CAP 17: Mi lugar seguro

—¿Donde estabas? —pregunté demandante.

Ya había pasado alrededor de media hora y había logrado calmarme, ahora solo quería una explicación por parte de Jungkook, que me explicara porqué la marca sangró y mi omega seguía tan triste.

—Llevé a Taehyung a su casa —dijo en voz baja, y no pude evitar pensarlo, tenía un mal presentimiento de todo esto.

—¿Terminaste con él?

—No... —ni siquiera esperé a que dijera algo más cuando me voltee—. ¡Espera Jimin-ah! —me sujetó del brazo para evitar que me fuera—
. Su mamá tiene cáncer, va a morir pronto y...yo solo no pude decirle, está destrozado, y si termino con él ahora lo dejaría aún peor.

—¿Y yo qué Jungkook? —mis ojos comenzaron a cristalizarse, me sentía enfadado y dolido—. ¿Es qué no te cansas de hacerme daño? La marca comenzó a sangrar en la tarde...

—¡¿Qué?! ¡¿Estás bien?! —se acercó rápido a mí, haciendo a un lado el suéter para ver la marca, que aún tenía rastros de sangre seca—. Perdóname Jimin-ah, de verdad lo siento.

Se notaba que estaba arrepentido, podía verlo en sus ojos a la perfección, pero lamentablemente eso no me borraba de la cabeza lo que mi omega me había dicho con tanta seguridad.

—Desde hace horas pensamientos están apareciendo en mi cabeza, quiero confiar en ti, pero cada imagen que me viene es peor, mi omega me dijo que me estabas traicionado. ¡¿Qué se supone qué debo pensar?!

—No voy a mentirte, él..me besó, supongo que mi lobo le hizo saber a tu omega por el lazo, y terminó malinterpretando las cosas, te juro que solo fue un beso.

—Si no terminas con él me iré de aquí Jungkook, es la última advertencia.

—Yo te amo Jimin, de verdad que lo hago, ya no siento nada por Taehyung, eres mi omega, mi marca está en tu cuello —se acercó tomando mi cintura y apegándome a él—. Eres el omega perfecto para mí, mi precioso Jimin.

—No vengas con eso ahora, sigo enojado —dije seriamente, apartándome de él y dándole la espalda. Estaba demasiado equivocado si creía que le dejaría pasar esto.

—¿Qué puedo hacer para qué dejes de estar enojado conmigo? —murmuró mordiendo el lóbulo de mi oreja.

—Esto no va a funcionar.

—Mmm tus feromonas dicen lo contrario —su voz se hizo un par de tonos más grave, besando con dulzura mi nuca y hombros.

Me alejé de él, sabiendo que si continuaba cedería, así que solo caminé hacia mi cuarto y me encerré ahí. Solo salí más tarde a comer algo y volví. Me dió algo de lástima verlo ahí en en el sofá sentado, cabizbajo, con feromonas de tristeza rodeándolo; pero antes de que mi tonto omega me hiciera consolarlo volví a la habitación.

No sé en que momento me quedé dormido, pero desperté con el molesto sonido de la alarma acaparando mis oídos. Me di una ducha rápida y realicé toda mi rutina de aseo, escogí un conjunto de ropa sencillo y salí por fin, viendo un delicioso desayuno en la mesa. Mis ojos fueron hacia Jungkook, quien me miró sonriendo, sin embargo yo solo voltee la cara, ya no me convencería más con eso.

—Lo hice para ti —se sentó a mi lado.

Mi omega me pedía abrazarlo y rodearme de su aroma, y lo entendía, el lazo era demasiado reciente; pero no podía ceder ahora, debía obligarlo a terminar con Taehyung. No iba a pasarme la vida escondiendo nuestra relación.

—¿No me hablarás? —comencé a comer el desayuno ignorándolo. Su aroma poco después comenzó a tornarse amargo por lo que lo miré, observando indiferente la angustia reflejada en su rostro.

—No me dejes, por favor —murmuró apenas audible—. Te amo Jimin-ah.

—Deja de hacerte la víctima Jeon, no me das lástima —su rostro se contrajo en una mueca, se puso de pie y salió del apartamento, dando un fuerte portazo al salir—. Creo que se enojó —dije para mí mismo, pero me encogí de hombros y seguí disfrutando del delicioso desayuno. A fin de cuentas lo había hecho para mí ¿no?

Cuando llegué a la universidad la primera persona que vi fue a Jin hyung, quien sin saludarme siquiera, me arrastró hacia un aula vacía y me miró interrogante.

—¿Qué sucedió? Jungkook llegó hace un rato apestando a enojo y tristeza, le pregunté que le sucedía pero solo me ignoró, ese muchacho malcriado —se quejó y yo solo solté una risita.

—Le estoy aplicando la ley del hielo, quiero que termine con Taehyung de una vez.

—Oh, entiendo, el pobre parecía un niño al que le prohibieron salir a jugar— rió alto.

—Mi marca sangró ayer por su causa, se lo merece.

—Por supuesto que sí se...espera...¡¿Jungkook te marcó?! —cuestionó escandalizado cuando asimiló la noticia.

—¡¿Qué Jungkook qué?! —ambos nos volteamos, mirando al director Kim bastante enojado, de pie en la puerta del salón.

—Joonie cálmate —profirió Jin con cautela, soltando feromonas para tranquilizarlo.

—¿Tú lo sabías? !¿Sabías qué estaba traicionando a Tae y no dijiste nada?! —gruñó furioso asustándome.

—Yo...solo quería ayudar —respondió con la mirada en el suelo.

—¡¿Ayudar al alfa de mi hermano a estar con otro omega?! ¡¿Esa es tu forma de ayudar?!

Ok, estaba bastante enojado. Entendía su sentir pues yo me pondría exactamente igual si alguien lastimara a mi hermanito. Sin embargo, aunque esté enojado esa no era forma de hablarle a su omega.

—¡Jimin! ¿Qué sucede? Tu omega está asusta...oh mierda —apareció Jungkook—. Ya lo sabe ¿cierto?

—¿Qué cosa? ¿Qué lo marcaste? —dijo alzando la voz acercándose a mí de manera rápida, descubriendo mi cuello y dejando al aire la reciente marca.

—¡Aléjate de mi omega! —el tono amenazante de Jungkook no pasó desapercibido para nadie. Era una actitud normal teniendo en cuenta de que todos los alfas son unos descerebrados que solo se dejan guiar por sus instintos. La reciente marca hacía que Jungkook se comportara aún más posesivo de lo que ya era.

—Esto debe ser una maldita broma —replicó con ironía tomando con demasiada fuerza mi brazo. Jungkook se acercó rápidamente con sus ojos rojos y sus colmillos a luz, le dió un fuerte empujón al director haciéndolo caer hacia atrás.

—Será mejor que salgas de aquí, no será bonito si mi lobo toma el control —gruñó abrazando mi cintura, revisando mi brazo con cuidado. Un par de marcas rojas resaltaban un poco, y él las besó una a una con cariño.

—Vamos Namjoon, no será bueno comenzar una pelea —el otro se puso de pie exasperado y salió hecho una furia.

—¿Te hizo daño? —negué y él suspiró—  Hablaré con Taehyung ahora, debe saber la verdad.

—¿Qué verdad?

Ambos volteamos viendo a Taehyung en la puerta. ¿Es qué la luna está en contra de nosotros?

—Jimin es mi destinado, yo lo amo a él —soltó de repente y mis ojos se abrieron de par en par—. Perdón por ser tan directo pero...ya no puedo seguir escondiéndolo.

—¡¿Qué?! ¡¿Y me lo vienes a decir ahora?! ¿De verdad es tu destinado o es solo una mentira para qué no me sienta mal? —sollozó con la voz entrecortada.

—Es cierto —dije de forma seria entrelazando mi mano con la Kook.

—¡Tú! Eres un aprovechado —enojado, comenzó a acercarse a nosotros—. Te ayudo a entrar nuevamente a la universidad, convencí a mi alfa para que te acogiera ¿y así me pagas? ¡¿Quitándomelo?! —alzó la mano para darme una bofetada pero Jungkook se interpuso recibiéndola él.

¡¿Osas amenazar a mi omega?! ¡Sal de aquí ahora! —la voz de mando de Jungkook me estremeció, sí, mi alfa tenía un lobo bastante potente—. Me estoy controlando porque eres un omega, pero no agotes mi paciencia.

—¡Jungkookie, yo soy tu omega!

¡Mi omega es Jimin, ahora desaparece de mi vista!

Taehyung acató la orden y salió rápido del aula. Me sentía mal por lo sucedido, pero mis sentimientos están por encima de cualquier cosa, y no podía renunciar a mi destinado.

Jungkook se volteó a mirarme y acunó mis mejillas con sus manos. Nos miramos por varios segundos, sintiendo ese aire cómplice que nos envolvía. Me besó después de forma apasionada, mordiendo mi labio inferior sin llegar a lastimarme, e introduciendo su sinhueso en mi cavidad, entrelazando nuestras lenguas en una lujuriosa danza.

—Te amo omega, no me cansaré de decírtelo.

— También te amo alfa.

—¿Sigues enojado conmigo? —preguntó con cautela, pero solo lo abracé, sonriendo al saber que ya no había ningún impedimento entre nosotros.

Mientras todo esto sucedía el alfa pálido había decido por fin afrontar sus sentimientos. Se acercó decidido al alfa con olor a petricor quien lo miró extrañado por su repentina cercanía.

—¿Podemos hablar? —preguntó el recién llegado.

—¿De qué tenemos que hablar nosotros? No te conozco, no tengo nada que hablar contigo —soltó poniéndose a la defensiva, resaltando la última parte de forma cortante, apartándose del otro alfa.

—Sabes de que quiero hablar —dijo serio.

—¡No somos destinados, es una equivocación, somos alfas! —comentó sin dejar al contrario decir siquiera el tema del que quería hablar, pero sabiendo perfectamente a que se refería.

—¿Estas seguro de qué es una equivocación? ¿Tu lobo no enloquece al verme? Porque el mío solo me pide que me acerque a ti...le encanta tu aroma.

—¡No! Me gustan los omegas ¿acaso a ti te gustan los alfas? —preguntó elevando una ceja.

—No me gustan todos los alfas, me gustas tú —masculló acercándose al pelirrojo, quien comenzó a ponerse nervioso por la ausente distancias—. ¿Me dirás qué no causo nada en ti?

—A-absolutamente nada —tartamudeó de manera torpe.

—¿Y si te besara ahora?

—N-no.

El pálido lo tomó de las mejillas y estampó sus labios en los contrarios. Solo era un simple toque pero podía sentir a su lobo aullando de alegría. Se alejó, mirando de forma seria al otro alfa quién parecía haber entrado en un estado de shock. El pelirrojo sacudió su cabeza, para luego mirarlo con los ojos entrecerrados y tomar su cadera apegándolo a él, iniciando un beso brusco, algo salvaje por parte de ambos, que debido a su naturaleza deseaban dominar y someter al contrario.

[...]

Ambos se miraron sudados y con la respiración agitada, sus pechos subiendo y bajando al mismo ritmo. Se habían unido nuevamente en cuerpo y alma, amándose de la forma más pura, sintiendo su lazo explotar de felicidad, ambos contentos por el amor que destilaba el contrario, abrazando sus cuerpos desnudos entre sí.

—No debimos escaparnos, eres un pequeño pervertido Jimin-ah —susurró divertido acariciando con su nariz la mejilla del mayor.

—¡¿Yo?! ¡Mocoso irrespetuoso, tú fuiste quién comenzó! —se quejó golpeando el pecho desnudo del alfa.

—Como quieres que me resista teniendo un omega tan sexy y hermoso —dijo de forma seductora, alzando ambas cejas repetidas veces.

—¡Yah!

—Finalmente tenemos un poco de tranquilidad —habló con voz somnolienta.

—Si, finalmente —cerró los ojos acurrucándose en el pecho de su alfa, sintiendo que ese era su lugar seguro.

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