CAP 6: Perdón
Me levanté cuando la maldita alarma sonó a las 6:30 de la mañana, olvidé quitarla ayer. Froté mis ojos, y me levanté para darme una ducha, salí una media hora después y me puse unos pantalones de chándal y una camiseta negra de manga corta.
Pasé frente al cuarto de Jimin e intenté abrir, pero aún tenía seguro, toqué la puerta un par de veces pero no hubo respuesta.
Sabía que me ignoraba así que fui hacia la cocina para preparar el desayuno. Observé con orgullo las tostadas con mantequilla, tocino con huevos revueltos y el jugo de fresas, se veía delicioso, ojalá que Jimin pueda perdonarme con esto, la verdad era que me sentía culpable por haberlo hecho llorar.
Volví a tocar la puerta de su cuarto pero seguía sin responder.
—Jimin abre la maldita puerta, se te hará tarde para ir a la universidad.
Levanté la mano para volver a tocar pero el abrió la puerta de pronto y pasó por mi lado sin mirarme siquiera. Lo seguí de cerca y cuando llegó al comedor observó el desayuno sobre la mesa, pero no comentó nada, tomó una manzana y se dirigió hacia la salida del apartamento.
—Oye, preparé el desayuno para nosotros.
—No tengo hambre —dijo de forma cortante y salió del apartamento.
¿Pero qué rayos se ha creído ese omega? Si piensa que voy a estar rogándole para que me disculpe está muy equivocado.
Mi teléfono comenzó a sonar distrayendo mis pensamientos, miré la pantalla viendo que era Yoongi me estaba llamando.
—¿Oye a qué hora piensas venir? —dijo de mala forma cuando tomé la llamada.
—¿En qué mundo vives? ¿Es qué no sabes qué me suspendieron?
—¡¿Te suspendieron?! ¡¿Por qué?! —me separé el teléfono del oído cuando gritó.
—Me pelee con Taemin, casi lo dejé inconsciente, no sé cómo aún no te has enterado —le expliqué.
—Wow amigo, recuérdame no cabrearte nunca más —dijo en tono divertido y luego hizo una pausa—, creo que tu omega ya lo sabe, va echando pestes hacia la dirección.
—Dudo que sea para defenderme, ayer tuvimos una fuerte discusión, no hemos hablado desde entonces —suspiré y me senté en el sofá.
—Pues yo creo que te equivocas, le acaba de gritar al director que si no estás aquí mañana le corta los...
—¡Por favor no lo digas! —lo interrumpí.
—Tae es un omega increíble, aún estando molesto contigo te defiende de su propio hermano —dijo haciendo que un sentimiento cálido me recorriera, porque sabía que él tenía razón, Tae es un novio genial.
—En la tarde iré a disculparme con él.
—¿Y qué tal con Jimin? ¿Ya se llevan bien?
—No me habla, está molesto porque discutimos ayer —lo escuché carcajearse del otro lado.
—Ayer te peleaste con tus dos omegas ¿es en serio? Supongo que tu caso es especial —rió—, el que estés vivo ahora lo demuestra.
—Si, lo que digas. Hablamos luego, iré a comprar ropa para Jimin, o si no Taehyung se quedará sin ropa.
—Bien, cuídate bro, sabes que te amo —dijo en forma de burla.
—Lo siento, ya tengo omega bro —le seguí el juego.
—Uff es una lástima, en serio me dejaría marcar por ti.
—Ya idiota, hablamos luego —colgué luego de escuchar su vaga despedida.
Tal como había dicho fui al centro comercial para comprar algo de ropa para Jimin, no sé cuales son sus gustos así que compraré cualquier cosa.
Ya llevaba una hora y solo tenía una camiseta en la mano, no creí que comprar ropa de omega sería tan difícil. O sea, eran súper pequeñas la mayoría y habían tantas prendas de color pastel que ya comenzaba a asquearme un poco permanecer aquí. Es cierto que los omegas se veían preciosos con esos colores, pero una cosa es vérselas puestas y otra muy distinta es ver todos los percheros llenos de estas.
—¡Jungkookie! —me volteé mirando al cuñado de Taehyung.
—¡Jin hyung, hola! —dije entusiasmado, hyung siempre me ha caído muy bien e hicimos una fuerte amistad desde el primer segundo en que nos conocimos—. ¿Qué haces aquí?
—Necesito renovar mi guardarropa, Joonie me dio el día libre y esto —dijo mostrándome una tarjeta con una sonrisa.
—Si yo fuera Namjoon hyung me lo pensaría demasiado para darte una —proferí bromeando y el rió.
—¿Y tú qué haces en una tienda para omegas? No sabía que tenías esos gustos Jungkookie —mis mejillas de seguro se pusieron muy rojas pues las sentía calientes. Él me miró enternecido y comenzó a pellizcarme ambas mejillas—. No me canso de decirlo, eres el alfa más tierno que he visto.
—¡Ya basta hyung! —me separé—. Por cierto ¿me ayudas a elegir algo de aquí? Llevo una hora y solo tengo esto —le mostré la camiseta.
—Iugh, como alfa te vistes increíble a pesar de tu estilo dark, pero tienes pésimo gusto para la ropa de omega —me quitó la camiseta y la tiró para algún lado, después tomó mi mano para llevarme a otro lado de la tienda—. ¿Para quién es la ropa?
Preguntó mirando un par de conjuntos, tenía unos jeans azul claro en sus manos.
—Es para un omega que encontramos en un callejón, él es un poco más pequeño que Taehyung —definitivamente no podía decirle que era mi destinado a quien habíamos encontrado.
—Ok, yo te ayudaré, pero luego tienes que sujetar mis bolsas.
—Sí, como quieras.
Alrededor de unas cuatro horas después ya habíamos terminado, yo llevaba cerca de quince bolsas en las manos, mientras Jin solo llevaba una, se justificó con que era un omega y no tenía mucha fuerza. Yo solo rodé los ojos pensando que era la excusa más estúpida que pudo inventar.
—Ahora tienes que llevarme a casa de Namjoonie, ya que no tengo deseos de llamar un taxi.
—Eres un aprovechado —mascullé y él se giró a verme.
—¿Dijiste algo? —preguntó con una sonrisa macabra que me causa escalofríos por todo el cuerpo.
—Nada hyung —sonreí de forma nerviosa.
—¡Bien vamos! —exclamó con emoción.
Cerca de media hora después llegamos al hogar de Taehyung. Cuando entramos a la casa solté de inmediato todas las bolsas y vi a Jin subir las escaleras sin saludar a nadie. Él al igual que yo no soporta a las tías de Taehyung y Namjoon, las tres son unas chismosas que solo saben hablar mal de su misma familia.
Tae me contó que una vez las escuchó decir que él era un fracasado, y que no estaban de acuerdo con su relación con su novio emo, o sea yo.
La mamá alfa de Tae vino hacia mí y me abrazó, ella solía ser muy cariñosa conmigo.
—¡Kookie! Hace tiempo que no venías por aquí —dijo sonriendo.
—Hola Nayeon, vine a traer a Jin hyung y a ver a Tae.
—Tae está en su cuarto cariño, llegó hace unos minutos.
—Bien, iré a verlo —estaba a punto de subir las escaleras cuando las tías de Tae aparecieron.
—Oh, hola Jungkook, no sabíamos que estabas aquí —dijo la mayor y sonrieron falsamente.
—Ehh...hola —dije de forma seria. Lo siento mucho, pero la hipocresía no iba conmigo.
—Nayeon no deberías dejar a esos dos solos, están en una etapa donde no controlan sus hormonas, quién sabe y TaeTae se nos aparece embarazado algún día.
—No se preocupen, suelo anudar fuera de él —dije sonriendo de lado y continué subiendo las escaleras, escuchando la fuerte risa de Nayeon y riendo bajo por sus caras de sorpresa e indignación.
Al estar frente a la puerta de Tae me tomé un segundo para pensar en lo que le diría, sé que debo disculparme, pero no es solo mi culpa así que espero el ponga de su parte para que arreglemos las cosas.
Toqué y cuando escuché que la puerta estaba abierta entré, él me miró serio y volvió a mirar su teléfono, se veía demasiado lindo, estaba en un pijama de ositos y tenía el conejo de peluche que le regalé hace unos meses entre sus piernas
Me senté a su lado y lo tomé del brazo, halándolo hacia mí y encerrándole entre mis brazos, segundos llevé mi cara a su cuello aspirando su delicioso aroma a frutas.
—Perdóname, sé que a veces me comporto como un idiota, pero...no quiero perderte —musité contra su cuello y lo escuché suspirar profundamente.
—Tu también perdóname, no es cierto lo que dije, eres el mejor alfa del mundo —lo escuché sollozar y rápido me aparté para mirarlo—, pensé que no me querrías más, ofendí tanto a tu lobo y por eso peleaste con Taemin.
¿Cómo había llegado a esa conclusión? O cierto, eso fue lo que le dije a Namjoon ñara no revelar la verdadera razón.
—No llores cariño ¿cómo crees qué voy a dejar de querer al omega más bonito del mundo? —exclamé con tono divertido dejando de lado esos pensamientos.
—No seas tonto, no soy el omega más bonito —me dió un suave golpe en el hombro mientras soltaba una risita.
—Para mí lo eres —sequé sus lágrimas y me acerqué para darle un corto beso en la mejilla.
—Te amo, te amo, te amo —me abrazó por el cuello dándome cortos besos en los labios.
—Yo también te amo —tomé su nuca para acercarlo y besarlo de forma apasionada. Ya echaba de menos sus labios. Sus manos comenzaron a jugar con mi cabello y un jadeo salió de su boca cuando introduje mi lengua en su cavidad.
—Jungkook mis tías y mi madre están abajo —dijo apartándose un poco.
—No te preocupes, prácticamente les dije que íbamos a tener sexo antes de subir.
—¡¿Qué?! ¿Acaso estás loco? Ahora mis tías te van a odiar —exclamó asustado.
—La verdad no me importa, de todas formas ya me odian.
Volví a capturar sus labios entre los míos, mis manos se escabulleron dentro de la camisa de su pijama y agarré su cintura mientras mis besos bajaban a su cuello.
Lo hice acostarse y me acomodé entre sus piernas. Una corriente recorrió mi columna al escucharlo gemir en voz baja, intentando que no nos escucharan, volví a sus labios, nuestras lenguas entrelazándose en una lujuriosa danza
Con torpeza me logró quitar la camiseta blanca que llevaba ese día, acarició mi abdomen mientras mordía su labio inferior, dándome una vista totalmente excitante, estaba a punto de quitarle su camisa cuando la puerta se abrió de pronto.
-¡Osito ya lle...oh dios! ¡No vi nada! —era la mamá omega de Tae, quién rápido se tapó los ojos al ver la situación. Miré a Taehyung sintiendo mis mejillas arder, y él al igual que yo estaba sonrojado, rápido nos apartamos y me coloqué mi camiseta.
—Mamá te he dicho un montón de veces que toques la puerta antes de entrar —le reprochó.
—Si, te prometo que ya no lo vuelvo a hacer, en serio. Ya me traumaron, mi bebé ya creció y tiene relaciones sexuales —lloriqueó, Tae y yo estábamos más que avergonzados.
—¡Mamá! —gritó con sus mejillas y orejas rojas.
—Ya me voy, solo vine a darte un beso —se acercó a él y besó su frente, y luego besó mi mejilla.
—Adiós Jungkookie —dijo y salió del cuarto.
—¡Qué vergüenza, esto es tu culpa, por estar de caliente! —comenzó a golpearme en el pecho sin mucha fuerza.
—Yahh, que tampoco me destuviste —me quejé.
—Ush tonto, ya mejor vete, se supone que debo estudiar y contigo aquí será imposible.
—¿Me estás echando? —pregunté llevando mi mano al pecho haciéndome el ofendido.
—Si, ahora vete, por cierto, tienes que disculparte con Jimin o en verdad me enfadaré —comenzó a empujarme hacia afuera—. Te amo —me dió un beso y cerró la puerta sin esperar respuesta de mi parte.
Cuando llegué a casa Jimin aún no había vuelto. Dejé las bolsas en su cuarto y fui a la cocina a comer algo, luego me senté en el sofá a ver una película, pero estaba tan aburrida que ni siquiera me di cuenta cuando me quedé dormido.
Desperté al escuchar la puerta sonar, me paré a abrir y era Jimin, el entró sin hablarme y fue directo a su cuarto.
Un par de horas después fui a buscarlo para comer, no había salido desde que llegó así que comenzaba a preocuparme, no ha comido nada desde la mañana.
—Jimin la cena está lista —dije dando un par de toques en la puerta.
—¡No tengo hambre! —gritó desde dentro.
—Maldita sea ¡¿por qué me tenía qué tocar un omega tan terco?! —reclamé en un susurro.
Intenté abrir y me di cuenta que no tenía seguro por lo que entré, él estaba sentado en la cama y se puso rápido de pie mirándome mal.
—¡Oye ya te dije que no tengo hambre! Además respeta mi privacidad, no puedes entrar sin tocar, no sabes si tal vez estoy desnu...¡¿qué haces?! ¡Bájame! —comenzó a gritar y patalear cuando lo cargué en mi hombro como si fuera un saco de papas—. ¡Sueltame! —comenzó a golpearme en la espalda.
—¡Jimin ya basta! —exclamé dejándolo sobre la encimera de la cocina—. ¡Deja de hacer berrinche cómo si fueras un niño de cinco años!
El se cruzó de brazos e hizo un puchero desviando la mirada, se veía muy adorable así enfadado, sus cortas piernas colgaban y las movía de atrás a delante, dándole un aspecto infantil y tierno.
—¿Vas a comer o tengo qué obligarte también?
—Déjame en paz, no es como si yo te importara de todas formas —dijo en un murmullo y yo solo suspiré cansado.
Sé que a veces soy un poco tonto, y suelto todo lo que pienso sin antes analizarlo, pero no soy un desalmado, y aunque no lo acepte como mi omega, sé que podríamos llevarnos bien y ser amigos, pero si Jimin se comporta así de verdad que no podremos seguir viviendo juntos
—Lo siento ¿sí? Se que me pasé un poco con lo que te dije, pero solo estaba molesto, en verdad no pienso eso —dije tratando de sonar sincero, él me miró con los ojos entrecerrados pero luego suspiró.
—Está bien, te perdono, pero no te vuelvas a comportar así, en serio lo odié, prácticamente me dijiste que era un fácil y regalado.
—Ok ¿todo bien entonces? —pregunté y él sonrió mientras asentía.
Tiene una linda sonrisa, sus ojitos se cierran casi totalmente, muestra por completo su blanca dentadura, y sus mejillas abultadas daban ganas de pellizcarlas. De pronto estas se fueron tornando de un rojo leve.
—¿P-por qué me miras así? —preguntó nervioso.
—Eres muy lindo —las palabras salieron de mi boca antes de darme cuenta, sentí mis mejillas arder, y traté de mirar a otro lado para que no me viera.
—Tú ta-también eres lindo —susurró sorprendiéndome.
Volví a mirar hacia él, pero estaba más cerca de lo que recordaba, nuestras narices casi rozándose y nuestros labios a escasos centímetros, tragué saliva audiblemente y mis ojos fueron a parar a sus abultados belfos, pasó su lengua por el inferior humedeciéndolo, dejándolo brillante por la saliva.
Quería alejarme, en mi mente sonaban miles de alarmas pero mi cuerpo estaba inmóvil, no podía despegar mis ojos de sus apetecibles labios, preguntándome internamente que sabor tendrían. Ambos comenzamos a acercarnos, cerrando la distancia entre nuestros rostros.
Nuestros labios apenas se rozaron y sentí una explosión de fuegos artificiales en mi interior, mi lobo aullando feliz, como nunca en la vida lo había estado, mis manos se desplazaron a su cintura y me acomodé entre sus piernas, mientras el pasaba sus manos por mi cuello, profundizando el beso, nuestros labios moviéndose al mismo ritmo e intensidad, y nuestros aromas mezclándose, haciéndose uno solo y reclamando el lugar.
El beso iba subiendo en intensidad cada vez más, nuestras lenguas se enredaron en una guerra que ninguno se permitía perder, y todas las alarmas que sonaban en mi mente se apagaron completamente, haciéndome esclavo del placer y la excitación que sentía. Era como si un instinto salvaje hubiera despertado en lo más profundo de mi interior y solo saciaría con más, mucho más, de este omega.
La temperatura de la habitación parecía haber subido un par de grados, mi piel se sentía caliente, casi febril, la adrenalina recorriendo al máximo mi cuerpo, deseando un poco más que solo besos, del hermoso rubio que tenía enfrente.
Sin poder controlarme, mis manos bajaron a su trasero, apretándolo, sacándole un gemido que me hizo temblar de placer. Me alejé un poco, ambos respirábamos agitados, sus labios se encontraban rojos e hinchados,y
su blanco cuello me tentaba a dejar alguna que otra marca allí, tal vez al verlo lleno de chupetones haría a mi lobo calmarse.
Comencé a besar y dejar pequeñas mordidas, mientras el jugaba con mis largos mechones, y un par de jadeos escapaban de su boca. Mis manos se colaron debajo de su camiseta, acariciando con suavidad su fina cintura, sus piernas se enrollaron en mi cadera, y soltó una risita al sentir mi miembro duro, debajo del pantalón.
—¿Te da risa? ¿Eh? —pregunté, mi voz saliendo un par de tonos más graves debido a la excitación.
—¡Ahh! —un agudo gemido salió de su boca cuando simulé una embestida.
—¿Te sigue dando risa?
El solo se acercó y tomó mis labios en un beso necesitado, sus labios se sentían tan bien y me besaba con tanta pasión, muy diferente a los suaves y delicados besos de Taehyung.
«¡Taehyung! ¡Mierda!»
Me separé de él rápidamente, viéndolo mirarme desconcertado por mi repentina lejanía, toda la excitación se fue de golpe, sustituyéndola el sentimiento de culpa que comenzaba a aflorar en mi pecho.
—¿Kookie qué sucede?
—Esto no ocurrió ¿ok? Olvida lo que pasó aquí.
Dije antes de huir de allí, encerrándome en mi cuarto, sintiéndome un poco miserable, sin saber cómo volvería a verle la cara a Taehyung.
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