19. Volker

Parpadeé cansada, sintiendo mis parpados completamente pesados. Mi respiración estaba entrecortada y todo mi cuerpo parecía una roca.

¿Dónde estaba?

Mis ojos, algo desenfocados, voltearon hacia el rojo vino de las paredes. Mi mente trabajo con rapidez y mi mueca termino por acertar la hipótesis que me planteaba. Liam me había vuelto a amarrar a esa cama y como podían apreciar mis muñecas, el peso de las cadenas estaba intentando volver a lastimarme.

¿Pero qué había pasado? ¿Me había comportado mal acaso?

Un fuerte dolor en mi cabeza comenzó a presentarse justo cuando intentaba recordar los hechos. No sabía muy bien por qué, pero presentía que algo había pasado recién me había bajado de la limosina.

¿Qué había sucedido?

Respiré profundamente después de varios minutos, dándome por vencida ante mis interrogaciones. Si algo realmente había pasado, entonces quedaría en el olvido, seguramente. Así que, sin darle más rodeos al tiempo, intente moverme.

Solo hasta que un fino, agudo y realmente doloroso suplicio hiciera que ahogara un grito en silencio.

¿Qué era ese dolor? ¿Mi pie estaba destrozado?

Ante la interrogante que me había propuesto entre mente, no pude evitar mirar, por la cuenca de los ojos, como mis pies, entre pálidos y esqueléticos, yacían con manchas de mi propia sangre como adorno.

Aquella imagen dio click a la mención del evento de la noche pasada. Recién recapitalizaba que quien se había buscado el castigo, había sido nada más y nada menos que yo misma. Yo había sido la que se había ganado la tortura que ahora me martirizaba, pues Liam realmente me había hecho pasear por todo su castillo por al menos cuatro o cinco horas seguidas a dependencia de la soga de paja, que por tanta ira, me había dejado a piel viva el cuello.

Sabía que había estado mal de mi parte que le buscara pelea con un orgullo roto, pero tanto odio me había lanzado a provocarlo. Me le había enfrentado al ignorarle con la mirada fija hacia adelante cada que intentaba humillarme con sus preguntas llenas de sarcasmo. Es decir, cada que me jalaba yo estaba a punto del quiebre... pues sentía el frio de la sangre sobre mis extremidades y estar en cualquier punto de desplomarme sobre el suelo. ¿Se habría molesto por aquello? ¿Qué no mostrará aquel dolor en mi rostro y sonriera levemente, como si tuviera aun fuerza y fortaleza dentro de mi cuerpo?

Seguramente había sido eso, porque no descansó hasta que entendí, de mala gana, que él deseaba únicamente castigar mi desobediencia y mi actitud pertinente. Pues al lapso de los últimos minutos ya ni me quejaba y tan solo aguantaba con una mueca en mi rostro, el dolor que se estaba desplazando hacia la superficie.

Eso creo que fue lo último que recuerdo, no sé si me desmaye realmente o me deje encadenar a la cama, pero como fuera que sea, yo ya estaba de nuevo ahí, doblegada y sumisa sobre el mueble en donde él nunca dormía. Con un dolor increíble en todo mi cuerpo, con sed y hambre... anestesiada de tanto sufrimiento.

Así que no dude en dejar caer mi cabeza en la almohada de seda. Si él estaba esperando a que llorara, peleara, me moviera o gritara, estaba muy pero muy equivocado. Tenía principios y mi odio estaba creciendo demasiado. No le daría la satisfacción de oírme quejarme de nuevo. Le voltearía su juego y realmente me convertiría en un objeto que le haría la ley del hielo a las 24 horas del día.

Sonreí levemente ante mi maquiavélico plan. No estaba segura de lo que pasaría en mi futuro en sí pero yacía convencida de mi presente. El se las estaba viendo muy negras conmigo.

* * *

Hubo un silencio largo, deje soltar un suspiro y los minutos pasaron. Ya realmente no me importaba si me dejaban hasta el anochecer amarrada en esa cama, tan solo quería estar sola, sin ningún vampiro que me observara. Estar exclusivamente yo en un cuarto me hacía sentir parcialmente plena, pero lamentablemente me hacía recordar a mi madre, lo que le había hecho, el error que había cometido.

Trague difícilmente mi orgullo y tan solo tuve dignidad en sacar a mi defensa el gran sacrificio que yo había hecho por ella. No volvería a traer un deshonor a la familia. Haría lo que querían pero con un juego del tu por tu.

—Eso haré —solté aire pesadamente—. No dejare que nos venzan mamá

Sonreí tras mis palabras y sintiendo de nuevo un silencio, un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. Mi sexto sentido me indicó casi de inmediato que algo estaba acercándose. Intente enfocar mis oídos hacia los sonidos del fondo y ahí fue cuando mi corazón comenzó a golpear mi pecho acelerado. Unas pisadas estaban comenzando a sonarse despacio. Trague saliva, aguantando la respiración. A cada segundo, los pasos se intensificaban.

¿Quién estaba afuera?

Intente concentrarme, sintiendo la presión de mi corazón intentando salir de mis costillas. Teniendo las pulsadas de este mismo sobre mis oídos, como si intentara impedir que escuchara con claridad. Cerré mis labios, para que mi respiración no hiciera el más mínimo ruido. Voltee la mirada hacia el rabillo del ojo y fue entonces, cuando una sombra bajo el umbral me dejo en claro que lo que fuera que estuviera afuera, realmente era dentro donde deseaba estar.

La tensión disparo mi nerviosismo y el sonido de las llaves intentando abrir la cerradura me indujo a la terrible decisión de voltear mi mirada y parecer dormida. La oscuridad invadió mi vista y a la habitación, el perfume de un intenso y jugoso durazno.

Por default pude deducir que no era Liam de quien se trataba, pero entonces ¿Quien era la que había entrado al cuarto escarlata?

—Levántate —Aquella voz se alzo clara y enfurecida—. Se que estas despierta estúpida, así que será mejor para ti que abras los ojos de un vez por todas

Trague saliva inconscientemente y tras ello, hice caso omiso a la petición mal humorada que me indicaban.

Quien estaba de brazos cruzados y mirándome de mala gana, tan solo era Marilyn, la vampira que me había ayudado a irme a casa unas cuantas semanas atrás.

—¿Quién te da derecho a mirarme? —soltó quejumbrosa y cascarrabias— Quita tu asquerosa mirada de mi cuerpo, basura

Ante su comentario, tan solo baje mis ojos al suelo y fue entonces cuando, en silencio, esta comenzaba a quitarme las esposas que me aprisionaban.

—¿Por qué estás?

—Ni te creas que te vengo a salvar perrita —Aclaró con burla—. Tan solo vengo a bañarte...

—Entiendo... gracias

Escuche como resoplaba, pero igualmente me ayudo a pararme.

El aire se me fue cuando mi pie toco la madera del suelo y ella noto como me temblaron las piernas. Respire con fuerza y con lagrimas sostenidas en mi rostro, tan solo comencé a caminar con un dolor parecido a cuando uno hace tanto ejercicio que amanece totalmente martirizado de todos lados.

Así o peor me sentía.

Marilyn por otro lado, no se detuvo a ayudarme, tan solo me abrió la puerta del baño para que entrara con mi propia voluntad hecha pedazos. Sabía de todas formas que no recibirá apoyo de ella, pues su actitud y personalidad así lo marcaban.

* * *

—Marilyn —Hable con la voz quebrada, ya dentro de la bañera y con el agua tiñada de rojo — ¿Podría preguntarte algo?

—¿Qué quieres?

—Tu... ¿Mencionaste mi escape?

La vampira comenzó a reír mientras me echaba shampoo con rencor en mi cabello.

—Mira niña, no te dije que era mejor para mí que no estuvieras aquí —Tallo mi cuero cabelludo con cierta rudeza—. Tu amo se entero por sí mismo, yo no tuve nada que ver

—Gracias por guardar el secreto, supongo

Pude sentir, tras mis palabras, como dejaba de bañarme y me agarraba el mentón para que voltease a verla con fuerza.

—No creas que una miseria como tú tendrá a alguien como yo, como amistad o algo así, así que será mejor para ti, que no vuelvas a hablarme como si fuéramos confidentes o algo parecido, ¿Capisci?

Mantuve mi mirada fija en sus ojos unos momentos, ciertamente entristecida, más sin decir nada más, tan solo aparte mi mirada hacia sus brazos, en donde, sin quererlo, pude apreciar una enorme y muy marcada cicatriz desde su muñeca al cuello.

Realmente no sé porque lo hice, pero mis manos tiernas fueron a parar hacia la herida sanada y entonces, volví a poner mis orbes grises en los suyos azules.

—¿Esto te lo hizo él por mi culpa, verdad?

Marilyn volteo a verme y hubo unos minutos de silencio. Podía sentir algo de aceptación en la mirada y algo de lastima, pero justo cuando pensé que me sonreiría o algo bueno pasaría entre ambas, tan solo sentí como me azotaba su brazo para que dejara de tocarla, con una mueca en su rostro.

—¿Quién te has creído? ¡Sal de la bañera! ¡Ahora!

Aun sabiendo que no podía pararme, hice todo lo posible para ponerme a dos piernas. La toalla se me fue pasada entonces y con un gracias de antemano, tan solo me tape el cuerpo mojado y desnudo que yacía maltratado de pies a cabeza.

—¿Qué esperas? —Afilo su voz en amenaza— La fiesta ya comenzó y yo estoy aquí... perdiendo el tiempo

Fue ahí cuando realmente puse atención a como venía vestida. No sé realmente porque no me había parecido extraño pero hoy tenía el típico conjunto de una mucama. Su vestido negro e impecablemente limpio, le llegaba justo encima de la rodilla, yacía con su delantal de encaje tan blanco como la nieve y, claro, por ser vampiro, hasta con eso lucía mucho mejor que yo.

—¿De qué fiesta estas?

—¡Ah cierto! Me olvidaba que estuviste ausente como semana y media —Iinterrumpió fastidiada mi pregunta—. Nuestro señor da fiestas inesperadas ciertos días, así que acostúmbrate

Acepte sin más con la mirada, antes de que Marilyn se posara por detrás mío y me lanzara con rapidez la crinolina por encima de mi cabeza.

* * *

Aquella mujer de melena oscura y ojos claros estiró con más fuerza las sogas que me amaraban el vestido por detrás. Este, de un color café ocre antiguo, parecía roto, usado múltiples veces y hasta con ciertas pecas en rojo que se perdían por entre los colores nada vivos del conjunto.

Mi mirada al verme reflejada en el espejo simplemente estaba perpleja. No parecía yo. Estaba algo chupada de la cara, tenía ojeras y andaba muy pálida por el color de cabello que no combinaba para nada con aquel traje que portaba.

—¡Al fin! —soltó cansada la vampireza— ¿Te gusta cariño?

—Es lindo —Note su sarcasmo—. Parece algo ajado

—Lo es estúpida ¿No notas la sangre? —Volvió a ser la de siempre— La chica pasada era muy mal portada

Trague saliva ante el comentario y guarde silencio. Con razón aquella vestimenta no parecía haberse comprado para mí. Todas las chicas que había comprado Liam, lo habían usado. Ese vestido estaba lleno de historias, de masoquismo y lagrimas, seguramente.

—Espera a que venga Bryant a curarte —Camino hacia la puerta de la habitación—, luego te vas con él hacia la sala de estar

Mis ojos se abrieron cuando aquel nombre apareció en el silencio. ¿El vendría? Mi cuerpo comenzó a temblar y sentir nervios. ¿Tendría que verlo? ¿Ahora? Me pare inmediatamente aguantándome el dolor, pensando en decirle a Marilyn que me llevara con ella, pero al hacerlo recibí el azote de la entrada cerrarse. Ya se había ido.

Deje escapar todo el aire de mis pulmones, sintiendo el más terrible e incomodo momento de mi vida. Mi hermanastro estaba a punto de aparecer de un momento para otro. ¿Qué debería decirle?

La floja idea de tan solo pararme y pasar desapercibida por Bryant me llego a la cabeza. Si él no tenía porque curarme, no se acercaría mucho y yo estaría libre de entablar conversación con aquella persona que había salido del lecho de mi madre primero que yo.

Respire profundamente entonces y, tomando valentía, me alce a dos piernas. El resultado fue obvio. Mi quejido fue audible, tal vez demasiado. Me senté de nuevo sobre la cama teniendo a todas esas paredes rojas como espectadoras. Mi rostro se veía afligido, aquello realmente me había dolido.

—¿Puedo pasar?

Por estar concentrada en mi misma, no me había percatado de los golpes en la puerta. Bryant había llegado y claramente, me había escuchado quejarme. Trague algo de saliva y sin más, tan solo baje la cabeza, me acomodé finamente sobre la cama y guarde silencio, muerta de la más embarazosa vergüenza.

—La herida ha avanzado —dijo de pronto, ya tocándome el pie— ¿Desobedeciste de nuevo?

Su voz grave me parecía como si realmente estuviera enfadado conmigo. Trate de hablar, pero mi garganta estaba tan seca que me impidió siquiera pedir por disculpas.

—No aclare que no debías hacerlo encrespar —Siguió sermoneándome mientras tomaba mi tobillo y echaba unas cuantas pomadas sobre el—. Mi procreador no es nada paciente, Caroline

Mi mirada no pudo evitar mirarlo. El hacía lo mismo.

—Lo siento

—Ya no importa —soltó en un suspiro, bajando la cabeza para terminar de vendarme—, solo no vuelvas a infligir las reglas y estarás bien

Tras sus palabras nos quedamos en un silencio algo mudo. Pude hasta escuchar los escombros de la música del primer piso. Mordí mis labios, esperando que lo que fuera que me estuviese esperando allá abajo, no fuera ni bizarro ni sangriento, que fuera tranquilo, que me dejara procesar al menos lo que había pasado y lo que sería de mí para entonces. Si bien decía mi hermanastro, ya debería de asimilar que Liam no era nada tolerante y que claro, las posibilidades de salir eran nulas. ¿Qué debería de hacer? ¿Seguir con mi plan o convertirte en sumisa hasta la hora en que Liam se cansara de mí?

Respire profundamente, observando como el del cabello negro y ojos violetas terminaba con su labor y se alzaba del suelo para mirarme sin reproches.

—Charlotte te mando saludos

Mi rostro, que yacía confundido por el futuro, tan solo palideció ante el comentario fuera de lugar. Lentamente, sin decir palabra, tan solo pude notar como mis lagrimas yacieron al borde de mis ojos grises, que ya se montaban encima de Bryant, esperando que no fuera una mentira solamente.

—¿Q-Que has dicho?

—Nuestra madre te manda saludos

En aquel instante tan solo sentí como mis manos me temblaron y como me hacía pequeña. Mis labios igualmente vibraron y sin desearlo mucho, di la espalda a quien me daba la más grande alegría. Me tape la cara y respire profundamente para intentar no verme patética al llorar. Bryant no me castigo por esto, pero sentí que aun me miraba.

—Igualmente, mando a decir que no te preocuparas, que estaría bien

No conteste, pero con ello me solté a sollozar. Estaba segura que mi hermano no tenía intensiones de aquello, pero es que estaba tan ilusionada, tan contenta. Mi madre había sobrevivido a la operación.

—¿Caroline?

—Estoy bien —Aclaré mi garganta—. Gracias

—Caroline

Me gire hacia él, descompuesta en lágrimas.

—Lo siento, sé que no debería de estar llorando... es solo que, yo

—Puedes hacerle alguna carta

Aquello me desconcentró a tal punto de hacer que dejará de llorar.

—No entiendo

—Volveré a verla cada primeros de mes —Afirmo con una voz seca—. Ella me pidió que si hacía de mensajero por vía papel

—No creo que sea correcto —Intente no meterlo en algún problema—. Si Liam se entera...

—Me haré cargo

Le mire con la alegría más fina de todas. Esto era como un manantial en un desierto. Entonces, ¿Aunque no podría volver a ver a mi madre, estaría en comunicación con ella? Mordí mis labios y, sin pensarlo mucho, tan solo me avente a abrazar a quien me estaba haciendo el favor más honrado del mundo.

—Te la pagaré con intereses

—S-Solo no lo enfades

—Lo entiendo —Me separe de él, secándome las lagrimas—. Vamos abajo

* * *

Bryant se alejo con la promesa de encontrarse de nuevo conmigo más tarde. El vestíbulo, al cual habíamos bajado, estaba lleno de modelos y de gente de gran porte económico. El lugar, cual estaba decorado acorde a la gran fiesta que se daba, tan solo daba entrada a aquellos que seguramente tenían gran poder en el mundo actual.

Podía observar como las vampiras que me habían recibido por primera vez en esa casa, daban vueltas por todos lados con bandejas de plata sobre sus manos. Los bocadillos se veían exquisitos y a su vez, las finas copas de champagne se mecían con elegancia hasta llegar a manos de quienes reían y bailaban.

¿Realmente esa era una gran noche, no?

No lo sabía, pero por la magnitud y el por como llegaban los invitados podía predecir que esta sería la noche del año. Los vampiros llegaban en carrozas tiradas de caballos blancos y otros en autos de último modelo.

—No te quedes viendo niña —Marilyn predijo mi sorpresa—. Ve hacia donde tienes que estar

Me gire hacia donde ella. La vampira, que con un elegante porte se mostraba, tenía en sus manos una vasera llena de copas de vino. Su mirada no estaba nada feliz con verme husmeando por los vidrios de la morada. Es más, parecía fastidiada.

—¡Anda basura, ve hacía al fondo!

Alce una mirada confundida sin entender porque me decía aquello pero cuando me decidí a mirar hacia los lados, pude entender bien porque lo decía. Muy cerca de mí, había un par de vampiros que me miraban con hambre. Trague saliva tras ello, recordando que estaba en un lugar de peligro y, sin darle contraría a las palabras de Marilyn, tan solo me di a la fuga buscando a Liam para sentirme, de alguna forma, protegida, ¿Ya que todos le temían o no? Es decir, nadie se metía con lo que era suyo.

—¿Caroline? —Una voz se alzo a mi espalda— ¿Eres tú?

Mis pensamiento se fueron interrumpidos, mi cuerpo se giro por sí solo. Ahí, frente a mí, estaba la chica rockera que había conocido hacía algo más de un mes.

—¿Pero qué mierda? ¡¿Quién te ha pintado el pelo de ese color?! —Burlo tocando mi pelo maltratado y liso como baba

—Jade...

Mi voz pareció algo triste, más porque no creía que ella yacería sonriente teniendo una barriga pequeña pero parecida a la de Marisol.

—Esa misma —Me saludo con un gesto militar— ¡¿Qué ha sido de ti?!

—¡Por Dios Jade! ¿Tendrás un hijo de él?

—Claro tonta, ni modo que fuera del lechero

—Dios —Me lleve las manos a mi cabello, haciéndomelo hacia atrás, aun sin creérmelo del todo— ¿Cuánto tienes?

—Mes y medio

—No puede ser

—Créelo, estos monstruos crecen muy rápido —soltó aun feliz—. Parece que pronto lo sacaré de aquí

—¿Te ha tratado bien al menos?

—¿Quién? ¿Él? —soltó un suspiro— Los primeros días fue algo rudo, pero ya nos acoplamos y mira que he disfrutado de él

—¡Jade!

Mi compañera embarazada rio un poco.

—¿Qué? ¡Yo nunca dije que no me lo tiraría! Además, hay que agarrar de donde se pueda

Baje la cabeza, algo embarazosa por su comentario.

—Que va, lo bueno es que no me ha golpeado mucho —Termino su relato—. Pero tú, bueno, digamos que no te ves nada igual ¿Ya te ha follado?

Lo negué con la cabeza, asqueándome por dentro de solo pensar en que tal vez, algún día, el muy sínico podría torturarme con mi virginidad como castigo.

—¡Que aburrido que es! —soltó cansada— Hablando de eso... ¿Quién te ha comprado? ¿Es guapo?

—Para nada —solté malhumorada—. No es para nada mi tipo

—¿A sí? ¿Dónde está? Quiero verlo

Resople de una sola, buscando entre las personas a quien me había comprado, sabiendo que me iba a llamar loca por pensar que Liam no era agraciado.

—Es ese de ahí —susurre en su oreja— El de cabello largo y rojo

—¡Mierda! —soltó medio alto— ¿Y no te lo has montado con él? ¿Qué estás loca?

—Calla Jade, te están escuchando

—Caroline —Alguien interrumpió a mi espalda— Mi lord te ha llamado

—Bryant

—Muévete —sonó serio, algo molesto

—Lo siento Jade, tengo que irme

Sin esperar respuesta, tan solo di media vuelta, y con algo de lentitud, me di paso entre la concurrencia que me miraba entre disgustada y lasciva. No me importo mucho sus miradas, tan solo estaba enfocada en el sentimiento de asecho que sentía al frente. Donde Liam justamente estaba y me miraba.

—¿Quién te dio permiso de entablar conversación con esa humana? —Rugió justo al llegar a su lado

—No sabía dónde estaba —Baje la cabeza, tratando de no comenzar una pelea o castigo ahí mismo, donde sus invitados nos veían

—¿Y eso a que viene al caso? Te he preguntado otra cosa —susurro en mi oreja

—Lo siento

—Tus disculpas no me bastan —soltó medio enojado, pero con su sonrisa amplia que me daba escalofríos entre sueños—. Bryant

—¿Si, mi lord?

—Ponle la correa y soga, esta cosa aun no entiende las reglas básicas

—Mi lord —Me escupí a mi misma al hablarle de tal forma— ¿Podría recomendarle algo?

Liam y Bryant se detuvieron al sonido de mi voz.

—¿Aun te piensas con el derecho de decir algo?

—No sería mejor no hacerlo —Hable elocuentemente, sin importarme la amenaza de sus palabras—. Los invitados pensarán que no me tiene dominada, ¿No cree que su poder inquisitivo se verá en riesgo?

Liam guardo silencio. Bryant solo sonrió por detrás.

—Bien —soltó a regañadientes—, pero tú qué haces algo y yo que te lo hago pagar el doble esta noche

Apretó tras ello mi hombro y me hizo posarme a lado de él, que por cómo me miraba, pude suponer que ahí era donde deseaba que estuviera en toda la velada. Así que no me hice del rogar y poniendo en práctica mi venganza, tan solo camine con clase, porte y elegancia para poder ser objeto de envidias y recelos, eso que Liam gustaba de presumir.

* * *

La noche recayó en la fiesta de gala. Yo estuve próxima a Liam cada que este saludaba o hablaba con sus invitados... muerta de miedo, con un intenso dolor en mi tobillo y claro, con la mirada baja para no observar a nada más que no fuera la cabellera roja que se mecía con gracia y estilo.

En una de las muchas andanzas que Liam hacia, me pude topar de nuevo con otra chica conocida. Karla, quien si tenía una soga al cuello, se veía golpeada, con símbolos de mordidas en su cuello y claro, triste como cualquiera que acompañaba a su vampiro. No entablamos conversación alguna, yo por pánico y ella por dolor, pero nos saludamos con la mirada y seguimos a quienes nos obligaban a caminar muy a nuestro pesar.

Así que la única que me faltaba por saludar y ver que había sido de ella era Karen. ¿Su vampiro sería tan poderoso para ser invitado a esta noche tan exclusiva?

Liam se detuvo de repente. Mi cuerpo se paró justo antes de chocar con el suyo. Suspire de alivio y entonces fue cuando escuche un saludo amistoso. Liam y otro vampiro se saludaban.

—Volker, ¿Qué grande sorpresa?

Algo curiosa, por tan grato saludo de Liam, no pude evitar mirar al frente. Aquel vampiro era muy diferente a cualquier otro. Era grande y de espalda ancha. De un cabello corto y castaño como la nuez, arrastrado hacia atrás con mucha gel. Sus ojos, quienes no me miraban, eran de un color verde oscuro que, muy característicos, tenían una cicatriz a lo largo de la ceja y parpado que hacía verse como un militar hecho y derecho.

—Liam, que gusto verte —hablo con una rasposa y varonil voz— ¿Cuánto tiempo?

Baje la mirada de nuevo, intentando no ser pillada por mi atrevimiento, más sin embargo, hubo algo alado de la grande figura marcial que me hizo palidecer de la sorpresa. Karen estaba detrás de él, desecha físicamente por la anorexia que estaba acabando con su vida. Yacía más delgada que yo y hasta podía denotar como sus ojos estaban hundidos del poco sueño que había tenido este último mes. Además, su cuerpo yacía rematado en cortes con hilos, como si la hubieran saturado y convertido en una muñeca sin grasa.

¡Qué horror!

—¿Te refieres a esto? —Me jalaron con fuerza del cabello de pronto, obligándome a voltear a ver hacia arriba— Ella es por quien peleaban todos ¿Gustas de ella, Volker?

Sentí la profunda mirada de aquel otro vampiro de aquella cicatriz remarcada en sus ojos verdes. La precisión con la que parecía taladrar mi alma tan solo me hizo recordar mi educación y por tanto, con elegancia y cierto miedo, bajar la mirada para no tener más contacto visual.

—Parece tener potencial —Escuche aquella tras una media sonrisa

—Ya sabes... yo no compro basura

Observe a Liam y este me miro a mi. Sin hablar, tan solo mire a Karen suplicándole con la mirada que me diera consentimiento para largarme de ahí y poder hablar con quien me miraba avergonzada y con ciertas lagrimas en los ojos.

Liam tan solo hizo un gesto de aceptación y entonces, haciendo un modo de despedida con respeto a Volker, me dirigí hacia su mascota, con la pequeña Karen que, al verme caminar a ella, tan solo pudo sostenerme de la mano, temblorosa.

—¿Qué te ha hecho? —Acaricie su mejilla, sin saber cómo consolarla

—Tan solo puedo decir que a mi amo no le gustaba mi aspecto

—¡¿Que dices?! —susurre para no formar un lio— Tú siempre has sido bella...

—El no piensa así

—Karen....

—Me alegro por ti, a ti no te han atormentado tanto

Guarde silencio, bajando el rostro y recordando realmente como es que me había atormentado no solo con mi cuerpo sino con también con mi mente. Más el porte que yo mostraba no se comparaba para nada con el aspecto tan lamentable y seguramente doloroso de mi amiga. ¿Qué cosas tan traumantes le había hecho? Es decir, cuanto debió de haber sufrido para llegar a tal punto de verse su hueso tras su muñeca.

Acaricie de nuevo su mano y, soltando ciertas lagrimas discretas, tan solo pude soltar lo primero en mente que se me ocurría decirle. Cosas como que era nuestro destino, que simplemente se tenía que portar como él deseaba, ser sumisa y que igualmente, el se aburriría de ella y ya no la torturaría tanto.

—Eso espero Carol, ya no puedo más con él —Trago saliva, dolida con todo su cuerpo

—Intentaría hablar con mi amo pero él no es nada accesible

—No te preocupes, esto es mi destino —hablo como mi madre—. Yo venía preparada para esto desde pequeña, pero no creí que dolería tanto

—Karen...

—Caroline, como desearía estar en tu lugar, tu amo se ve tan atento y nada violento

Abrí los ojos de pronto, solo por tan irónica oración que no le pegaba ni un poco al comportamiento de quien me había dejado tirada en un bosque por toda una semana.

—Mejor no hablemos de eso

—Tienes razón

Trague saliva, respirando profundamente. Si bien, Liam no era el pan de Dios, tampoco era el más terrible de todos. Bueno, aun no llegaba al punto de molestarlo tanto para que me agrediera físicamente. Así que en ese momento, le di gracias al destino de haberme mandado a alguien como Liam y no como Volker, que si bien no me había fijado, el tenía su mirada puesta en mis hombros, justo en la cicatriz de la LD, que Marilyn y sus secuaces, me habían hecho al llegar al castillo blanco.

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