29. Mala madre
La lluvia aún se escuchaba, mi cabello seguía empapándose. Ahí, sobre aquel fuerte pecho, enredada podía encontrarme. Desorientada, adolorida, perpleja y confundida. ¿Por que lloraba? ¿Por qué no me deshacía de aquellos brazos que se afianzaban a mi piel descolorida?
Sintiéndome pequeña y por alguna razón… protegida, mire perdida al cabello vino que calado de agua había venido para salvarme. Sus manos cargándome y su rostro hecho piedra podrían verificar lo que había ocurrido. Había eludido una tercera violación.
Realmente me dolía todo, pero pude entender con sus secos pasos que Liam estaba molesto; tal vez mucho más encrespado que cuando había seguido sus ordenes para callar en todo momento.
No podía entenderle ni un poco, pero a como imaginaba, seguramente me llevaba a otro castigo por mis desaciertos importunos. Temblé al ver lo irremediable, justo al pasar por la puerta de la cocina porque el mantecoso que se las había ingeniado para pasar sin supervisión por el castillo, había saltado conmigo a los jardines traseros.
Mi cuerpo pareció gelatina, ya que tembló como nunca antes lo había hecho. Sentir sus manos heladas tocar mi media fría piel, simplemente me producía un sentimiento de terror.
Sabía que me llevaba de nuevo a aquella cama, probablemente para violarme de nuevo por mi audacia a gritarle en el vergel; pero ya no me importaba nada. Tan solo quería que se acabase todo ya.
Las escaleras que yo ya conocía se escucharon bajo sus pies. Mi alma pego un brinco de miedo cuando mi vista cansada pego contra las de las vampiras que me habían recibido por primera vez en esa mansión, hacía ya unos cuantos meses atrás. Marilyn tenía una cara de espanto, las otras parecían enfurecidas. ¿Tan mal me veía? Cerré los ojos apenada, esperando que de esa manera me desvaneciera frente a todos.
Pero no podía porque mis deseos nunca se cumplían.
Escuche sus pasos detenerse al paso del tiempo. Mi mirada se lanzo hacia el frente. Lo que había supuesto que pasaría, ya estaba frente a mí. La puerta dorada se abrió en un santiamén y su habitación se mostro a nosotros. Liam no dudo ni un segundo y dio el primer paso junto conmigo a aquel cuarto que me traía recuerdos horripilantes.
Hiperventile insegura y ahogue un gritillo que se dejo escuchar. Mi cuerpo se tensó en seguida, mi mirada se lleno de lagrimas. Sentí sus manos dejar de sostenerme y la gravedad me succiono hacia abajo. Mi espalda cayó de un sordo sonido en el mueble, dejándome soltar un grito de dolor al contacto. El aire se salió de mis pulmones y mi cabello mojado tapo mi cara.
Respire de nueva cuenta unos segundos más tarde, solamente para sentir entonces como mi cuerpo vibraba como celular. ¿Qué debía de hacer? ¿Qué debería decir?
—Duérmete —escuche de su golpeada boca
Mis ojos llenos de lágrimas se cruzaron con los suyos a pesar de mi melena enmarañada. Aquellas orbes de llamas no parecían muy felices que digamos, así que no sabía muy bien cómo reaccionar. Estaba liada por lo que me pedía ¿Es que no iba a castigarme hoy?
—¿Vas a desobedecerme?
—Yo…
—¿Te he pedido que respondas acaso?
Baje la cabeza, negando sin hablarle del todo.
—Duérmete
Quise enfrentármele de nuevo… observar aquellos ojos cuando me decían aquello, pero era como si una fuerza invisible me atrajera hacia abajo. Un nudo en mi garganta me impidió responderle y como quería, no pude mirarle. Aunque algo débil y adolorida, hice lo que me pedía.
En movimientos torpes, me acosté casi al borde de su cama. Justo para darle la espalda y llorar en silencio cuanto pasaran las horas y seguramente me dejará sola.
Pero eso nunca pasó.
No supe cómo o cuando, pero sin darme cuenta, la oscuridad me embriago. Aquella noche tuve una pesadilla. Una que me recordaba lo que había pasado en tan solo una semana. La violación de Volker, el castigo de Liam y la explosión del hombre gordo al tratar de hacerme suya.
* * *
Desperté sudando, pegando un gritillo al pensar que iba a reventar como lo había hecho el vampiro en el jardín. En mi sueño, esa era la manera en como Liam me castigaba… dejando mis intestinos fuera de mi cuerpo, mientras me desangraba al verme totalmente abierta.
Mi cuerpo tuvo un escalofrió al recordar la asquerosa escena y entonces, sin poder evitarlo, sentí la poca comida darse paso por mi esófago. Quemando mi garganta, vomite sobre el suelo.
—Ah cierto… estás encinta
Mis ojos se abrieron sorprendidos, recordando justo la razón del porque el acido estaba en mi boca y que no estaba sola. Intente parar de devolver posicionando mi mano frente a mis labios chorreantes de nausea, pero el sonido de mis arcadas invadieron la silenciosa habitación. Mi cuerpo convulsionó dictándome que el regurgitar le era imposible de parar.
No quise mirarlo cuando quite mi mano de mí para continuar de arrojar lo que me faltaba. Me agite varias veces, teniendo miedo que aquello se juntase con la falla que había tenido el día anterior a este.
Deseaba no ser tan espontanea, pero simplemente mi cuerpo no reaccionaba a mis gritos. ¿Por qué vomitaba tanto? ¿Qué es que no podía ver mi estómago que estaba a punto de ser asesinada? Podía sentirlos… aquellos ojos fulminándome de arriba abajo.
No sabía si Liam tenía una mirada seria o estaba disfrutándolo, pero justo cuando termine de devolver, pude escuchar el comienzo de una pluma arrastrarse en el papel.
¿Era su diario? Recordé el castigo que se me había creado al soltar al aire mis sueños. ¿Sería que estaba escribiendo en él? Trague saliva mientras lloraba. Ese diario había traído solo desdichas. Mi desvirgación y a largo plazo, un niño en mi vientre.
Los minutos pasaron y cuanto el punto final apareció en su relato, pude escuchar como la silla donde seguramente yacía sentado, se arrastró haciendo un sonido infernal para mis adentros.
Mi cuerpo instantáneamente se puso rígido al escuchar sus pasos pararse frente a mí. No pude evitar el hiperventilar, recordando las pensiones que debía. ¿Me violaría ya, verdad? Trague saliva, recordando así la primera vez que habían infringido mi cuerpo… la brusquedad de Volker en aquella noche de lluvia.
Automáticamente me hice un ovillo sin pensarlo mucho, esperando el momento inminente en que sus manos aprisionarían de nuevo mis muñecas, para repetir lo que había pasado ya hacía una semana.
Cerré los ojos, sintiendo el pasar del tiempo en la oscuridad.
No entendí que fue lo que paso, pero tras cinco largos y eternos minutos, pude escuchar el sonido de la puerta cerrarse.
—¿Estará buscando privacidad? —Pensé tragando saliva, aún echada en la cama
Mis pensamientos me torturaron lentamente pero al ver pasar el tiempo, abrí mis ojos confundida. Fue tan extraño no encontrarle.
Por un lado me sentí aliviada y feliz, pero por el otro, el miedo a la soledad me estaba consumiendo. No era que me gustase su presencia, pero con Liam no tenía por qué preocuparme de los peligros del mundo exterior.De Leonard, específicamente.
¿Y si entraba por la ventana? ¿Y si venían a por mí de nuevo? La inquietud e inseguridad merodearon a mis pensamientos, seguros que pronto el vidrio se rompería y un nuevo vampiro estaría ahí para deshonrarme aún más de lo que ya estaba.
Deshonor. Mi desvirgación. Un hijo… ¿Qué debería de hacer respecto a aquello? Me toque el estomago, disgustada por el resentimiento que le tenía a la pequeña criatura que esperaba ansiosa para nacer. ¿Por qué tenía que tener a un bebe de alguien que me había quebrado sin mi consentimiento? Independientemente si era de Volker o de Liam, yo los odiaba a ambos.
Llore llena de amargura al verme sola al final. Embarazada. ¿Por qué tenía que estar embarazada ahora? Esto complicaría más las cosas. Odiaba todo lo que me estaba sucediendo. ¿Qué le había hecho yo al mundo para merecer semejante cosa? Me tape el rostro con ambas manos, teniendo aún el sabor del vomito impregnado en mi lengua.
* * *
Tocaron a la puerta y sin esperar mi voz alzarse, Bryant entro con el desayuno en una bandeja de plata. No pude ver muy bien qué es lo que tenía para que yo comiera porque mis ojos se llenaron de lágrimas al verlo. Mi hermano, quien parecía entenderme, no sonrió al verme y tampoco me pregunto sobre si me sentía bien. Tan solo se sentó a mi lado, empezando a preparar la comida que pronto ingeriría.
En mi garganta se formo un nudillo, uno que hizo aventarme hacia el y abrazarlo por la espalda cuando estaba a punto de servirme la comida.
—Lo siento pero no puedo evitarlo —No espere respuesta, tan solo hundí mi cabeza en quien parecía ser el único a quien le importaba
—Caroline —Bryant alzó la voz—. No puedo servirte
—¿Por qué me tiene que pasar esto a mí Bryant? —Llore sin importarme los alimentos enfriarse —¿Por qué tenían que violarme? ¿Por qué tengo que estar embarazada de él?
—Caroline…
Mi hermanastro dejo de hablar de repente. Mis lágrimas no pararon pero mi cabeza se despego de su espalda ancha cuando pude escuchar el asegurar de la puerta a unos cuantos centímetros de nosotros.
—Bryant —La voz del pelirrojo hizo tragarme el llanto
—Mi señor
—Largo
—Si señor
Aunque me aferre a su cintura para evitar que me dejase sola e incomprendida, sentí como mis manos se resbalaron lentamente de Bryant, cayendo entonces sin fuerza en mis costados. El silencio que hubo en la habitación fue interrumpido hasta que mi hermano dejo cerrar la puerta tras de sí. No pude evitar reprimir una mueca de necesidad ante su partida… realmente deseaba un abrazo de alguien que me apreciara.
Pero que podía hacer yo… yo era tan solo una humana que no tenía ni voz ni voto. Respire con fuerza para intentar no seguir embarrando mi rostro de lágrimas. Frente a él, yo no debía de llorar.
—Come
Mire hacia el frente, llena de sorpresa. Su rostro, como siempre, no tenía una sonrisa pero era claro que me miraba con un seño fruncido en la frente.
—No debería… yo —Baje la cabeza, intentando no romper en llanto
—Deja de contradecirme y haz lo que te digo
Mis ojos volvieron a mirarle al escuchar su bramido. No me había dado cuenta que el yacía al borde de la cama, lanzando aquellos ojos de fuego a mi persona para encontrar debilidades en mis mal pensadas reacciones.
—Yo…
—¿Sigues hablando?
Aguante mi respiración, posicionando ahora mi mirada en la sopa de pollo que había traído Bryant para que comiera. ¿Debería de hacerle caso? Mis manos temblorosas fueron las primeras en darse paso. Mis dedos, que algo atrofiados, tomaron la cuchara, simplemente la hundieron en el caldo.
El primer bocado, que aunque difícil, me supo a gloria. Lo siguiente fue indescriptible. Comer nunca me había sabido tan bien. Mi estomago parecía dar brincos de alegría. Mi garganta estaba alegre de no tener ese maltrecho sabor. Me entretuve alimentándome que no recordé que Liam estaba ahí, aún parado frente a mi.
—Toma esto —Alzo su voz gruesa una vez más, mientras dejaba una pastilla a un lado mío
Mi mirada yacio distraída con la píldora oscura que estaba frente a la bandeja de plata que no pude darme cuenta cuando este se dio paso a su escritorio.
Deje la cuchara dentro de plato, tomando entonces la píldora frente a mí. ¿Para qué era aquello?
—Matará al crio que tienes dentro —Termino por hablar, creo que al observar la pregunta plasmada en mi rostro
Esta vez no pude reprimirme. Mis ojos, abiertos como platos, le miraron con pánico. Ahí, ya sentado en su mesita, yacía un tranquilo vampiro.
—¿Qué? —Chille sin importarme el respeto que debía tenerle— ¿Q-Quieres que aborte? ¡Podría ser hijo tuyo!
—¿Quieres averiguarlo? No me molestaría atormentar a un bastardo más —Sonó calmado mientras dejaba de escribir para mirarme—, pero podría ser también el último descendiente de los Green
Mi corazón dio un fuerte latido, uno que me dolió tan solo un poco en ese entonces. Mi rostro, que antes parecía enfurecido y adolorido, ahora yacía neutro.
—¿Último?
—Por más faldero que fuera Volker, el nunca se detuvo a tener un sucesor.
¿El aún no había tenido… herederos? No pude escuchar los pasos de Liam acercarse, pero cuando salí de mi trance, sus ojos estaban a centímetros de mí. Había tomado entre sus dedos la pastilla y la mostraba frente a mis ojos grises.
—¿Quieres esperar a tenerlo o deseas destruirle de una buena vez?
—Yo…
—La oferta está por irse —Canturreo
No pude entenderme, pero cuando observe aquella tableta empezar a alejarse, mis manos tomaron vida propia. Arrebatándosela, la arrope en mi pecho, como si fuera mi más grande tesoro.
—Bien —Liam sonrió como siempre—. Tómatela
Trague saliva al verle alejarse para ir de nuevo a su escritorio. La pastilla algo sudorosa por mis manos nerviosas, se despegó un poco de mi cuerpo. Abrí mis dedos, observando de nuevo aquella herramienta que haría mis penas menos pesadas. ¿Sería lo correcto? Respire con fuerza, recordando a Volker, sus bruscas embestidas y su semen vertiéndose en mi interior.
Mi boca dejo de hacerse la difícil y llena de culpa, hice algo de lo que tal vez, podría arrepentirme el día de mañana.
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