🥀 Capitulo 5.




Las primeras semanas no percibió ningún cambio destacable en su cuerpo o salud, fue a inicios del primer mes que comenzó a sentirse fatigado cuando acompañaba a Saint-y quizá era paranoia suya, pero estaba seguro que su abdomen se veía más abultado de lo normal-.

Fue entonces que decidió permanecer en casa y comenzar con ejercicios de yoga, ya que era una actividad nueva para él, empezó con una rutina sencilla, de meditación y relajación. Le habían dicho que hacer yoga ayudaría a aumentar su función inmunológica, que también reduciría su estrés, y que le serviría para prepararlo para el parto. No necesitó escuchar más para convencerse de los beneficios que obtendría, por ello a su rutina diaria agregó aquellos ejercicios.

Todo marchaba relativamente bien, la mayoría del tiempo estaba con Saint, que había comprobado, su presencia no le molestaba en absoluto. Por esa misma razón, cuando le vio salir apresuradamente de la propiedad con un par de maletas, sintió que la sangre se le bajó hasta los pies.

Al parecer, su abuela estaba en el hospital muy grave y ya que residía en Chiang Mai, Suppapong pasaría una temporada en un hotel cerca del centro médico para estar al pendiente de su salud.

Zee lo acompañó hasta el automóvil, lo despidió con un beso y con palabras de ánimo. Nunew permaneció en el salón pensando en el omega, definitivamente se sentiría muy solitario sin él, aunque entendía que en ese momento Saint tenía prioridades y no debía ser egoísta.

[...]

La biblioteca de los Pruk se podía describir a la perfección con una palabra, impresionante.

Desde que ya no podía colarse a la oficina de Suppapong y mantener una plática casual con él, pasaba todas las tardes en aquel sitio.

Era triste desayunar y comer solo. Zee normalmente salía muy temprano por la mañana y llegaba ya que el sol se había ocultado, entonces estar en su habitación encerrado mirando televisión le deprimía más que estar rodeado de estanterías y del olor de los libros.

Nunew tenía preferencia por las novelas, sin embargo, igual no descartaba libros históricos, pero prefería relatos fantasiosos antes que sucesos pasados. Mas si en alguno hacían mención de un personaje con hijos, cerraba el libro al instante. No quería relacionarse con nada que le transmitiera un sentimiento de cariño similar al que debería profesar a la criatura que llevaba en el vientre. Aunque para el cuarto día sin Saint, sucedió.

Estaba tirado en un puff cómodamente, con "El principito" en manos cuando soltó:

-¿Te está gustando la historia? A mí sí, la leí cuando tenía diez años y a esa edad no le tomé tanto interés como ahora -dijo dirigiéndose claramente al bebé.

Al percatarse de lo que había hecho soltó el libro dejándolo caer en su regazo.

El peor error que podía cometer era comenzar a hablarle. Sin embargo, la sensación cálida en su pecho, de que aquella frágil criatura realmente se estaba formando en él, le hizo sentir más fuerte. Como si su vida comenzara a tener sentido.

Un deseo egoísta se constituyó en su interior; en verdad desearía poder tomarlo en brazos algún día.

-Traje algo para cenar, ¿quieres acompañarme?

La voz del alfa le hizo dar un respingo. Llevó su diestra al centro de su pecho para tranquilizarse.

-Gracias, sí... -respondió poniéndose de pie.

Seguro se había dado cuenta que lo había asustado cuando lo llamó, y le alivió que no lo mencionara.

En la mesa ya le esperaba un plato enorme de ensalada. Sin ser consciente una mueca se coló en su rostro.

-Es bueno de vez en cuando comer verduras ―comentó intentando suprimir una sonrisa, le había hecho gracia la expresión de desagrado del omega.

Nunew asintió e imitó el gesto. Pruk cenaría lo mismo que él, para que no fuera el único ahí sintiendo que debía cuidarse.

-Tienes razón, con los aderezos seguro sabrá delicioso-respondió sentándose frente a Zee.

El alfa solía almorzar con amigos del trabajo y comía con sus padres, al menos desde que su esposo se había marchado. Por ello le preocupaba el menor, sabía que cuando se está solo, el apetito desaparece, y no quería que Nunew enfermara o tuviera complicaciones.

-Mañana te acompañaré para que veas a tu médico, ¿a qué hora es la cita?-interrogó ya que Saint era el que se encargaba de llevarlo.

-A las once de la mañana, si estás ocupado, puedo ir por mi cuenta-pronunció con suavidad.

Aún Zee le intimidaba, seguía sin acostumbrarse a su abrumadora presencia.

-Está bien, aplacé el trabajo para la tarde, así que tendré tiempo -explicó sin despegar la mirada de su plato.

Asintió y lo siguiente fue un incómodo silencio. Ya no tenían más por hablar, al menos eso creyó Nunew hasta que le escuchó comentar:

-¿Te gustaría que te llevara después de compras? Saint me dijo que necesitarías ropa nueva, podemos empezar por un par de mudas para que no te tome por sorpresa... Aunque igual es muy apresurado - dudó y para el omega fue la primera vez que lo vio de esa forma, tu barriga sigue del mismo tamaño.

Ante la palabra "barriga" no pudo frenar la risa burbujeante que brotó de sus labios. No sabía muy bien qué fue lo gracioso, si Pruk diciéndolo o su expresión perdida.

Comprendió que aquello era nuevo también para ellos.

-Lo lamento –se disculpó una vez que se calmó y se dio cuenta que no fue muy respetuoso de su parte reírse en su cara por lo que dijo, cuando el alfa tenía las mejores intenciones.

Zee se recargó en la silla y sus hombros se relajaron.

-No le digas a Saint que no lo estoy haciendo bien... -suspiró avergonzado-, me sorprende que él pueda manejarlo a la perfección. Tengo veintinueve años y aún no termino por asimilar que seré padre...

-Lo harás bien -rebatió en medio de una sonrisa sincera.

No solo lo dijo para hacerlo sentir mejor, realmente lo creía.

-Quién sabe, el trabajo absorbe la mayoría de mi tiempo. Recuerdo que pasé mi infancia anhelando que mi padre asistiera a mis fiestas de cumpleaños, no quiero ser igual que él-enunció en un arrebato de honestidad.

-Te hiciste de un espacio para mañana acompañarme a una cita médica, seguro más adelante también encontrarás la forma de darte el tiempo para dedicarlo a tu pequeño -su voz salió impregnada de ternura, con la imagen en la cabeza de un niño en brazos del alfa.

Tenía relativamente poco de conocerlos, pero no tenía dudas de que eran buenas personas.

-Gracias -dijo como suspirando.

Nunew quiso decirle que no era necesario que le agradeciera, que en realidad no hizo nada, pero al contemplar el semblante sereno del alfa decidió callar y atesorar ese momento.

[...]

Todo había salido bien, además de ciertas recomendaciones para agregar a su dieta, parecía que su embarazo no tendría mayores complicaciones.

Por ello de buen humor decidieron detenerse en una tienda departamental para comenzar a comprar ropa de embarazo.

Ambos estaban observando batas de dormir cuando una joven se acercó a ellos.

-Hola, ¿les gustaría algo en especial? -les dijo tal cómo el protocolo marcaba.

-Estamos bien, gracias -respondió Zee con una mueca que intentó ser una sonrisa amable.

-Si me necesitan estaré cerca y por cierto, la colección nueva seguro se verá muy bien en su esposo -mencionó mirando de reojo a Nunew, que al escucharla quedó paralizado.

-Gracias-repitió sin más regresando su atención a las prendas colgadas que antes examinaban.

Cuando vio que se había marchado le susurró:

-Lo lamento -pronunció refiriéndose a la confusión.

-No te preocupes por eso, es normal que crean que somos pareja si nos ven juntos - respondió sin darle mayor importancia al asunto.

Aunque para Nunew no fue igual de sencillo. En su cabeza no terminaba por caber el concepto de ellos dos siéndolo. Pruk era un alfa exitoso y con un omega maravilloso. Nunew no era más que un don nadie.

Sin prestar atención tomó los pantalones y playeras que Zee le aconsejó. El alfa pagó y después entraron a una cafetería.

Al parecer, lo había pillado mirando con deseo los helados de aquel sitio.

Ausente lamía la bola de nieve sabor queso con frambuesa, con Zee sentado frente a él mirándolo con curiosidad, él había pedido un café, aunque habría preferido helado de chocolate.

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