Benjamín, el hijo de Rumplestilskin y Bella, estaba sentado en su habitación del castillo de Ashwood, mirando por la ventana hacia el bosque. Se sentía abrumado por la responsabilidad de ser el próximo rey, y necesitaba algo para distraerse.

De repente, se le ocurrió una idea. ¿Por qué no invitar a los hijos de los villanos más famosos a Ashwood? Sería una oportunidad para conocer a personas con historias similares a la suya, y quién sabe, tal vez incluso formar alianzas.

Benjamín se levantó de su silla y se dirigió a la biblioteca del castillo, donde comenzó a buscar información sobre los hijos de los villanos. Pronto encontró lo que buscaba: Mal, la hija de Maléfica; Evie, la hija de Regina, la Reina Malvada; Jay, el hijo de Jafar; y Carlos, el hijo de Cruella de Vil.

Con una sonrisa, Benjamín comenzó a escribir las invitaciones para los cuatro adolescentes, sin saber que su llegada marcaría el comienzo de una aventura peligrosa y emocionante.

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Las invitaciones fueron enviadas a los cuatro adolescentes, y pronto llegaron a Ashwood. Mal, Evie, Jay y Carlos se miraron entre sí con curiosidad y recelo, preguntándose qué les depararía esta reunión.

Benjamín los recibió en el salón del trono, con una sonrisa amable. "Bienvenidos a Ashwood", dijo. "Me alegra que hayan aceptado mi invitación. Quiero que se sientan como en casa aquí".

Pero lo que no sabían era que Regina, la Reina Malvada, había enviado un mensaje a Evie antes de que partiera hacia Ashwood. "Ayúdame a escapar de esta isla", decía el mensaje. "Necesito que consigas un objeto mágico que me permita romper el hechizo que me mantiene atrapada aquí".

Evie se sintió confundida y dividida. Por un lado, quería ayudar a su madre. Por otro lado, no quería traicionar la confianza de Benjamín y los demás.

"¿Qué debo hacer?", se preguntó Evie, mientras se unía a los demás en el salón del trono.

" Es un gran honor para mi invitarlos a la preparatoria Auradon " , dijo Ben nuevamente viendo la incertidumbre en los recién llegados " pónganse cómodos en lo que toman su decisión "

Benjamín personalmente los guió a las habitaciones que tendrían Jay y Carlos en una Mal e Evie en otra.

" Mal tengo que hablar contigo es importante " , dijo Evie recién entraron en la habitación cuando Ben y sus amigos fueron a la suya cerrando la puerta con seguro y volteandose a ver a su mejor amiga

" Si, dime, que pasó? " Mal no estaba tan alarmada aveces Evie podía ser un poco dramática

" Mi mamá me pidió que la ayudemos a salir de la isla planea vengarse y no se si debería ayudarla " empezó diciendo caminando de un lado a otro de la habitación con las manos temblando

" Wow Vie calmate necesitas relajarte " Mal se acercó a su amiga y le puso un brazo alrededor de los hombros para tranquilizarla " recuerdas nuestro lema? "

" Malvados hasta la médula " Evie se relajo y miro a su amiga ambas asintieron con la cabeza y salieron del cuarto en dirección al cuarto de los chicos

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Los cuatro reunidos en el cuarto de los chicos decidieron que buscarían el libro de hechizos de la reina malvada y lo usarían y para abrir la barrera y sacar a los villanos

"Vamos a la Biblioteca", dijo Mal, con determinación. "Es el lugar más probable donde encontraríamos el libro de hechizos de la Reina Malvada".

"¿Y si está protegido por hechizos?", preguntó Carlos, con preocupación.

"No importa", respondió Evie. "Tenemos que intentarlo. Mi madre está contando con nosotros".

Los cuatro se dirigieron a la Biblioteca, un edificio antiguo y misterioso que se encontraba en el corazón de Ashwood. Al entrar, se encontraron con estanterías llenas de libros antiguos y polvorientos.

"¿Dónde empezamos?", preguntó Jay, mirando alrededor.

"Busquemos en la sección de magia oscura", sugirió Mal. "Es probable que el libro esté escondido allí".

Comenzaron a buscar, revisando los estantes y los libros. De repente, Evie gritó:

"¡Lo encontré!"

El libro de hechizos de la Reina Malvada estaba escondido detrás de una estantería, cubierto de polvo y telarañas. Evie lo abrió, y las páginas comenzaron a brillar con una luz oscura.

"¿Estás segura de que esto es una buena idea?", preguntó Carlos, con nerviosismo.

"No hay vuelta atrás", respondió Evie. "Vamos a hacer esto".

Evie comenzó a hojear las páginas del libro, buscando el hechizo adecuado para abrir la barrera. Los demás se reunieron alrededor de ella, observando con ansiedad.

"¿Qué dice?", preguntó Mal, inclinándose hacia adelante.

"Es un hechizo de liberación", respondió Evie. "Pero requiere un sacrificio".

"¿Qué tipo de sacrificio?", preguntó Jay, con preocupación.

"No lo sé", respondió Evie. "El libro no lo especifica".

Carlos se puso nervioso. "No me gusta esto. Podríamos arriesgar demasiado".

Pero Evie estaba decidida. "No tenemos otra opción. Mi madre está contando con nosotros".

Los cuatro se miraron entre sí, y luego asintieron en silencio. Estaban listos para seguir adelante.

"Vamos a hacerlo", dijo Evie, con determinación

De repente, se escuchó un ruido detrás de ellos. Se dieron la vuelta para ver a Benjamín, el hijo de Rumplestilskin, de pie en la puerta de la Biblioteca.

"¿Qué están haciendo?", preguntó, con una mirada de sorpresa y preocupación.

Benjamín se acercó a ellos, sin sospechar nada. "¿Qué están haciendo? ¿Por qué están reunidos en secreto?"

Mal se apresuró a inventar una excusa. "Estamos planeando un proyecto para la clase de Historia de la Magia. Un documental sobre los villanos de Auradon queremos que vean lo que nosotros vemos de nuestros padres".

Benjamín se interesó. "¡Eso suena emocionante! ¿Puedo ayudar? Me encantaría cambiar la perspectiva de los demás sobre los villanos "

Mal se apresuró a rechazar su oferta. "No, no es necesario. Ya tenemos todo bajo control".

Benjamín se encogió de hombros. "Okay, si necesitáis algo, no dudéis en preguntar" sonrió hacia los chicos dándose vuelta para irse a dormir "no se desvelen mañana es su primer día de clases nos vemos en la escuela" dijo finalmente yéndose

"Ahora tenemos que hacer un documental sobre nuestros padres" al fin dijo Jay después de un largo momento de silencio

Los cuatro amigos se miraron entre sí, aliviados de que Benjamín no sospechara nada. Pero sabían que no podrían mantener el secreto por mucho tiempo.