Capitulo 30

Christian

— ¿Me veo nervioso? ¿Alterado? ¿Preocupado? — Preguntó algo ansioso, trata de hacer su voz calmada pero su respiración está al mil por hora, al no escuchar respuesta tomó de los hombros al asesor — ¡Por Dios hombre, dime si me veo bien!

El asesor lo miró fijamente con el ceño fruncido.

— Yo creo que usted se ve perfectamente bien majestad, elegante como un caballero, correcto como todo hombre inglés; es el hombre más valiente que conozco, podría lanzarse de un avión y lo haría sonriente —

Christian asintió satisfecho, terminó de peinar su cabello y levantó las manos triunfador

— Lo se, lo se, mi madre estaría orgullosa de saber que si trillizo favorito se convirtió en un muñeco elegante

— ¿Y su traje majestad? Tiene un código de vestimenta que seguir y reuniones que atender —

— Si sobre eso.... No pienso asistir —

— Pero sus padres se molestaran demasiado, estrictamente pidieron que estuviera presente y su imagen pública no ha sido la mejor últimamente....—

Christian sonrió y cerró los ultimo a botones de su camisa blanca con facilidad.

— Lo entiendo, estoy atento a la prensa, pero hasta un futuro rey puede tomarse un día de descanso, ¡Al diablo, estamos en el maldito Egipto! — Christian tomo un gran suspiro — Si mi familia pregunta por mi, menciona que tome un par de días de vacaciones, quedó claro —

— Entendido Alteza —

Christian dejó su abrigo y su traje de lado por una ropa más ligera y normal para poder pasar desapercibido como un simple turista en busca de una reliquia antigua egipcia o algún perfume para una amante, además en Egipto siempre hace demasiado calor, se puso unos lentes de sol y cruzó los dedos para no ser reconocido por nadie mientras se hace perdedizo entre la gente y sus callejones tratando de tomar la ruta más corta para llegar a la biblioteca.

Buscar de nuevo a una ex no es fácil, menos si esa ex es tan complicada como lo es Olimpia, después de el gran estómago que le vio unos días antes ni siquiera a podido consolidar el sueño por las noches , no se la puede sacar de la mente, pero ella, sobre todo ella en especial lo pone muy nervioso, también su madre, la gran Cleopatra, ambas tienen un carácter fuerte muy fuerte, no es alguien con quien pueda jugar, tiene que ser más inteligente que ellas.

Perdón vieja reina, embarace a su hija.

Bueno, porque ese bebé si tiene que ser de él, duda mucho que otro hombre pueda estar con ella, es hermosa y poco común, pero muy inteligente para estar con un hombre normal y Cleopatra no la dejaría estar con un hombre cualquiera.

El, sin duda el es el indicado para la hija de la reina muerta

Se toco la barbilla con determinación, mientras se adentra entre los largos pasillos de la biblioteca, su celular comenzó a vibrar con fuerza, seguramente toda la familia real esté furiosa por tal atrevimiento, pero es ahora o nunca para tomar una decisión y él no es un hombre miedoso.

Después de caminar varias veces por aquel polvoriento y viejo lugar, por fin la vio, se escondió detrás de unos pilares de viejos libros que quizá tengan arañas y dios sabrá qué más, pero eso no detiene a ningún hombre enamorado, con determinación se mantuvo oculto mientras la observa.

Olimpia está recargada sobre una vieja mesa de madera, esa mujer nunca estaría sentada, pero ahora lo está, una de sus manos está pasando las hojas del libro y la otra se sujeta el vientre con fuerza ¿Sentirá dolor? Su cabello rubio mucho más largo y brillante cae de lado y a veces tiene que moverlo para poder leer, su rostro sigue igual de delicado, y sus ojos son más brillantes que nunca, de un color tan inusual que no puede dejar de verlos

¿Qué le ha pasado?

Ella están tan diferente, refinada, calmada y madura. Se ve angelical.

La vio ponerse en pie para buscar otro libro, por un momento quiso ir a ayudarla, pero rápidamente llegó otro hombre, un moreno de noble sonrisa que tomó asiento delante de él, puso más libros sobre la mesa y la hizo sonreír con demasía, la ayudó a ponerse en pie hasta acomodarle el bolso sobre el hombre, incluso se tomó el atrevimiento de tocarle los mechones de cabello como si fuera la mujer que más deseara, y llenó de coraje los vio irse por la oscuridad del pasillo hacia la calle.

Los siguió con cautela y con ojos determinados, no se quiere ni imaginar cómo será de protector como padre con su hijo y con este nuevo bebé, la siguió un par de calles más, en algún momento del recorrido ese hombre se alejó y ella siguió sola, camina rápido aunque su gran barriga no la hace tan ágil como antes.

El sol apenas está por esconderse, pero vio lo suficiente como para saber dónde vive, una vieja mansión egipcia custodiada por guardias. Así que como un experto espero a que muy entrada la noche los guardias se quedarán dormidos y brinco a la propiedad con miedo de que Cleopatra no tuviera perros rabiosos que cuidaran de su preciosa hija, pero no, la casa está en silencio, las cortinas se mueven de un lado a otro por el recorrido del aire, se mueve con cautela esperando encontrar a la madre de su amada, pero no, y cuando vio su ventana abierta, no dudo en trepar hasta llegar a ella

Cuando entró la habitación está apenas iluminada, la cama está desecha pero vacía, la puerta está cerrada y cuando pensaba decir su nombre, un cuchillo amenazo con cortar su garganta.

Pensó que sería la violeta madre de su amada, pero cuando sintió un vientre hinchado en su espalda supo quién era.

— Olimpia soy yo —

— Se quien eres ¡Infiel! — Olimpia ajustó más el cuchillo sobre su cuello llevándolo delante del espejo donde solo puede ver esos ojos tan extraños — ¿A que haz venido? —

— ¿Y si grito? — Preguntó cauteloso

— Te matare — Dijo cerca de su oído — Si hablas mi madre te escuchará y de igual forma ella te  matara, nunca fuiste de su agrado —

— ¿Y si bajas ese cuchillo y hablamos como gente cordial? —

Olimpia lo apretó más fuerte.

— Te dije que te calles o voy a lastimarte —

Christian soltó un suspiro, para amenazarlo de seguro ella tiene que estar de puntillas, no tardará en cansarse

— Bien, puedo esperar, pero dime algo, eres valiente, aguerrida, un poco violenta y ves gente muerta, buscas momias, tumbas y cosas escalofriantes — Comentó en voz muy baja y con mucha cautela mientras ella lo asesina con los ojos — ¿Y nunca pensaste en decirme sobre tu embarazo? —

Olimpia tomó ese comentario por sorpresa, así que tomo la ventaja y con rápido movimiento, por supuesto siempre cuidado su estado, tomo el cuchillo y la arrojo sobre la cama, poniéndose sobre ella y arrojando el cuchillo por la ventana.

Por supuesto que ninguno hizo ni un solo ruido, nadie quiere despertar a la vieja reina.

Pero ella echa chispas por esos ojos tan bonitos y se retuerce debajo de su agarre enfadada.

— ¡Tu... tú me dejaste esto! — Comentó furiosa — Me dejaste sola con esto, no te necesito, por favor vete, lárgate de nuevo a Londres —

Christian soltó su agarre y pegó su frente con la de ella.

— Sabes que no me iré. Eres buena, muy buena para esconderte pero yo soy muy listo para encontrarte —

Olimpia tomó asiento en la cama, callada y con el rostro lloroso, se pasó las manos por el cabello y lo fulminó con la mirada, esa misma mujer en el pasado lo habría casi matado, esta del presente solo respiró y le arrojó una almohada.

— Vete por favor, déjame en paz, regresa a tú vida y regresa, cásate, se rey y no regreses aquí a Egipto — Dijo en voz baja — Toma tus cosas, te cubriré para que mi madre no te vea —

Christian también tomó asiento junto a ella

— No vengo aquí esperando llevarnos bien sólo con vernos, sé que hice mal — Continuó — Pero no me alejes, volvamos a Londres Olimpia —

Se acercó tanto que puede sentir el vientre contra el, puso su mano sobre el latente, duro y grande, y su mano sobrante la posó sobre su mejilla para acercarlo a él

— No

— Regresemos a Londres —

Poso sus labios sobre los de ella justo a punto de besarla, pero la puerta se abrió de repente y una daga salió volando cortándolo en la mejilla.

La madre de Olimpia se precipitó sobre ellos y alejó a su hija con fuerza.

— Volverá a Londres solo como reina, si pretendes convertirla en tu amante — Dijo la reina egipcia — Créeme que te mataré —

Christian intentó tomar a Olimpia pero si madre de interpuso

— Déjame llevármela, es mi hijo el que lleva con ella —

— Los hijos con alianzas, apréndelo joven príncipe —

Christian levantó las manos y movió la cabeza en señal de afirmación.

— Aceptó, me casaré con ella, será la reina de Inglaterra —

Por obvias razones esa noche ni siquiera pudo acercarse a Olimpia, mucho menos las siguientes dos noches, algo le dice que esas mujeres quieren ser perseguidas, al final no las encontró en casa, la encontró en una caravana que se instaló en medio del desierto que busca la tumba de la reina Cleopatra.

Al bajar del jeep, Christian se puso los lentes de sol y se cubrió el rostro para caminar entre las excavaciones, el aire es fuerte y levanta la arena con fuerza, el sonido de las palas invade todo el lugar y gritos en un idioma que no puede entender

Ni loco podrá aceptar que un bebé nazca en un mondo así.

Cómo pudo y lleno de arena ingreso a la carpa, Olimpia levantó la mirada para vernos y escondió un mapa entre documentos

Su estómago se ve tan recordete que amenaza con salir de sus pantalones

— Mi madre te asesinara si te ve aquí

— Ya estoy listo para todo — Comentó tocando piezas encontradas entre la arena — No tengo miedo de ella —

Olimpia agachó su vista, con la mitad de su rostro iluminado por los últimos rayos del sol,
Le acomodó el cabello detrás del oído y la tomo de la barbilla con delicadeza.

— Lo de nosotros no puede funcionar, regrésate, cuando nazca mi niña, te mandaré decir —

¿Niña?

— No, no, no, el bebé no tendrá nada que ver con esta locura —

Un par de gritos fuera de la carpa anunciaron la llegada de una tormenta de arena, la gente corrió a sus carpas u Olimpia se alarmó

— Mi madre está bien en otra carpa — Olimpia se agachó para tomar un par de instrumentos — Esto pasará en un par de horas, pero no podrás salir de aquí, ayúdame a acomodar no quiero morir cubierta de arena —

Por supuesto Christian se encargó de acomodar la carpa justo antes de que el aire ruja con fuerza, la carpa se mueve, y Olimpia se encargó de encender una lámpara para no quedar en plena oscuridad.

— ¿Esto no es malo para el bebé? — Preguntó — Ya sabes no se le pegan malas vibras de muertos o algo así —

— En realidad no lo sé, espero que no —

— Debes alimentarte — Le dijo después de quitarse la chaqueta y ponérsela a ella — No prometo una buena cena, pero no morirás de hambre —

Olimpia se recostó en la cama con dificultad

— No me casaré contigo lo sabes —

— Lo sé — Dijo destapando un par de latas — Pero te haré cambiar de parecer —

Olimpia sobró una pequeña risa y levantó su blusa para que le viera el vientre, blanco y duro

— Nunca pensé estar así, un hijo no era parte de mis planes — Comentó — Ahora me aterra la idea de morir y dejarla sola —

— ¿Porque no me llamaste Olimpia?

Christian se calentó las manos con el fuego de la cocina y la miró suplicante

— ¿Que, habrías dejado todo por mi? Tu familia te odiaría por mi culpa —

— No me hagas decidir entre los dos — Christin se arrodilló frente a ella —No me hagas elegir, porque sabes la respuesta a esto —

Olimpia lo acaricio en la mejilla

— Maldición Christian — Lo tomo por cuello de la camisa y lo recostó sobre ella mientras el aire golpea con fuerza la carpa — Ven

Se posó sobre ella muy cerca de sus labios, se ve radiante, con la piel dorada por el sol, sus ojos exitados y grandes, necesitada y esperando ser deseada y el, bueno, moría por este momento desde hace meses, así que se dejó caer sobre su cuerpo anhelando no separarse en mucho tiempo

Arena, momias y ellos dos, es su noche especial.

— ¿Qué es lo que necesitas?

— Acércate, te necesito ahora y aquí, hazme tuya Chris —

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