🥀 Capitulo 11.




—Zee, en este momento, un bebé tuyo se está formando en mi vientre... Es un milagro -expulsó lo último con voz rota.

La noticia al alfa le dejó incrédulo. Durante mucho tiempo ambos habían intentado de todo para tener un hijo, y justo ahora que se habían rendido -que juntos decidieron acudir a la gestación subrogada , aquello parecía absurdo, incluso, hasta podría considerarse una broma de mal gusto.

Pero la felicidad del omega que le transmitía a través del vínculo que compartían, no podía ser una farsa; el sentimiento era tan fuerte que comenzó a asimilar la nueva información como posible.

Tendrían un bebé. Saint y él serían padres.

-Tu cuerpo-mencionó al inspeccionarlo una segunda vez con mayor atención -. Te ves muy débil, ¿qué fue lo que dijo el médico? -Antes de aceptarlo debía asegurarse que estaría bien, que Suppapong no tendría complicaciones.

La expresión adversa se transformó de un instante a otro, una sombra tiñó de oscuridad las facciones que antes habían estado repletas de luz.

-Resistiré, quizá sea duro, pero mi determinación es más fuerte-aseguró completamente convencido de que podía lograrlo.

Pruk pudo descifrarlo con facilidad.

-No te arriesgaré-replicó comprendiendo la verdad tras aquella noticia que aparentaba ser una bendición-, los médicos antes nos dijeron que tu cuerpo no lo soportaría, que el riesgo era demasiado alto...

-Lo tendré, Zee, incluso si tengo que dar mi vida por él -interrumpió molesto.

Esperaba una reacción diferente de su esposo, tampoco es que lo haya imaginado gritando de emoción, pero por lo menos, una respuesta más positiva. El sueño que creyeron imposible, ahora estaba a su alcance, solo era cuestión de esforzarse, de subir la apuesta y lanzarse de lleno a su suerte. Que al menos para Saint, estaba de su lado.

-¿Te has vuelto loco? ¿Te estás escuchando siquiera? -reclamó sujetándolo con fuerza -. ¿Cómo puedes decir aquello?

Para Pruk no era un acto de valentía. Por más que le retara con la mirada como asegurándole lo contrario. Era suicida.

-No me subestimes-contestó con un gesto feroz que suavizó al cerrar los ojos para calmarse, reguló su respiración y agregó -: No subestimes nuestro destino, ¿no lo puedes ver? Es una señal, nacimos para estar juntos.

Ante tales palabras el alfa quedó desarmado.

-Podemos hacerlo -insistió al ver que no parecía reaccionar- Zee, te amo...

Negó con la cabeza un par de veces.

-El amor no es suficiente-pronunció mirando en dirección a sus manos unidas -, el amor no te salvará si tu cuerpo no lo soporta, el amor no evitará que te pierda si decido apoyarte-confesó sintiendo como su vista se nublaba.

No quería que tomara aquel riesgo por él, que evidentemente no lo merecía.

-Hey-llamó su atención al percatarse de la primera lágrima que rodó por su mejilla, limpiándola con el dorso de su mano, lo tomó después por la barbilla para obligarlo a enfrentarlo. Será suficiente, porque este pequeño, es el más deseado y amado que podríamos imaginar, y no importa lo que tenga que enfrentar, lo haré porque así lo deseo, porque quiero darte un hijo, porque te amo. Ni los médicos, ni mi madre, ni tú, impedirán que siga el camino que ya elegí.

[...]

Los minutos pasaban y Zee seguía con Saint. Le preocupaba el estado del omega, le angustiaba no poder hacer más que esperar, mientras el tiempo transcurría y el miedo se arraigaba a todo su ser.

No podía evitar pensar que era su culpa, que aquel beso lastimó a Suppapong, y no saber nada durante tanto tiempo, no hacía más que atormentarlo, porque empezaba a sospechar que se trataba de algo grave.

Por ello cuando el alfa apareció en su campo de visión, saltó del asiento a su encuentro.

-¿Qué sucedió? -cuestionó afligido, su voz delatando su estado-, ¿cómo está?

Solo recibió una fugaz mirada como respuesta, Zee lo tomó por los brazos y le incitó a que retrocediera.

-Te acompañaré a la salida, un automóvil ya está esperando por ti, te llevará a casa informó guiándolo por el pasillo.

Confundido, Nunew paró en seco, negándose a irse de allí sin saber algo de Suppapong.

-¿Cómo está? -exigió modulando su tono para que no saliera demasiado alto.

-Debes estar cansado, lo mejor es que comas algo y después intentes dormir -dijo ignorando su insistencia.

Sin embargo, no se rendiría, no después de lo que habían hecho. Si algo malo le había sucedido, debía enterarse.

-No me iré hasta verlo-contestó optando por tomar la iniciativa.

Se desprendió de su agarre y regresó sobre sus pasos.

-No es algo que te incumba-soltó impidiendo que continuara avanzando- tienes que irte.

Chawarin apretó los puños, sintiéndose peor de lo que ya lo hacía.

Era obvio que nada relacionado con Suppapong y Pruk le concernía, que no era más que un medio por el cuál ellos obtendrían lo que deseaban. Que era su error atribuirse derechos que nunca debió aspirar en primer lugar.

-Lo sé, pero no me iré hasta comprobar que está bien-pronunció con tristeza, sin más anhelo que hacer lo mencionado.

Al ver que hablaba en serio, Zee suspiró y asintió.

-Está bien, te diré qué es lo que está pasando-rindiéndose le indicó con un gesto que lo siguiera, porque hablar en medio del pasillo no parecía la mejor opción.

El omega lo siguió, apretando su vientre con cuidado de no hacerse daño, aunque empleando más fuerza de la acostumbrada, todo por un presentimiento que le estaba helando la sangre.

Entre los edificios había un espacio amplio, con varias jardineras de concreto repartidas por el sitio, en una de ellas se refugiaron, bajo la sombra generosa de un árbol.

El viento que soplaba era frío.

-No puedo darte todos los detalles, pero básicamente, Saint está esperando un bebé - explicó con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, tan incómodo ante la situación extraña en la que se había metido.

Nunew sonrió nervioso, pensando que había escuchado mal o que estaba jugando con él.

Porque si ellos tendrían un bebé, ¿entonces él qué estaba haciendo ahí? Su existencia, su presencia en aquel hogar, aquel bebé de tres meses, todo, no tenía sentido, al menos, lo estaba perdiendo si Zee decía la verdad.

-¿Tendrán un...? -Ni siquiera fue capaz de formular bien la pregunta, una sensación desagradable reptó por su garganta y le impidió terminar de hablar.

Pruk se mantuvo inexpresivo, haciéndole difícil sobrellevar aquella noticia.

-Ha sido un día largo, pasaron muchas cosas y después hablaremos, te lo prometo -dijo dando por finalizada aquella conversación.

Pero estaban lejos de terminar.

-¿Cómo es posible? Saint dijo que no podía y por eso, por eso es que yo... ¡¿Por qué estoy aquí entonces?! -Le fue inútil controlarse, sus sentimientos se desbordaron y necesitaba que le diera una buena razón para no alejarse de él, y así no volver jamás.

-No lo sé, también creí, creímos -se corrigió, consciente que a ambos les había tomado por sorpresa-, no lo sabemos, Nunew, pero tú no debes preocuparte-dijo en un intento de tranquilizarlo.

El menor resopló enfadado, sintiéndose estúpido, un estorbo. Al menos antes creía que era el único que podía darles lo que quizá nunca podían tener por su propia cuenta, y ahora, todo se había desmoronado. No era más que un fastidio.

-Felicidades- pronunció con amargura.

Porque aquello era la muestra que debía mantenerse al margen, que aquel sueño no le pertenecía, que Zee jamás podría estar a su lado.

Saint era su pareja, tenían un vínculo, un hogar, y muy pronto, también tendrían un bebé. Formarían una hermosa familia.

Y el pequeño en su vientre y él, salían sobrando en aquella perfecta ecuación. -Nunew, hablaremos después -repitió al percibir cómo la actitud del omega cambiaba.

-No tenemos nada de qué hablar - contestó en medio de una sonrisa forzada -, tenías razón desde el principio. No es de mi incumbencia, y lo que decidan a partir de este momento, yo lo aceptaré sin protestas- concluyó rodeándolo para salir de allí.

Conocía el camino, no era necesario que lo escoltara, con que hiciera una llamada para que lo esperaran, sería más que suficiente. No tenía nada más que hacer ahí.



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