Capítulo 1


Estaba sentado esperando a que la clase acabará, no quería seguir ahí, el aroma lo tenía mareado y quiere vomitar.

Escucha las risas del par de alfas sentados atrás de él, ambos espacian su aroma alrededor suyo para provocarlo.

Desde que se enteraron de que era un omega no dejaban de joder.

Apenas era la primera hora y ya quería irse.

Todo iba de mal en peor, se arrepiente hasta cierto punto de entrar a esa preparatoria de elite, la UA era una odisea dónde todos competían entre ellos.

Prácticamente el ser omega te ponía por debajo de la cadena alimenticia, sobre todo si eras hombre, porque los hombres omegas eran la peor aberración para la sociedad.

No hablaba con nadie, cometió el error de dejar que su horrible personalidad fluyera y todos creían que era un ingrato con problemas de irá.

No importaba él no necesitaba a nadie.

El profesor suspira y ve a la puerta que acaba de ser tocada, entra una chica y todos la ven atentos.

Él es uno de ellos, porque nadie la reconoce y está sonríe apenada.

—Midoriya, llegas tarde.

—Lo sé, lo siento, me quedé dormida y...

—Es tu primer día y llegas una hora tarde, pasa y preséntate.

Todos en la clase la ven incrédulos, su aroma era dulce por lo que asumen es una omega, pero al ver su físico claramente esto no era así.

Tenía el cuerpo trabajado, era alta y con una cabellera rizada a la cintura que la hacía ver más bonita de lo que era.

Los alfas de su clase la ven de pies a cabeza y no disimulan, ella ríe nerviosa.

—Un gusto soy Midoriya Izuku me acabo de mudar a la ciudad, espero llevarme bien con todos.

Dice eso y varios no se contienen en comentar lo bonita que es, camina y se sienta justamente atrás de él, Izuku se sienta y percibe el aroma a los alfas atrás de ella.

—¿Algún problema?

—No, perdón.

Dicen eso ante la voz ronca de la chica, el aroma no iba dirigida a ella, era para él, pero una parte de suya agradece que crea que es así, de esa forma lo dejarían en paz en las clases.

Por fin tienen un descanso y huye para tratar de comer algo antes de que lo molesten.

Katsuki era la definición de la peste según sus compañeros, bajo, delgado y ser un varón que ellos definían como aberrante a la vista no ayudaba a sobre llevar esa vida escolar.

Desde que sus facciones omega comenzaron a manifestarse su cuerpo cambio. Tanto que siente que es la peor versión posible de su mismo.

Logra conseguir algo y lo devoro rápido para poder volver al aula y esperar con el profesor a su siguiente clase.

Pero comenzó a sentir un cosquilleo en su estómago, no, eso no podía estar pasándole, esa mañana se tomó sus supresores tal y como el médico se lo indico.

Huye al baño y al entrar lo primero que hace es vomitar, saco todo de su sistema y eso le preocupo.

Sobre todo, porque un calor abrumador comenzaba a invadirlo.

Se levanta y decide ir a la enfermería, pero tres chicos de su clase lo estaban esperando en la entrada del baño.

—¿Que tenemos aquí? Al feo omega de la clase.

—Parece que quiere que se lo cojan, como siempre ofreciéndote sin vergüenza alguna.

Dicen eso burlones, se percataron de su aroma al verlo huir, por lo que decidieron que debían aprovechar la oportunidad de que el mismo omega les abriera las piernas, saben que este gustaba de ser cogido en cada oportunidad.

Por algo Katsuki tenía fama entre los alfas de la institución.

—De rodillas.

Uno de ellos usa su voz en él, sus rodillas duelen al caer al suelo, jadea y siente sus mejillas arder.

—Abre las piernas.

Le ordenan eso y se siente tan humillado que está comenzando a llorar por el coraje de no poder resistirse ante sus demandas.

Los tres ríen y no se contienen de molestarlo más. Uno de ellos lo toma de las muñecas y las alza sobre su cabeza obligándolo a recostarse.

Mientras el otro par abren más sus piernas con brusquedad y comienzan a tocarlas.

Chilla desesperado porque aun cuando para eso estaba hecho su cuerpo, él en el fondo quería creer que no era así, pero sabe que nadie va a interferir ni mucho menos hacer algo. Jamás lo han hecho ¿Por qué ese día sería diferente? Después de todo, era un omega varón que todo alfas de UA sabía que estaba disponible para usar cada que ellos quisieran, Katsuki perdió voz y voto.

De pronto se escucha un fuerte golpe de una de las puertas de los cubículos y se abre, una persona sale, ve la escena y parecía no creer que veía.

—¿Qué hacen en el baño de niñas?

Izuku les dice eso ofendida, ella solo iba a hacer sus necesidades y encuentra a una parvada de alfas y omega realizando un acto indecoroso dentro de la escuela.

—Esto es el baño de hombres.

Uno de ellos un tanto incrédulo por la reacción de la chica le dice eso, Izuku entonces se percata de los orinales y se da cuenta de su error.

—¡Qué vergüenza, esto me pasa por distraída, es el primer día y ya hice una tontería!

Dice eso avergonzada, y los alfas aún la ven un tanto extrañados por su reacción, pero asumen que al ser alfa tampoco era como que le importará.

Katsuki la ve suplicante, pero Izuku parecía fingir no verlo, sabe que no lo ayudará, pero simplemente no quería perder la esperanza, seria abusado y no había nadie que lo evitará, aunque no la culpaba del todo. Era una alfa después de todo.

¿Por qué le importaría ayudar a un omega como él?

Creen que Izuku se irá de largo, pero cuando están por continuar, sienten su aura tras de ellos y la ven parada con la mirada fiera.

—¿Qué creen que hacen?

Les dice eso con voz ronca, los tres tiemblan, Izuku era una alfa, pero no como ellos, su presencia y voz eran imponentes.

—Oh vamos, si quieres unirte puedes... Está zorra es de uso público.

Ríen, pero no continua porque la chica lo patea fácilmente en la cara al estar inclinado, los otros dos la ven sorprendidos y tratan de abalanzarse hacia ella, pero Izuku entrenaba desde que estaba en secundaria para lidiar con idiotas como ellos.

Por lo que dejarlos jodidos al punto de huir para no ser golpeados fue fácil, ve al omega en el suelo aun llorando, tratando de seguro recuperar la compostura.

Le ofrece su mano y este la ve dudosa, teme que ella continue con lo que dejaron inconcluso.

El aroma a caramelo llega a Izuku y hace una mueca porque es empalagoso, tapa su nariz y se da cuenta que ella también podría dejarse llevar eventualmente.

No, alguien estaba en apuros y necesitaba su ayuda, no era momento de dudar.

Bufa para sí misma y se golpea las mejillas, debía guardar la compostura.

Se aproxima al omega y lo alza en brazos tomándolo desprevenido.

—¿Qué carajos haces?

El omega le pregunta eso aterrado, pero con un muy mal intento de valentía y agresividad.

—Debes ir a la enfermería.

Llevarlo en brazos no era difícil, el chico era un poco más alto que ella, pero el omega era ligero e Izuku podía cargar más que eso.

Llegan a la enfermería y al entrar la enfermera le pide dejar al omega en una de las camillas.

Pero este no se soltaba de su cuello cuando trata de alejarse.

Se aferraba a ella y abrazaba.

Izuku está extrañada por su acción, pero no le reclama ni nada parecido, se sienta en la orilla de la camilla y deja que el omega siga abrazándola, siente como se acurruca y aspira el aroma de la chica.

Pasados los minutos ya había caído dormido, Izuku por fin logra soltarse y termina de recostar al omega.

Lo arropa y acomoda mejor, lo comienza a ver más atenta, era bonito ya que le prestaba atención.

Pasados los minutos la enfermera vuelve con los supresores del omega.

—Oh, lograste calmarlo con tu aroma, bien hecho, el director quiere verte, por cierto.

La enfermera menciona eso de forma dulce e Izuku asiente no sin antes dar una última mirada al chico frente a ella. Decide salir, pero sigue un tanto preocupada, no sabía que tan común era que un omega fuera atacado de esa manera.

No solo eso, él parecía tranquilizarse con su aroma, sintió como el omega del chico ronroneaba al estar entre sus brazos hasta caer dormido, era la primera vez que le pasaba algo como eso. Por lo que una curiosidad latente por él ahora existía en el alfa de la chica.

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