguien con sentido común —suspiró—, felicidades señor Jeon, tendrán gemelos.
—¡¿Qué?! —gritó Jimin quitándose las manos de las orejas—. ¡¿Por qué no lo dijo antes?!
—He intentado decírselo desde...
Comenzaron a discutir no sé cómo, sin embargo, yo solo sentía que mi piel se enfriaba y un mareo me aturdió.
¡¿Gemelos?!
Me aguanté de la pared para no caer, viendo a Jimin mirarme preocupado.
—¿Jungkook te encuentras bien?
—Y-yo...dijo ge-gemelos? —murmuré entrecortadamente viendo al doctor asentir.
Una sonrisa se extendió en mi rostro y fui a abrazar a Jimin fuertemente.
—¡Sí! ¡Tendremos dos pequeños! —grité emocionado viendo a Jimin reír por mi reacción.
—¡Cállate! ¿Acaso quieres qué piensen qué estás loco? —me regañó.
—Pollito que piensen lo que quieran, nadie va a impedir que grite de felicidad. ¡Soy el hombre más feliz del mundo!
—¡Ya basta! —me golpeó el pecho.
—Ya, está bien —me crucé de brazos haciendo puchero.
—¿Vas a hacer un berrinche?
—No —le saqué la lengua de forma infantil ganándome un nuevo golpe.
—Vamos a continuar con la consulta por favor —dijo el doctor suspirando.
Salimos del hospital alrededor de media hora después, ya que el doctor se puso a decirle a Jimin lo mismo de todos los meses, que debía tener cuidado, que había abortado hace poco por lo que tenía que cuidarse y alimentarse bien, además de no hacer nada de esfuerzo.
Pasamos por casa de papá para darle la noticia y nos quedamos conversando con él durante un par de horas. Él estaba extremadamente contento por el hecho de que tendría dos nietos. Luego de haber cenado pasamos a dejar a Beomgyu en su casa, según papá, él y Yeonjun están inseparables, de seguro terminarán juntos cuando crezcan.
Al llegar al apartamento nos dimos una ducha, y entre mimos y caricias nos tardamos más de una hora en bañarnos.
—¿No crees qué estoy gordo? —preguntó mirándose al espejo mientras levantaba su camisa del pijama.
—Amor es normal, llevas a nuestros pequeños dentro de ti —lo abracé por la espalda acariciando su gran pancita.
—O sea, que si estoy gordo —se giró mirándome molesto.
—Estás hermoso amor, como siempre —besé su mejilla.
—Tengo sueño —murmuró sobándose los ojos con un pequeño puchero.
«¡Dios! Vas a matarme de tanta ternura omega»
—Vamos a dormir Jimin-ah.
Nos acostamos en la cama, él dándome la espalda para que yo lo abrazara, ya que su panza no permitía que durmieramos como antes.
—Buenas noches bebé —murmuró con tono somnoliento.
—Buenas noches pollito, buenas noches bebés —besé su pancita y su cabello, y cerré los ojos aspirando el dulce aroma a vainillas y galletas recién horneadas quedando dormido al poco tiempo.
[...]
—Jungkook —escuchaba a lo lejos la voz de Jimin—. ¡Kookie!
—¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Qué sucede? —pregunté confundido mirando que eran las 3 de la madrugada.
—Quiero naranjas con nutella —dijo jugando con sus deditos.
—Pollito mañana te las compro ¿si?
—¡Pero Kookie!
—Jimin-ah, mañana tengo que ir a la universidad bebé, déjame dormir ¿si? —una de las peores cosas del embarazo de Jimin aparte de los cambios de humor, eran los extraños antojos que tenía, y lo peor era la hora en que los tenía.
Aunque no podía quejarme, ya que mi lobo se había vuelto demasiado posesivo, no permitía que ningún alfa se le acercara, y de los omegas solo Jin y mi padre podían hacerlo sin ganarse un gruñido de mi parte; a pesar de todo él no se quejaba de nada.
—¡Bien! —me dió la espalda tapándose todo el cuerpo con las sábanas.
—Jimin —hablé al escuchar sus sollozos—, ya pollito, no llores —dije quitándole las sábanas de encima viendo su naricita roja y sus ojitos cristalizados—. ¿Voy a ir a comprarlo ahora, sí?
«¡¿De dónde rayos saco yo naranjas a esta hora?!»
—¡Gracias Kookie! —me abrazó y besó mi mejilla, mirándome con una gran sonrisa que hacía achicar sus ojos en dos medias lunas.
La verdad, es que no me importaba levantarme varias veces en la madrugada si todo era para que tuviera esa preciosa sonrisa en su rostro.
Tres meses después.
Estaba viendo una película con tranquilidad hasta que un grito de Jimin me hizo correr a nuestro cuarto. Cuando abrí la puerta lo vi apoyado en la pared sujetando su barriga.
—¡¿Qué sucede?! —pregunté preocupado viendo como respiraba con dificultad.
—¡Ahh! —gritó adolorido—. ¡Ya vienen los bebés estúpido ¿qué más crees qué puede suceder!?
—¡¿Qué?!
Sentí que perdía toda la fuerza y un fuerte mareo casi me hace caer al piso.
«Ay no, otra vez no»
—No te atrevas a desmayarte Jeon, porque juro que voy a matarte —vociferó enojado—. ¡Ya ayúdame idiota, no te quedes ahí parado!
Salí de mi estado de shock y rápido lo cargué para llevarlo al auto, no sin antes tomar un bolso que Jimin había preparado hace semanas para cuando nacieran los bebés.
—¿Por qué ahora? ¡Se supone qué aún faltan dos semanas! —grité entrando en pánico mientras arrancaba el coche.
—¡Apresúrate Jungkook! Te odio idiota, si quieres más hijos los pares tú ¡¿Me escuchaste?!
Al parecer el dolor solo lo hace querer ofenderme, porque no paró de insultarme hasta que llegamos al hospital.
Rápido lo adentraron al salón de partos y me dijeron que esperara fuera, tal vez vieron que estaba demasiado pálido, si hubiera entrado ahí juro que iba a terminar desmayándome.
Cuando el doctor salió ya mi padre, Yoongi, Hoseok, y Jin junto con Namjoon y su pequeña Sunhee de cinco meses habían llegado, la madre de Jimin se había quedado cuidando a Yeonjun y a Beomgyu, aún no se llevaban muy bien por lo que decidió no venir.
—Dígame que todo salió bien por favor —pedí con nerviosismo al doctor.
—Todo salió bien —sonrió—, los tres están en perfectas condiciones.
—Muchas gracias —agradecí tomando su mano—. ¿Puedo ir a verlos?
—Claro, aunque solo por unos minutos.
Corrí a su habitación entrando en silencio, viendo como alimentaba a mis pequeños bebés con una sonrisa en el rostro, a pesar de lo demacrado que se veía.
Mi lobo y yo estábamos eufóricos, demasiado felices.
—Hola —murmuré viendo embobado a mis cachorros, eran idénticos a mí.
—Hola —dijo con voz cansada pero con una sonrisa enorme abriéndose paso en su boca.
—Son hermosos —un sollozo escapó de mi boca mirando a mis bebés alimentarse.
—Son una copia tuya.
—Gracias pollito, no tienes ni idea de lo feliz que me haces —limpié una lágrima que se me escapó, escuchándolo soltar una risita burlona.
—¿Quieres cargarlos? —asentí al instante, emocionado por tener en mis brazos por primera vez a mis pequeños.
Tomé a uno en mis brazos, dejando un besito en su cabecita, viendo cómo movía sus manitos, y observando como su pequeña manita se aferraba a mi camiseta, buscando inconscientenente mi aroma, el aroma de papá.
«¡Ay Diosa, aún no me lo creo!»
—Te amo Jimin-ah, muchísimo, y también a nuestros pequeños, Jungmin y...
—Junghyun —completó sonriendo—. También te amo mucho, Kookie.
Ok, solo quiero informar que serán dos capítulos extra nada más, el próximo tratará sobre la boda del Kookmin.
Nos leemos pronto ;)
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