Capítulo 3✔️
En el reino de Helheim, el hogar de los muertos, específicamente en el palacio, todos los habitantes aguardaban con temor y horror el regreso de su diosa. Poco tiempo tuvieron que pasar con esa angustia, pues su soberana ya estaba de regreso. Y de mal humor, para variar.
Mayormente su labor se basaba en recoger las almas de los que mueren por vejez o enfermedad. Ya que, las Valquirias se encargaban del resto de las almas, los caídos en combate con dignidad.
Para esa labor siempre la acompañaba su Helhest, un caballo de tres patas, que al igual que su dueña demostraba la descripción de la muerte. La figura de la reina, consistía en una mitad de su cuerpo como una hermosa mujer y la otra mitad era la putrefacción en su mayor expresión. Así era como los humanos aceptaban a la muerte, algunos de manera hermosa y otros de manera repugnante.
...
Después de su partida al mundo de los hombres, absorbiendo tantas almas como le fueran posible con su fiel Helhest, el consumidor de las almas pérdidas. Regresó a su hogar. Ergo, su más fiel vasallo, un gigante de hielo, desterrado de su planeta por ser de baja estatura; le esperaba como de costumbre en las caballerizas del castillo.
— Mi señora, qué alegría tenerla ya por acá— comenta con sinceridad, el único ser que apoyaba a su ama, al cien por ciento— Imagino que su caza fue productiva— finaliza al ayudar a su reina a bajar del caballo de la muerte.
— Ni tanto, las valquirias estuvieron interfiriendo con cada alma que devoraba, diciendo que yo no respetaba el acuerdo de Odín— dice la diosa de la muerte, con gran resentimiento.
— Ésas bastardas, no saben contra quien se están metiendo al interferir en vuestro trabajo, real excelencia— comenta Ergo, con la misma molestia.
— Exacto. Esas víboras piensan que me quedaré muy tranquila respetando esa estúpida regla— dice con molestia evidente la Soberana.
— Eso de que sólo las almas oscuras y podridas le pertenecen no debería ser. Usted, mi adorada excelencia, debería consumir toda alma, en especial de esas bichas— comenta Ergo, con misma molestia.
— No importa, muy pronto el orden impuesto por Odín y los demás, dejará de existir— dice muy segura, Hela— Con mi hermano de mi lado, todo perecerá.
— El Jörmundgander, acabará con todo y todos mi señora. El será nuestra solución. Corrijo, la solución para usted— corrige Ergo, con prontitud, antes de que se ganara un cruel castigo.
— Exacto, la gran Serpiente de Midgard, será la destrucción de Odín y de todos esos inmundos, que una vez osaron usar mi poder en mi contra— afirma con gran felicidad, Hela.
...
En Asgard, el reino de los dioses, se encontraban Bragi, el dios de la sabiduría, Hilda, la jefa de las valquirias, y Odín, el padre de todo; dialogando sobre las nuevas acciones de Hela.
— Ya tenemos suficientes pruebas de que Hela, está incumpliendo el tratado— indica con paciencia, Bragi.
— Mis más valientes guerreras, han sido atacadas por ése engendro— comenta Hilda, molesta— No sólo incumple el tratado, fastidia la recolección de almas para el Valhalla, sino que también quiere atacar a mis mujeres.
— Me temo que solo hay una opción— dice con pesar pero con seguridad, Odín.
En eso entra Frigg, la esposa de Odín y la mejor vidente de todos los reinos, acompañada de Loki, el gran dios de las mentiras.
— Vaya, reunión familiar— comenta con burla, Loki.
— ¿Ya expusieron sus puntos en contra de Hela?— comenta con seguridad, Frigg.
— ¿Qué ocurre con mi hija?— pregunta curioso, Loki.
— ¿Ahora sí, es tu hija?— dice con desdén Thor, dios del trueno— Hace unos días, los vi besándose.
Todos se quedan en silencio.
— Si a esas vamos, aquí todos han cometido "incesto" en algún momento de su inmortalidad. Nos cruzamos entre nosotros para mantener la estirpe y me críticas a mí... ¡Que doble moral!— resuelve, Loki.
— Basta, ustedes dos— grita su padre— Ambos han tenido fallas. Pero estamos hablando de Hela. Ella está tratando de iniciar el Ragnarok, y ya saben lo que significa ello.
Al Ragnarok, se le conoce como el fin del mundo, de todos los mundos.
— Utilizará a su hermano, el Jörmundgander— responde con sabiduría, Brigg.
— Otro de tus hijos, haciendo estragos— comenta son sarcasmo,Thor.
Loki, decide obviarlo, pero se le queda grabado cada insulto para luego cobrársela.
— La única opción viable, es desterrarla de su reino y enviarla una temporada con los mortales. Que aprenda de ellos— dice Odín a modo de cierre.
———
Para llegar al Helheim, debían cabalgar durante nueve días y nueve noches, nadie se podía aparecer sin ser invitado. El reino estaba rodeado de una muralla en la cual se abren varias puertas de las cuales corren varios ríos sombríos. El Garm, el perro gigante y vigilante del reino alerta a su dueña de los próximos visitantes.
— Ergo, prepara todo. Ya vienen. Mantén al Jörmundgander, bien alimentado, pronto lo liberaremos y nos vengaremos— dice rápidamente Hela, a su fiel vasallo.
— Como ordene, mi ama. Pero yo opino, que usted podría con todos ellos— dice firme, Ergo.
— Ambos lo sabemos, pero ellos no. Y así debe ser. Taroc, me informo que tuvo una visión en la que el fin de los mundos se daba sólo si me dejaba expulsar de mi reino. Sólo por ello les dejaré creer que ganaron.
— Gracias a nuestro pacto de sangre, nos comunicaremos— comenta risueño, Ergo.
Después de esas palabras, sus visitantes aparecieron formando un estruendo de tal magnitud que retumbó en todo el palacio.
— Hela, debes pagar con destierro, tus errores— dice Odín, haciéndose presente.
En ese momento varias cosas pasaron. El sonido de cientos de rayos de luz fueron destinados al cuerpo de la diosa de la muerte, por parte de todos los visitantes. Hela, con una radiante y escalofriante sonrisa risa, desaparecía. Y el grito de negación de Brigg.
— ¡NOOOOOOOO! Eso es lo que ella quería— finaliza Brigg, después de ver cómo la soberana había sido desterrada a Midgard, el reino de los humanos.
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