Parte 22

Cleopatra se recargó sobre su brazo para admirar completamente al hombre que duerme junto a ella. Soltó un suspiro emocionada y batió sus pestañas para verlo detalladamente mientras el perfume masculino cubre su piel.

No hace más que sentir envidia de aquella mujer que espera a Cameron en Londres, seguramente su prometida quiera matarlo en cuanto lo vea por abandonarla en el altar, pero Cameron está enamorado de esa mujer londinense.

Esta vez Cleopatra no logró hipnotizarlo como a todos los demás, no logró enamorarlo, quizá es por la diferencia de edad o porque los dos son de siglos diferentes, pero esta vez ese hombre no cayó rendido por ella.

Sin duda Cleopatra estaba acostumbrada a los grandes cuerpos de los guerreros romanos, morenos por pasar el día en el campo de batalla, con el vello masculino que cubríendo sus pechos, grandes barbas y espaldas llenas de cicatrices.

Cameron es tan diferente, su cabello suavemente cortado, tan rubio que parecen hebras del más fino oro, su pies blanca es delicada y cubre su pecho marcado, no tiene cicatrices y cuando se recuesta sobre su pecho para abrazarse a él, el olor de su perfume es exquisito, tanto que está completamente hipnotizada por ese hombre Inglés.

Le enseñaron a complacer a los hombres, a ser una maestra en el sexo y hacer felices a los hombres aunque el sexo no fuera placentero, pero Cameron la hizo sentir tan bien con sus movimientos de caderas, que Cleopatra no puede evitar sonreír y revolverse en la pequeña cama como una chica enamorada, porque de seguro una pequeña carpa no oculto el sonido de sus gemidos.

Se dejó caer sobre el pecho de ese hombre semidesnudo, si tan solo Cameron hubiera nacido cientos de años antes en él antiguo Egipto, lo habría llenado de oro y joyas preciosas por haberla hecho sentir tan bien, ahora solo puede darle un par de besos en la mejilla porque es tan pobre que los bolsillos de su pantalón solo tienen arena.

Se inclinó sobre el rostro de Cameron y lo beso tiernamente en los labios, apenas un toque de labios para no despertar a ese Inglés que la volvió loca la noche anterior.

Cleopatra se puso de pie con el cuerpo totalmente desnudo, con su mechones de cabello negro rozando su espalada y  las puntas de su cabello cubriendo sus senos, caminó por toda la carpa buscando su ropa, tomó su colgante y salió de la carpa sin mirar atrás, sin tomar sus cosas, porque así como regresó a esté tiempo sin nada, así se irá.

Porque ella solo es un alma perdida que viaja en el tiempo, no se necesita ningún equipaje.

Se acercó hasta esa vieja anciana de pie en medio del desierto, las carpas improvisadas quedaron atrás y el olor a camello, a muerto y a cigarrillo casi la hace vomitar. Los pies de Cleopatra se hunden en la arena mientras se acerca  hasta aquella cueva oscura, es una excavación arqueológica, lo sabe porque puede ver restos de momias descansando sobre la arena.

— ¿Y él primer ministro? — le preguntó Amunet en cuanto la vio, Cleopatra pasó de largo y se acercó a la entrada de la cueva ignorando a todo el mundo que la mira con miedo. — Pensé que ese hombre rubio te acompañaría —

— No, él primer ministro no vendrá — Cleopatra miro el interior de la cueva, es más oscuro que el desierto por la noche, esta literalmente muerta de miedo, pero quiere su reino de vuelta y esta vez no va a fallar — ¿Qué tengo que hacer para recuperar el libro de los muertos? —

— Bien, el plan es el siguiente — Amunet tiro su cigarrillo a la arena para apagarlo con la punta del pie —  Tienes que entrar al templo de Siwa y robarle el libro de los muertos al oráculo, eso es todo lo que necesitamos

— ¿No tienes un plan más fácil? — Pregunto Cleopatra sin gracia.

— No, no hay nada más fácil. Eres la reina, para ti será muy fácil entrar al templo y pedir el libro, sino te lo quieren dar, puedes cortar un par de cabezas y hacer que Egipto arda bajó tu furia, claro si regresas al Egipto donde tú eres reina — Amunet le dio un pequeño empujón dentro de la cueva y le dio una linterna para mirar el camino— Para viajar al pasado solo tienes que precionar tu collar. No me gustan los sentimentalismo, pero espero que no mueras, si lo haces, no podré salvarte, si logras conseguir el libro, aquí te estaremos esperando todos. —

Cleopatra asintio y paso saliva nerviosa antes de caminar cuesta abajo por la cueva, ella es egipcia, sabe que las tumbas son un lugar sagrado, pero ahora es un lugar terrorífico, las pinturas más viejas que la reina cubren la pared caliza, el olor a viejo la hace estornudar, las arañas se pegan a su cabello y tiene miedo de que alguna trampa egipcia la mate en el camino.

El oro está lleno de telarañas y cruje bajo sus pies cuando camina sobre el. En esta tumba no hay nadie más que ella, porque todo el maldito mundo que cree que la momia que regresa en el tiempo tiene que salvarles el trasero a todos, así que cuando escuchó un par de pasos detrás de ella, sintió el verdadero terror hasta que la luz de su linterna alumbró el masculino rostro de Cameron.

— ¡¿Que demonios haces Cleopatra?! — Cameron encendio otra linterna y la miro seriamente mientras el oro cruje bajo sus pies. Realmente luce molesto, sus cejas levantadas, las venas saltas de sus brazos y su mandíbula finamente apretada y sus ojos azules están llenos de coraje — ¿Sabes lo peligroso que es este lugar? No creo que no lo sabes, este lugar lleva siglos cerrado, sino te mata algún animal venenoso, lo hará algún peligro. Además, no puedes defenderte sólo con una linterna, es algo tonto, que bueno que estoy aquí, de lo contrario esto seria un desastre —

— Yo no quiero que vengas conmigo  — Cleopatra soltó la respiración y toco finamente el pecho de Cameron — Tienes una mujer que te espera en Londres, te vas casar, tendrás hijos y una gran vida, yo estoy muerta Cameron, vivi, disfrute y me suicide como una reina digna. Un primer ministro no debe acompañar a una momia en sus aventuras —

— ¿Crees que mi vida es grandiosa? No lo es Cleopatra, me cansaré con una mujer que no quiero solo porque su familia es igual de rica que la mía y soy el primer ministro, cuido de mi ciudada y de ti, porque de cierta forma tampoco quiero que despierten a más muertos — Cameron soltó una carcajada que resonó por todo el lugar — Pero esto que vamos hacer es una locura, algo que jamás en toda mi vida volveré hace, si crees que estoy tan loco cono para arriesgarme a morir, tiene razón, estoy loco, pero aunque me abandones desnudo en una carpa, no te irás sin mi

— ¿Y tu prometida? Podrían matarnos Cameron... —

Cleopatra se quedó callada y con los ojos muy abiertos al escuchar la dura voz de Cameron.

— ¡Callate Cleopatra! Si creíste que vivir en un palacio, complacer a hombres y tener oro, era vivir, creo que estas equivocada momia bonita — Cameron comenzó a bajar cueva abajo, sin temor a la oscuridad, como un explorador atrevido y valiente, su voz dura y fuerte se escucha por todo el lugar  — Ciertamente los dos vamos a buscar con objetivos diferentes, tú  quieres regresar con tu patético ex novio y yo necesitó limpiar mi ciudad de personas muertas —

Cleopatra lo fulminó con la mirada y lo siguió caminó abajo, no le gusta admitirlo en voz baja, pero se siente jodidamente bien saber que otra persona la está acompañando en esta rumba oscura. Ambos iluminan las grandes y altas salas de la tumba egipcia.

— ¡No me llames momia bonita! — Cleopatra se sonrojo por completo — puedes decirme alteza o majestad —

Cameron se detuvo de repente y la tomó por los hombros en un gesto gentil, con una amplia sonrisa.

— No te pongas nerviosa, yo se que estamos muy locos por hacer esto, y por estar solos aquí en una tumba, momia bonita — Cameron apretó ligeramente su agarre en sus hombros — Así que desde ayer en la noche me ha quedado claro que yo soy quien llevará las riendas de este viaje y tu vas a seguir mis órdenes, no quiero ser machista, pero te recuerdo que la última vez me dejaste en un calabozo y casi te matan

— ¡No! —

— Si, déjame hacerlo Cleo, siento que cualquier cosa podría dañarte y yo no quiero que te pase nada, además todo buen Inglés debe salvar a su damisela en peligro — Cameron la beso rápidamente en la mejilla dejándola con ganas de más — Además, es una pequeña venganza por confundirme con tu novio, por supuesto que no estoy celoso ¿Como podría estarlo, si me confundiste con un romano muerto? ¡Es una tontería! —

— Yo no te confundí con nadie — Cleopatra se sonrojo y volvió a caminar tratando de alzar los rápido pasos del Inglés y tratando de que las telarañas no se peguen a su rostro — Es imposible que te confundiera si estabas sobre mi, y vaya que te mueves muy bien como para olvidar tu nombre —

Cameron entrecerro los ojos, ocultando sus celos detrás de esos preciosos ojos azules.

— Me llamaste Marco Antonio, es una manera horrible de confundirme — Cameron la fulmino con la mirada, dejando a la luz esos celos masculinos — ¡Ese maldito romano y yo no tenemos nada en común! —

— Bueno, es que los dos hacen buen sexo. — Cleopatra se detuvo un momento tratando de limpiar su cabello de cosas raras.

— ¡Cleopatra! —

Cameron se adelantó furioso, dejándola atrás en plena oscuridad, asi que  Cleopatra no hizo más que seguirlo tratando de contentarlo.

— Era broma Cameron, no te enojes, tú eres mi esclavo Inglés al que más quiero...  —

Pero se vio interrumpida cuando choco contra una fuerte espalda, Cameron la tomo rápidamente de la cintura y le cubrió la boca para impedir que soltará un grito molesta. Cuando vio la razón del arrebato de furia de Cameron, dejó de patalear y se llenó de tanto miedo que se refugió en los brazos de aquel Inglés

Miembros de la orden del tiempo caminan por las salas de la tumba buscándolos con sus armas preparadas,  lucen aterradores con sus máscaras de  anubis entre la oscuridad del lugar. 

— Ven, vamos por aquí — Cameron no le dio tiempo de hablar, la tomo de la mano para acercarse hasta una tumba de las tumbas  — Tenemos que escaparnos aquí, sino lo hacemos los miembros de la orden nos encontrarán

Cleopatra miró el sarcófago cerrado de cientos de años, lo cubre una ligera capa de polvo y es más aterrador que nada, solo de pensar que ahí adentro hay una persona muerta, su estomago se revuelve.

— No, busquemos otro lugar — Cleopatra se volvió loca cuando vio que Cameron usó todas sus fuerzas para mover la tapa del sarcófago. — ¡Estas demente! No entraré, ahí hay un muerto —

— Si lo harás — Cameron la tomó por la cintura y la acerco al sarcófago — No me odies por esto, te estoy salvando la vida —

Cleopatra tuvo que reprimir un grito de horror al recostarse al lado de una momia de cientos de años, pero no lo hizo sola, Cameron cerró el sarcófago cuando entró después de ella, y lo único que los separa es aquel ser muerto de millones de años cubierto por cientos de vendas.

— Quiero irme ahora — Dijo Cleopatra en un hilillo se voz

— ¿Salir para que nos maten? No cariño, aunque me estás dejando muy difícil salvarte la vida — Cameron movió el cuerpo de la momia — Dile hola a tu amiga —

Cleopatra lo fulminó con la mirada, estuvo de soltar una serie de maldiciones, pero se quedó callada cuando las voces de aquellos hombres que quieren matarlos se escucharon cerca del sarcófago. Esta tan asustada,  que pado la mano encima de la momia para tomar las mano de aquel Inglés que la hace sentir segura.

Porque morir de un disparo es una muerte horrible.

Lo único que los separa de una muerte horrible, es la vieja tapa del sarcófago y posiblemente el cuerpo de la momia, pero eso nos los librará de una lluvia de disparos, porque la tapa que los esconde se esta moviendo y estos hombres van a dispararles.

— Cameron, porque entraste ayer en mi carpa — Cleopatra lo miró aterrada, con la voz llena de horror y las lágrimas apunto de rodar por sus mejillas — ¿Tu querías hacer el amor conmigo? ¡Dimelo antes de que nos maten! —

— Me pareció lo mejor, no podía desaprovechar la oportunidad, vamos a morir Cleo, tener sexo era lo mejor — Cameron soltó un suspiro, los dos saben que están a punto de morir — Ya sabes que dicen que tener sexo antes de morir es lo mejor —

Pero fue el momento de confucion, los gritos furiosos de los hombres y el terror porque están a punto de matarla como a su hermana Arsione, lo que la obligó a gritar furiosa

— ¡Eres un maldito Inglés! —

Quizá estas sean sus últimas palabras, porque en cuanto el sarcófago se abrió y las armas los apuntaron, Cameron se echó sobre ella dispuesto a cubrirla de las balas y hacerla olvidar que van a morir porque la tomó suavemente del rostro para impedir que mire los rostro furiosos de los hombres que están apunto de matarlos y la obligo a verlo a él, su sonrisa fue amplia, sus ojos brillantes y su boca se unión a la de ella en menos de un segundo

Pero su habilid sirviente sexual Inglés, es más hábil de lo que pensaba, ya que al mismo tiempo que sus labios se unen con desesperación, Cameron subió su mano y tomó su colgante con rapidez para activarlo y perderse por los hilos del tiempo antes de que la ráfaga de disparos los mataran.

Salvandola de morir una segunda vez.

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