Capítulo 10
En el salón principal del Olimpo, Zeus se encontraba mirando el cielo nocturno que se apreciaba en el techo. El encuentro con Eris y su hermano Hades, lo había dejado muy angustiado. Pues si bien, el señor del Inframundo dejó muy en claro que no era de fiar, la señora del Tártaro se había esfumado pero su presencia aún se sentía. Zeus siendo precavido, había mandado a miles de centinelas a que buscaran por todos los mundos a Eris. Él sabía que una mujer como ella no se debía tomar a la ligera.
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Por su parte, Júpiter y Juno volvían a pelear por enésima vez. Juno culpaba a Júpiter por el destierro de su hijo y él a la par la culpaba por ser tan permisiva. Sin importar quién tuviera la razón, quedaba claro que ambos estaban preocupados por el porvenir de su hijo. Si bien es cierto que Marte es un guerrero innato, también era bien sabido que le fascinaba buscar pleitos y causar conflictos sin necesidad. Adicción a la sangre y facilidad para generar caos, una combinación realmente peligrosa para cualquier mortal. Júpiter sólo rogaba que su hijo entendiera el por qué de su destierro tan abrupto.
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Mientras tanto en la recámara principal del palacio, Ra se cuestionaba sobre su decisión respecto a Anubis. Aunque existían pruebas de su complot con Osiris, no podía negar que había algo que no cuadraba. Por ejemplo, el señor del Inframundo no se aliaría con nadie, pues consideraba a todos como seres inferiores. También estaban las infidelidades de los dioses. Si bien es cierto, que con la inmortalidad la poligamia es muy común. Las uniones de Seth con Neftis eran repulsivas, además de la relación de Anubis con Isis. Nuevamente habían más preguntas que respuestas.
La personalidad de Anubis, no cuadraba con la de alguien que conspira por el poder. Él siempre se había mostrado transparente, si quería algo iba de frente. La última observación era muy cierta, pero el descubrimiento de la infidelidad, hacía que Ra pensara en que tan buena fue su decisión final. Todo esto, sin saber de la complicidad de las diosas Isis y Neftis. Ambas se habían aliado para derrocar a los demás dioses, siempre en busca de más poder.
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Por otro lado Hilda, Bragi, Odín y Frigg discutían sobre la decisión de enviar a Hela al mundo mortal. Frigg, había tenido una visión en al último segundo Hela siendo enviada al mundo humano, luego ella reunía a los dioses más perturbados para poder iniciar el Ragnarok.
Una vez que Frigg recuperó la consciencia, le explicó su visión a los demás y estos fueron conscientes de que habían sido engañados por la diosa de la muerte. Loki no sabía cómo sentirse. Ya que, él siendo el dios de las mentiras había caído en la trampa de su hija-amante. Pero también debía de admitir que fue una magnífica jugada: provocar a los dioses, haciendo que la desterraran y luego iniciar el fin del mundo.
Bragi entendía perfectamente la complejidad de la visión de la esposa de Odín. Si Hela lograba contactar a los demás dioses, que aún eran desconocidos para todos, el caos iniciaría y no habría manera de detenerle. Hilda como buena guerrera sabía que alguien experimentado con Hela sólo se podría detener con alguien de igual calibre.
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Sin importar las diferencias mitológicas, todos los dioses sabían que es lo que debían hacer para evitar una catástrofe.
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Zeus siendo un ser visionario y consciente del odio de Eris, decidió que lo mejor sería enviar a Artemisa, diosa de la caza, para que vigilara de cerca y con sigilo a la señora del Tártaro, y actuara en caso de ser necesario.
Una cazadora en busca del caos.
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Júpiter decidió enviar al mundo mortal a alguien que pudiera controlar a su hijo si era necesario. Para esa encomienda escogió a Venus, la diosa del amor y la belleza, además de ser la amante principal de Marte.
El caos y el amor se enfrentarían una vez más.
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Después de pensarlo tanto, Ra decidió que enviaría a Isis a donde se encontraba Anubis. Una decisión muy extraña, tomando en cuenta que ambos son amantes y que uno de ellos traicionó al otro. Sin embargo, Ra pensó en todo. Pues sin que nadie se diera cuenta, también envió a Seth, que si bien no era su mejor opción, era alguien que buscaba la verdad y la aceptaba sin importar nada.
Todo era cuestión de tiempo para que los amantes se encontraran y resolvieran sus diferencias.
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Odín después de hablar seriamente con Frigg, tomó la decisión de enviar a una valquiria a que detuviera Hela. Hilda a sabiendas de la decisión del padre de todo, llamó a Brunilda de su exilio. Ella fue la primera valquiria elegida por Odín hace miles de lunas.
Pasado y presente se enfrentarían y sólo el vencedor vería el futuro.
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