Parte 36

Cleopatra tomó a su amiga por los hombros y la movió en el momento perfecto antes de que un par de guardias romanos la aplastaran con sus fuertes caballos, esos malditos animales no se fijan al pasar, llevan sus trajes rojos y sus sonrisas sarcásticas mientras miran a todo él mundo como un pedazo de basura, por eso para ellos si aplastaban a esa chica desmayada poco les importaba, es más, de seguro querían hacerlo para disminuir la prole de Roma, porque Cleopatra tuvo que defender a su amiga de aquellas pobres personas que intentaron robarle sus extravagantes anillos, los alejó con una simple mirada de furia, pero no pueden estar mucho tiempo aquí en medio de una de las peores partes de la antigua Roma, la gente tiene hambre, están sucios y podrían matarlas para poder cenar algo esta noche.

Así que Cleopatra palmeo suavemente la mejilla de Grace tratando de despertarla, definitivamente ella no tiene un instinto maternal, antes poco se importaba por la vida de los demás, pero ha creado un lazo con Grace y su madre, ese lazo de amistad y ahora le gusta decir que son amigas. Claro que para Cleopatra es difícil acostumbrarse a tener amigas, aún podría verlas como unas enemigas que tratan de borrarla de la faz de la tierra, pero es normal tomando en cuanta qué ella creció en un ambiente muy hostil donde a nadie se le consideraba amigo.

— Vamos, abre los ojos Grace — Cleopatra sabe que si no se mueven de este lugar, los soldados romanos o la prole hambrienta las van a matar — ¡Abre los malditos ojos o voy a matarte! 

Y su voz furiosa funcionó porqué Grace abrió los ojos al momento, es como sí su amiga aún no se acostumbrará a que están en otro tiempo y que Londres aún no existe, porque Grace tomó asiento al momento en que su voz furiosa la despertó, se talló los ojos como si hubiera tenido el peor sueño de toda su vida, como una pesadilla de la cual acaba de despertar, incluso esa chica londinense de cabello rubio se permitió sonreír un poco.

— ¿Y la cafetería...? — Intentó decir Grace pero en cuanto su pequeña nariz respiró el olor nauseabundo de las cloacas romanas, abrió los ojos llena de asombro y sus ojos se maravillaron entre una combinación de horror y diversión — ¡Oh mierda! ¿Esto no es un sueño, verdad? Dame una bofetada para despertar de está pesadilla  — 

Cleopatra no se lo pensó dos veces, estrelló su mano suavemenete sobre la suave mejilla de su amiga así como se lo pidió y tambien porqué necesita a esa Grace fuerte que le mostró Londres sin temor a nada, no ha esa niña asustada que tiene delante de ella, su amiga abrió la boca molesta y la fulminó con la mirada.

Cleopatra la examinó con la mirada, en ella los efectos de viajar en él tiempo ya no son visibles, ya está acostumbrada a que podría caer en cualquier parte, pero Grace tiene su chaqueta rota, la cara manchada de polvo, él cabello rubio desecho y tiene un fuerte golpe en la frente causado por su repentino desmayo, eso quiere decir que las dos se ven peor que una chica saliendo de un bar despues de una noche de tragos. 

 — ¡Oye era broma, no lo decía enserio!  — Grace se sobo la mejilla  — Claro que se donde estamos, quiza me desperté un poco confundida porqué me siento como si hubiera viajado en un maldito barco, quiero vomitar y toda mi cabeza da vueltas, toda mi vida creí que viajar al pasado sería divertido y casi muero atropellada por un guardia, ese no es él gran viaje que me enseñaron las peliculas — Su amiga meneo la cabeza y sonrió levemente  — ¿Eres el maldito diablo, lo sabes? Aun no se cómo es que viviste conmigo tantos días y jamás me di cuenta de quien eras, ahora estamos en Roma, perdidas, parecemos un par de dementes y tú me salvaste la vida, gracias Cleopatra  —

Cleopatra se puso en pie y se mordió el labio al sentir un fuerte dolor en su pierna lastimada, entrecerro los ojos y miró a todos lados tratando de buscar un lugar para refugirse y pasar la noche, porque sí sus calculos son los correctos ella es una fugitiva de Roma y si la encuentran la matarán o la harán desfilar con caderas de oro y obviamente no quiere eso. Cleopatra cerró los ojos y dejó que él calido aire iluminará su mente, se inclinó sobre su amiga y la ayudo a ponerse en pie.

 —  Puedes recargarte sobre mis hombros y yo te ayudaré a caminar, pero necesitamos encontrar un lugar para refugiarnos antes de que la noche caiga sobre la ciudad  — Cleopatra sintió él peso de su amiga sobre los hombros   —  Si estamos juntas nada malo podrá pasarnos, sólo no te alejes de mi... —

Pero Cleopatra se quedó con las palabras atoradas en su boca porque Grace salió corriendo como una desquisiada para ver él antiguo Coliseo Romano blandirse sobre ellas como una madre cuidando de sus hijos, Cleopatra soltó un quejido molesta pero no puede enojarse con su amiga, porque ella hizo lo mismo cuando llegó a Londres y vaya que parecía una demente asustando a todos con sus alaridos y maldiciones en idiomas muertos, en cambio Grace se detuvo en medio del gentío que la mira extrañó por sus raras ropas, sus ojos estan muy abiertos y su cara esta llena de asombro mientras mira las grandes estructuras romanas que se alzan sobre las avenidas, ciertamente esté no es él moderno Londres con sus grandes edificios modernos, pero aquellos templos de los dioses castigando a los romanos, él anfitatro con sus extraños eventos, incluso hasta la gente, despierta una loca fasinacion en su amiga, un misticismo, un enigma en su amiga, es ese deseo de conocer una ciudad de la que sólo escuchaba leyendas, estan en la antigua Roma y esa es una oportunidad que su amiga sólo tendrá una vez en la vida, quiza para Grace sea la mejor ciudad que jamás haya visto, para Cleopatra es él lugar de su muerte y tiene que irse de aquí ahora. 

Le hubiera gustado dejarla más tiempo admirando de la antigua Roma, pero esa belleza tambien es su sentencia de muerte, así que Cleopatra se acercó a su amiga y la tomó suavemente del brazo para alejarla de la prole romana que la mira con admiración en el rostro al ver a una mujer completamente diferente a ellos y si Grace llama mucho la atencion tendran a los guardias romanos siguiendolas por todas partes. 

— Vamos Cleo quiero conocer la ciudad, yo te deje conocer Londres, te llevé a bares y te llevé hasta tú cama cuando el alcohol no fue bueno en ti  —

Cleopatra negó con la cabeza, ella es la adulta y cientos de siglos respaldan eso, así que ella tomas las deciciones y las dos deben regresar con vida a Londres, no quiere y no llevará él cuerpo muerto de Grace a su madre. 

 — ¿Quieres conocer Roma? Vístete como ellos, actua como una romana, lo único que estas haciendo es levantar demasiada atención y si de verdad tuviste clases de historia sabrás que yo soy la enemiga numero uno de ésta ciudad  — Cleopatra se aferró al brazo de su amiga mientras intentan caminar por los mercadillos de la ciudad, pero el gentío es demasido y la cima de Roma luce demasiado lejos  — Tenemos que encontrar un lugar para pasar la noche y curar la herida de tu frente y créeme no querras quedarte en esta parte de la ciudad por la noche, Roma es bastante peligrosa, puede que de día sea hermosa pero de noche da puñaladas por la espalda —

Esta vez su amiga no se opuso, asintió y caminó junto a ella sin alejarse ni un momento, sus pasos son rapidos tratando de no quedarse mucho tiempo en un sólo lugar para que no despierten admiración en la gente, pero él único objetivo de Cleopatra es llegar a esos grandes palacios en la cima de Roma, ahí viven sus enemigos, ese maldito Octavio que le arrebató todo su reino, cerró las manos en puño y miró esos palacios en la cima, Cleopatra sabe que es mucho mejor estar cerca del enemigo. 

 — ¿Creés que mamá esté asustada por nosotras?  — Grace soltó una fuerte risa como si todo lo que pasará a su alrededor fuera una locura — Por la cafetería no me preocupo, se que esa chica pelirroja que contratamos la atenderá muy bien, me preocupa que al regresar la policía este detras de nosotras y que mamá esté preocupada 

 — Tú mamá ni siquiera sabrá que estamos aquí, el tiempo pasa de una manera diferente, aquí podemos pasar días y con Beatrice sólo pasarán minutos  —

Cleopatra ya no puede mas, él dolor en su pierna es insoportable, la sed la esta matando y él suelo se mueve debajo de ella, pero no puede desmayarse porque Grace se volvería loca, sin embargo la sombra de un caballo se alzó sobre ellas impidiendoles caminar, aquel soldado romano no tiene expresion en el rostro 

 — Alteza la hemos estado buscando durante todo el día —  Cleopatra dejó de repirar durante unos segundos, sin duda Octavio ya la encontró y la llevarán hasta su palacio para matarla, por un momento se llenó de miedo, pero es una reina, lo disimuló tan bien que miró con valentía a aquel guardia esperando que le dicten su sentencia de muerte  — Julio Cesar la esta esperando en el palacio, majestad  —

¡¿Que mierda?! Pensó de inmediato Cleopatra, ya hasta las palabras modernas se agregaron a su viejo vocavulario, maldijo mentalmente llena de confuncion y sin saber que hacer siguió a quellos guardias con Grace pisandole los talones, aferrada a su mano un tanto temerosa de los guardias. 

Cleopatra se pasó las manos por el cabello y cerró los ojos tratando de despetar de está horrible pesadilla, trato de ocultar su rostro con los mechones de su cabello, nadie debería de darse cuenta de su momento de debilidad pero es imposible no sentirse mal, todo este tiempo pensó que la oportunidad que tuvo de revivir era para remediar sus errores, pero no es así, esto es una maldita maldición y aquellas momias que se convierten en polvo tienen mas suerte que ella, porque aquellos muertos ya descansan en la duat. 

En cambio Cleopatra no lo hace, sólo viaja al pasado para revivir los momentos más tristes de su vida, cómo su si maldición fuera revivir su vida una y otra vez hasta que se vuelva loca, es un bucle temporal, un círculo perfecto del cual no puede salir, su maldición es revivir, viajar y volver a susfrir con su vida, una y otra vez por toda la eternidad o hasta que Cleopatra decida acabar con su vida para poner fin a este martirio. 

Quiza la orden del tiempo no sea tan mala despues de todo, ellos sólo buscan ponerle fin a éste martirio, en cambio Amunet la hace sufrir una y otra vez y por mas fuerte que sea Cleopatra hay cosas que la hacen sufrir, como por ejemplo ver a aquel hombre fuerte e imponente acompañado de políticos romanos, Julios Cesar la miró con una gran sonrisa, incluso como si se burlara de ella. 

 — ¿Qué te ha pasado, Cleopatra? Te busqué durante todo el día. ¿Porque llevas puesta esa ropa tan extraña?  —  Cleopatra no puede despagar la mirada de aquel hombre que vio llenó de sangre por las puññaladas de sus enemigos, ahora lo tiene llenó de vida delante de ella  —  ¿Ahora dejas que los esclavos se acerquen a ti?  —

Cleopatra negó con la cabeza y recobró la compostura, tomó esa actitud de reina y aferró a Grace a su lado. 

 — Ella no es mi esclava...es mi sirvienta personal y la tendré conmigo todo el tiempo  —

Julio Cesar soltó una carcajada que resonó por todo el lugar e incluso se atrevió a robarle un beso antes de caminar de un lado a otro con su ceño fruncido. 

 — Bueno Cleopatra, al parecer estos dias han estado llegando personas muy extrañas a Roma  — Julio Cesar la miró directamente a los ojos  — Marco Antonio quería que asesinara a un extraño hombre, no mentire, era un propuesta muy atractiva tomando en cuanta que Marco Antonio mencionó que ese extraño hombre era tú amante y que debía crucificarlo a las afueras de Roma  —

Cleopatra esta tan confundida que tuvo que sostenerse de aquella mesa llena de comida que alimenta a los políticos de Julio Cesar. Marco Antonio no puede hacerle eso, si tan sólo le hizo daño a su apuesto ingles, sera su enemigo. 

 — Pero así cómo es de extrañó ese extranjero, es él hombre más inteligente que he conocido, tambien lo hice mi sirviente personal, pero ese hombre tiene alma de un político   — Julio Cesar se acercó a uno de sus guardias  —  Trae al extranjero, dile que la reina de Egipto esta aquí y quiero que la conozca   —

A Cleopatra casi se le sale el corazón al ver como Cameron se acerca a ellos desde uno de los pasillos del palacio, no luce golpeado, ni tiene nada malo, luce como aquel ingles que le salvó la vida, Cleopatra intentó mantener la compustura para no salir corriendo a los brazos de Cameron pero tiene que seguir finjiendo que no se conocen 

 — Extranjero, ella es mi amada, mi reina de Egipto  —

Fue como si se volvieran a ver una segunda vez, como un reencuentro de dos amantes en secreto que sólo pueden amarse con la mirada y mirarse como dos desconocidos al mismo tiempo 

 — Daremos un gran fiesta, quiero que todo Roma conozca al extranjero  —

Cleopatra no pudo despegar la mirada de Cameron, por un momento tuvo una idea, tomó de la mano a Grace, si corre rapidamente y se acerca a Cameron al momento correcto cuando presione su colgante, los tres viajarán de nuevo al pasado y está pesadilla por fin tendrá un final feliz 

 — ¿Quieres ver a Cesarion? Nuestro hijo te ha estado esperando todo el día  

Definitivamente no esperaba escuchar aquello menos ver como aquella nada se acerca con su bebé de apenas unos meses de nacido, sus ojos se llenaron de lágrimas porqué esta maldición de revivir su vida es aun peor que morir por una mordedura de serpiente, Cleopatra acarició las suaves mejillas de su hijo mientras intenta seguir fingiendo que es una mujer fuerte, tiene dos caminos y una sola opción, puede quedarse con su hijo, con julio Cesar y su reino con todo lo que es de ella o puede regresar a Londres con Cameron y Grace para darse cuenta que está felicidad y su hijo en brazos sólo es un ilusión de una maldición que la hará sufrir mil veces más....





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