Parte 30
Cleopatra tomó asiento en la esquina de la cama, tomo de nuevo un trapo húmedo y lo paso suavemente por las mejillas de ese guapo inglés para limpiar la sangre seca que salió de su nariz, Cleopatra miró a todos lados esperando no ver de nuevo a Marco Antonio vigilandola junto a la puerta, pero es imposible que puede verla porque después de que lo golpeará fuertemente en la frente también cayó desmayado, pero aun así no puede quitarse esa sensación de que en cualquier momento su esposo, su eterno amante, la encuentre a punto de besar a ese joven inglés.
Volvió a remojar el trapo en agua limpia, tornandola rojiza por la sangre y volvió hacer su trabajo de nuevo, está acostumbra a limpiar las heridas de batalla de los guerreros, ella limpió las heridas de Julio César y las de su adorado Marco Antonio, siempre pasaba delicadamente los trapos para limpiarles las heridas de espada causadas por las guerras y los besaba suavemente durante el baño con elixir aromáticos, los vestidos de Cleopatra siempre se llenaba de sangre y poco le importaba, solo quería ver bien a los hombres de su vida, poco le importaba ser la reina y llenarse las manos de sangre, pero hace siglos era diferente, se tenía que pelear por sobrevivir y eso hizo Cleopatra, desde que nació intento sobrevivir dentro de su familia, mató a sus hermanos y uso la espada para defenderse de soldados que querían asesinarla.
Es una mujer dura y de frío corazón, las diosas no pueden mostrar sus sentimientos, pero despertar en Londres le ayudó para darse cuenta de muchas cosas qué antes por él oro y él poder no podía ver, se dio cuenta que no es una diosa, sino una humana más que puede llorar y estar feliz cada vez que quiera, es una faraóna y lo será por toda la eternidad, lo sabe porque gracias a su nueva laptop, un regalo de su amiga Grace, se dio cuenta que es la reina más famosa de la antigüedad y que las películas que representan su vida son geniales, pero todo lo que dicen de ella los arqueólogos y los egiptólogos no está alejado de la realidad, fue una reina déspota y fría con sus enemigos, era una diosa en la tierra y tenía que ser venerada como tal, pero a pesar de su frío corazón perdió todo su reino porque se enamoró del hombre equivocado, nadie quería a un romano y una egipcia como pareja, pero Cleopatra sabe que era imposible resistirse a los encantos de aquel mujeriego romano.
Cleopatra soltó un pequeña risilla y paso su manos por los delicados mechones rubios de Cameron, si tan sólo su guapo inglés escuchará todo lo que está pensando, sabe que se reiría de ella y le diría que fue la primera mujer con la relación tóxica de la historia y así fue, Cleopatra nunca ha tenido suerte con el amor, le mataron a su valiente Julio César y se enamoró locamente de Marco Antonio, quedó tan hipnotizada de aquel guapo romano, que no solo perdió su reino por un amor destinado a morir, sino que los dos se suicidaron como los eternos amantes de la historia.
Cleopatra dejó caer el trapo al piso y fijó su mirada en aquel apuesto hombre inconsciente en la cama, se recargó en su brazo y se deleitó con la vista de aquel guerrero moderno, no es que delante de ella tenga a un guerrero de la antigüedad, sino a un hombre del futuro, con su piel suave y perfecta, sin marcas de guerra, su cabello es suave y limpio, pero lo que más la tiene hipnotizada es el olor de su exquisito perfume, tan varonil y masculino que Cleopatra sabe que puede ser la mujer más fría de la historia, pero su talón de aquiles es su corazón enamoradizo y los hombres guapos.
— Deja de verme de esa forma — Cleopatra estuvo a punto de juntar sus labios con los aquel inglés, pero en cuanto lo escuchó hablar se alejó de inmediato y fingió estar limpiando el trapo — No pasa nada Cleo, me han golpeado la nariz muchas veces, sólo tomaré un par de desinflamatorios y estaré bien —
Cameron le sonrió ampliamente y de inmediato se puso en pie para entrar de inmediato al baño de su habitación, pero Cleopatra no pudo evitar sonrojarse porque un segundo más y estaría besando a Cameron, al contrario de eso, limpió de nuevo el trapo y junto sus pocas cosas. Cameron se recargó en el marco de la puerta del baño y sonrió de lado ocultando el dolor de su nariz para no ponerla más nerviosa, pero Cleopatra sabe que es él dolor, lo supo porque murió y eso no fue nada agradable, aunque pinten de forma romántica su muerte.
— Creó que deberías de regresar con aquel romano —
Cleopatra levantó la mirada y por un momento perdió la respiración, estaba acostumbrada a ver desnudos a los hombres, sudorosos y con el pecho llenó de vello masculino, incluso aquel inglés viste más recatado que los antiguos hombres, sus pantalones bajan por su cadera, se ha quitado aquella camisa y su pecho está al descubierto, Cleopatra se mojó los labios mientras se deleita al ver los brazos musculosos y ese pecho perfecto, sin vellos, ni sucio, ni sudoroso, sino, la más perfecta piel que ella quiere besar.
Pero ella es una mentirosa perfecta, así que fingió su deseo por piel masculina.
— Bueno, claro que debería de irme con mi esposo —Cleopatra frunció el ceño y soltó un suspiró — Él problema es que lo golpeé con el libro de los muertos y está desmayado, no te preocupes está sujeto a la cama, mientras yo este aquí Marco Antonio no te hará daño, claro, a menos que quieras batirte en duelo a muerte con él por mi amor —
— ¿Alguna vez te he dicho que te ves adorable tratando de matar a la gente? —
— No, nunca me lo habías dicho, pero trato de dar miedo, no de ser adorable —
— Bueno, siempre es buen momento para decirte que te ves preciosa como una asesina — Cameron le puso seguro a la puerta de la habitación y tomó asiento a su lado en la cama, sus hombros apenas se rozan y lo único que se escucha en la habitación son sus respiraciones, Cameron giro su rostro y la tomó de la mano — No me gusta decirlo, pero estuvo bien que tu amante romano me golpeará, ya sabes, creo que me hizo funcionar el cerebro de nuevo —
Cleopatra sólo una carcajada en voz baja, está intentando no reír demasiado, no quiere despertar a Marco Antonio y que todo se vuelva una locura, por ahorita esta bien, con su pequeño momento de intimidad con Cameron.
— ¿Dime que plan tienes en mente, ahora? ¿Deberíamos de matar a todas las momias que están despertando o entregarle el libro de los muertos a Amunet? —
Cameron negó con la cabeza y la tomó suavemente de la mejilla, como si para él fuera muy difícil soltar aquellas palabras.
— Mataremos a todos los que vuelvan a la vida de nuevo, pero no serás tú quien lo haga, creo que todo esté tiempo he sido yo él culpable de lo que estás pasando, sino fuera porque tenías que traerme de vuelta a Londres, serías de nuevo la reina de Egipto, pero sacrificaste tus oportunidades de tener tú vida de nuevo por mi y no puedo soportar verte así —
Cleopatra sonrió un poco, tratando de aligerar la tensión del momento, hace años que no sentía esa tensión que le hace añicos el corazón.
— Vamos Cameron, yo me tiré de un puente, tú trataste de salvarme y es claro que tú no puedes vivir en el pasado, asustas a todos con máquinas del futuro, como tú celular —
— Bueno para mi ese es el problema, que yo no puedo vivir en tú Egipto y tú no puedes vivir en mi Londres — Cleopatra abrió los ojos sorprendida y se arrojó sobre el pecho de Cameron para hacerlo caer sobre la cama, intentó besarlo, porque siempre es bueno un beso antes del desastre, pero Cameron la tomó por los brazos y la detuvo suavemente — Te quiero Cleo, no me avergüenza decirlo, eres como una sugar mommy, sólo imagina cuando conocimiento pasa por tú mente, espero que algun dia puedas decirme todos los secretos de Egipto — Cameron le alejó algunos mechones de cabello negro sobre el rostro — Me encantaría que te quedaras aquí, llevarte de viaje y enseñarte que él mundo es más grande que Londres y Egipto —
— No se que intentas decirme Cameron — Cleopatra recostó su cabeza sobre el pecho de Cameron y lo acarició suavemente en el pecho — Podemos irnos de viaje ¿Que tal America? —
— Cleo, toda la noche he pensado en miles de razones para ser un egoísta y hacer que te quedes aquí conmigo, tuvimos sexo sin proteccion, ya se que tú no sabes que eso, pero significa bebés, ya se que es una loca idea porque después de tú muerte no creo que puedas procrear un bebé, pero era una posibilidad — Cameron la tomó de las mejillas para juntar sus labios con los de ella y con mucha agilidad, la tomó de la cintura y la dejó debajo de él sin dejar de besarla hasta que se tuvieron que separar para respirar — Pero tengo que ser realista Cleo, tú jamás podrás vivir en esté siglo porque una parte de ti aun vive en Egipto ¿Crees que no lo noto? Extrañas demasiado a tú reino, odias vivir aquí, así que no seré un hombre egoísta y te ayudaré para que tú y Marco Antonio vuelvan a su tiempo, los dos se merecen regresar a su reino. En cuanto amanezca podrás despedirte de Grace y su madre, leerás ese libro demoníaco y volverás a ser Cleopatra, la reina, no te preocupes por lo que pase aquí, yo cuidaré muy bien del libro de los muertos —
Cleopatra levantó la cabeza del pecho de Cameron y tomó asiento sobre él con los ojos llenos de furia, ¿Irse? Claro que quiere regresar a Egipto, pero regresará cuando su vida no esté en peligro, porque si regresa se estará ofreciendo como víctima en bandeja de plata para sus enemigos, además no puede negar que le gusta Londres, su comida rapida y esos maratones de películas que veía con Grace, así que le ha quedado claro que su guapo inglés reacciona con golpes y en menos de un minuto lo abofeteó fuertemente para que entienda que no se va a deshacer de ella.
Los dos se fulminaron con la mirada, molestos, excitados y con los ojos llenos de furia, más porque Cleopatra volvió a abofetearlo en la otra mejilla, para ella no es problema estar enamorada de dos hombres al mismo tiempo, lo estaba de Julio César cuando vivían en Roma y mirada a Marco Antonio sin poder evitar sonrojarse por ese guapo general, ahora lo está de su esposo, de su rey Marco Antonio, porque lo que siente por él es un amor más fuerte que el tiempo, pero ese guapo Inglés que se le metió entre los ojos es una belleza, como una escultura romana, es educado, perfecto y nunca la ha visto como una posesión o como la mujer que puede hacerlo rico, Cameron la mira como si fuera la única mujer en la historia del mundo.
— No voy a irme de Londres, si una cosa me enseñó será la reina de Egipto es que jamás debes dejar con vida a tus enemigos, te lo juro Cameron, mataré a la persona que nos está haciendo esto — Cleopatra se inclinó sobre Cameron y lo beso suavemente, un simple roce de labios — Pero tienes razon, yo si volveré a Egipto, porque tengo que salvar la vida de mis hijos y tengo que evitar que Marco Antonio y yo nos suicidemos.... pero cuando yo me haya ido, tú tienes que hacerme un favor —
Cleopatra se quitó aquel anillo que los sacerdotes de Siwa le pusieron el dia que se coronó como faraóna de Egipto, algo dentro de ella se rompió a quitarse aquel pesado anillo de los faraones, ya que es lo único que le recuerda que algun dia volverá a ser la reina de Egipto, pero se lo puso a Cameron y sonrió levemente.
— Yo nunca he necesitado de la ayuda de nadie, pero esta vez necesito de ti Cameron, yo jamás he olvido dónde está mi cripta, jamás podría olvidar mi lugar de muerte — Cleopatra carraspeo y tomó de las mejillas a Cameron para hablarle suavemente al oído, su voz es enigmática, quizá algo escalofriante, pero aquel inglés no parece tener miedo de una mujer que hace siglos murió, la escuchó detalladamente y Cleopatra le dio la ubicación exacta donde descansa su cuerpo, cuando se alejó, Cleopatra trató de ocultar las lágrimas gracias a la oscuridad de la habitación — Cuando yo ya no esté en esté siglo, tú irás a Egipto y serás la primera persona que descubra mi cripta, por favor no dejes que nadie se quede con todo el oro que me costó hasta la muerte, quédate con todo él tesoro de los ptolomeos, con todas mis cosas, llevalas a un museo o guárdalas para ti, así sabras que a pesar de qué yo esté en Egipto y ciento de siglos atrás, yo siempre estaré contigo — Cleopatra desabrocho la camisa masculina que lleva puesta y expuso su desnudez porque sabe que ese hombre no se fija por las marcas que cubren su piel, ni en él tamaño de sus pechos, sino en el deseo de sus ojos faraónicos, su cabello cae como una cascada oscura y acentúa el tono blanco de su piel, luce enigmática, poderosa y como la reencarnación de Isis — Y aunque tú estés aquí en Londres, tú siempre vas a estar conmigo Cameron —
Nota de la autora.
Dios, no se ustedes, pero este es unos de mis capítulos favoritos.
Ya se que nunca comento los capítulos, pero desde hace días tengo una pregunta rondando por mi mente.
¿Algun@ de ustedes también piensa viajar al pasado alguna vez?
Ya se que es una idea disparatada, pero usamos la imaginación.
Si se pudiera viajar al pasado
¿Donde irían ustedes?
😀😀😃😃🥰
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