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Capítulo narrado por Samantha.

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[23 de abril de 2017]

—Iré a buscar algo de comida —dije mientras me alejaba de Derek en dirección a la cocina. Él había llegado a la casa inesperadamente y estaba en mi habitación buscando alguna película que podíamos ver.

—Vale. ¡Trae chocolate!

Reí por su pedido y me aseguré de volver con todo el chocolate que podría comer.

Cuando volví, pasamos un rato viendo películas y riendo. Por un momento, quería detener esa escena y vivir en ella por el resto de mi vida. Estar así con Derek se sentía como en los sueños que tenía con él, siendo la única diferencia que en mis sueños éramos una pareja muy feliz y no había problemas.

Comenzamos a hablar, mientras la película que estaba puesta quedó como un ruido distante en el fondo. Todo estaba perfecto, hasta que Derek mencionó a Darcy.

Sus ojos brillaban y su sonrisa era inmensa, todo lo opuesto a la cara que imagino que tenía yo. No sé cómo fue que no notó como mi sonrisa desvaneció de repente y mis ojos se llenaron de tristeza.

—Creo que la amo —dijo de repente y suspiró, como si hubiera estado conteniendo la respiración hasta ese momento en que se admitió eso a sí mismo.

A pesar de que en el fondo yo sabía que la amaba, me dolió. Y mucho.

Por un momento, me llené de una ira incontrolable. Luego me daría cuenta que esta me dejó cegada y me hizo actuar por impulso. Comencé a decirle que no la amaba, que solo era una ilusión, que ella no era buena para él... 

Todo lo que salía de mi boca eran puras estupideces de las que me arrepentiría de haber dicho, de eso estaba segura. Sin embargo, esas palabras eran mi última forma de lograr hacer que Derek se olvidara de ella. No podía detenerlas.

Derek me miró frunciendo el ceño, probablemente preguntándose qué había pasado para que yo actuara de ese modo ahora.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué actúas así? —preguntó claramente perdido y extremadamente confundido.

«Dios mío, ¿acaso se puede estar tan ciego?»

La inmensa confusión que vi en sus ojos me hizo estallar en llanto.

«¿Cómo podía ser tan ciego? ¿Cómo es que no veía lo loca que me tenía? ¿Cómo es que no se daba cuenta de mi eterno amor por él?»

—Porque te amo como más que un amigo —admití entre sollozos—. Porque estoy enamorada de ti y lo he estado desde hace mucho tiempo. —Y con eso, sus ojos se abrieron como platos y mi corazón quedó completa y explícitamente en sus manos.

Luego de mi confesión, un silencio nos envolvió durante unos minutos que parecieron transcurrir como si fueran horas. El silencio era incómodo y me llenaba de angustia. Estaba esperando que hiciera o dijera algo, lo que fuera. Cualquier cosa debía ser mejor que ese silencio tan desagradable.

Me sentía expuesta y vulnerable luego de mi confesión. Logré obtener el control sobre mi cuerpo y detuve las lágrimas después de limpiar las que habían caído por mis mejillas.

Derek me miraba con sorpresa, mientras que yo solo miraba avergonzada a todos lados menos a él.

—¿Por qué no me dijiste nada? —dijo Derek.

Al escucharlo, volteé mi rostro para ver sus ojos y casi estallé en llanto nuevamente al verlos. Su mirada era dolida. Supe que eso se debía a que no sentía lo mismo que yo. Sabía que estaba a punto de rechazarme y que rompería mi corazón por milésima vez en el proceso.

Pero no podría soportar que lo hiciera nuevamente. ¿Cuántas veces me destruiría sin hacer que me derrumbara por completo? Así que exploté.

—¡No habría cambiado nada! Tú claramente no sientes lo mismo que yo —grité enfadada y señalándolo, a pesar de que en el fondo sabía que no era su culpa y que yo simplemente debía aceptar la realidad. No obstante, una parte de mí aún tenía la esperanza de que me contradiría, que quizás mi confesión le abriría los ojos y se daría cuenta de que en realidad me amaba a mí como más que una amiga.

Luego de un rato mirándome, Derek suspiró con pesar y bajó la cabeza. Levanté mis cejas, esperando lo que fuera a decir.

—Tienes razón. —Por un momento, titubeó, debatiendo en su mente si debía continuar hablando. Asumo que lo hizo por mi bien, pues a pesar de todo, yo sabía que le importaba mucho. Elevó su rostro para mirarme directamente a los ojos y, al conectar nuestras miradas, noté el dolor que sintió al decir lo siguiente—: Te amo, pero solo como a una amiga y una hermana.

A pesar de que sabía que eso estaba por venir, no pude evitar sentir una inmensa y gran presión en mi pecho.

«¿Así es como se siente un corazón roto?»

Todas mis esperanzas fueron pisoteadas porque ahora lo había escuchado de él mismo, saliendo de sus propios labios.

Cerré los ojos con fuerza, intentando no dejar que las lágrimas cayeran por mis mejillas otra vez.

—Vete —murmuré.

—Pero...

Derek intentó acercarse a mí, pero tomé un paso hacia atrás.

—¡Vete de mi habitación! ¡No quiero hablar contigo! ¡No quiero volver a verte jamás! —grité, mirándolo con furia. Luego, me crucé de brazos y desvié mi vista hacia una esquina de mi habitación, pues si volvía a mirarlo, probablemente le pediría que no me dejara. Intenté aguantar las lágrimas hasta que estuviera sola, pero una se logró escapar sin que pudiera evitarlo.

Sabía que me estaba dejando llevar por la ira. Pero ahora mismo, sólo quería sanar y olvidarme de él y lo rota que me sentía.

Tomé respiraciones hondas e intenté calmarme.

—Si eso es lo que quieres... —respondió Derek luego de un rato. Después, escuché como la puerta de la habitación se abría y, posteriormente, se cerraba.

Dejé escapar un suspiro tembloroso y las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos lentamente. Ya era la segunda vez que lo alejaba de mí.

—No, Derek, eso no es lo que quiero —susurré, sabiendo que él ya no podía escucharme.

En realidad, quería amarlo, tenerlo y abrazarlo. Quería que él me amara a mí y me tomara en sus brazos como si nunca quisiera dejarme ir. Quería ser suya y que él fuera mío. Quería que fuéramos felices en un mundo creado por nuestro amor.

Sin embargo, lo alejé y lo dejé irse.

Y ahora no sé si hice lo correcto o si acabo de cometer el error más grande de mi vida.

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