17. Castigo

Mi piel se paralizó al escuchar esa voz detrás de mí. Aquella sádica y rasposa voz que pensé no escuchar nunca más, me llamó con poca elocuencia y agrado a mis espaldas.

Sentí un escalofrió a la par en que mis ojos se abrían al máximo y mi espalda bailaba por la sensación de ser vigilada a muerte. No podía entender realmente como es que el evento se llevaba a cabo. ¿Cómo se había enterado de mi partida tan rápido? ¿Cuándo había decidido el salir, el mismo, en mi búsqueda? ¿Y Por qué tropezaba con él justo cuando recién me reencontraba con la persona que más amaba en mi vida?

Respiré como con taquicardia, como si una inexistente asma me atacara. ¿Qué sería de mí ahora que Liam Dagon me había hallado? Tragué saliva paralizada, siendo entonces que mi madre, como si aquella voz le hubiera llamado a ella, se giraba lentamente hacia atrás.

Traté de abrazarla para que no lo voltease a ver directamente, pues según mis expectativas, mi madre moriría al ver tan peligroso rostro observarla. Cerré los ojos cuando esta término por darse la vuelta, esperando a que Liam no mencionara el porqué estaba ahí sin un previo permiso.

Me imaginaba que si eso ocurría, mi madre me entregaría, probablemente molesta conmigo por mis acciones y con un rostro de decepción remarcado en sus ojos a la hora de partir hacia mi castigo.

Eso más que nada me pondría a temblar. No quería marcharme viendo aquella mirada plasmada en su rostro.

Parpadeé lentamente, inconsciente de cuantos segundos habían pasado tras la entrada del pelirrojo en mi hogar. Traté de apaciguarme y cuando apliqué mis pensamientos, advertí del minuto que había pasado en silencio ¿Qué estaban haciendo? Mi cuerpo se giró lentamente, como robot intentando flexionarse.

—¿Qué hace usted aquí? —Antes de terminar de girarme, mi madre había hablado por fin.

—Acudo a recoger la basura que voló con el viento.

Terminé dándome la vuelta, por encontrarme con aquella escena. Sin saber cómo, mi madre estaba a unos cuantos pasos de Liam Dagon, haciéndole frente... sin importarle poco que era él, el vampiro que me había comprado dos meses atrás.

—¿A qué se refiere con volar con el viento?

Otro escalofrió me hizo bailar. Mi madre se iba a enterar por mala boca, el por qué había salido de prisión sin previo aviso. Mi rostro se arrugó desesperado. Si llegaba a gritar o interrumpirlo ¿Qué sería de mí? Con todo el dolor en mi cuerpo, bajé la cabeza, dócil y avergonzada de mi misma.

—Tal parece, que madre e hija, tienden a hacer semejantes estupideces.

¿Qué acababa de decir? Levanté la mirada, extenuada por tan extraña acusación. Los ojos de Liam se pusieron casi al instante en mi mirada y, tras un segundo de pelea, bajé la mirada como buena humana que era. Mi madre, por otro lado, parecía realmente enojada.

—Deje de parlotear disparates —Sentenció apresurada—. Ya está aquí, así que haga lo que tenga que hacer.

—Ah claro, eso lo haré en privado. ¿Le rompo las piernas como a usted, Charlotte?

Tuve un espasmo tras aquellas roncas y graves palabas. ¿Me rompería las piernas... como a ella? Parpadeé incontables veces, siendo confundida por mis suposiciones y falta de información. ¿A qué se refería?

—¿Madre? —Hablé casi inconsciente—. ¿A qué se refiere?

Ambas personas voltearon a verme. Mi madre, por un lado, sorprendida de mi atrevimiento y Liam, con un dije de interés y masoquismo marcado en su sonrisa amplia y espeluznante.

—¿No te lo ha dicho tu querida madre? —Liam hablo presuntuoso—. ¿No te ha contado cómo fue su adolescencia tras cumplir dieciocho años?

Volteé a ver a quien me había traído al mundo, preguntándome lo mismo que Liam plasmaba en mis demandas insatisfechas y necesitadas de respuestas. Por alguna razón, el verlos ahí juntos, me hacía sentir inestablemente desconfiada.

—¿No le has contado? —Liam se mostró sorprendidamente feliz—. Déjame ser yo quien le aclare la duda.

—¿Mamá? ¿De qué habla?

Aquella mujer, ante mis ojos, se vio opacada por la angustia y pesimismo. ¿Por qué había pasado de un estado fuerte e irrompible a uno débil y blando en tan poco tiempo?

—Por favor, no le diga.

Mi madre habló, por primera vez frente a mí, como una cría pidiendo misericordia. La imagen que tenía era tan desgarradora que hasta me dolía verla. No por discriminación o pena, sino porque aquella persona que yo creía más fuerte que la roca, ahora era como la gelatina. Sujetada podía verla del amplio brazo del vampiro, evitando que de esa manera se acercara a mí.

Mas era de esperarse que con un leve jaloneo de su parte, la mujer de cabello largo cayera al piso en un sonido seco y amplio.

No pude fijarme si mi madre yacía bien, porque mis ojos se enfocaron aterrorizados como era que Liam daba unos cuantos pasos hacia mí, parándose justo a unos centímetros de mi rostro, dándome el infortunio caso de observar claramente el brillo rojo de sus orbes sobre las mías grises.

Aguanté la respiración y, como me era costumbre, bajé la mirada hacia el suelo, por respeto y sumisión. Escuché entonces un suspiro de decepción y cierta risa.

—¿Quieres que te cuente un secretito? —El vampiro que yacía frente a mí, se acomodo justo a mis espaldas, tomándome de la mandíbula para que observase al frente—. ¿Sabías que yo fui quien compró a tu tan querida madre hace veinticinco años atrás?

Su susurro me hizo temblar y abrir mis ojos de estupor y asombro. ¿Qué acababa de decir?

—¿¡Ah, no lo sabías?! —Liam se mostró pedantemente sonriente—. Charlotte, no sabía que escondías información a tu hija.

—Por favor, ¡basta! No le diga nada más.

—¿No te lo ha mencionado tu santísima madre? —Le interrumpió de nuevo, ignorándola de lleno a un lado suyo.

—¿Madre?

Aparté mi mirada tan solo un poco del pelirrojo para observar ahora con cierta desconfianza a aquella mujer me parecía avergonzada consigo misma.

—No es nada, hija mía.

—¿Nada? —Liam habló de nuevo—. Yo no llamaría nada a lo que pasamos.

Todas las palabras que soltaba el vampiro en el aire me pegaban de lleno contra la cabeza... como si quisieran dejarme inconsciente. ¿De qué estaban hablando? ¿Qué era eso que yo no sabía? La imagen entonces de mi madre en el bosque y la silueta a un lado de ella me pego como un knock out. Mi rostro se desplomó y mirando aun boquiabierta a mi progenitora, tan solo intenté zafarme de las manos grandes de Liam en mi boca.

—Suélteme por favor —pedí inconscientemente.

—¿Tan pronto? Pero si aún hay más —soltó sutilmente en mi oreja—. ¿Sabías que tu madre tuvo un hijo?

La sorpresa para mí fue clara, pero me relajé. ¿Por eso tanto alboroto? Sonreí.

—Ya lo tenía previsto —hablé por sorpresa de todos, más para mi madre que Liam—. Yo ya intuía que mi madre había sido...

—¿Sodomizada? ¿Violada? ¿Obligada? —Liam me interrumpió, más solo para comenzar a reír tras sus palabras—. ¡Por favor! Si aun recuerdo cuantos gemidos lanzo esa noche. ¿Forzada? No, no lo creo. ¡Tu madre lo disfrutó! Créeme, mejor que una prostituta.

¿Estaba bromeando, verdad?

Dejé de pelear, aquello si me había tomado con la espalda baja. ¿Cómo era posible? ¡Mi madre era pura! Me negué a creer sus palabras, pero aun sabiendo que mis pupilas temblaban y que si hablaba, se podría notar el quiebre en mi voz. Mis ojos, aunque cristalinos por todo el testimonio escuchado, voltearon a ver a mi madre. La imagen acredito todo. Ella lloraba, tenía el rostro manchado en un sonrojo notorio, y no podía verme a la cara.

Sentí entonces como me empujaban. Caí justo de rodillas frente a Charlotte.

—¡Anda! ¡Sonríe! —La voz de Liam se hizo más grave y rasposa—. ¿No querías ver a tu mami otra vez?

Observé a mi madre taparse el rostro por sus lamentos y palabras inentendibles. Una lagrima mía se derribó de mis ojos grises por desesperación, por mis creencias rotas y frágiles. Todo mi ser hecho pedazos.

—¡Responde! —Me gritaron desde atrás—. ¿No querías ver a tu madre otra vez?

Roté mi cabeza lentamente. Por estar tan enfocada en mi madre, no había sentido sus pasos en la madera del suelo. Así que tuve que mirar hacia arriba, Liam ya se había acercado lo suficiente para ponerme a temblar... más aun cuando aquellos ojos rojos me quemaron como el fuego vivo.

—¿No me quieres responder?

Abrí los ojos estupefacta, de nuevo esa pregunta. Si no contestaba lo antes posible... él.

—¡¿Así que no me quieres responder, eh?!

—¡No! Yo... yo sí quería.

—Párate.

—¿Eh?

—¡Párate!

Al termino de sus palabras, sentí su mano entrelazarse en mis cabellos azules, estirándome hacia arriba, obligándome a gritar de congoja, puesto que me tomaba con fuerza y sonreía conforme mis aullidos para que me soltara.

—¿Te crees aun con agallas, niña, para pedir clemencia? Debería matarte junto a tu promiscua madre ahora mismo.

Aun tomada del cabello, pude observar su uña filosa acercarse a mi cuello. Cerré los ojos, temblando como gelatina, dejando de agitarme, esperando el final.

—¡No! Por favor, no. —La voz de mi madre paró a quien amenazaba mi vida—. No la mate, por favor, todo menos eso...

Sentí como caía al suelo. Liam se había acercado a la mujer de cabellos largos y negros. Desde el suelo, pude observar como la levantaba y hacían una pelea de miradas. Los ojos rojos de Liam brillaron con más intensidad, como si disfrutara aquellas palabras que recién había dicho Charlotte.

—¿Todo? —Repitió sonriente.

—Todo —Mi madre contestó, segura de sí misma.

Los segundos pasaron, Liam sonrió ampliamente.

—Niña, ven acá.

Sin hacerlo esperar, tan solo me levanté como pude y caminé con dolor hacia aquellas dos personas que parecían estar a punto de besarse. Mis pasos fueron sonoros en tan terrible silencio y cuando estuve a centímetros de llegar, Liam soltó a mi progenitora, cayendo entonces en el piso helado de nuevo. El vampiro, sin importarle mucho, tan solo me miro a mí de nuevo, con un gesto masoquista y de cierta manera feliz.

—Arráncale los ojos.

Mi mirada se dilató. ¿Qué me había pedido que hiciera? Mi cuerpo tembló al segundo en que observaba detenidamente como Liam me miraba. Tan serio, tan sonriente. ¿Realmente esperaba que le extirpara los ojos a quien más idolatraba?

Mis manos se lanzaron hacia mi boca, incapaz de creer lo que me había exigido. Liam entonces me miro cansado.

—Si no lo haces, la mato. ¡Tú decides!

—Por favor...

—Tienes diez segundos.

Me paré rápido frente a mi madre, ella me miró y yo la miré a ella. Más que nada más en shock yo que consciente. No deseaba hacerle esto, más cuando la observé bañada en lágrimas. Sin importarme la cuenta regresiva entonces, le toqué la mejilla.

—Lo siento, Caroline. No quería que te enteraras de esta manera.

—¡Te quiero, mamá!

—Cinco...

Volteé a ver a Liam, como sonreía y esperaba a que posara mis manos frente el rostro de mi madre. Tragué saliva horrorizada, mientras él seguía contando en regresivo para que me apurara. Mordí mis labios soltando lágrimas silenciosas, mientras mis manos subían lentamente hacia las puertas en que mi madre podía observarme.

Intenté hacer presión, pero sentía como el ojo de mi madre se movía hacia los lados. Mis dedos temblaron. Volteé a ver a quien me presionaba.

—Uno...

Parpadeé sin creerme como los segundos habían caído, más aun cuando Liam se paró de donde se había sentado y, con un gesto realmente furioso, me empujaba hacia el suelo para levantar a mi madre de igual manera que había hecho conmigo anteriormente.

Pude escuchar el grito de dolor de ella al ser maltratada de esa forma. Mi corazón golpeaba mi torso. Si no me movía, si no hacía algo... ¡Mi madre moriría! Cerré mis puños y mis ojos con fuerza cuando Liam empezaba a rozarle la comisura de sus ojos con sus dedos.

—¡Para! —grité con mucha fuerza—. ¡Por favor, para!

—Tuviste tu tiempo.

—¡Hare lo que sea! —Le interrumpí de nuevo—. Nunca volveré a Bloody Town si lo deseas, pero por favor, por favor déjala vivir.

—Eso debiste pensarlo antes de escapar.

—¡Ya no lo haré! —Me acerqué con rapidez, intentando cualquier cosa para detenerlo—. Prometo saltar de la torre si alguna otra vez vuelvo a desobedecerte.

—¿Harás lo que desee, eh?

—Tan solo deja viva a mi madre...

—No vas a volver a verla.

Bajé la mirada, sin poder hacer contacto con mi madre que se negaba a todo.

—Sí, lo sé.

—¿Solo tengo que dejarla vivir, verdad?

Sonreí cuando escuché su pregunta. Sabiendo entonces que había aceptado, mas cuando levanté la mirada para agradecerle, mi rostro se llenó de pavor y asombro. Una mano se había enterrado en el rostro de mi madre.

Escuche en cámara lenta el bramido intenso de mi progenitora.

Lo que pasó en segundos para mi fueron horas. Pude ver detalle a detalle como Liam realmente le descepaba el ojo derecho. En sus manos luego pude observar la prueba de ello.

La sangre manchó el piso. Mi madre gritaba aun. A pesar de que se convulsionaba, no pude moverme. Era presa de la consternación. ¿Realmente había pasado lo que había visto?

—Ten —Giré mi cabeza, el ojo verde de mi madre cayó en mis manos—. Un presente de parte mía.

Parpadeé incontables veces. Mis manos temblaron, el ojo por la vibración, cayó en el suelo. A Liam no le importó, más bien, rió un poco por mi reacción. Se sacudió un poco las manos y entonces, me tomó de la muñeca. Aun con los ojos abiertos, observé como mi muñeca se impregnaba de rojo. Me volteé hacia atrás. Mi madre se estaba desangrando.

—¡Espera!

—Ya se —soltó serio—. Bryant.

Giré mi cabeza hacia adelante. A la entrada de la puerta, aquel otro vampiro apareció como si nada. Tenía la mirada pegada en mi cuerpo, más aun hacia dentro de la casa.

—Cuida de tu madre, te veo luego.

—Sí, mi lord.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top