41. Bosque traicionero

Mis latidos y mi respiración golpearon mi alocado pecho y aunque aún no entendía porque mi cuerpo se movía, seguí corriendo entre los frondosos y verdes pinos que habían empezado a saludarme desde hacía menos de treinta minutos. 

¿Por qué corría? ¿Por qué no me detenía? ¡Esta era mi oportunidad para dejarlo a la deriva! La perfecta ocasión para terminar con todo esto... el sufrimiento y la tristeza. Llevar una vida normal y plena. ¿Por qué me sentía tan desesperada? ¿Por qué quería que él lo supiera?

Seguí corriendo incluso aunque las ramas juguetonas del sucio y traicionero suelo se asomaran para atormentarme. En mi pecho, había algo que me hacía sentir culpable. Ese algo que me hacía querer llorar. Pedir perdón. Abrazarlo para decirle lo mucho que lo sentía. 

¿¡Es que estaba loca!? ¿Quién diría que leer una carta ocasionaría tanto problema?

* * * 

—Todo está bien, hija. Al fin y al cabo, recuerda que a partir de mañana, Liam va a desaparecer de nuestras vidas.

¿Desaparecer? Dejé de hablar, justamente pensando en lo último que había dicho mi madre. Era cierto que lo mejor era olvidar. Borrarlo de mi mente. Pretender que nada había pasado. Negarlo en mi pasado para renovar un futuro. 

 ¿Un futuro? ¿Cuál sería mi propósito para el futuro?

Bajé la cabeza mientras pensaba la respuesta en mi mente. Mi madre se quedó mirándome, expectante de lo que hacía. ¿Pensaba que realmente lo amaba? ¡Qué idea más tonta! Nunca podría amar a este Liam. Este Liam era muy diferente a ese Liam… ese que realmente me había enloquecido con su sonrisa y verdes ojos.

—Caroline… —Mi madre habló de repente, esta vez algo más tensa y reservada—. Hay algo más que tengo que mostrarte antes de relegar su imagen, no sé si tenga que ver con esto, pero es algo delicado que se ha pasado de generación en generación. Esto por petición de tu difunta tátara abuela.

—¿Un testamento?

—Si —soltó en un hilo de voz apagado—. Aún no comprendo la esencia de su carta, pero puede ser que Evangeline Northon solo quería que nosotras, sus descendientes, conociéramos su historia para que no muriera trágicamente en el recuerdo.

Me quedé con los ojos abiertos, justo al repetir las palabras en mi mente. ¿Evangeline era mi tátara abuela? Tragué saliva y aún sorprendida de este gran descubrimiento, miré fijamente a mi madre… buscando una sonrisa de broma en su rostro o algo que me dijese que nada de esto estaba realmente pasando. Que estaba soñando.

—No, no puede ser.

—¿Caroline?

—Evangeline no puede ser mi… —me tapé los labios, pegando los hechos con lo que me había pasado.

¿Sería posible que Liam se las hubiera empañado para comprarnos a todas nosotras?

—Madre, solo es una suposición pero, mi abuela —traté de no sonar alterada, pero mis manos temblaban—. ¿¡Quién la compró a ella en la subasta!?

Esta vez mi madre bajó la mirada, arrugando un poco la carta amarilla que entre sus manos se postraba 

—Ella nunca pudo decírmelo —Su voz sonó rasposa, dolida—. Antes de que yo naciera, a ella le arrancaron la lengua.

Tuve un escalofrío al recordar las amenazas que Liam soltaba, de tanto en tanto, para que no cometiese una tontería. ¿Mi abuela se había topado con ese tipo también?   

—Hija, escúchame bien —sentí unas manos tomarme de ambas mejillas, acariciándome gentilmente para calmarme—. No sé en lo que estés pensando, pero olvídalo. Cuando leas esta carta, arrastra con tu voz el dolor y mira hacia adelante. Si el aborrecimiento permanece, él oscurecerá tu corazón.

Miré fijamente los ojos oscuros de mi madre, esos que estaban en lo correcto. Era obvio que lo odiaba, que no quería perdonarlo. Mi alma gritaba por venganza pero dentro de mí, en lo más profundo de mi alma, había algo más… algo que anhelaba saber la verdad. Las dos caras de la moneda. Las razones del porque hacia cosas buenas que parecían malas y cosas horribles que ensombrecían aún más su mirada. Esa del color del fuego, la que me había taladrado el cerebro cuando me había salvado en la casa de Leonard.

¿Por qué me había emancipado si tanto me aborrecía? ¿Por qué me había dado su sangre cuando siempre era él el que quería verme ensangrentada? Sus acciones no tenían pies ni cabeza. Era como si hiciese cosas que no quisiera. Como si torturara solo por despecho y no por placer.

Evangeline realmente lo había cambiado...

Fijé mis ojos grises en aquel papiro maltratado por los años. ¿Estaría bien leerla? ¿Vendría aquí una excusa? ¿Su amnistía?

—Yo… ¿puedo leerla en privado?

—Claro querida —soltó mi madre en silencio mientras dejaba la carta justo sobre mis piernas, antes de levantarse de la mesa y con cierta curiosidad, dejarme sola en el comedor.

Sabía más que nadie que mi madre quería entenderlo también, pero esto que yo sabía no podía decírselo a ella. Tal vez, solo tal vez, dentro de esta carta, mi tátara abuela reflejaba una actitud arrepentida. ¿Estaba realmente bien si la abría? Giré el sobre para buscar la entrada más algo escrito en ella me obligó a detenerme.

“No sé en qué mano termine esta carta, pero por favor, pase el mensaje.”

Mi corazón dio un latido y luego otro y otro más. Mis manos me temblaron a la hora en que el papel antiguo se desdoblaba frente a mis ojos. ¿Realmente sería esta Evangeline, la Evangeline que yo había soñado? 

“Sé que tal vez me odias, sé que tal vez no quieres verme.” Empecé a leer ahora segura de que si era Evangeline. Liam realmente la odiaba y, por lo que había visto en esos sueños, aquel vampiro destrozado por el amor no correspondido, se había roto en mil pedazos en esa noche.

“Sé que tal vez me olvidaste y sé muy bien que creaste una familia que no me incluyó” Me reí con amargura al leer aquello. ¿Olvidarla? Liam no había hecho eso.

“Tal vez no te importe, pero para cuando leas esto yo ya estaré muy muerta bajo la tierra. Incluso aunque me abandonaste y me dejaste en ese castillo sola, te amé toda mi vida y nunca te olvidé. Me violaron esa noche y termine preñada de mi primera hija… pero eso no importa ahora, ¿o sí?” Mis ojos se salieron de sus orbitas al leer aquello. ¿Preñada? ¿Violación? ¿Abandonarla? ¿Sola?

“¿El tiempo pasó volando, no lo crees? Antes de que esta enfermedad termine con mi cuerpo, tengo algo que confesarte. La noche antes de escapar, tu amigo, el de los ojos verdes, vino a visitarme.” ¿El de los ojos verdes? ¿¡Sería posible!? Volker…

“Sé que nunca debí escucharlo y sé que debí haber escapado. Pero no podía, no podía dejar a mi madre. Sé que no tengo excusa y que te hice mucho daño pero realmente lo siento… lo siento mucho. Espero que hayas encontrado paz y un amor que nunca te haya abandonado…”

La carta cayó al suelo en cámara lenta. Mis ojos no podían creer esto. ¿Evangeline no lo había abandonado? Traté de juntar el rompecabezas en mi mente.

Era más que cierto que Liam había conocido que Demetrio Rummannoff anhelaba casarse con Evangeline, así que él fue con ella a pedirle que se fugaran juntos a un viaje sin retorno. Si Volker había intervenido entonces, ese sería el misterio del por qué Eva se había negado a la felicidad y entonces, al entregarse, la habían violado. Tal vez, solo tal vez, había sido en ese instante que Liam había ido a buscarla de nuevo y se había topado con aquellas imágenes que lo habían envuelto en esa gigantesca cólera y pesadumbre que ahora predominaba en su verdadero yo.

¿Liam realmente la había visto? Traté de recordar el último sueño, siendo entonces que aquella imagen golpeó mi mente como si fuera una bomba. Él atestiguaba el oírla gemir. Si ponía eso en la mesa y comparaba las dos historias, ¿quién decía mentiras…? ¿Evangeline o Liam?  

* * *

No podía creer que estaba corriendo a ese castillo de nuevo. No pensé que regresaría por mera voluntad. Si la Caroline que había visto a su madre casi morir junto a sus manos me escuchaba, seguramente me maldeciría para siempre.

Mi madre incluso pareció molesta cuando me paré de la silla con fuerza y, tomando una mochila que estaba cerca a la puerta, metía varias cosas que ahora me acompañaban en la espalda.

Fue difícil separarnos de nuevo, pero no pude más que empezar a correr. Sabía que nadie vería esto como algo normal. Volver a ese lugar era de locos, pero qué más daba… tenía que hacerlo.

Evangeline había deseado que el mensaje se pasara y eso iba a hacer. Iba a descubrir quien decía mentiras y quien decía la verdad. Aunque me costara la vida, se lo diría a Liam Dagon. Le entregaría la carta que Eva había hecho para él en su lecho de muerte y me iría de ahí para siempre. Solo así podría olvidarle. Esos sueños me atormentarían de nuevo si seguía mi vida como si nada.

Así que con un troté rápido y mi mirada al frente, seguí avanzando.

El bosque parecía recibirme con mucha ansia, ya que estaba más verde que de costumbre. Sabía que eran solo ideas mías y que la nostalgia me invadiría, pero con el transitar del tiempo, se hizo cada vez más pesada. Los golpes, gritos y castigos de Liam llegaron a mí casi por inercia. ¿Estaba preparada mentalmente para volver a verle?

El boscaje y los troncos de vivos colores me recordaron algo que me hicieron piedra de repente. Los sueños se revolvieron con mis memorias y entonces, pude entrelazar aquello que me faltaba. La primera prueba que me había hecho Liam, esa del que se trataba de no moverme del bosque en toda una semana, ¿era para recordarse a sí mismo bajo la lluvia? Tragué saliva con cierta tristeza, mirando el suelo con la intención de encontrar una explicación a todo esto.

¿Él estaba atorado en su pasado? Abrí los ojos con sorpresa, recordando aquel árbol en donde había pasado hambre y tormentas. ¿Sería posible que él…? Corrí con más fuerza hacía el interior de la maleza mojada por el rocío del alba. No quería creerlo, pero había una pequeña posibilidad de que Liam siempre me había arrinconado en lugares en donde él antes disfrutaba la vida. En donde sonreía.

Era imposible, pero tal vez Liam me había abandonado en el lugar en donde Evangeline y él se encontraban en el pasado.  

Mi cuerpo tuvo un escalofrío mientras volvía a correr. Mis lágrimas se salieron de mis ojos sin realmente entender el por qué. Todo esto me dolía bastante. En mi pecho, en mi cabeza.

Mordí mis labios con intención de detener a mi mente que gritaba para que le entendiera, para que le perdonara. ¿Por qué le estaba teniendo lastima ahora? ¡Él no la merecía!  

Su sonrisa y sus ojos verdes del pasado me dieron un flechazo en el corazón, casi anhelando para que realmente lo exonerara de todo lo que me había hecho. ¿Debería realmente de disculparlo?

Me negué al seguir corriendo. No, no lo disculparía. Si Liam nunca me sonreía y nunca me cuidaba, ¿por qué debería de hacerlo yo? Las veces en que Karen había llegado a mi cuarto para decirme que Liam me daba de su sangre cuando me desmayaba o me hacía algún daño me pegaron de repente en el pecho, haciéndome parar de mi carrera contra el acaso.  

Era cierto, ¿por qué Liam me había ayudado esas veces? ¿Se sentía culpable? Miré mis manos pequeñas intentando, inútilmente, que ellas me dieran algún consejo. ¡Cómo extrañaba a Karen! Realmente la necesitaba ahora a mi lado. Ansiaba saber que pensaba ella de todo esto. ¿Estaba bien todo lo que estaba haciendo?

Caminé más lento, con el corazón ahora más tranquilo. Pensando si debería seguir hacia adelante o regresar mis pasos hacia atrás.

Este era el momento decisivo. ¿Qué pasaría si seguía? ¿Me mataría o cambiaría? Temí por mi vida pero lloré por él y su melancolía.  

«Si sigues puedes morir», pensé casi por rutina. «Pero si no sigues, él matará a muchos más.»

Bajé la mirada, segura de que haría eso por despecho y porque quería una venganza que nunca se llegaría a realizar. Esa era la vida que le había tocado. Por eso se había enfurecido tanto esa noche y en muchas otras más.

Me tomé la sien con decisión y pegué entonces una sonrisa al aire. ¡Bien! Esto solo a mí a pasaba.

«Espero que me recuerden por esto». Pensé ya sin hacer nada más que seguir corriendo, ya que si bien evocaba, solo me faltaban dos horas más de camino.

* * *

Con el aire a punto de salirse de mis pulmones pero con la mirada bien fija en mi destino, miré como a lo lejos, un tanto más allá de las montañas, el castillo blanco que yo tanto había soñado, volvía a postrarse frente a mí. Tal vez si apresuraba el paso podría llegar en menos de una hora, pero a por como mi corazón aleteaba y mi terror se asomaba a mi cara, podía asegurar que llegaría en tres o cuatro horas.

Mis piernas me temblaban, porque realmente me parecía incoherente que había regresado al lugar del que yo tanto había anhelado escapar.

¿La Mansión Dagon se sorprendería al verme de nuevo? Bryant estaría molesto cuando me viera…

Respiré con fuerza dando pronto un paso silencioso que, seguido de otro, me hizo mirar al frente. Justo cuando pensaba que mi vereda había estado limpia de encuentros indeseados, me encontré con dos siluetas que platicaban a unos cuantos metros de mí.

Vampiros, eso eran.

—¿Estás seguro de esto? —reconocí la voz de Leonard casi al unísono de escucharle—. Tal vez ya se la comió y ha retomado fuerzas.

—Leonard, ¿tienes miedo?

Mis ojos se desenfocaron al escuchar aquella voz gruesa que pensaba que ya no existía en este mundo.

—Volker, estoy hablando en serio.

—Él no se la comería —gruñó aquel cadete que atrajo mi desvirgación a mi mente y que me hizo temblar tras el árbol que me escondía—, él odia a los seres humanos.

—¡Pero la salvó, Volker! Ella ya estaba bien muerta.

Mi corazón se paró al escuchar aquello. ¿Estaban hablando… de mí?

—No te preocupes, Leo. Me encargaré de matarla en cuanto la vea.

El aire se me fue de la cabeza pues hiperventilé. Mi corazón comenzó a perforar mi cuerpo. Traté de calmarme, pues si seguía así, ellos iban a encontrarme. ¡Iban a matarme!

Me fui hacía atrás, aún teniendo los ojos borrosos al frente. Más todo se terminó cuando sentí una mano taparme los labios y un cuerpo evitando que siguiera retrocediendo. Abrí los ojos imaginándome siendo atravesada por unas uñas filosas o atormentada entre otras violaciones hasta la muerte, pero nada de eso paso.

Mi cuerpo tembló al sentirme que me giraban. Tenía miedo de enfrentarme a esa cicatriz de nuevo. ¡No quería! ¡No estaba lista para verlo!

—No hagas ruido —escuché una voz conocida que me susurraba—. Cierra los ojos.

¿Era… Bryant? Tragué saliva pero accedí en silencio con la cabeza. Bryant entonces me giró y pudimos vernos frente a frente una vez más. Sus ojos seguían siendo verdes como los de mi sueño y esta vez, parecía feliz de verme. Me abrazó sin miramientos y sin decir nada más, sentí que mi cabeza daba vueltas. El aire meció mi cabello con violencia pero cuando al fin pude abrí los ojos y lo sentí todo más normal, ya no estábamos en el bosque.

¿Un lago?

Miré hacia arriba, en donde Bryant recién me soltaba de su abrazo.

—Tenía que hacer eso si quería salvarte —soltó para excusar que me sentía mal y algo, confundida—. Lo siento.

No dije nada sin embargo me aparté de su lado solo un poco. Esto de volver ver a Volker y saber que quería matarme, me estaba dando nauseas.

—¿Si era él, verdad? ¿No… no estaba soñando?

—No.

Me mordí los labios, intentando caminar normalmente hacia el lago. Volker estaba vivo.

—¡Soy una tonta! —Me tomé del cabello con ambas manos—. ¿Cómo es que creí que tal vez el había… muerto?

—Podemos regenerarnos.

—Yo… —mi voz se quebró. Mis lágrimas salieron—. ¿Soy una tonta, no?

—Caroline…

—¡Dios mío! Me van a matar.

—¡Caroline! —Mi hermanastro gritó tan alto que me hizo recordar a su padre.

Tragué saliva mientras me giraba a verlo, envuelta en arrepentimiento. ¡No debía de haber vuelto! 

—No sé por qué volviste, pero me alegra que lo hicieras —agregó ahora más calmado—. Desde que te fuiste, mi padre ha… cambiado.

—¿Cambiado?

Bryant guardó silencio, sin saber como explicarmelo.

—Tal vez suene extraño lo que voy a decirte pero, ¿quisieras ver algo del pasado de Liam Dagon?

—¿Ver?

—Abre la boca… te voy a dar mi sangre para que lo entiendas mejor. 

_________________

¡Hola! Al fin llegamos a este capitulo. ¿Sorprendidos, no? Estoy igual de sorprendida que ustedes. Creo que esta vez les aventé muchas bombas al mismo tiempo, pero es porqué algún día tenía que pasar. ¡Muchas gracias por todos los votos y todas las leídas de los capitulos pasados! No suelo escribir aquí, pero en serio, gracias por todo el apoyo. Por exprimirme tanto y hacer estos capitulos más emocionantes para mí. Los amo. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top