En Liones era una tarde como cualquier otra, donde cuatro pequeños jugaban en el patio del castillo.

—A que no me atrapas!!—una niña de cabellos plateados se encontraba corriendo junto a sus hermanas Margaret y Verónica mientras su amigo Gil las perseguía.

Todo parecía ir normal como cualquier otra tarde de juegos, hasta que algo raro sucedió, una persona... no, más bien una Diosa se hizo presente entre los pequeños niños los cuales pararon de jugar en seco, la Diosa pareció analizarlos por unos largos e insufribles segundos hasta que levantó su dedo apuntando a la más pequeña del lugar.

La Diosa sin dejar de apuntar hacia la pequeña del lugar en ningún momento, comenzó a recitar cantos de una lengua olvidada en el tiempo asustando aún más a los niños.

—TU TENDRÁS QUE QUEDARTE EN LA TORRE DE UN CASTILLO ABANDONADO POR EL RESTO DE TU VIDA!!—sentenció en un grito—Nada ni nadie podrá sacarte de aquellas paredes musgosas!!—

—Por favor no!!—suplico la pequeña con miedo —Se lo ruego no lo haga!!—

La Diosa la miro examinándola, o más bien juzgándola, como si supiera todo lo malo que esta hizo o lo malo que hará en un futuro—Esta bien—hablo rompiendo la tensión creada —pero la única forma de que logres salir es con amor verdadero, más específicamente, con un beso de amor verdadero—

Elizabeth procesaba la información recién obtenida, sin embargo mucho tiempo no le daría, pues en cuestión de un parpadeo se encontraba en otro lugar, un castillo, su maldicion había comenzado.

Margaret la mayor en un ataque de pánico salió corriendo por ayuda,mientras Verónica no agunto más y empezó a llorar.

Corrió hasta el despacho de su padre, el rey, el cual se extrañó por la actitud de su hija mayor

—ELIZABETH DESAPARECIÓ!!—gritó a punto de colapsar, alarmando al rey, el cual sin pensarlo mucho salió corriendo junto a la mayor de las hermanas hacia el lugar donde sus hijas jugaban

—Que paso aquí??— cuestionó el mayor

—L-La D-Diosa, E-Elizabeth— Veronica está en shock, no había terminado de procesar todo lo ocurrido anteriormente

—Una especie de Diosa apareció gritando que Elizabeth Tenía una maldicion y que debía quedarse en un castillo hasta que alguien la rescate— explicó Gil, notablemente más calmado que las princesas, pero eso no quería decir que no temía por la pequeña peliplateada

El rey con pánico de perder a su adorada hija por siempre, mando a diversos guardias en busca del dichoso castillo..... perro suerte no había.

—La encontraron?—preguntó con esperanza y algo de cansancio

—Aún no señor, pero no dejamos de buscar—contestaron los guardias

—Y no dejaran hasta encontrarlo!!—sentenció Bartra con el ceño fruncido, unas ojeras adornaban su cara debido a lo poco que a logrado dormir y las manos en forma de puño por la frustración.

Al final, después de tanto buscar, encontraron un viejo Castillo el cual las malas lenguas de los pueblerinos decían que aquel lugar estaba maldito por una Diosa.

Inmediatamente se dirigieron al castillo a buscar a la princesa, pero algo, más bien alguien se los impidió, que Mierda?....

Sea quien sea era muy poderoso, tenía garras tan fuertes que cortaban el acero de la armadura de los soldados, contaba con unas especies de alas obscuras tan fuertes que te mandaban a volar con un solo aleteo, y tenía la mera determinación de un Dragón.

Al final ninguno pudo asercarse al Castillo, no sin perder la vida en el intento.

El rey sin más opciones tuvo que aceptar las condiciones impuestas por la Diosa, por lo que no tardo en correrse el rumor de pueblo en pueblo que aquella persona que lograra rescatar a la Princesa Elizabeth se convertiría en no más ni menos que en el Rey de Liones.

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Y dale que aquí no cambio mucho, mejore la redacción y poco más.

PRIMER CAPITULO EDITADO! Julio-2020