I. La santa muerte

"Atención por favor, desembarco por terminal A5 del Air Europa proveniente de Salzburgo"

Ese era el anuncio que Yara, sentada en la barra del Caffriccio esperaba con ansias. El vuelo se había atrasado por una tormenta y llevaba más de una hora allí.

Tomando su libro de Lucas Marin de la mesa y colocando, cruzada en su hombro izquierdo, la riñonera de lana que había comprado en unas vacaciones en Jujuy, se retiró hacia la terminal.

Había demasiada gente a su alrededor, estiraba lo más que podía su cuello para lograr ver, pero su metro sesenta y su miopía no la acompañaban. Finalmente, cuando el gentío se vio más disuelto pudo divisar a una joven pelirroja de cabello exageradamente largo, mirando hacia todos lados, con la misma expresión de incertidumbre que ella tenía hace un instante.

Finalmente la joven dirige su mirada hacia Yara y esta la saluda con un ligero movimiento de mano y una amplia sonrisa, para luego, ambas salir corriendo en dirección a la otra y encontrándose en un abrazo fraternal.

-No te das una idea cuanto necesitaba este abrazo, hermanita. - expresó con emoción Yara.

-Lamento no haber podido llegar antes.- se disculpó al romper el abrazo.

-No te preocupes, entiendo, estos días fueron difíciles para todos. - y fue esa última frase la que hizo que Yara regrese a la realidad y cabizbaja dejara salir una amarga lágrima

-Ey, no llores.- le dice su hermana levantando su rostro desde el mentón.- yo ya estoy aquí pequeña.- y vuelve a abrazarla, esta vez apoyando la cabeza de Yara sobre su pecho.

Ese tipo de abrazo que Jade le propiciaba cada que estaba aterrada por las noches de tormenta.

-Tranquila pequeña, solo son truenos. Estás en casa, ya nadie puede hacerte daño...¿Te parece si te canto una canción? .- Una Yara de 5 años asentía- De acuerdo.

Sueña de Luis Miguel se convirtió desde ese momento en la canción favorita de Yara, incluso en la actualidad, a sus 24 años, sigue acudiendo a ella en las noches de insomnio.

...

Una luz cegadora ingresó en la habitación hace un instante en penumbras.

¿Pero qué haces? ¿No ves que estoy durmiendo?- le reclamaba al hombre parado frente al enorme ventanal.

No son horas para dormir, son las 3 pm y tenemos una reunión en una hora, levántate, le pediré a Soyeon que te prepare un more y algo para que comas. Y báñate, con agua bien fría, hasta aquí se siente el olor a soju y vodka.

¡Bum, no me hagas esto! - le gritó el joven mientras veía a su hermano entrar al baño de la habitación y escuchar el cerrojo del agua.

Levántate Mingyu o voy yo por ti, tú eliges.

Eres de lo peor.- refunfuña mientras se pone de pie.

Tu eres de lo peor hermanito, apenas es miércoles y ya estás con resaca.

Anoche fue el cumpleaños de Nara, no podía faltar. - le comentaba en lo que entraba al baño.- ¡Joder Sang-Bum, era fria, no antartica!.

Bum sonríe del otro lado de la puerta.

¿Y quién es esa Nara? ¿Tu nueva conquista del mes, de la semana?

No, creo que con ella va enserio la cosa.

Eso dijiste de la chica del mes pasado y mira la sorpresa con la que te salió. - dijo esto en lo que levantaba un condón usado de debajo de la mesa de noche. - Mingyu eres un asco.- dijo para sí mismo

Esta vez es diferente, la investigue y no tiene hijos ni con ella, ni abandonados.

Creo que para salir contigo deberian mostrar hasta antecedentes. ¿No recuerdas aquella chica...?

¿Vas a recordarme todos mis fracasos amorosos?

Si es necesario, si. Sé más cuidadoso. Te espero en media hora abajo. Te dejo a tus hijos muertos en la mesa de luz.


¿Hijos muertos? pensó Mingyu, para luego sonreír al entender a lo que se refería.

-Señor, la reunión empezó hace 10 minutos, todos los miembros de la junta directiva ya están, solo faltan ustedes. - alarmado le decía el pálido y delgado asistente a Bum. - Hice de todo para entretenerlos pero...

-Tranquilo Yeosang, eres muy eficiente y trabajador,no como otros.- Volteo a mirar a su hermano.

-¿Qué?- indignado vociferó Mingyu mirando a través de los lentes de sol, como su hermano revoleaba los ojos.

- Ve a almorzar algo, seguro llevas horas sin comer.- le ordenó a su secretario.

-Muchas gracias, señor.- y tras una reverencia se retiró.

-¡Buenos días a todos! - entró Mingyu primero abriendo de par en par las puertas de la sala de reuniones.

-Buenas tardes, diría yo.- respondió uno de los miembros de esa larga mesa.

-No sean tan amargos, solo nos retrasamos 10 minutos.

-40, fueron 40 minutos.- aclaro otro hombre, uno más añejo.

-Disculpen la tardanza, no volverá a ocurrir. Tomemos asiento.- Bum los invitó a todos los miembros a tomar sus lugares en lo que él se sentaba en la silla central. - Ahora si, damos por comenzaba la primera junta anual del año 2023 de Onix Cosmetics. Los escucho caballeros.

-Estamos mal Sang-Bum, las acciones han bajado debido a que las empresas de kpop no nos quieren promocionar con sus artistas.

-¿Y a qué se debe esto?

Todos los miembros se quedaron en silencio, mirando en diferentes direcciones.

-Señor Kwan...- se dirigió al hombre a su derecha.- ¿Puede, usted, decirme cuál es la razón?

-Bueno señor, Onix está perdiendo buena reputación y las empresas de kpop prefieren mantener a sus artistas alejados, o más bien, alejadas, de escándalos.- dice esto inclinando levemente su cabeza hacia el otro lado de la mesa.

Bum levanta la vista y allí estaba la razón de la mala reputación de su empresa, durmiendo con los brazos cruzados, se podían ver sus ojos cerrados a través de los lentes. La ira le estaba subiendo hasta el puño, el cual golpea firmemente contra la mesa, resonando en toda la habitación.

-¿Qué? Si, estoy de acuerdo.- balbuceo Mingyu.

-Disculpa que te despierte, pero estamos en una reunión y dada tu situación deberías estar atento.

Mingyu quedó a medio hablar cuando es interrumpido por las puertas tras su espalda abriéndose de par en par y todos los presentes se pusieron de pie.

-Siempre tan educado mi hijo menor.- habló aquel hombre colocando una mano en el hombro de Mingyu, a lo que este se puso de pie de inmediato.

-Padre.- se acercó Bum y tras una reverencia cedió su lugar en aquella mesa.- No pensamos que vendrías.

-¿Cómo no hacerlo? Me informan que se adelantó por cinco meses esta reunión. Eso no es muy buen augurio.

-Si, precisamente de eso hablábamos señor.- agregó el señor Jeong o mister lamebotas como lo solían llamar los hermanos Kim. - Las acciones bajaron muchísimo y casi no tenemos identidad de marca, solo empresas muy pequeñas aceptan colaborar con nosotros. Por eso me alegra que esté usted de nuevo, no quiero decir que su hijo mayor no pueda, pero con su extensa experiencia...

-Señor Jeong.- lo interrumpió.- Necesito números, datos, estadísticas, es su labor como vp de finanzas y es en el que se debe enfocar, no el trabajo de los demás. Por otro lado.- se pone de pie y se acerca a la puerta de entrada.- les quiero presentar a alguien.-

Al abrir, ingresó a la sala una joven de no más de 30 años, parecía un faro de luz en medio de una noche oscura de tormenta, sus finas extremidades se dejaban ver a través de un recatado y romántico vestido blanco, que parecía uno con su piel de porcelana. Sonrió ante los presentes dejando que ese abismo de luz los cegara por completo y su pequeño, proporcionado y cálido rostro los hiciera creer nuevamente en un dios.

>>Ella es Joo- Hyun, es la nueva gerente de relaciones públicas.

Ante ese anuncio, ambos hermanos se ponen de pie. Los ojos de Mingyu se clavaron en el rostro de su padre de forma desafiante y a su vez confundida.

>>Esa sorpresa te saco la resaca por lo visto.- habló el señor Kim sin voltear a ver a su hijo.- A ver si asi aprendes a comportarte.- se acerca a Mingyu y colocando una mano sobre su codo agregó:

>>Agradece que no te despido.

...

La puerta de la habitación B5 de la sala de oncología se abre dejando pasar a Yara y Jade. Dentro se encontraba una mujer que en su mente tenía 45 años pero en su cuerpo tenía 100. Aleja la mirada del ventanal a su izquierda y les sonríe.

-Mi niña, viniste.

-Claro, mamá cómo no iba a venir.- sollozando deja caer su cabeza en el pecho de su madre. - Perdón por haber tardado tanto.

-No te preocupes, acá tu hermana ha hecho un gran trabajo cuidando de mi y de la casa.

-Pero soy la mayor, yo debería haber estado aquí para cuidar de ambas.

-Yo soy feliz y me voy tranquila sabiendo que se tienen la una a la otra.

-Pero qué dices mamá.- interrumpe Yara con un tono más animado.- Vos aún no te vas. No vuelvas a decir eso.

Su madre le regala una sonrisa complaciente. Lo cierto es que ambas sabían que María guadaña estaba tocando a la puerta, lo supieron desde hace meses cuando a Angelica le llegaron los resultados de su análisis: cáncer pancreático. Desde ese momento Yara había dejado sus estudios universitarios para dedicarse de lleno a su madre. De repente los intereses en chicos, fiestas, viajes, se vieron tan banales y fueron cubiertos por la fría y oscura neblina del cáncer.

Esa maldita enfermedad era lo único que estaba en su mente y constantemente en las noches se preguntaba porque era tan desdichada, y porque Dios se llevaba a sus padres antes de tiempo.

"Dios constantemente nos pone retos que ponen a prueba nuestra fé en Él y en nosotros mismos, nos desafía a ser mejores con cada obstáculo y siempre tiene grandes cosas para uno, y cuanto más grande el desafío mayor será la gloria" fueron las palabras utilizadas por el Arzobispo de la catedral de la Almudena, cuando fue a buscar consuelo en el todopoderoso aquel frío 15 de octubre.

No sabe si fue Él o ella misma, pero al volver a su casa tomó la decisión de que si le iba a quedar poco tiempo con su madre, ese tiempo sería el más hermoso de su vida. Todo lo hacían juntas, las quimios, los paseos, las noches de cine o películas en casa, cada minuto del día que podía estar con su madre, ella lo aprovechaba.

Pero, los 8 meses pasaron más rápido de lo que pensaba, a los 5 meses Angelica decidió dejarlo de intentar y canceló sus sesiones de quimioterapia, tres meses después allí se encontraban madre e hijas enfrentadas a la muerte, para Yara, por segunda vez.

...

El calor de mediados de Junio era abrumador, sobre todo parado allí hace 30 minutos inmobil, tal como el protocolo lo estipulaba. Frente a él se encontraba el escenario y los que hace un mes atrás eran profesores y hoy colegas sentados frente al atril donde el comandante emitía su discurso sobre vocación y servicio.

Ahora, me gustaría concederle la palabra a mi colega, gran amigo y excepcional detective: Jeong Sangyeon.

Los civiles aplaudieron, los egresados mostraron sus respetos con el saludo marcial.

Bueno, gracias comandante Kim por ese discurso y sus halagos. Pero déjenme decirle jóvenes que este día es suyo, ustedes, hombres y mujeres, son el futuro de nuestra nación. Se les otorga el gran honor de cuidar a su patria y ciudadanos. No olviden nunca quienes son, de dónde vienen y porque optaron por esta profesión. Ser policía no es un trabajo fácil, pero si llegaron hasta acá es porque han demostrado que tienen las agallas y los valores para portar estas placas.- señalando la mesa con las placas honoríficas.- Lo que quiero decirles.- bajando su tono de voz, tornándose más serio.- es que el mundo está lleno de tentaciones, de placeres indebidos y de imperfecciones. Nosotros luchamos contra ello, pero entiendo que muchas veces nos doblegan. Lo que les pido es que hagan honor a su título, que jamás se den por vencidos. No le teman a nada ni a nadie, por más poder que tengan. Ustedes no pelean por una persona, pelean por una idea, una convicción. Por un mundo mejor.

En ese preciso instante se escuchó el fragor de múltiples disparos.

《Una M60》, pensó Jaehyun en lo que corría hacia el escenario. Estaba último en la formación por lo que se vio evadiendo obstáculos, sus compañeros corriendo hacia los cuarteles en busca de armamentos, los civiles con una expresión de pánico en sus rostros y las sillas y decoraciones que volaban en mil pedazos por los balazos. Su, hasta ese momento, exitoso maratón fue interrumpido al caer al suelo tras chocar con el cuerpo sin vida de uno de sus compañeros. Se sentó con las manos apoyadas en el pasto y lo observó atónito, casi paralizado. Torpemente se puso de pie para retomar su camino.

¡Papá, papá!- sollozaba aguitado en lo que tomaba a su padre en brazos y sus manos se cubrian de aquel espeso líquido. - Vamos, papá, tienes que levantarte. ¡AYUDA!

Jae...hijo...escúchame.- acercando una de sus manos y secando la lágrima que brotaba de los ojos cafés de su único hijo.- Promete...que...serás un...buen...hombre

No, papá aún tienes mucho que enseñarme.

vive...con...ho..nor.

Papá...¡Papá, no te duermas, no cierres los ojos! - Jaehyun sacudía levemente el cuerpo de su padre mientras sus lágrimas no dejaban de brotar. Se acercó la cabeza de su padre a su pecho y se quedó allí, desconectado de su entorno, sufriendo su pérdida.

¡Jaehyun, Jaehyun! - el comandante lo tomaba del brazo y tironeaba de él.

¡No lo puedo dejar solo...no, no, no!

No hay nada que hacer, mírame, mírame.- le ordenaba el comandante mientras tomaba su rostro con ambas manos.- déjalo ir, ve con tus compañeros, ayuda a los civiles. Es lo que tu padre quisiera que hagas.

Jaehyun volvió a ver, a su alrededor había civiles y compañeros heridos y asustados, los balazos no se detenían y seguían cobrando víctimas y el allí, sollozando, paralizado.

Salió corriendo hacia los cuarteles donde se encerró en un armario y en posición fetal se dejó caer, como un niño pero esta vez sin un padre que lo contenga.

...

-¡Pero esto es injusto, nunca estás y cuando vienes te crees con el derecho de despedir a quien sea! - reclamó Mingyu

-Me creo con el derecho porque soy el dueño de esta compañía, y precisamente, mi ausencia desató este caos.

-Perdón padre, hice todo lo que estuvo en mis manos para demostrar que merecía estar al frente en tu ausencia.- añadió Bum.

-No hablo de la empresa, habló de la vida de tu hermano.

Mingyu que se encontraba con una mano apoyada sobre la pared, voltea y le arroja una sonrisa socarrona a su padre.

-Veintiséis años tarde Sangyeon...

-Mingyu, pese a que te cueste entenderlo, soy tu padre y dueño de esta empresa. Por ende me debes respeto. No vuelvas a dirigirte hacia mi de esa forma.- le ordenó sin elevar ni un segundo su tono de voz.

Mingyu revoleo los ojos y se retiró tras un portazo.

-Entiéndelo papá, es que... vivió demasiadas cosas, su madre...

-Lo se, Bum, lo sé, ese es otro tema que vengo a arreglar.

-¿Piensas quedarte mucho tiempo?- preguntó en lo que tomaba asiento frente a su padre.

-Lo que sea necesario para enderezar a ese muchacho y tratar algunos asuntos con su madre.

-¿Vino Gabriella contigo?

-Ese es otro tema que quiero comentarte. Pero no lo quiero tocar en la oficina, cenemos esta noche. Llévame a ese restaurante del que me habías hablado y lleva a JiEun contigo, deseo tanto ver a mi nuera.

-Seguro papá...

-Lo único bien que he hecho en esta vida has sido tu Bum.

-No digas eso, Min es muy capaz. Solo, solo necesita un voto de confianza.

-Ya se lo di, y no supo aprovecharlo. Ahora Joo-Hyun se encargará de todo.

-Permíteme el atrevimiento, ¿Podría leer la carta de vida de esa joven?

-No, yo la contrate. Con eso te tiene que ser suficiente.

-De acuerdo. Nunca desconfiaría de tu criterio, lo lamento.- Bum se pone de pie y realiza una reverencia de 90 grados.- Me retiro padre, tengo muchos pendientes. Te veo en la cena.

Al salir de la oficina presidencial se queda un instante allí parado, pensando en el por qué de tal negación por parte de su padre, <<¿Quién es JooHyun?>>

...

Salió de su pequeño escondite, ya no le quedaban lágrimas para llorar. Se dirigió hacia el jardín, y la luz solar lo cegó. Colocó su mano derecha sobre la frente y esperó a que sus ojos se acostumbraran.

A lo lejos podía ver aún el revuelo de gente, a sus compañeros y superiores heridos. Todo, excepto el cuerpo de su padre. Se acercó a paso lento hacía el comandante Kim, que se encontraba dirigiéndose hacía el grupo comando que se había lanzado hacia la zona de ataque.

-Comandante.- lo llamó, a lo que volteo.- ¿Dónde se llevaron a mi padre?

-Jaehyun...- y apoyó una mano sobre el hombro del joven- Estamos tratando de averiguar eso, si alguien vio algo...

-Espere.- lo interrumpió.- ¿Me está diciendo que usurparon el cuerpo de mi padre?

-Así es. En medio del combate y el rescate de heridos aprovecharon para llevarse el cuerpo.

-¡¿Pero por qué?! ¿Con qué fin?- podía sentir cómo las lágrimas volvían a querer brotar.

-Tranquilo, escuchame. Te necesito fuerte y cuerdo para averiguarlo. Por favor, vamos a llegar al fondo de esto. Ahora concéntrate, y ve a hacer tu trabajo hay cientos de personas que necesitan tu ayuda.

La mente de Jaehyun divagada entre las miles de posibilidades, entre ellas la de simple maldad o como una especie de mafia que toma el cuerpo de sus víctimas como trofeo y amenaza. Con una mirada fija y vacía, casi similar a la de las mil yardas, se dirige hacia los heridos, y como una máquina, solo lleva a cabo las tareas que le ordenaban.

...

La habitación estaba cuasi en penumbras, si no fuese por la luz que emanaba la televisión colgando de la pared. Yara se despierta algo sobresaltada ante el llamado de su madre, se pone de pie dejando caer el libro que descansaba en su regazo y toma su mano.

-¿Mamá?- confundida y lagrimeando siente como el agarre de su madre se va debilitando y el inquietante sonido del electrocardiograma le retumba en los tímpanos.

-¡Ayuda!- gritó asomándose al pasillo a lo que dos enfermeras corren hacia el cuarto.

Sin terminar de entender lo que estaba sucediendo pero a su vez tan claro lo veía todo, la sacan de la habitación. Se asomó por la ventana que daba al pasillo, pero la visión se vio imposibilitada cuando una de las enfermeras corrió ambas cortinas.

-¡¿Qué sucede?!- preguntó Jade, que volvía de la cafetería.

-Es mamá...creo....creo que.-

No pudo terminar la oración, el llanto se lo impidió pero fue suficiente para que su hermana supiera lo que sus labios no podían pronunciar. Su madre se estaba muriendo, no hace meses, no hace días, hoy, en esa noche de 16 de Junio.

No había pasado mucho tiempo cuando el equipo médico salió de la habitación, y con una voz compasiva la doctora les daba la noticia: Mamá había muerto.

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