Musas

Desperté temprano esa mañana, más de una hora antes de que sonara la alarma de mi teléfono móvil. Demasiado temprano, considerando que estuve dando vueltas en la cama hasta cerca de las tres de la madrugada.

Mis pensamientos eran un torbellino. Y me quedo corta. ¡Eran un tornado! Arrasando, mezclando, desordenando todo en mi cabeza. Chat herido, las palabras de Fu, Sasvati, la chica del papelito, el temor de Wayzz...Chat.

¡Mierda! Realmente necesitaba hablar con él de todo esto.

Todo. Incluyendo la chica del papelito. Especialmente la chica del papelito...

¿En serio? No, no, no, no. ¡No! De eso no debía hablar. Son sus cosas, no tiene nada que ver conmigo. Nada pero nada que ver.

Intenté conversar con Tikki de Sasvati, de lo que contara Fu. Intuía que había algo más allí. Y no me equivocaba.

Ella me pidió dulcemente que le diera tiempo, le era muy doloroso hablar de ese tema. Por supuesto que la entendí y accedí a que me lo contara cuando estuviera lista, y si realmente así lo sentía.

Muy comprensivo de mi parte, aunque me muriera por saberlo todo.

Me levanté de la cama con mucho cuidado. Tikki dormía plácidamente en un mullido cojín al lado de mi mega almohada de gato y no quería interrumpirla. Se merecía un descanso reparador, considerando todo lo que habíamos pasado y todo lo que vendría. Algo me decía que nos esperaban días intensos.

Cuando la tibia agua de la ducha golpeó mi rostro los pensamientos volvieron a asaltarme, revueltos, atolondrados, imágenes difusas. Un único le ganó al resto y se materializó. Chat. Sí, él.

Él acariciando mi rostro antes de salir a atacar a Needles. Él en ese balcón, hundiéndose a una habitación en penumbras con alguien más. Con alguien que no era... ¡mierda! ¡Mierda! ¡MIERDA! Una punzada aguda y caliente de dolor se clavó en mi pecho, retorciéndose.

Acaso eran...¿celos?

Eres una estúpida Marinette. Deja de pensar en ese gato tonto y de lo que haga con su maldita polla. ¡Y ya despabílate! Que comienza el día.

Y hoy sería uno de esos días cargados de todo.

Había que terminar los apliques y detalles que me encargara la señorita Bellanger para el vestido de novias que debían entregar a la tarde. Aún no había concluido con mi boceto para la clase de mañana. Hoy sería la corrección preliminar de fin de semestre y quería tenerlo listo para comenzar con la confección cuanto antes. Había que llamar a las chicas. ¡No olvidarme de comenzar a buscar el contacto de Chloe! Sabía que por el hotel no me dejarían llegar a ella, se había vuelto un personaje demasiado "público" e inaccesible.

Y ¡el patrullaje! Sí, el patrullaje con Chat. Sin contar que el Maestro Fu no me llamara o apareciera un nuevo akuma. Eso lo complicaría todo. La frutilla del postre, toda la preocupación que me invadía ahora que sabía que los akumatizados podían herirnos.

¿Y si el próximo era más fuerte que Needles?

Me pasé las manos por el cabello. Ya, tranquilízate. Confía. Confía en las habilidades de Chat. Juntos podrían hacer frente a lo que sea que viniera, siempre me lo decía ese gato tonto y me brindaba la seguridad que necesitaba. No pude evitar sonreír ante ese recuerdo.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Por suerte la mañana transcurrió ocupada y tranquila. Pude terminar con todo lo que la señorita Bellanger me encargara. Y más. Me di un gustito al agregar unos toques de mi autoría que ella elogió con exultación.

¡Puntos para mí! ¡Yey!

Cerca de la una del mediodía terminó mi jornada en la tienda. Pude salir a tiempo. Realmente me esforcé para concluir lo antes posible con mis tareas. Totalmente enfocada. ¡Al doscientos por ciento!

Quería liberarme para ir a trabajar en mis bocetos. Entraría a clases a las cinco de la tarde así que contaba con poco más de cuatro horas para trabajar, tiempo suficiente.

Tomé de la heladera del taller el almuerzo que mi madre preparara para mí esa mañana. Un sándwich de pepino, mayonesa con zanahoria, pollo y rúcula. ¡Por dios, me encanta la rúcula! Mucha, mucha rúcula. Una botellita de refresco de pomelo, una manzana y un macarrón de limón, mis favoritos.

Ese era un detalle de mi padre.

Era un día cálido, pero nublado y corría una brisa que entibiaba el ambiente. Estaba hermoso, ideal para almorzar afuera y excelente para mi inspiración. Los lugares abiertos y verdes de París tenían ese "noseque" que funcionaban como musa para mi creatividad.

La tienda no quedaba tan lejos de la plazoleta de la fuente con el carrusel, como Manón nombrara al espacio público que se encontraba a unas cuadras de casa y que siempre elegía para distraerla en las tardes que la cuidaba.

La hermosa Manón, ya era toda una preadolescente. No tenía que cuidarla más, aunque algunas veces pasaba por casa para conversar un rato y contarme los chismes de los chicos que le gustaban. Sí, chicos, en plural.

Elegí uno de los asientos que se encontraban más cerca de la fuente, pero a la sombra. Aunque no hiciera demasiada falta ese día. Estaba realmente agradable el clima.

—¿Quieres un trocito de macarrón de limón Tikki? — La observé en el bolso, aún consternada. — Vamos...te va a animar. —

Ella asintió con una dulce sonrisa en los labios. Dejé el bolso abierto y le entregué la mitad del macarrón.

A mí me correspondió el delicioso sándwich verde. Un bálsamo para el cuerpo. Realmente me encantaban los sandwichs de mi madre.

Mientras masticaba, visualizaba en mi mente el último diseño que había comenzado a dibujar, perdiendo la mirada entre la gente, los árboles, el agua que caía y golpeaba sobre el mármol, y más allá los vehículos transitando.

Pronto la imaginación se activaría y mezclaría todo eso en una nueva idea, o ideas, dando comienzo a mi proceso creativo. Me encantaban esos momentos, el tiempo dejaba de existir y éramos mi creación y yo. Yo totalmente entregada a mí musa, mi naturaleza pura expuesta sin ninguna clase de censura.

Y allí estaba. La idea, mi idea, ya con forma y color. Tomé el cuaderno de bocetos, el carbón y comencé. Un trazo aquí, otro allá. Un giro y, nop , eso no estaba bien. Tachón. Vamos de nuevo.

Tikki me observaba. Creo que mi rostro de creación, como ella lo llamaba, era muy característico y se notaba que le gustaba cuando entraba en ese estado por que la descubrí un par de veces contemplándome con ternura, como lo hace una madre con su hijo cuando este se esfuerza en una tarea.

Estaba tan abstraída en mi mundo que apenas si noté que empezaba a llegar gente y se apostaba cerca de la fuente. Bastante gente. Bajaban cajas de no sé qué eran, sinceramente no les estaba prestando atención. Tan enfrascada en lo mío, sólo advertía personas y bultos. Conversaban entre ellos.

Una risa se abrió camino entre el murmullo animado de las voces llamando inmediatamente mi atención.

¿Chat?

Fuera estado de creación. Hola realidad. ¿Acaso había oído a Chat? ¿Qué haría a esas horas...? Levanté de inmediato la cabeza, mirando hacia un lado y al otro.

No estaba Chat por ningún lugar. Miré hacia arriba, en los árboles, los edificios cercanos, los monumentos. Nada.

—¡Marinette! ¿De verdad eres tú? —

Esa era la voz de Chat ¿Acaso sabía mí identidad?

Desvié la mirada rápidamente hacia dónde creí haberlo oído. Me latía el corazón frenéticamente. ¿En serio? ¡Ay, dios! Soy patética.

Error. No era Chat. Era Adrien.

¿Cómo pude confundírmelos? ¿En qué momento se hicieron sus voces tan...parecidas?

¡Mujer! ¿Qué le pasa a tu mente? Primero los mezclas en fantasías, y ahora ¿¡en la realidad también!?

Estaba a metros de donde nos habíamos instalado con Tikki, entre medio de toda la gente que acaba de llegar a la plaza. Y venía en mi dirección. Rápidamente.

Junto a él se encontraba prendida de su brazo una señorita escultural, de origen evidentemente africano. Piel oscurísima, alta, delgada, elegante al extremo; el cabello largo y pesado, con un peinado totalmente lacio, le caía hasta la media espalda. Ojos negros como la noche, con un mirada enigmática; labios anchos, vestida con un mono de pantalón corto color marfil.

Bellísima.

—Oh... Adrien — Alcancé a decir antes de que llegara a mí.

¡Menuda sorpresa! Cerré rápidamente el bolso en el que se encontraba Tikki. "Perdón", y me puse de pie casi instantáneamente, como si me hubieran impulsado con un resorte.

—¡Hola! Tanto tiempo que...— y no pude decir más. Él soltó a la mujer y me abrazó.

¿Acaso me abrazó?

No me lo esperaba, durante la preparatoria era más reservado. Y...nop, no lo vi venir. Pero se sentía lindo.

—Sí, realmente. ¿Cuánto hace que no te veo? — Me soltó y se giró hacia la chica que lo acompañaba. En inglés, creo, le explicó algo sobre mí porque ella me miró y me sonrió antes de acercarse, tomarme de ambos hombros y darme un beso bien plantado en la mejilla.

— You're right, She's really a sweetie — Me miró y luego desvió su atención hacia Adrien.

Él asintió sonriendo. ¿Qué dijo? Ni idea. Debe haber sigo algo bueno, porque luego de decirlo me acarició suavemente los hombros y, deslizando las yemas por mis brazo, me soltó y volvió a su posición original, colgada de él.

— ¿Te dio Alya mi contacto? —

—Dio me...Ayer...digo...— Carraspeé, ya comenzaba a tartamudear otra vez. ¿En serio? —Digo... sí, me lo pasó ayer — Le sonreí.

Ya mujer, estaba grandecita para esas cosas. A parte Adrien era pasado, pasado y cerrado. Total y completamente cerrado. No había motivos para tus nervios.

— Es increíble, hace desde la preparatoria que casi no te veo. Me contacta Alya para tu cumpleaños y ¡aquí estas! Las casualidades de la vida, ¿no?— Y me dedicó una amplia, limpia y sincera sonrisa, que iluminó su rostro por completo. Como cuando teníamos quince.

Me quedé unos segundos prendada de él, de sus ojos, de su rostro. ¿Cómo podía estar tan...? ¡Que ya basta mujer!

— Si, parece que sí. Cosas del destino ¿no? — Y reí tímidamente, ladeando la cabeza — ¿Y tú? ¿Cómo estás? Veo que ocupadísimo, como siempre.—

—¡Y no te equivocas! A dos mil. Estamos por iniciar una sesión de fotos en la fuente. Pruebas para la nueva campaña. —

—¿Sigues modelando? —

—No, no. Para nada. Son para Nelago – Miró a la hermosa mujer africana a su lado, ella le sonrió afectuosamente. — Es la nueva musa de mi padre. —

"Y la tuya también" No pude evitar pensarlo y casi, casi, se me escapa de entre dientes.

Se me antojaba familiar. Seguramente la había visto en la televisión, como el nuevo interés romántico del prometedor heredero del imperio Agreste.

Debía admitirlo, Adrien tenía un excelente ojo. No sólo con musas para su padre. Ni bien pude observarla bien de cerca, noté que quedaba perfecta como modelo para la idea del atuendo que acababa de proyectar. Y se me empezaban a ocurrir más diseños que lucirían excelentes sobre la señorita.

Sí, muy buen ojo...

Una persona los llamó a los gritos desde lejos. Nelago se acercó a Adrien y le dijo algo que no alcancé a entender. Él le respondió y seguido a eso ella me saludó con un ademán de mano y se dirigió hacia la fuente, a unirse a un grupo de maquilladoras que comenzaron a retocarla ni bien la tuvieron a su alcance.

—Estás en pleno trabajo de producción. ¡Qué bueno! Te felicito, sinceramente.—

—Gracias. Y sí, así es. La verdad que esta parte me encanta ahora que lo coordino — Y me sonrió, bajando la mirada al cuaderno que sostenía en mis manos — Dime...¿Sigues en la moda? ¿O cambiaste de idea? Tenías mucho talento...—

Levanté mi cuaderno – ¡No cambié en nada! Bueno, sí, algo cambié. ¡Crecí! — Una risa tímida se escapó de entre mis labios. Estaba nerviosa y juro que quería abofetearme por eso. —Bueno, sí, sigo en ese mundillo. Tratando de entrar, digo. Estudio diseño de modas, estoy en mi penúltimo año.—

—¡Excelente! Siempre fue tu pasión. Recuerdo el sombrero que diseñaste, el que modelé...—

—¡El de plumas de pichón! – Interrumpí abriendo grandes los ojos. Recordaba eso. Me dejó sorprendida.

—Sí, hermoso pero mortal para mis alergias – Ambos reímos al mismo tiempo. – Muy buen trabajo, y eras tan solo una niña. —

Sí, era una niña. Una niña loca por ti. Yá mujer...

— Bueno, verás que nunca me fui de ese mundo. Y aquí me tienes, buscando inspiración en una tarde nublada de primavera — Apreté el cuaderno entre mis manos.

—¿Estabas en proceso creativo? — Asentí. – Perdón. Te interrumpí. Se lo grave que es eso. —

—¡No te hagas drama! En serio, no hay problema, de verdad Adrien. Quizás fuiste más oportuno de lo que crees. Nelago es... es realmente una musa espectacular. — Y desvié mi mirada hacia la morena.

— Sí. Fue un excelente hallazgo, ¿no? – Hizo lo mismo prestando especial atención al fotógrafo, como si supervisara algo o la buscara, antes de volver su atención a mí y precisamente a mi cuaderno — ¿Me permitirías...? – Y lo señaló.

—¿Esto? ¿Quieres verlo? — Asintió —Sí, sí, ¿Por qué no? —

Me encogí de hombres e inmediatamente corrí mis cosas del banco para generar espacio, invitándolo a sentarse a mi lado.

Tomó el cuaderno y comenzó a observar mi último boceto. Lo giró para un lado y luego para el otro. Advirtió que había más hojas utilizadas. Con la mirada me pidió permiso para observar el resto. Asentí. Dio vuelta de a una las hojas, brindándose el tiempo necesario para evaluar cada boceto, estuviera terminado o no.

Debo admitir que un escalofrío de nervios me recorrió la espalda. No era que estuviera el mismísimo Gabriel Agreste evaluando mis creaciones, pero Adrien no era un desentendido en la materia y estaba iniciando en la dirección de las empresas de su padre. Mal no le estaba yendo, por lo que escuchaba en las noticias del entorno.

Evidentemente, sabía del tema. Sino Gabriel no confiaría en él, por más que fuera su hijo. Ese hombre era realmente pragmático y no haría excepciones aún para su propia sangre.

—Marinette... son muy buenos...realmente buenos — Giró el cuaderno en otro ángulo al ver el dibujo de un vestido de noche — Este... es simplemente exquisito. Si le aclararas el color...

—¿Dices cambiarlo?—

—No, no, el mismo tono, pero más claro. Se vería excelente en Nelago... sí, estaría genial para la presentación de la campaña ... — Se había perdido en el dibujo y en una idea que creo, por la expresión de su rostro, se le estaba formando.

—Pero ¡¿Qué estás diciendo?! – Reí nerviosa empujándolo levemente con la mano. Y creo que mi rostro pasó de un rosa suave a rojo intenso. ¡Dios!

—Digo que es un muy buen diseño y que lo quiero en mi próxima colección – Y me miró determinado con una gran sonrisa.

—Ya Adrien. Deja de...—

—¿Qué tienes que hacer mañana a esta hora?— No me dejó continuar.

—Eh..yo...Almorzar supongo... ¿Por...?— Estaba atónita. El corazón comenzó a latirme descontroladamente en el pecho, con anticipación a no sé qué.

—Listo. Mañana almuerzas conmigo y mi padre. Quiero presentarle tus bosquejos y... —

—¿¡Qué dices!? ¿¡Qué!?— Me sobresalté dando un respingo en el asiento alejándome de Adrien —¿¡Gabriele Agreste va a ver mis diseños!? — Tomé aire intentando no hiperventilar. Creo que ya no estaba roja, ahora debo haber lucido pálida —¿¿QUE?? —

Me sonrió y no pudo evitar reir de mi reacción, como si le causara dulzura mi reacción. Creo que me entendía perfecto.

— Así es. Son muy buenos. Y estoy buscando diseñador nuevo. Tengo un proyecto en mente que, obviamente, mi padre supervisa y... es largo de contar. En resumen, quiero lanzar una nueva línea. Lo que veo me gusta y te conozco, sé lo ingeniosa que llegas a ser. ¡Todo cierra perfecto!— Y me miró mordiéndose el labio inferior, mientras entrecerraba apenas los ojos.

No hagas eso, por favor. Un escalofrío me recorrió la espalda y no creo que fuera sólo por él. ¿A caso estaba al frente de la oportunidad de mi vida? ¿De lo que siempre había soñado?

— ¡Qué bueno que sigas en la moda! Esto es una señal. No te veo en mucho tiempo y ahora te encuentro aquí, inspirada y...—Hablaba rápido, se lo notaba emocionado, y comenzaba a contagiarme a mí con su entusiasmo. —Definitivamente esto es una señal. Sería muy tonto si te dejo escapar. —

Me quedé mirándolo. Estaba congelada. ¿Acaba de invitarme a una entrevista para la firma de moda más grande de Europa? ¿A mí? ¿A una estudiante?

—¿Y? ¿Qué me respondes? —

—Yo... respondo... ¡Sí! Sí.. mañana a las... —

—Estate lista a la una y treinta. Paso a recogerte a tu casa. Tratamiento diferencial para mi mejor amiga de preparatoria – Y me guiñó el ojo.

Asentí y sonreí. Realmente tuve que obligarme a respirar. Primero acordarme que debía respirar y luego obligarme. Lo que acababa de suceder era LA oportunidad de mi vida. Por lo menos de mi vida profesional. Profesional en la moda.

¿Esto acababa de suceder? Sí.

En sima, ¿Tenía que ser Adrien quien me hiciera esta propuesta? Sí.

Era lo mejor, ¿o peor? En ese punto, no sabía que responder... aún.

Una de las asistentes se acercó corriendo y comenzó a solicitarle una serie de autorizaciones. Él le daba indicaciones, no sé realmente que le decía o de que hablaban. Todavía estaba procesando lo que acababa de sucederme.

"Pellíscame Tikki" Creo que ella me leyó los pensamientos por que sentí un pequeño mordisco en el trasero, donde apoyaba el bolsito en el que la llevaba.

—¡Ahh! – Grité y giré.

—¿Todo bien? – Interrumpió Adrien al escucharme. Si me recordaba de la preparatoria, no debían sorprenderle mis locas reacciones.

Me ruboricé, creo, por que sentí el calor en las mejillas.

— Vas a tener que disculparme. Me encantaría quedarme aquí contigo y contarte más de mi proyecto, pero el deber llama. No te olvides de mañana. —

—Sí, totalmente olvidad... ¡digo! ¡Agendado! — Le sonreí una vez más, completamente nerviosa. —Ni en mil años me olvidaría —

—Espera un minuto Josefa. Marinette, ¿tienes tu móvil? — Asentí – Envíame un mensaje — Me dijo y tomó el suyo del bolsillo trasero del pantalón de lino claro que vestía.

No reaccionaba y me miró apurándome — Vamos, te conozco. Si no me envías el mensaje ahora no me lo envías nunca. —

Entendido. Listo. Caí. Tomé la mochila y busqué el móvil en el bolsillo lateral. Rápidamente le envié un texto al contacto que me pasara Alya ayer.

"¡Hola!"

—¡Listo! – Sonrió y con un rápido movimiento de dedos registró mi contacto. — No te vas a olvidar de esta cita. No voy a permitirlo ¡Nos estamos viendo Marinette! —

Y se fue con la asistente. La modelo lo recibió abrazándolo mientras veían en un monitor las primeras fotos.

—Tikki...¿lo que acaba de suceder es..? —

—Sí Marinette, es real ¿no me sentiste? —

—Sí. – Y reímos juntas – Creo que por fin algo se va a dar en mi vida —

Y no me refería a Adrien.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

—¿En serio no quieres ver la película con nosotros?—

—No insistas papá. Sabes que tuve un día lleeeeeno de emociones.—

—¡Ay, si! ¡Mi niña diseñando para la firma Agreste! – Agregó mi madre mientras guardaba el último plato seco en la alacena.

—Má... todavía no lo sabemos. — Le dediqué una mirada dulce de advertencia.

—Pero yo sí sé que eres talentosa y que ese chico no va a dejar que te le escapes.—

Mi mamá se refería a mi profesión. Nada más. En otro momento, esas palabras, me hubieran puesto como un tomate hasta las orejas. Corrí y la abracé.

— Te quiero mucho, ¿sabes? —

—¿Y a mí no? – Reclamó mi padre. De un salto estaba abrazando al enorme y mullido papá lobo.

— A los dos. — Lo llené de besos. — Pero ahora debo ir a descansar. Mañana es mi gran día. —

Ambos asintieron. Les arrojé un beso volador desde el pie de la escalera y en segundos me perdí en mi habitación. A descansar.

Sí, seguro. Aún tenía el patrullaje con Chat.

Esa noche estaba esperando ansiosa reunirme con él. Había mucho de qué hablar. No sabía el porqué, o quizás sí pero no estaba lista para reconocerlo, comencé a ponerme terriblemente nerviosa mientras preparaba todo en el dormitorio para simular como que estaba durmiendo. No es que mis padres fueran a husmear. Realmente no lo hacían, y más después de mi cumpleaños número dieciocho. Si bien vivía con ellos, mi dormitorio era mi santuario, sólo mío, y respetaban mi privacidad. Como también mis horarios. Sólo se metían lo suficiente, para asegurarse de que estaba bien o si necesitaba consejos, y también para mimosearme. Eran realmente... únicos. Confiaban en mí.

—Tikki ¡dame motas! – Y allí estaba yo como Ladybug.

Abrí el ventiluz que daba al lado de mi cama y el aire tibio aunque algo más fresco pegó de lleno en mi rostro. La noche estaba nublada, como lo fuera el día. Y eso refrescó el ambiente.

Cerré los ojos para disfrutarlo antes de extender el yoyo y salir disparada hacia el oscuro cielo, en dirección a la torre Eiffel, nuestro punto de encuentro acordado para esa noche. En realidad, fue para la noche anterior, pero para el horario de patrullaje ya había pasado la amenaza de akuma.

Además, sabía que Chat no llegaría. Estaba "ocupado" con esa zorra estúpida.

¿Para qué asistir y reconfirmar nuevamente lo que ya había visto? No, era mejor ahorrarse los dolores cuando se tenía la oportunidad.

En breve estaba en la torre. Me hacía más rápida cada noche. Busqué a Chat en los tres últimos tramos del monumento. Sabía que estaría en uno de ellos. Pero no lo encontré.

"Típico. Debe estar entretenido con otra fan", rodé mis ojos ante este pensamiento, mientras me sentaba en una de las salientes. Tendría que esperarlo.

La verdad, debo admitir que me enojó. Tanto que hablar. Y nada, él no estaba. Suspiré.

—No viniste anoche. —

Esa voz me sobresaltó. Giré en dirección al sonido y allí estaba Chat, agazapado en la oscuridad. Realmente se había escondido bien, estaba siendo muy discreto, demasiado. Puntos para él.

—¡Chat! Me asustaste – Y me incorporé. En un único y ágil movimiento estaba a mi lado.

—No fue mi intención. Pero deberías prestar más atención a tu alrededor. Si quieres, podría enseñarte un par de cosas – Y me brindó una sonrisa sugerente.

"Seguro que podrías." Me dije con ironía.

—Pensé que no vendrías anoche. Vi que estabas ocupado y ...—

—¿Me viste? – Me interrumpió rápidamente.

Mierda. Eso se me había escapado. Tenía que acomodarlo y rápido. No podía exponerme de esa forma.

—¿En-en serio Chat? — Carraspeé— ¿A caso ya te olvidaste de la morocha que te llamaba ayer? Estabas hecho un caramelo derretido hablándole. No creo que la hayas dejado escapar. Te conozco demasiado bien, gatito. – Arremetí con un dejo de hastío en mis ojos.

—Nunca desatiendo el deber por el placer, bichito. —Me sonrió de lado—Tú más que nadie debería saberlo. El deber es deber, y contigo es mi vida – Y se acercó provocativo. O por lo menos eso se me antojó. Estaba nerviosa y él sólo lo complicaba más.

Giré para alejarme sin demostrar nada, como quien no quiere la cosa. Pero por dentro estaba temblando.

— Como digas gatito. — Perdí la mirada en la noche, más allá de la torre, más allá de todas las luces de la ciudad abajo. Crucé mis brazos al frente antes de hablar — ¿Te contactó el maestro Fu? —

—No. ¿Debería? —

—Va a hacerlo. No sé cuándo, pero va a contactarte. Anoche estuve reunida con él, por lo que sucedió con Needles. —

—¿Por qué me hirió? —

— Sí, Chat, eso fue grave — Giré para verlo. Estaba detrás de mí, serio.

Con ese movimiento quedé a centímetros. Carajo. Nervios, más nervios. Esa noche no sé qué hacía pero su sola presencia estaba crispando hasta la última fibra de mi cuerpo. Y en sima me dedicaba esas sonrisas de lado y esas miradas profundas...ya, ya. No estaba haciéndome nada, era toda yo la complicada y eso me enfurecía.

Tragué fuerte, pestañeando rápidamente, para acomodar mis pensamientos.

— ¿Eres consciente de ello? —

Él me miraba serio. Clavado en mis ojos. Sentí que elevó su mano. Creí que iba a acariciarme pero la posó sobre mi hombro.

— No tienes de qué preocuparte. Me estoy encargando de ello. —

—Lo sé. Fu me lo dijo. –

Se alejó de repente de mí sin disimular el disgusto que le causó esa aclaración.

— Pero no traicionó tu confianza. Sólo respondía a mis inquietudes. Chat, realmente esto me preocupa mucho, debo cuidarte más...—

—No.— Cortó mis palabras en seco. — Ese es mi trabajo. —

—Lo sé. Pero igual... Chat, lo haces genial. Pero es algo mutuo, debemos cuidarnos mutuamente — Giró y me miró duramente ante esas palabras, con enojo. —No te molestes conmigo. Sabes que tengo razón. Con Needles... —

—Lo que sucedió con Needles no va a volver a suceder. —

—¿Cómo estás tan seguro? – Me acerqué algo alterada ya – Cometí un error, un único error y casi.. Chat... casi te... ¡podría haberte matado! ¿Eres consciente de ello? Si esas flechas que impactaron hubieran sido más grandes, o hubieran llegado más profundo, no sé si estaríamos teniendo esta conversación.—

— Eso es imposible. Estás exagerando esta vez bichito — Arremetió mirándome con arrogancia.

No sé bien por qué pero desde mis entrañas surgió un enojo incontrolable, como si se hubiera estado gestando desde hace tiempo. Subió por mi estómago, mi pecho y en un santiamén lo tenía en la garganta, explotando en forma de palabras.

— ¡Eres un maldito inconsciente! ¡Arrogante! ¡Si anoche hubieras estado conmigo en vez de colarte por el balcón de esa ... esa... chica, entenderías de lo que estoy hablando! —Le grité.

Listo. Acababa de delatarme. Tenía razón en lo que le decía, pero no era necesario dejar en evidencia mi comportamiento cavernícola de celos. Con fundamentos, sí, pero no debía tenerlos.

Bueno, podría ser un poco. Pero celos posesivos, no, esos no entran en la categoría de amigos-compañeros de combate.

Quedó en silencio observándome. Yo seguía algo alterada, respirando agitadamente, pero de a poco cobraba consciencia de lo que acababa de decir y de cómo había sonado. Solamente quise concentrarme en nuestra seguridad y terminé convirtiendo toda esta conversación en un reclamo de parejas.

—Ladybug... ¿me estuviste siguiendo? — Se inclinó hacia mí entrecerrando los ojos.

De todo lo que le había dicho, del peligro que podía correr su vida, de lo preocupada que estaba, de mi conversación con Fu, él sólo se quedó en que lo había visto de aventura sexual. ¡Dios!

Acomodé mi semblante dándole un aire de total superación y negué con un ademán.

Sí, seguro se la creyó.

—Me seguiste — Y sonrió engreído — ¿Qué pasa bichito de la suerte? — se acercó a mí lentamente, traté de alejarme dando un paso atrás, pero choqué contra una columna quedando completamente acorralada entre la fría pared de metal y su cuerpo.

— Acaso ¿estoy oyendo ...celos? —

No dije nada. Quedé colgada de sus ojos verdes. Y de esa maldita sonrisa.

Tragué con dificultad. Definitivamente esa noche no estaba yendo por el camino que quería que fuera. En realidad, no tenía un plan en concreto, pero esto no estaba funcionado de una forma conveniente para mí. Estaba quedando expuesta sin saber bien a qué, pero me sentía así.

Me hice a un costado para alejarme de su presencia y zafarme cuanto antes de esa posición que amenazaba con exponerme aún más.

Respira nena. Y ponte a buscar algo que decir que acomode todo esto, rápido.

—Sí, te vi. No voy a negártelo. Pero fue... de casualidad. Estaba yendo a mi casa —Bien. Bien dicho.

—Estas mintiendo bichito. A esa altura ya estabas de civil. —

—Sí, estuve de civil. Pero debí transformarme nuevamente para poder irme y... ¿Acaso me estás interrogando? —

—No. ¿Te sientes interrogada? —

No le estaba creyendo. Y quería molestarla. Si algo había aprendido en estos últimos años, además de destrezas de superhéroe, era leer muy bien a las mujeres. Y Ladybug era La mujer, Su mujer. Aunque esa posesión siempre quedaría en el plano platónico. Pero en ese plano, era suya.

Y la conocía mejor que nadie, en completo detalle. Por eso sabía que hasta aquí debía llegar con ese tema. No iba a negar que sentirla celosa infló su masculino ego y le brindó una pizca de esperanza. Pero estaba realmente angustiada y hacerla enojar no iba a cambiar nada.

Lo miré con frialdad — No voy a entrar en tus juegos. —

Apoyó sus espaldas en la columna en la que me acababa de arrinconar. Cruzó los brazos al frente y largó una bocanada de aire. El pecho se infló y luego bajó con esta acción. Su semblante se había tranquilizado, había compostura en sus ojos.

Otra vez lo sentí lejos.

— ¿Qué te dijo Fu? —

No hubo disculpas. Así en seco el tema había cambiado. Como si se hablara sólo de lo que él quisiera. Y eso también me enojaba. ¿En qué momento el gatito comenzó a tener el control?

Ya, déjalo pasar. Ahora había que concentrarse en lo verdaderamente importante.

—Chat, estamos en peligro.— Suspiré aliviando mi angustia.— Hawk Moth averiguó cómo matar a los portadores. —

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Notas del autor

¡Y aquí vamos de nuevo!

Les dije que volvería prontito con otro capítulo.

Como les comenté los anteriores capítulos fueron el experimento y hoy simplemente los había relanzado con una edición de por medio que los desdobló en dos capítulos. Pero, mi idea original, quería publicar hoy este.

Espero que les guste y que lo disfruten. Ya saben que si algo no les cuadra o ven errores, sólo deben decírmelo y me pongo a corregirlo.

Gracias a todos los que leen. Y más gracias a los que comentan. Wiiiii!

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