21. Asalto

El sonido del ventilador sobre mí me hizo despertar del sueño en donde la mujer de blanco era protagonista. Parpadee algunas veces, dando quejidos de buenos días. Mis manos, que algo inquietas, trataron de moverse. Algo duro y fuerte las retuvo casi al instante, inmovilizándome al acto.  Mi mueca soñolienta pudo apreciarse, pues aún estaba más dormida que despierta.

Pretendí hacerlo de nuevo, pero se me dificulto el paso una vez más. Un escalofrió me recorrió entonces de pies a cabeza. Parpadee ahora más enfocada.

Probé de nuevo, pegando esta vez un quejido de dolor. Por alguna razón, esa última sacudida me había dolido. Trague saliva algo nerviosa y, mirando mis piernas y manos, pude divisar que yacía encadenada por cerdas de fierro fino que se encajaban, cada vez que me movía, en mi adolorida piel.

Deje de moverme en seguida, suspirando amargamente de nuevo mi prisión. ¿Por qué Liam se empecinaba tanto en amarrarme? Más ahora de esta manera, que yo siquiera podía moverme. ¿Se había olvidado de cómo me había maltrato en la fiesta? ¡Mis pies estaban desechos! ¿Para qué ligarme a una cadena si yo ni podía escapar? 

Me queje en voz baja y, tratando de enfocar mi mirada borrosa, tan solo pestañe un par de veces más.

Me mostré desubicada y confundida, justamente porque al enfocar mi mirada cansada, lo que veía no era necesariamente rojo. Las paredes, que aunque algo viejas y sucias, tenían un color como blanco opaco, que hacía ver a la habitación más desaseada de lo que ya estaba.

—¿Dónde estoy? —Mi voz sonó rasposa y grave— Este no es su cuarto

                                 ¿Me había cambiado de estancia?

Trate de pensar entonces, justamente el porqué de esta nueva y extraña forma de torturarme. Es decir, no me había portado mal, tan solo había seguido sus indicaciones a pie de letra, como él quería. ¿Qué había hecho para merecer ahora esto? Era tan extraño y tan sádico…

Se hizo un silencio al final de mis pensamientos y fue entonces cuando mi estomago rugió a consecuencia de mi falta de alimentación. ¡Cierto! Mi estado de salud no estaba bien, eso ya lo podía ver. Me había cortado en manos y piernas y varios hilos de sangre ya habían caído para manchar la sábana blanca que me cubría.

¿Esto era lo que quería? ¿Qué me desangrará viva o que le suplicará por piedad? Respire profundamente, agudizando mi vista por el odio. Ni aunque estuviera a punto de morirme lo haría. Ya bastante tenía con el accidente de mi madre ¿Quería ahora humillarme aún más? ¡No Señor! Yo tan solo iba a seguir su plan para que no tocará ni una sola vez más a mi progenitora, pero no por eso me iba a dejar sucumbir ante sus locas ideas.

Guarde el dolor en mi boca y, con la frente en alto, tan solo espere a que algo pasará. Cualquier cosa. Ya que, seguramente, a él se le iba a olvidar mi presencia acá y mi hermanastro o alguna de sus arpías iban a venir a ayudarme. Sí, seguramente Bryant se daría cuenta de mi falta. El siempre acudía a mi cuando más le necesitaba.

Sonreí levemente, alegre de que tenía a alguien en donde apoyarme y no yacía varada sola en ese destino tan sucio que no le veía fin.

—Ven Bryant —susurre esperando que me oyese—. Por favor…

Cerré los ojos con cierta fuerza, rezando en mis adentros para que mis plegarías se cumplieran. ¡¿Era tonto o no?! Pedirle aún a Dios que viniera a mi para auxiliarme. Pues si bien yo ya había perdido la esperanza de vida, aún creía que ese ser existía, mirándonos a todos desde arriba, con su rostro ciego o tal vez atado de manos como lo hacía yo en esos instantes.

—¿Por qué nos tiene que pasar esto? —Comencé con la melancolía— ¿Por qué no nací 4 siglos antes? Seguramente estaría a lado de mi persona predestinada, con niños y preparando la cena en este momento

Lance una pequeña sonrisa de añoranza al aire, pensando de nuevo, el cómo sería si los vampiros no nos hubieran esclavizado hace 300 años. ¿Sería como lo había descrito mi abuela? Automóviles por todos lados, chicos caminando por las calles. ¡Qué gran honor hubiera sido vivir en esa época! En esa en donde nunca los vampiros salían… cuando solo los humanos se hacían daño a ellos mismos.

—¡Que demencia! —Suspire— ¿Para qué matar cuando puedes vivir?

¡Seguramente había guerras humanas porque ellos aún no sabían del futuro que se avecinaba!

Abrí mis ojos de nuevo con el porvenir frente a mí. ¿Qué tan extraño hubiera sido en ese entonces que el futuro de la raza humana terminaría de esta manera? Más aún, que los vampiros existían y que, seguramente para mí, pronto me morderían.

Sí, tal vez Liam se estaba preparando y entraría en ese entonces para morderme.

Un temblor me recorrió la espina dorsal, consciente aún de que a pesar de que había pasado cerca de 2 meses con Liam Dagon, este no se me había lanzado encima. ¿Sería un fetiche suyo? ¿El destruir primero el alma de su comida y después devorarla?

Mordí mis dientes unos con otros, aceptando aquella idea con un rostro enojado. Si creía que yo, Caroline Northon, iba a ser dominada, estaba muy equivocado. Nunca perdería mis ganas de vivir, menos ahora que había figurado el por qué de sus acciones. Pelearía de esta manera contra él.

                               Eso haría, tal vez, hasta volverlo loco.

                                                          * * *

El sonido de la puerta crujió a mis costados. Mi cuerpo se relajo, esperando la pelea que pronto se llevaría a cabo. El silencio fue oportuno para hacerme tensar. Respire fuertemente, juntando la valentía necesaria para comenzar la guerra de miradas. Aguante la respiración y entonces lo hice. Gire mi cabeza, para enfrentar aquellos ojos como el fuego, que seguramente me querrían quemar en vivo, pero mi sorpresa fue doblegada por el miedo. No encontré a Liam ni a nadie.

—¿Q-Quien está ahí? —solté políticamente, intentando no faltar al respeto

El abrumador silencio se hizo aún más intenso y mis ojos no pudieron evitar abrirse con fuerza mientras el palpitar de mi corazón hacía de música de fondo ante mi desagradable descubrimiento.

La puerta entreabierta del cuarto mostraba una simple cosa que para mí fue crucial. La alfombra de seda que cubría el suelo de madera era de color oliva. Aquel único pero sencillo objeto hizo que comenzase a hiperventilarme, ya que, en la Mansión Dagon, no había moquetas de ese color.

—Oh por Dios —susurre para mí, mientras veía como una mano pálida se posaba en los bordes de la puerta que, con una lentitud muy marcada, parecía abrirla entre crujidos y el palpitar de mi corazón amenazando con explotar— ¿Q-Quien es? —Pregunte amablemente— Se que está en la entrada, sería mejor que tomase asiento a mi lado

Creo que quien yacía del otro lado pego un brinco de susto. Escuche como tomaba aire con fuerza y, dejando abrir la puerta por completo, se dejaba ver por primera vez. Mis cejas no pudieron evitar juntarse y mis ojos mostrar una clara mirada de caos por lo que estaba pasando. Ahí, con un rostro bañado en lágrimas y una mirada con una pequeña sonrisa, estaba una de las chicas que había conocido antes de las subastas.

—¿Karen? —pregunte aún sabiendo que era ella

—Lo siento Carol

                                  ¿Por qué estaba ella frente a mí?

—Lo siento, el te quería aquí

—¿De qué hablas?

—El fue por ti

—¿Ir por… mí?

Guarde silencio, sintiendo de pronto un dolor brotar en mi cabeza. Recordándolo todo.

Cuando Liam me había dejado afuera, con la lluvia empapándome de pies a cabeza y llorando amargamente mi suerte, algo de los matorrales había salido para atacarme. Siquiera pude ver que había sido, pues mi instinto había sido el correr. Lamentablemente la lluvia lo había mojado todo y, el césped, que yacía más resbaladizo que el moho del río, me hizo caer. Creo que fue ahí cuando perdí la consciencia.

—¿Quién es él? —pregunte tímida, aceptando la idea de que no estaba en la Mansión Dagon y que claro, había sido secuestrada

—Volker Green —soltó secamente

—¿Q-Qué quiere el de mí?

—No lo sé Carol, solo me ha ordenado a verificar si ya estas despierta

—Prefiero que mientas

—Caroline, creo que sabes mejor que yo, que no puedo hacer eso… además, no quiero que me lastime de nuevo

Me quede callada ante esto, era cierto. Si Karen mentía por mí, el lo iba a saber por su olor a miedo y falsedad. Además, a como estaba el cuerpo de mi amiga, seguramente con un golpe más la mataría. Trague saliva con fuerza, sabiendo que no podía hacer nada para eludir lo que me pasaría más tarde.

—¿Es muy agresivo?

—Tal vez nunca has visto a alguien como él —contesto quien había perdido muchos kilos estos últimos meses—. Seguramente cuando comience, quedarás muy traumada

—No lo creo —Reenumeré las cientas de cosas que me había hecho Liam en mi mente—. Soy fuerte, puedo soportarlo

Karen me miro insegura y, aun con una cara de lastima, trago saliva sin saber que decirme. Probablemente ella pensaba que me lo había pasado del pétalo de rosas con aquel que me había comprado y que, en el exterior, se hacía ver como un distinguido vampiro de la alta sociedad.

—Lo siento Carol, en serio lo siento

—No tienes que disculparte

—Aún así, creo que esto ha sido culpa mía

Aquellas palabras me pegaron desprevenida. ¿De qué hablaba?

—No comprendo

—Me ha preguntado por ti ayer —Guardo silencio un segundo—.  Creo que me sobrepase con mis cumplidos

Sonreí débilmente, aún amarrada a la cama.

—Que tierna eres Karen —solté avergonzada, tratando de pensar en alguna otra cosa que decir para al menos quitarle la carga que se estaba echando por error—. No te preocupes, todo saldrá bien

Mi amiga anoréxica no diga nada, más simplemente me dio la espalda.

—En serio lo siento

La vi partir luego de esto y el silencio entonces se hizo largo pero sofocante. Sabía que en cuestión de segundos, quien estaría frente a esa puerta no iba a ser Karen, sino aquel vampiro de ojos verdes y con físico de militar. Ese que me había asustado en los jardines de Liam y que, por tanto, le había traicionado por robarse su juguete.

                            ¿Qué me haría este nuevo chupasangre?

                          ¿Qué pasaría cuando entrase él al cuarto?

Recordé mi sueño, en aquel en donde Karen era sometida a una tortura muy grafica y sangrienta. Mi estomago se revolvió con tan solo recordarlo y entonces, casi inminentemente, suplante a mi amiga por mi cuerpo. ¿Me harían cicatrices muy profundas? Nerviosa, intente pensar en positivo. Total, no creía que él se atrevería a tocar algo de Liam Dagon… al menos, no creo que fuera tan tonto como el vampiro que el pelirrojo había matado frente a mí. 

Por alguna razón que aún desconocía, Liam era bien visto en la sociedad, así que, yo era algo así como una posesión prohibida. Tal vez el sueño que muchos quisieran tocar. Sonreí, esta vez más confiada, segura que nada me pasaría. Probablemente ese tal Volker Green tan solo le estaba jugando alguna broma a su amigo, a ese pelirrojo que creía tenerlo todo.

Así que relajándome, tan solo espere que el silencio reinara en mi cuerpo. Respire con fuerza, como hacía mucho que no lo hacía. Dejándolo salir todo de mis pulmones. Alistándome, preparando las palabras que usaría.  

—¿Así que quieres mentirme, eh? —Escuche aquello en un susurro— ¿Quién te has creído para hacer eso? ¿Necesito hacerte aprender de nuevo?

—¡No! Por favor, no…

Los gritos se hicieron aún más fuertes, presentí lo peor.

—Valiente que te has puesto y ahora estas qué lloras, menuda cría has salido… debí de haberte roto las piernas ayer

Se escucharon varios golpes y los pasos siendo aún más fuertes que antes. Trague saliva con fuerza, sabiendo de antemano que la voz que había gemido de dolor le pertenecía a nada más y nada menos que Karen.

—¿Qué no te pegue? ¿¡Que no te pegue!? Claro que no te voy a pegar, te voy a hacer algo mucho peor que eso ¡Ven acá!

Escuche otro grito y entonces, sentí como los pasos estaban fuera de la habitación. Trate de aguantar la respiración cuando tocaron a la puerta y la perilla de esta comenzaba a girarse. Mire aterrorizada aquel suceso, mientras podía aclarar que el ambiente se había tensado en tan solo 5 minutos.

                                            Lo demás fue terrible

Mi corazón paro al instante. Aquel vampiro fue el primero en entrar, seguido de Karen arrastrada por el piso. Sus piernas, con algo de sangre, dejaban hilos por el piso y, ella tomándose del pelo, intentaba que el agarre fuera menor.

—¿Disfrutaste la siesta? —soltó de pronto para hacerme mirarlo

Sus ojos se enfocaron en mi cuerpo, baje la mirada.

—N-No se preocupe por mi bienestar —Intente guardar la formalidad intacta, con las reglas bien repasadas en mi mente—.  He de tener que agradecer por dejarme dormitar en esta cama, que es bien sabido, que algo como yo, no lo merece

—¿Escuchaste eso Karen? —Le dejo caer al suelo con fuerza— ¿Por qué no me contestas así a diario? Tú deberías de estar tan entrenada como ella

Apreté mi mandíbula al tanto de su burla. Si bien no lo había visto, ahora podía aclararlo. Era un hijo de puta.

—Disculpa sus modales —comento de pronto—, que además de arrastrada es una mentirosa ¿No decías que estaba dormida?

Karen me miro con pena. Volker le siguió.

—¿Qué? ¿Por qué la miras? —Estrecho su mirada en mi— Ah, ya veo… ¿Así que tu le has metido valor de donde no tiene?

Esta vez dejo de lado a su juguete para ir directamente hacia mí. Mi cuerpo, que aún adolorido se encontraba, simplemente se retorció. ¿Qué iba a hacerme? Su mirada estaba deformada por la locura y además, aquella cicatriz parecía querer devorarme. Trague saliva, intentando fundirme con las sabanas.

—¡Responde cuando te hablan!

—Lo siento —conteste aceptándolo—. Creí que sería correcto no molestarlo

—¿Correcto? —Termino por interrumpirme, echándose encima de mío, tapándome la boca con fuerza— ¿¡Correcto!? ¡Ja! Vaya cría que has salido… creo que Liam ni te ha enseñado bien. Dejemos que sea yo el que te de una buena lección de lo que es correcto o no

Mis ojos se abrieron al escuchar aquello, negando con la cabeza a la idea que se le había venido. Volker rio ante aquello y, mirándome de pies a cabeza, entonces su sonrisa se ancho.

—¿Liam no te ha tocado?

Mi cuerpo tembló ante su pregunta ¿No se atrevería, o si? Es decir, era el juguete de Liam Dagon, ¿No tenían que, supuestamente, correr despavoridos por el hecho de haberme rozado? ¿Qué estaba pasando?

—¿Esa mirada tuya lo dice todo, sabes? Si crees que cortare mi mano por haberla puesta sobre tu piel, estas muy equivocada —sonrió de lado a lado— ¿Sabes por qué estas acá, en mi habitación?

Llene mi pecho con aire al saber que la cama que estaba manchando de sangre,  era la misma en la que aquel vampiro pretendía dormir cada noche.

—¡Deberías de ver tu cara, es todo un poema! —Se burlo a carcajada limpia— Como deseo que Liam llegue ya aquí, para verte desnuda y deshonrada ¿Qué curioso? Perderás tu virginidad de una manera muy violenta solo porque ese idiota de Dagon le ha quitado el puesto a muchos otros en el Consejo

—¿C-Consejo?

—Por si no lo sabías, no solo yo estaré dentro de ti, hay 7 tipos que ansían poseerte ¡Ya quiero que se unan a la fiesta! Aunque claro, yo me llevaré el pastel principal…

Sentí como sus manos comenzaron a romper mi blusa. Grite con ansía y desesperación, moviéndome con furia y desconsuelo. Por ello, mis manos como piernas comenzaron a arder, la sangre comenzaba a brotar. Baile sin importarme nada, sus manos se estaban apropiando de lugares nada adecuados.

Gemí y lloré, mirando borrosa a Karen que yacía parada aún lado de quien le había pegado muchas veces y que ahora, estaba intentando violarme.

—¡NO! —grite— ¡No me toques!  

—¡D-Déjala ya!

Mi amiga se reincorporo ante mi grito, aunque hecha un manejo de nervios por haber alzado la voz más alta de lo debido. El vampiro de ojos verdes paro al acto, dejándome a mí con mi brassier algo desacomodado.

Tanto él como yo la miramos. Yo, con lágrimas en los ojos y Volker, con una mueca desubicado.

—¿Qué has dicho? —Se alejo de mi cuerpo unos centímetros— ¿Has dicho que pare?

 Observe como Karen daba unos pasos hacia atrás, temblando como gelatina.

—¿Qué pare? —Dio unos cuantos pasos hacía ella— Cuando termine contigo, suplicarás nunca haber nacido

Cuantos pasos daba Volker, cuantos pasos retrocedía la anoréxica. Ella tenía las manos al frente, intentando, entre titubeas, remediar lo dicho. Yo tan solo estaba ahí amarrada, con restos de lagrimas en los ojos pero mirando con horror como la pared se intervenía entre el escape de mi amiga y su agresor. Grite intentando evitarlo, pero todo paso muy rápido.

Tan solo mis ojos no lo creyeron. Karen había sido lanzada al suelo, le había arrancado la ropa entre jalones y malas palabras. Y ahí, frente a mí, Volker se había bajado el pantalón. Su miembro salió con poderío y, con una sonrisa fija en mi rostro horrorizado, tan solo se la metió al fondo, sin misericordia o vacilaciones.

Mis ojos realmente no lo creían. Ese vampiro, el que estaba a punto de violarme, estaba ahí… infringiendo el cuerpo casi esquelético de Karen. Penetrándola tan fuerte, que sentía, hasta en carne propia, el dolor que seguramente la lastimada y débil mujer padecía. Y es que no solo su lujuria era ruda, sino igualmente su sonrisa, que parecía ancha, feliz, tanto cínica como satisfactoria.

—¿Te gusta lo que ves… Carol?

No puedo mentir al decir que no tuve un escalofrió. Aquella oscura y lasciva voz que entre embestidas me hablaba, tan solo me hizo sentir un temor indescriptible. 

—¡No te preocupes! Esto es tan solo una cuarta parte de lo que te haré a ti, así que mira con atención y no te pierdas de ningún detalle

Al termino de esto, se encajo aún más en el cuerpo de quien gritaba y se quejaba, pero que al mismo tiempo me veía avergonzada y pidiendo ayuda con la mirada. Yo, que mientras tanto tenía los ojos paralizados, no podía voltear a otro lado para cubrirme. Era como si mi cuerpo se hubiera hecho piedra y todo a mí alrededor jugará en mi contra para observar la agresión que no podía parar.

Mis manos y pies, que para ese entonces no me dolían, simplemente emanaban sangre por doquier. Yo, quien no me había percatado de esto, sencillamente volteaba a ver a mi amiga, que callada y sumisa, se dejaba hacer. Y mientras Volker tan solo le daba por detrás, con furia y una amplia mirada de placer, yo me traumaba por la primera lección de sexo que tenía.  ¿Cómo esa cosa podía entrar en ella? Un escalofrió me recorrió, que justo cuando pensaba en ello, aquel vampiro, que no era para nada delgado, chistaba de molestia a mi parecer.

—¡Maldición! —salió de ella rápido, aún más enojado que antes y dejando a Karen tirada en el suelo, inerte y muda— Maldita cría sin sex appeal

Mire preocupada a quien no se movía sin percatarme que aquel ser se acercaba a mí.

—Creo que no te deberías de preocupar por ella— alzó ya a mi lado

Mis ojos volvieron a la realidad, olvidándome momentáneamente de mi amiga que yacía en el suelo casi sin respirar.  

—¿Te excitaste? —pregunto rápido y haciéndome hacer una mueca instantánea— ¿No? Igual y me vale pito ¿Lista para tu turno?

Mis ojos temblaron al tenerlo aún lado de mí. Ahí estaba Volker, con sus ojos lascivos, sudoroso y su gran miembro apuntando a mi cara.

—¿Por donde debería de empezar?

Dicho esto, no dudo ni cinco minutos más. Tan solo se acerco a mí y se coloco encima mío. Sus manos actuaron con tanta rapidez que no tuve tiempo ni para tensarme, tan solo el jaleo y mi brassier desgarrándose. Eso fue todo.

Mis pechos salieron al aire, que, tanto tímidos pero prominentes, saltaron en su cara para saludarlo. Volker pareció fascinado porque no tardó mucho para besarlos. Sentir aquella boca y esa saliva degustándome, tan solo me hizo gritar desesperada, llorar como si no tuviera un mañana, ya que, ese hombre realmente me estaba tocando, me estaba besando y para colmo, me iba a violar.

—Como me encanta que supliquen, me prende tanto…

Trate de pelear constantemente, pero entre más lo hacía, más daño me hacía. Creo que fue bien pensado esas cerdas de fierro que con cada que me movía, estas se enterraban aún más en mis heridas que no parecían dolerme. ¿Sería porque siquiera les estaba tomando atención? Tan solo escuchaba sus gemidos de deseo y sentía sus manos recorriendo toda mi piel.

                                         ¿Qué debería de hacer?

                                 ¿Gritar? ¿Debería de gritar por él?

Aunque a mi mente no le gustará, mi orgullo se doblego y tan solo solté su nombre al aire con ilusión. Creo que fue entonces cuando sentí un frío y pesado golpe en el rostro que, por la fuerza, me hizo voltear la cabeza hacía aún lado haciéndome daño. Volker me había pegado.

—Vuelves a hablar y te rompo la cara a golpes —Sentenció por último, antes de volver a tocarme con firmeza

Ese golpee me había dolido bastante y, sin poder hacer nada más, tan solo comencé a llorar aún más fuerte que antes. Sus manos me tocaban por todos lados y creo que hasta estaban hurgando por mis bragas desacomodadas de tanta pelea. Yo tan solo me aferraba a la cama, mientras aquel cuerpo grande y musculoso se pegaba a mí y sentí aquella cosa que se apegaba a mi parte más intima.

Ahí fue cuando se decidió a torturarme diciéndome lo que me iba a pasar. Comentando el dolor que sufriría y que seguramente me iba a partir en dos. Grite pidiendo que se detuviera, que no lo hiciera, que no le diría a nadie, pero el tan solo reía y se acomodaba para ensartarme de una sola vez. Sus manos bajaron la ultima prenda que me protegía y entonces pude sentir aquella cosa masturbándose sobre mí.

 

—Vas a experimentar todo a la vez ya que me apetece de todo ¡Tu cuerpo, tu sangre y hasta golpearte! ¡Qué divertido! No la vamos a pasar muy bien juntos

—¡NO! ¡No, por favor, eso no!

Me revolví lo poco que pude, tensando mi cuerpo tanto como podía. Quería cerrar mis piernas, intentar que se alejase de mí, pero el era demasiado fuerte, sus manos me abrían los muslos. Grite desesperada muy, pero muy fuerte.

Fue entonces cuando un beso suyo me cayó desprevenido. Mis ojos se abrieron aún más fuertes que antes y deje de moverme. ¿Esto también? Mi primer beso…

—¿¡Que!? —Dejo de moverse encima de mí también— No me digas que….

Se hizo un silencio pero su burla se lanzo en el aire luego. Le había regalado una nueva forma con la cual torturarme. Creo que por eso mismo dejo el sexo para más tarde, por que tan solo aproximo su rostro al mío. Adivinando sus pensamientos, moví mi cuello a los lados, pretendiendo que no se repitiera. Esta vez, sus manos me tomaron de la barbilla y se fue acercando. Metí mis labios a mi boca, como si así no pudiera besarme. Fue ahí cuando me golpeo fuerte en el estómago y pegue un fuerte grito de dolor. Aprovechando, tan solo me callo con su lengua, que se alojaba dentro de mi boca para devorándome.

Mis ojos estaban abiertos y los suyos también. Yo peleaba, axficiandome porque no me dejaba respirar. El tenía una mirada de satisfacción.

Aquello duro mucho, pero al separarse, un hilo de saliva quedo unido a nuestros labios. Yo tosía y me ahogaba, el tan solo se daba paso de nuevo hacia lo que había dejado pendiente.

Me di por perdida, oprimiendo mis llantos. Volker pareció sonriente por esto y, tomando fuerza para meterse dentro mío, me miró desde arriba.

—Lista o no, allá voy

Este era mi fin. Sentí el vuelo de su cuerpo y sus músculos contrayéndose. Estaba a milímetros me meterse. Cerré los ojos aguantando la respiración… que extraña manera para perder la virginidad. Mis sueños, mis esperanzas, todo a la basura.

                                                         * * *

Un silencio me hizo abrir los ojos. Aquel que estuvo sobre mí penetrándome por dos horas, ahora estaba tirando en la esquina del cuarto. La sábana blanca en la que yacía mi malhecha vagina, manchada de rojo estaba. De mis ojos el dolor y el cansancio podía observarse y, avergonzada, tan solo miraba al pelirrojo que parecía enfurecido.

Parpadee inconsciente, intentándole sonreír aunque solo lagrimas salían de mis ojos. Liam pareció no enfurecerse por el hecho de que le miraba, tan solo me contemplo sin expresiones y, sin palabras, hizo lo mismo con Volker.

—Hola Liam —Agrego este cínicamente— ¿Te gusta como quedo tu juguetito? Tan  manchada de semen

—No me interesa Volker

—Lástima que no pude morderla aún… pero la pasamos bien

Entre la fatiga, el suplicio y el daño hecho, tan solo temblé por sus palabras. ¿Pasarla bien? Abrí mi boca, pero solo silenciosos quejidos salieron de mí. Liam me miro de nuevo, ciertamente indiferente.

—¿Y? —Regreso su mirada al frente, en aquel vampiro que se había levantado por el golpe que este mismo le había dado al entrar al cuarto

—¿¡Y!? —Escuche su furia en la pregunta— Me cogí a tu juguete, ¿Que no estás molesto?

—No

—¿¡No!?

—¿Por qué debería? Es solo una humana Volker 

Pude apreciar una de esas sonrisas cínicas de las que tanto me hacían temblar, pero a diferencia de las otras, esta tenía un aura asesina, muy diferente a las que me regalaba a mí cada día. Mis sollozos pararon al instante, conscientes de que no debería de llorar aquí. Algo malo iba a pasar, pronto alguien iba a morir hoy.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top