Parte 72
Cleopatra
Cleopatra abrió los ojos en medio de la confusión, no sabe sí es por la furia o por el horror de ver morir a su enemigo justo delante de ella, sin embargo, en un intentó desesperado, alargó su mano tratando de ayudar a ese romano agonizante, pero lo único que consiguió fue que ese cuerpo arenoso sin vida se esparciera en el viento.
- ¡¿Lo mataste?! ¡Por dios! - Cameron se pasó las manos por el cabello y miró a todos lados buscando alguna persona que haya visto el asesinato, pero en la avenida no hay nadie más que ellos y restos de arena - Acabas de matar a un emperador romano justo en medio de la avenida, estoy seguro de que alguien nos vio, dios, mi carrera como primer ministro está arruinada -
Cleopatra parpadeo confundida y retrocedió unos pasos, no hay ningún cuerpo que los delate, solo arena que se puede confundir con basura porque en minutos no quedó ningún rastro de que en Londres vivió un emperador romano, así qué se inclinó y tiró la arena al río Támesis, después tomó la manta rosada y cubrió a Olimpia, esa bebé que no deja de llorar.
- ¡Silencio Cameron! - Dijo con furia al ver el miedo de la bebé - Tu seguirás siendo primer ministro y ese maldito romano se lo merecía, era justo después de que me arruinará mi vida -
Ya no hay nada que hacer, por lo que se dio la media vuelta y caminó rápidamente para alejarse de ese lugar, después del susto de ver como casi matan a su hija, lo último que quiere es quedarse en ese puente que le causa escalofríos. Aferró a Olimpia a su pecho y cruzo la avenida sin fijarse en los autos, solo quiere alejarse de ahí lo antes posible.
- ¿Espera Cleo, adónde crees que vas? - Le preguntó Cameron caminando detrás de ella.
- Me voy de Londres ¿Qué no lo entiendes? - Dijo en un grito al detenerse abruptamente para ver a ese Inglés, por un momento pensó en acercarse y alejar esas motas de nieve de su cabello, pero retrocedió unos pasos - Este lugar ya no es seguro para mi, está llenó de los miembros de la Orden del Tiempo y cuándo ellos sepan que asesine al único emperador que les podía ayudar a encontrar el oro de mi tumba, cuando lo sepan tratarán de matarme -
Pero en un momento de desesperación y confusión, trato de correr para cruzar una de las calles, lo hizo sin fijarse, sin pensar en los autos, lo bueno es que Cameron la tomó del brazo a a tiempo sino un tipico autobús londinense la habría arrollado.
- Dios Cleopatra recuerda qué estamos en el futuro, aquí no puedes cruzar una avenida sin fijarte, ven cariño, yo te cuidaré mejor - Cameron se acercó para tomar en brazos a la bebé y pasó su mirada por todos lados de la calle, tomándola del brazo para comenzar a caminar - Ciertamente aquí no es nasa seguro, debemos movernos, sería conveniente regresar a casa y planear las cosas desde allá -
- ¿Y tú auto? - Preguntó con cierto miedo al mundo moderno que la rodea.
- ¿Ahora te gustan los autos? - Replicó Cameron con una sonrisa de lado mientras caminan rápidamente por las calles de Londres, apresurados para que nadie pueda verlos o seguirlos.
- Si estuviera en el pasado habría tomando un camello - Dijo entrecerrando los ojos como si fuera obvio que necesitan escapar en cualquier cosa - Pero sí Cameron, en esté momento me gustan los malditos autos -
Cameron soltó un suspiró y puso sus ojos sobre los de ella, azules ve negros, en una batalla por saber quién tiene la mejor idea para escapar.
- Él auto está a unas cuadras de aquí, no muy lejos, pero cerca de los bares en los callejones, - Comento rápidamente - Lo estacione ahí porqué alcance a verte corriendo de forma desesperada por la acera y decidí seguirte -
Cleopatra siguió a ese Inglés por los estrechos callejones llenos de misterioso Pub, esos bares ingleses que llenan el lugar, pero que por extrañas razones ahora están con las puertas cerradas debido al frío que invade Londres. Una especial de neblina llena suavemente los callejones a pesar de que ese camino está iluminado, pero extrañamente Cleopatra sabe que alguien los está siguiendo, quiza lo sabe porque escucho unos pasos detrás de ellos y porque tiene ese sexto sentido femenino que la ha salvado de morir muchas veces.
- Vete Cameron de aquí Cameron, vamos, vete ahora -
Cameron se detuvo abruptamente a mitad del callejón y frunció el ceño confundido mientras aferra a Olimpia con fuerza cómo si tratará de protegerla.
- Claro que no voy a dejarte - Dijo como si fuera obvio - Estos callejones están llenos de extraños bares, de gente alcohólica qué podría hacerte daño, de todos modos ya casi llegamos al auto -
- ¡Qué te vayas Cameron! Vete ahora mismo de este callejón y espérame en el auto, de todos modos si algo me pasará técnicamente ya estoy muerta -Se inclinó sobre ese i gles y lo beso en la comisura de los labios, de todos modos los hombres siempre se rinden bajo sus encantos y al alejarse beso la frente de Olimpia - Llevate a la niña de aquí, creo que haré algo muy horrible Cameron y no quiero que se enteré que su mamá mata gente -
Cameron entendió al momento y se alejó poco a poco hasta el final del callejón, hacia las luces de la próxima avenida.
- Pero históricamente ya todos sabemos que asesinabas a personas, eso no es extraño en la Cleopatra del pasado -
- Si, eso era en el pasado, antes era reina, tenía un ejercito y era rica, ahora soy una nueva Cleopatra... algo más prudente que hace unos cuantos siglos -
En cuanto Cameron se desaparecieron del callejon, Cleopatra se escondió entre las penumbras cerca de los contenedores de basura, se estuvo ahí escondida en la oscuridad hasta que los pasos que los habían estado siguiendo se detuvieron a su lado, una cosa le ha quedado clara y es que al enemigo hay que sorprenderlo, por eso sin demorarse se hecho encima de hombre cortándole la garganta de una sola tajada con su daga.
La sangre se esparció por todos lados, es claro que también es un miembro de la Orden del Tiempo, lo confirma ese dije sobre su pecho y ahora también está muerto, solo que este sí es un humano y su cuerpo no de desaparecerá con el viento. Cleopatra se limpió la sangre de las manos y cómo pudo arrastró el cuerpo para tirarlo dentro de un contener de basura.
Así los matará uno a uno, hasta llegar a ese vieja anciana Keket.
Después de asegurarse de que nadie en el callejón la haya visto, salió corriendo de ahí y cruzo la avenida antes de que ese auto negro se fuera, puso sus manos sobre la parte delantera e impidió que esté arrancará, abrió la puerta y entro apresurada lista para irse de ahí.
- Vamonos de aquí, acabo de matar a alguien y no quiero que me descubran - Comentó llena de nervios - ¡Arranca el maldito auto! -
Pero Cameron la miró de reojo como si estuviera loca o como si fuera una momia que aún no entiende cómo se maneja el mundo moderno.
- ¿Como se supone que la policía se dará cuenta que fuiste tú ala asesina sino tienes ADN? No existes para el sistema, eres un fantasmas viviendo en Londres
Cleopatra rodó los ojos y se inclinó hacia el asiento trasero para tomar en brazos a Olimpia, hace poco estuvo a punto de perderla por un maldito romano, lo último que quiere es tenerla lejos, así que la recostó sobre su pecho para aumentar esa conexión entre esa bebé inglesa y su madre egipcia.
- No me refiero a la policía Cameron, sino a la Orden del Tiempo - Tomo suavemente las manos de Olimpia y la miró con un brillo especial en los ojos, llena de esperanza por un futuro mejor, así que habló en ese idioma egipcio que murió en el tiempo - Pero tu Olimpia y yo vamos a matar a esa hechicera, después volveremos al pasado y serás la princesa más bella de Egipcto, serás mi sol del desierto
- ¿Que le estas diciendo a la bebé? - Pregunto Cameron mientras maneja para alejarse del callejón y regresar hasta la comodidad y seguridad de su mansión - Lo siento egipcia, recuerda que yo no nací en el pasado -
Cleopatra sonrió de lado, a veces es mejor no contarle todo a los hombres pero se acercó a ese Inglés para tomarlo de la barbilla y besarlo rápidamente solo para hechizarlo con su belleza.
- Solo le platico la manera en como se conocieron sus padres, le platicare todo sobre la fantástica noche en que me arrollaste con tu auto -
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