Needles
Giré rápidamente para observar en la dirección de la que había percibido el sonido. No podía ver nada. Corrí hacia el medio de la calle, esquivando los autos que se habían detenido y la gente que comenzaba a salir de los mismos. Allí pude percatarme de que hacia el final de la calle, a unas cuatro cuadras, había algo. Humo, polvo y alguien que se movía rápido. Había destellos.
"¡Un akumatizado!" No podía ser otra cosa.
Tenía que transformarme.
Rápidamente corrí hacia el lugar más alejado. Encontré un callejón bastante estrecho y me metí en el. Corrí hasta detrás de unos contenedores de basura. Dejé mis carpetas y bolso de clases en el suelo, mirando hacia todos lados para asegurarme de que nadie estuviera viendo. Justo antes de decir las palabras, escuché un ruido por arriba. Alcé mi mirada, era Chat cruzando rápidamente por los techos.
Se me había adelantado. Sonreí.
– Tikki, ¡dame motas! —
Tomé mis cosas, ya como Ladybug, y me elevé al primer techo. Escondí todo detrás de una chimenea y me dispuse a seguirlo. Ya me llevaba bastante ventaja.
Dos, tres techos. Y más. Me encantaba esto.
Otra nueva explosión. "¡Mierda!" Se venía con todo este akumatizado y todavía no sabía que es lo que estaba explotando.
Debía apurarme. El villano estaba yendo en dirección al arco. A esas horas del atardecer estaba atestado de autos y transeúntes, y todavía no sabía cuan peligroso era.
Alcancé a visualizar a Chat, de pie al lado de una chimenea, una mano en la cintura y la otra sosteniendo el bastón de combate sobre su hombro. Estaba concentrado, observando al enemigo. Últimamente se otorgaba más tiempo para aprender de su contrincante antes de atacar.
La verdad, celebré ese cambio. Su personalidad era distinta, más calma, más precavida, tal vez porque ya no era un adolescente.
¡No, para nada! Ni siquiera su cuerpo. Era más alto y estilizado, pero con una musculatura marcada, terriblemente marcada. Un corte en V masculino al extremo desde las espaldas a las estrechas caderas. Estaba bueno por donde se lo mirara.
"¿En serio Marinette?"
Hasta su traje era diferente. No lucía más el cascabel. El gato ya no quería ser oído cuando iba de caza. En su lugar, el cuello del traje tenía una apertura que llegaba hasta debajo de la unión de las clavículas. Se me antojaba... ¡nada!
Bueno yo también tenía cambios en mi traje. Ya dejemos de hablar sólo de chicos. Había tornado a un estilo uniforme Star Treek, con los hombros oscuros y luego todo el resto el clásico rojo con alunares negros. Me divertía esta innovación, me daba un aire más nerd, como lo llamó Alya en su Lady—blog.
Mi cabello ya no era tan corto, y eso se percibía en las coletas. En la transformación quedaban dos coletas, pero más largas, que estaban recogidas por sendos lazos cuyos extremos colgaban hasta la mitad de mi espalda. Me gustaba así, como flameaban al andar por los techos.
Aterricé detrás, a unos cuantos metros de él.
—¿Que tenemos hoy? — Me anuncié antes de quedar a su lado.
Él ni se inmutó, siguió observando al akumatizado.
—Needles, se autoproclamó con ese nombre. Como siempre, quiere nuestros miraculous. —
—¿Agujas en inglés?—
—Así es, Ladybug. – Sí, a secas. Ya no era "su" lady.
—Causa explosiones, ¿alcanzaste a ver con qué? —
—Arroja lo que parecen ser ...agujas, grandes agujas. No explotan. Lo que pudiste apreciar desde la distancia fueron dos derrumbes. Pero se oyeron como explosiones porque hacen estallar el concreto. Nada grave. No había gente. Creo que quería llamar nuestra atención. —
—Agujas... – Quedé pensando. – Vamos. Tengo una idea de donde puede estar el akuma. Espero no equivocarme. —
Lo miré. Me miró y sonrió al tiempo que asentía. Y salimos, lado a lado, como en cada ocasión. En dos saltos estábamos frente a Needles.
—¡Needles! —Le grité para atraer su atención hacia nosotros.
El villano, una mujer calculo que de unos treinta, con un traje que parecía un vestido de princesa, totalmente plateado, ceñido en la parte superior y terminando en una enorme falda que rozaba el piso; giró inmediatamente para vernos.
— ¡Oh sí! Laydubag y Chat Noir, mis superhéroes favoritos. Estaba esperándolos. Tardaron. Comencé a pensar que no iban a venir a mi fiesta. ¡Buuu! —
—Ya estamos aquí. Deja de quejarte. — Agregó Chat con sorna.
— Ok. Entonces ¿mis regalos? ¿Dónde están?—
Extendió su mano dibujando una sonrisa algo macabra en ese rostro demasiado blanco para considerarlo saludable.
— ¡Ohhhh! No tienen regalos. Es de mala educación asistir a una fiesta sin regalos, minino — Sus ojos brillaron en ese momento —Bueno, no hay problema, pensemos en algo... —
Llevó el dedo índice a su boca, dándose pequeños golpes sobre los labios.
– A ver, ¿Qué pueden tener que sirva como presentes? A ver... ¡sus miraculous! DENMELOS – Ordenó.
Nos preparamos para recibir el ataque. Sabíamos lo que venía. El último tiempo siempre era lo mismo.
– Bien. Tenía que intentarlo. — Un segundo después cambió su tranquila y macabra expresión a furia total.
A sus palabras le siguieron una lluvia de agujas del tamaño de una jabalina.
Saltamos con Chat, para esquivarlas, uno a cada lado. Quedamos separados.
—¡¡DENME SUS MIRACULOUS SI QUIEREN QUE ME DETENGA!! –
Siguió disparándonos agujas, un brazo a cada uno, persiguiendo nuestros rápidos movimientos. Y lo hacía bien. Cada lanza plateada que arrojaba quedaba clavada en el suelo, auto, postes, lo que alcanzara.
Una lanza cayó muy cerca de mi pie y los escombros que levantó al enterrarse violentamente en el asfalto, me hicieron trastabillar. Caí pero en un ágil movimiento estaba nuevamente escapando del ataque.
Ese tropezar me obligó a cambiar el rumbo de mi huida. No advertí que me dirigía hacia un grupo de autos que quedaron atascados en el tráfico detenido por los derrumbes. Dentro había gente. Aterricé justo delante de ellos. Y ahí venía una lluvia de lanzas plateadas siguiéndome.
"¡Oh, no!". No podría correrme, impactaría en las personas. Rápidamente visualicé un utilitario vacío. Extendí mi yoyo y lo tomé para ponerlo en frente nuestro como un escudo. Allí impactaron las flechas, casi atravesándolo, para caer luego hacia el costado.
—¡Ladybug! — Ese era Chat.
En dos saltos abatió a Needles golpeándola por sorpresa con la barra.
—¡AHHHH! ¡MALDITO GATO! — Respondió la villana y concentró todo su ataque en él.
"Bien gatito" Me otorgó el tiempo necesario para sacar a la gente atrapada.
— ¡Vamos! ¡Salgan! Vayan por detrás de los autos, muévanse agachados hasta que la saquemos de aquí. —
Dos, tres, cinco... todos se fueron. Chat seguía luchando frente a frente. Formando un escudo al girar su barra. Needles lo estaba atacando duro, él debía retroceder si quería lograr esquivar efectivamente las lanzas.
Rápido tenía que encontrar donde se alojaba el akuma. Sospechaba que la persona akumatizada era alguien relacionada con el mundo de la costura, por su nombre. El vestido me lo confirmó. Inicialmente me imaginé que portaría un delantal de costurera. Estaba segura de que allí estaría el akuma. Pero no había delantal.
"Vamos, piensa, piensa". Needles, vestido de princesa. No es de princesa, ¡es de novia! Para esos trabajos no se usas delantal. Observa. Las agujas las saca desde sus brazos. "Rápido" Desde las muñecas, ¡salen desde las muñecas!
Listo... ¡el alfiletero! Un alfiletero de muñeca debía ser. Observa, observa, vamos. Allí estaba, pude encontrarlo.
Reaccioné rápido. En un salto me acerqué por detrás y le tomé la muñeca derecha enredándola en un ágil movimiento con mi yoyo.
—¿QUE HACES? – alcanzó a gritarme antes de que con un tirón seco intentara acercarla a mí.
No conté con que su centro de gravedad estuviera tan bien afirmado. No podía ver sus pies ocultos bajo la enorme falda del vestido. Esperaba que con ese jalón se desplomara y pudiera arrastrarla a mí. No, en vez de eso logré que quedara con su brazo extendido hacia arriba, disparando un manojo de flechas.
Error. Terrible error.
"¡Mierda!"
La gravedad hizo el resto.
—¡Ladybug! — Oí el grito de Chat, al tiempo que me tomaba de la cintura en un veloz salto, sacándome de ahí y protegiéndome de la inminente lluvia de agujas.
Needles aprovechó mi distracción para soltarse y huir hacia el Arco del Triunfo. Justo lo que no quería.
Chat me alejó al otro extremo. Quedamos refugiados detrás de un ómnibus urbano que estaba vacío. Me afirmó bruscamente contra el vehículo y quedó frente a mí, una mano apoyada a cada lado de mi cuerpo a la altura de los hombros, con la cabeza gacha.
Alcancé a oír una queja antes de mirarlo.
—¿Estás bien? —
Me agaché buscando el contacto visual, sosteniéndome de sus hombros. Y ahí lo sentí, una de mis manos húmedas. Sangre.
— ¡Chat! ¡Estas herido! — ¿Era eso posible?
Me escabullí por debajo de sus brazos para verle la espalda. Y allí estaban, dos de las agujas en forma de lanza. Una clavada a la altura del hombro y otra más adentro, sobre el músculo romboide. Estas no eran tan grandes, parecían más bien flechas. No tenía idea de la profundidad.
— ¿Cómo puede ser? Chat ¡te hirió! —
—Sí, puedo sentirlo Lady. — Lo dijo con voz quejosa y tranquila.
—Pero ¡¿Cómo?! No puede ser...—
—Se ve que este sí.— Su voz seguía tranquila, pero ya no ocultaba el dolor que le provocaba.
La desesperación me invadió. Esto era nuevo y peligroso. Lo que temía, Hawk Moth había evolucionado. Pero ¿Cómo? No era momento, después lo conversaríamos. Ahora debía quitarle esas cosas.
Tomé la aguja del hombro y quise tirar para extraerla. Era rugosa, se afirmaba a la carne al jalar. Chat gimió de dolor.
—Perdóname. Están muy clavadas y no puedo dejarlas. – Inspiré – Chat, esto va a dolerte. ¿Listo? —
Asintió y tiré con más fuerza. Se sintió como si desgarrara el músculo para salir. Era consciente de cómo él estaba soportando el dolor. Pero no podía detenerme. Afuera la primera. Chat respiró hondo, sin emitir un sonido.
Ahora iba la segunda. Fue peor y una queja se escapó de sus labios.
—Listo. Listo gatito. Ya está. —
Le acaricié el hombro antes de mirar los objetos extraídos. Habían logrado penetrar unos cuatro centímetros. ¡Mierda! Podría haber sido peor. Las arrojé lejos y lo giré para verlo. Él se tomó con la otra mano el costado herido.
— Fue mi culpa, perdóname... — Lo miraba con preocupación. Sinceramente, sentía su dolor en mí.
—Voy a estar bien. Cuando deshagas los daños esto también se irá. Ahora vamos.— Me sonrió, antes de tomar el bastón y acomodar su cuerpo como si nada sucediera.
—¿Qué? Tú no vas a ningún lado Chat.—Lo interrumpí duramente, calvando mis ojos en los suyos— Sigues sangrando. Y no me gusta esto. ¿Qué pasó? ¿¡Qué mierda pasó!? ¿Por qué te metiste..?—
—Primero. Sí, sí voy contigo. Segundo. No lo sé. Vamos a averiguarlo eventualmente. Y tercero. Hacía mi trabajo. — Su tono fue firme, lo suficiente como para callarme.
Se inclinó hacia mí luego de decir esas palabras, sosteniendo su mirada, pero siendo él quien controlaba la situación en ese momento.
Mierda. Tragué grueso ante su cercanía, ante su actitud.
Me miró unos segundos corroborando que no iba a contradecir ninguna de sus afirmaciones. Y, tomando el bastón, de un salto emprendió el camino hacia el arco, en donde Needles continuaba su ataque.
No me dio tiempo a arremeter con nada. Sin esperar lo seguí.
Hoy las cosas habían subido a un nuevo nivel. Un akumatizado que podía atravesar nuestros trajes, que podía herirnos. Y ¿qué sucedía con los Kwamis?
—Ahí están de nuevo, los tortolos defensores de Paris — Se escuchó por en sima del arco — ¿Continuamos nuestro jueguito o me entregan los miraculous?
—Ninguno de los dos. — Le respondí – Vamos ayudarte.—
— Pst – Y una carcajada estrepitosa le siguió.
— Entonces elegiré por ustedes. ¡JUGUEMOS! — Aplaudió antes de volver a cambiar su expresión burlona a furia.
–¡DENME SUS MIRACULOUS O TODOS ELLOS MUEREN!! –
Y señaló abajo, hacia una jaula en forma ovalada que había construido con agujas mucho más largas clavadas al suelo. En medio se encontraban una docena de personas, atrapadas, gritando, llorando. Algunos maldecían.
—Fue muy lejos este. — Me dijo por lo bajo Chat.
Asentí. Esta vez estábamos a otro nivel de violencia.
—Sí. El akuma está en la mano derecha. Tenemos que inmovilizarla y se lo quitamos. —
— ¿Se te ocurre algo? —
— ¡Lucky Charm! —
Un destello y cayó sobre mis manos una caja de ¿goma de mascar?
Chat lo miró y me sonrió divertido.
– Bueno, menos mal que lo invocaste sino no sabría cómo íbamos a resolverlo — Agregó con ironía, antes de quejarse de dolor.
Lo miré preocupada. Aún sangraba, se podía apreciar el traje mojado en su costado derecho, y se estaba extendiendo.
—Estoy bien. No frunzas demasiado el entrecejo que vas a ponerte vieja rápido. —
Ahí estaba Chat, mi Chat. Juro que escuchar ese chiste me alivió.
— Tic-Toc Tic-Toc ¡¡No tengo toda la noche mocosos!! —
Observé a Needles y sus alrededores.
— Chat, ¿alcanzaste a notar si hace algo especial al momento de disparar sus flechas? —
—Sí, se desliza. Como si estuviera patinando. —
¡Listo! Lo tenía.
—¡Sí! ¡Muy bien! Toma gatito listo – Y le metí en la boca varios chicles – Mastícalos bien. —
Hice lo mismo con la otra mitad de la caja.
—Vamos a atacarla, ¿puedes?—
—Siempre listo para ti.— Y me sonrió guiñándome un ojo.
Asentí. Aunque era consciente del dolor que estaba sufriendo. Esto debía terminar y ya.
— Necesito que concentres su ataque en ti. A mi señal quiero que golpees en la muñeca derecha, con todas tus fuerzas Chat.—
—Entendido — Y llevó dos dedos a la frente en un ademán militar.
—Dame los chicles mascados. Sí, sí, asco. Pero va a servir. Confía en mí. —
Uní ambas bolas de chicles en una única masa babosa y pegajosa de color rosa. Sí, asqueroso. Chat se disponía a saltar cuando lo tomé del brazo deteniéndolo. Él giró y me miró con el ceño contraído. Estaba concentrado en la tarea a ejecutar.
—Chat, por favor, cuídate —
Mi preocupación era sincera. Lo que él no sabía era lo que me desesperaba estar al tanto de que podían lastimarlo ahora. Era temerario, asumía más riesgos de lo necesarios, y más si se trataba de mí. En ese punto, no mediaba razón nunca.
—Siempre. — Y me sonrió con dulzura antes de acariciarme el rostro sin dejar de mirarme.
Juro que en ese momento sentí algo diferente entre nosotros, una intimidad nueva. Pero no pude averiguar mucho más. Dicho eso, salió disparado hacia el Arco.
Debía concentrarme. Más tarde podría llenarme de preguntas con todo lo que habíamos vivido. Ahora, le seguí pero en otra dirección. Quería atracar a Needles por atrás y debía ser sigilosa. Era fuerte, pero no lo suficientemente lista. Contaba con ello.
—¡Allí están! ¿Listos para entr...Ahhhhh!! — Chat la golpeó duro con la vara.
—¿Dolió, agujitas? —
Aterrizó sobre el arco, a metros de ella. Lo suficiente cerca como para provocarla, pero lejos como para tener la oportunidad de defenderse efectivamente.
Giró furiosa y comenzó a dispararle. Chat utilizó la misma estrategia de escudo girando su barra, moviéndose de un lado a otro para concentrar toda la atención sobre él.
Me acerqué sigilosa por detrás. Esperé a que ella estuviera inclinada hacia delante atacándolo para darle un empujón y desequilibrarla. La falda del traje cubría sus pies y necesitaba verlos para que mi estrategia funcionara.
Me arrojé sobre ella extendiendo la pierna para golpear su espalda bruscamente. Hecho. Casi cae y en ese movimiento tuve lo que quería. Cuando su pie derecho se despegó, arrojé la bola de chicle debajo.
—¡Maldita! – Giró hacia donde estaba.
Al estabilizarse me apuntó extendiendo ambos brazos hacia mi dirección. Quería atacarme con todo su arsenal. En el momento en que iba a dispararme advirtió que su pie se encontraba inmovilizado. No podía hacer el movimiento para embestirme.
—Chat.. ¡Ahora! —
Era en ese momento o nuca. La goma de mascar no la mantendrían inmovilizada mucho más.
Chat saltó y arrojó todo el peso de la barra sobre la muñeca. Needles gritó por el dolor y cayó de rodillas hacia el frente.
El alfiletero se desgarró y de entremedio del vellón salió volando el akuma. Rápidamente lo capturé con mi yoyo y lo desmalifiqué.
—Adiós pequeña mariposa. —
No la observé irse como siempre lo hacía. Automáticamente mi atención fue a donde Chat. Él me miraba, adolorido, presionándose el costado.
Corrí hacia Needles, le despegué el chicle del pie y lo arrojé hacia arriba — ¡Prodigiosa Ladybug! –
Un destello de pétalos rojos comenzó a rodear todos los destrozos cometidos por el villano de turno, deshaciendo los encantamientos. La gente debajo, atrapada en la jaula de agujas comenzó a vociferar victoriosa al liberarse. Yo sólo quería que el prodigio llegara a Chat.
Me acerqué a él cuando el destello rojo lo envolvió. Me miró y se encontró con mis preocupados ojos. Sonrió. Una sonrisa suave, dulce. Me acarició el rostro otra vez antes de separarse de mí para asistir a la persona que yacía en el suelo, a metros nuestro, ya desakumatizada.
Y ese fue otro momento que no esperaba entre nosotros. Me sonrojé. ¿En serio?
—¿Qué...?¿Qué pasó? Yo...—
—No se preocupe. Todo está bien ahora. Vamos, sujétese de mis hombros, tenemos que bajarla de aquí.—
Abajo, se encontraba la fuerza pública ordenando a las personas que comenzaron a llegar al lugar para vernos, para curiosear y para buscar a sus seres queridos víctimas del ataque. La prensa se preparaba detrás del cerco humano para entrevistarnos.
Chat asió a la mujer afirmándola a su costado y juntos bajamos del Arco. Un policía rápidamente la envolvió con una manta cuando tocamos el suelo y la llevó para brindarle atención médica. Se situó a mi lado, siguiéndome para acercarnos a la prensa.
—¿Estás bien gatito? —
—Como nuevo. — Y me sonrió de lado sin mirarme.
— Mejor así — Y una lluvia de flashes nos iluminó.
Preguntas iban y venían de todos lados. Nuestras respuestas los dejaban conformes. Y mi miraculous me advirtió que me quedaban tres minutos antes de destransformarme. Debía comenzar mi despedida.
En ese momento oí detrás un grupo de chicas que le gritaban a Chat. Las fans, las malditas fans. Bueno, por lo menos en esta oportunidad llegaron cuando todo había acabado, sin peligros. Un trabajo menos.
Chat volteó enseguida para verlas y le brindó una enorme y seductora sonrisa, sin moverse de mi lado. Pero no duró mucho. Entre medio del grupo, una morocha espectacularmente preciosa se abrió camino entre las agitadas fanáticas para llegar al frente. Cuando lo logró comenzó a llamarlo, agitando en su mano un papelito.
Obvio que Chat iba a responder. Antes de que se fuera lo tomé del brazo.
– Tenemos que irnos, vamos a des transformarnos.—
—Lo dirás por ti, bichito. – Y me mostró el anillo.
Él no había utilizado el cataclismo, así que no se des transformaría por largo rato. Me sonrió y se dirigió hacia la hermosa muchacha.
Debo admitirlo, no me gustó eso. Odié eso. La odié. ¿En serio? Él picaba y yo odiaba a la carnada. Y ¿por qué carajos? Él no era mío en ningún sentido, no debía responder a mí y creo que a nadie más. ¿Celos?
Ya. Volví mi atención a la prensa y los saludé para emprender la retirada, no sin antes advertir que Chat estaba besando la mano de la chica, inclinado hacia ella en un gesto de caballerosidad. Exacto como hubiera hecho conmigo miles de veces. Y que ya no lo hiciera.
Creo que esto último me dolió más que cualquiera de las otras cosas que acaba de presenciar. Tomé mi yoyo y lo extendí hacia la primera torre que encontré, en dirección a donde había dejado mis cosas. En un salto ya no estaba más en la escena.
.
Chat lo advirtió. Siempre era consciente de cada movimiento de Ladybug. Nada se le escapaba. La vio irse. Si hiciera caso a su más profunda intención, estaría tras ella. Pero era mejor así.
Esa también para él era una historia unilateral terminada, debía serlo. Era lo mejor. La chica le deslizó un papelito debajo de la palma. "Te espero", susurró antes de escurrirse de entre sus dedos. La miró y ella le arrojó un beso dedicándole una mirada encendida al mezclarse entre el resto de las chicas. Todas gritaban alborotadas.
Chat sonrió aparentando el puño. Sabía que allí estaría la dirección. La siguió con la mirada hasta que se perdió entre medio de la gente.
Lo esperaría. Y por supuesto él llegaría. La chica era realmente hermosa, y de su tipo. ¿Por qué no? Le haría parte de la noche más amena y menos solitaria.
Saludó a todas sus fans con una reverencia y tomó el bastón para emprender su partida, eligiendo inconscientemente el camino en la misma dirección que Ladybug.
Un salto más y ya estaba. Me refugié detrás de la chimenea en donde había dejado mi bolso y carpeta. Me senté en el suelo, espaldas contra la pared, haciéndome pequeña para ocultarme. Un resplandor rojo me recorrió y el traje se esfumó. Tikki apareció, agotada. La esperaba con mis palmas abiertas, formando un cuenco en el que pudiera depositarse a descansar.
—Hola Tikki – la saludé brindándole una dulce sonrisa.
Rápidamente saqué un macarrón rosa de mi bolso y se lo bridé. Allí quedé, observándola comer, como de a pequeños y tiernos mordiscos iba retirando trocitos del dulce, sentadita en una de mis manos. Encogí las rodillas llevándolas al pecho. Las envolví con el brazo libre y apoyé mi mentón sin dejar de observar a esa criaturita roja que abrazaba el macarrón como si su vida dependiera de ello. En cierta forma era verdad, pero era mucho más fuerte de lo que se podía apreciar en ese cuerpecito.
Suspiré. Chat estaba de regreso en mis pensamientos. Y mi semblante cambió por completo cuando lo recordé coqueteando con esa chica. No sentí furia esta vez, ni decepción. Sólo tristeza. Un profundo dolor clavado como un alfiler en mi corazón. Me sentía diminuta. ¿Qué me pasaba?
—¿Todo bien Marinette? – una suave y aguda vocecita me sacó del trance.
—Sí, Tikki. Está todo bien.
—Te ves triste. ¿Pasó algo?
—Estoy preocupada Tikki. El akumatizado hirió a Chat. –
En gran parte era cierto. La otra parte se la llevaba el hecho de que él eligiera a esa chica sobre... ¿sobre quién? ¿Sobre mí? La que le dijo que dejara de perder el tiempo en tontas ilusiones de adolescente. Esa. Seguro que no la iba a elegir.
—¿Cómo que lo hirió? – ahora no sonaba tan dulce.
—Disparaba como si fueran unas agujas en forma de flechas, flechas grandes. Se le clavaron dos en la espalda cuando me protegió. —
Tikki me miró preocupada. Bajó sus párpados en evidente consternación.
– Hawk Moth lo averiguó. ¿Cómo pudo hacerlo?—
—¿Averiguó que? – había logrado que me alarmara aún más.
—Como herirnos, Marinette. Como atravesar la protección de los Kwamis cuando estamos transformados y llegar al portador. Eso no es tan fácil.—
—Umm...El libro de hechizos — ella me miró y asintió.
Me llevé la mano a la boca.
En ese preciso momento escuché un ruido detrás de la chimenea, en el mismo techo. Como si algo hubiera caído. ¿Pasos? Me asomé lentamente por uno de los bordes. "¡¿Chat?!" ¿Qué hacía allí? Si se le ocurría vagar por el techo o me escuchaba, me descubriría. No tenía tiempo para transformarme, Tikki aún estaba alimentándose.
No podía permitir que me viera justamente ahí, no tenía explicaciones coherentes de mi presencia a esas alturas, no como Marinette. Me escondí rápidamente y la miré a Tikki con urgencia. "¡Come rápido!" La dejé sobre mi bolso y me asomé nuevamente con mucha cautela. Él estaba entretenido, leyendo algo en su mano. ¡El papelito de la morocha! Creo que llegué a ver una sonrisa. Hizo un bollo con ese trozo de papel y lo arrojó antes de emprender su retirada.
Suspiré cuando lo vi partir y volví a Tikki – Estoy lista Marinette. —
Asentí. Debía transformarme para bajar de ese edificio sin levantar ninguna clase de sospechas sobre mi identidad. Y también debía ir a visitar al Maestro Fu. Las novedades de la noche así lo requerían. ¿Y Chat..?
—Tikki, dame motas. – en segundos era Ladybug nuevamente.
Alcé todas mis cosas del suelo y me incorporé. Iba a retirarme cuando recordé el papelito que había arrojado Chat. ¿Y sí? ¡Ya! ¿Para qué lo vería? Era su vida. "No.te.debe.nada" Me repetí. Además, había algo mucho más importante a resolver que lo que podía estar haciendo Chat con la nota de una pendeja. Caminé unos pasos para prepararme e irme, pero algo me detuvo. Volteé. El papelito.
"¡Mierda!" No lo podría dejar pasar. Me dirigí hacia donde creía que lo había arrojado. Unos segundos y pude visualizarlo, por suerte no había caído a la calle, abajo. Al abrirlo me encontré con una dirección. Contraje el ceño ¿acaso? Ahí me di cuenta: lo estaba invitando. Eso era lo que hacían, por eso esa vez lo descubrí colándose por una ventana. Y esa morocha, imposible de resistirse. "¡Que hijo de puta!" ¿En serio Marinette? Había temas primordiales, de superhéroes. ¿Qué te importa lo que haga?
Bueno, parecía que le importaba a una parte mía, la más "obse" y chiquilina, como siempre Alya me decía. "Hay una loca obsesiva dentro tuyo, niña" me repetía con cara de miedo cada vez que le mostraba todo lo que había averiguado sobre Adrien. Ahhhh.. mi loca obsesiva y masoquista seguía en mí y quería confirmar lo que acababa de suponer y no me dejaría en paz toda la noche sino le hacía caso. ¿En serio? Nos enfrentábamos a un villano que había descubierto como lastimarnos, posiblemente matarnos y ¿yo preocupada por las aventuras amorosas de un compañero? ¿En serio? Sí, estaba loca.
Nuevamente dejé mis cosas en su anterior escondite y emprendí mi marcha hacia el domicilio en el papelito. Cinco minutos más no afectarían el resultado de mi reunión. Juro, que parte de mí sentía vergüenza por mí misma.
Reconocía el lugar, un barrio de muy buena posición, no era lejos de aquí. La morocha se la traía. En breve había llegado. Corroboré la dirección, allí era. Un salto más y me encontraba en el edificio del frente. Y no me costó confirmar el balcón correcto, allí estaba Chat besuqueándose con la susodicha.
Una furia mezclada de dolor me recorrió y anidó en la garganta, pero rápidamente la quité del medio. Se sentía como si descubrieras a tu novio siéndote infiel, pero lo terrible de esto es que él no era eso para mí. Sólo mi compañero. Mi amigo. Mi Amigo. Otra vez corriendo emociones del medio. Suspiré. Observé como se perdían en la habitación. Supongo que era su habitación. Lo que sea. Sabía que le seguía a eso. Me invadió la tristeza. ¿Debía correrla? Que más daba.
Abrí los dedos que sostenían el papelito. Una ráfaga que pasó de repente se lo llevó. Miré una vez más hacia la ventana, nada podía apreciarse ya. Suspiré y volteé. Tenía que hacer una visita al Maestro Fu. Urgente. Temas primordiales.
Arrojé el yoyo hacia la saliente más cercana y me retiré. Estaba segura de que esta noche no podría dormir.
—Me lo temía. – bajó la mirada moviendo la cabeza de un lado a otro. Tamborileó los dedos sobre las rodillas – Lo descifró antes que yo.—
Lo miraba consternada. Tikki estaba simplemente seria suspendida a mi lado, tomando sus manitos en frente del cuerpo.
—Maestro, ¿qué descifró Hawk Moth?—
Parecía no escucharme. Seguía con la mirada baja.
– Debí suponer que llegaría este momento Wayzz —
—Coincido maestro. Pero no consideré que lo haría tan rápido cuando Chat-Noir nos.. —
—¿Chat sabía esto? – interrumpí algo alterada.
—Él vino a mí hace ya varios meses. Notó que las personas akumatizadas era más fuertes en sus ataques. Le costaba contrarrestarlos. —
—¿Lastimaron a Chat antes? —
—No. Advirtió que los golpes eran más duros. No le hacían daño en ese entonces. – suspiró antes de seguir.
Ahora me miraba serio, demasiado.
– Le recomendé entrenar y fortalecer su cuerpo. La fusión con su Kwami lo haría más poderoso aún. Trabajamos en su entrenamiento, tenía que volverse más cauteloso y metódico. —
Ahora entendía todo, el cambio de Chat —¿Por qué no me lo dijo? Maestro... —
—Ese es su trabajo. Protegerte. No quería preocuparte. Por tu naturaleza hubieras tratado de cuidarlo en cada ataque y él quería que te concentraras en el tuyo como Ladybug. Evitar que sufrieras daño alguno. Cuanto antes derrotaran a los akumatizados, antes se resolvería todo. —
—¿Y cómo cierra eso si lo hieren de gravedad? ¿Debo concentrarme y dejarlo... morir? –
Mi semblante había cambiado por completo.
—No. Una cosa son golpes duros. Los Kwamis brindan el poder para resistirlo sin daños físicos permanentes o graves para el portador – se frotó las piernas al momento que desvió la mirada al Kwami que flotaba a su lado — Otra muy diferente es lo que me cuentas. Esto lo cambia todo. –
Su voz era tranquila, pero no podía ocultar el malestar y el temor que todo lo acontecido le causaba.
Wayzz asintió. Estaba preocupado, verdaderamente preocupado.
Los miré a ambos, había algo de desesperación en mis ojos. Intentaba con todas mis fuerzas que no lo notaran, mantener mi compostura. Recurrí a Tikki cuando no me devolvieron la mirada. Ella lucía realmente consternada. Tampoco logré algo allí.
—¿Y no hay nada que podamos hacer? Maestro, usted descifró muchos encantamientos para potenciar nuestros Kwamis, ¿no hay nada que se pueda hacer aquí? ¿Qué es lo que averiguó Hawk Moth? Por favor, explíquemelo. —
Se tomó la barbilla entrecerrando los ojos.
– Está bien Marinette, debes saberlo. – suspiró antes de comenzar – Existe una sección en el libro de hechizos, escrita en un lenguaje anterior a la civilización moderna. Lo conozco, puedo interpretarlo pero no del todo. Era muy joven cuando me vi obligado a abandonar mi entrenamiento. Yo .. – bajó la mirada frunciendo el entrecejo, era evidente que ese recuerdo traía a su presente momentos dolorosos.
– En fin. No tengo todos los elementos que necesito para descifrarlos. —
Respiré hondo. – Y ¿cómo lo logró Hawk Moth? —
—Nooroo – respondió Tikki. — Maestro, creo que es momento de pedirle ayuda. —
Wayzz abrió grandes sus ojos. Pareció alterarse, o asustarse tras esas palabras. Miró a Fu. Él asintió sin levantar la mirada. Lentamente se puso de pie. Giró hacia la vitrola, el escondite del cofre de los miraculous. Apoyó una mano sobre la cómoda y la otra le correspondió detrás de la espalda. Se veía realmente angustiado.
—¿No estará pensando en...? – lo siguó Wayzz.
—Sí. Sasvati.—
—¿Quién es Sasvati? – me inquieté.
—Ella es un Kwami. La más joven. – me respondió Tikki, sin dejar de mirar a Fu. Sus ojos se tiñeron de tristeza al dejar salir esas palabras. Había historia allí.
—Es el Kwami del gato blanco. El último en... nacer. —
—Maestro, si ella puede ayudar debería dármela y yo podría fusionarme para..—
—No.– interrumpió el Mestro Fu — Demanda demasiado del portador. Realmente ser su portador es el último recurso. El último. Por eso no te he contado antes de ella.—
Tikki se acercó volando al anciano, con notable preocupación en su mirada.
– Es joven, pero ha estudiado más que todos nosotros, Maestro. – bajó la mirada – Con todo respeto, sugiero que sólo pida su consejo para interpretar el resto de los hechizos. —
—Tikki, es inestable. No está Nooroo. Sabes cómo se pone cuando... —
—Lo sé Wayzz. Pero tenemos a Plagg. Sabes que lo adora. —
Había quedado detrás. Los dos Kwamis rodeaban a Fu. Todos lucían preocupados y con dolor en sus ojos. Y yo, simplemente comencé a desesperarme. No entendía nada. Teníamos entre manos un peligro potencialmente mortal sobre todo para Chat. Y nadie me daba respuestas. Sólo arrojaban más interrogantes sobre mí con cada palabra que emitían.
Me puse de pie y reclamé lo más calmada que pude.
—¿Alguien me explicaría que está sucediendo? —
Todos giraron hacia mí y quedaron mirándome. Fu relajó su mirada en señal que comprendía mi ansiedad.
– Tengo té. Siéntate Marinette. —
Obedecí. Tikki voló hacia mi lado. El Maestro Fu fue hacia la cocina, seguido de Wayzz. En breve regresó con una bandeja, la tetera y dos tazas de té. La posó frente a mí, lentamente, sin emitir palabra alguna. Se sentó del otro lado y cuando ambas tazas estuvieron llenas me dijo
– ¿Lista? —
Asentí.
Con un ademán me invitó a beber de mi taza. Él hizo lo mismo, brindándose más tiempo. Quizás para tranquilizarme, o bien encontrar las palabras adecuadas. Había una historia tras esto, una enorme. Y creo que Tikki tenía algo que ver. Sus tristes ojos azules gritaban lo que las palabras no. Le dolía muchísimo.
—Bien. Hace muchos años, nació Sasvati – el maestro miró a Tikki cuando dijo esto — El Kwami del gato blanco con el poder de la curación y protección. Hermosa, poderosa y muy curiosa. Todos los Kwamis la celebraron. En más de cincuenta mil años no había habido ningún nacimiento. Ella era la primera. Fue la consentida. —
Tikki suspiró. Sinceramente, me dio mucha ternura. Le acaricié el costado de su cabeza. Ella me sonrió y rápidamente volvió su mirada al maestro Fu.
—Le gustaba aprender, investigar. Estaba hambrienta de conocimientos. Enseguida conectó con Nooroo, el Kwami de la mariposa..
—El de Hawk Moth.
—Así es. Erudito por naturaleza. Se convirtió en su mentor. Estudiaron juntos todos los textos antiguos. Pronto Sasvati lo superó. Él estaba muy orgulloso. Hasta que... perdimos a Nooroo. Ella simplemente no pudo sobreponerse a esa situación. – bebió un sorbo de té. — Lleva inactiva más de cien años. —
Wayzz se acercó a Tikki y la abrazó. Realmente ahí había una gran, gran historia.
—Maestro, ella y Nooroo ¿saben cómo lastimar a otros Kwamis? —
—Los Kwamis, en su estado natural, no pueden ser heridos. Son inmortales. Pero fusionados, tienen puntos vulnerables que permiten que el daño llegue al portador. Seguramente lo descifraron. Pobre Nooroo, Hawk Moth debe haberlo extorsionado o algo peor... él no lastimaría a nadie. —
—¿Y cómo nos protegemos? —
El anciano me sonrió – Hay formas, sólo que aún no lo sé. Voy a averiguarlo Marinette. —
—Pero maestro .. – Interrumpió Wayzz – Es muy peligroso activar a Sasvasti. Recuerde lo que sucedió la última vez.. —
—Lo sé Wayzz. Pero es nuestra mejor opción. —
El Kwami asintió, aceptando la decisión de su portador.
—Necesito que Plagg nos visite, Wayzz. Contáctate con él. —
— Maestro, puedo hacerlo yo. – interrumpí.
—No, Marinette. Necesito que confíes. Este trabajo es mío. —
Sinceramente, no me gustó que me dejara al margen. Pero accedí a su pedido sin protestar. El Maestro siempre hacía las mejores elecciones tanto para mí como para Chat, y tenía sus razones en la forma de obrar. Miré a Tikki y abrí mi bolso. Rápidamente entró en el. Era hora de regresar a casa. Tenía una conversación pendiente con ella.
El grandioso día había terminado, y no de la mejor manera. Realmente, no podría dormir esa noche.
***********************************************************************************************Notas del autor
¡Y aquí va la segunda parte!
Esta parte de la historia iba en conjunto con el Prólogo, conformando un único capítulo que originalmente se denominó Needles.
Bueno, ahora tenemos Prólogo y Needles.
A los que ya leyeron, aquí no habrá mucho diferente. Para los que no habían leído, se les hará más ameno.
Nuevamente, gracias por leer y sobre todo ¡por soportar y elegir la historia!
Nos vemos prontito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top