VI. LILA FLAVOR

Estaba más que nerviosa. Finalmente hoy se presentarían los resultados de los exámenes teóricos de la academia.

—Tranquila, seguro fuiste de las primeras en la clasificación.

Sun Ryun me regaló otra sonrisa que solo sirvió para empeorar mi terror a fracasar estrepitosamente.

—No sé si consiga seguir en la punta de la clasificación después de eso. Para mí bailar es lo mismo que respirar, puedo copiar o crear movimientos con mejor habilidad que escribir letras, por eso estoy segura que mi estúpido cerebro lisiado para las asignaturas lo arruinó y lo peor de todo es que el esfuerzo de Hobi se irá por el desagüe, ya, en qué demonios estaba pensando con tal sueño...

Volví a tomar asiento al lado de mi instructora para solo recolocarme la gorra al revés. Una carcajada me hizo reparar en la actitud de Sunny otra vez.

—¡Dios Mío! Eres super dramática y todo por ese diablillo de J-Hope. No te preocupes, aquí todos se dieron cuenta de que tienes talento de sobra. Los exámenes son solo papeleo, y si te ayuda un poco, al chico le importa un comino si apruebas como la primera o no. Tiene escrito tonto enamorado en todo el rostro.

Los ojos marrones de Sun Ryun decían lo que mi corazón ya conocía de sobra, lo que el propio J-Hope me había dicho una vez dentro de cierta librería y a lo que yo más temía en este universo.

No quería que él supiera, no quería que el entrara en un mundo totalmente diferente al que compartíamos. No quería a mi oscuridad para complicarlo todo.

—Esperaré los resultados afuera. Siento que las paredes me caerán encima en cualquier momento. De todas formas es mi último día aquí. Los días se fueron volando literalmente.

—Oye, si vas a escapar pues me apunto. De todas formas prometí ayudarle a Shin Hye en el restaurante y apuesto unas deportivas nuevas a que no has comido nada por estar tragando nervios.

Tuve que sonreír. Sun Ryun no solo era nuestra instructora y en alguna ocasión llegó a ser mi rival en las audiciones. Se había convertido en una especie de amiga para mí.

Una que nunca había tenido y para quien era evidente que entre Hoseok y yo había algo más que una amistad. Aunque yo no correría el riesgo de contarle aun sobre mi pasado.

—Vale, solo porque me siento al punto de desmayarme, acepto la invitación.

—Perfecto, y así de paso hablamos sobre el Seongdong Battleground.

Sunny había estado toda la semana intentado convencerme que ir a ese evento, independientemente del resultado de hoy me iba servir para cambiar mi estilo y ver más allá del terreno de Big Hit.

Ella me había contado que era de Busan y que por seguir su sueño había sacrificado muchas cosas importantes. No obstante cuando logró llegar a las Hit it se dio cuenta que podía hacer más y decidió probar en la academia.

Actualmente Sunny quería formar su propia compañía y por eso se apuntaba a cualquier evento sin importar el estilo en general.

Era una buena idea, y aunque yo no podía despreciar el apoyo que me habían brindado en Big Hit tampoco estaba ciega a que existían muchas más oportunidades de independencia con alguien como Sun Ryun.

Tomamos el autobús aun hablando de los exámenes y el inminente encuentro underground en Seongdong. Nos bajamos tres paradas antes de llegar al restaurante de la mejor amiga de Sunny. Era un maid café y ambas tuvimos ganas de reír al ver los uniformes de la semana.

—No creas, hace poco yo era plantilla fija del staff...

—No bromees.

—Claro que no lo hago.

Pero la risa nos traicionaba y no pudimos parar de bromear hasta atravesar las puertas acristaladas del lugar decorado con motivos de Pucca.

—Ni siquiera preguntes por la semana de Pucca. Fue idea del website y estos son los temibles resultados.

Una chica bajita y con el cabello teñido de rojo nos recibió detrás de la barra. Sin dudas era la mejor amiga de Sun y por tanto la dueña del local.

—No hemos dicho palabra ¿Hay alguna mesa disponible?

Apuntó Sun después de presentarme con Shin Hye. La dueña negó y nos ofreció la intimidad de la cocina para poder tomar unos bocadillos. El lugar estaba muy lleno para solo un miércoles a las diez de la mañana.

Nos sentamos sobre una caja en la salida trasera. Desde allí controlábamos el flujo de personas que entraba y salía de las tiendas circundantes, así como un perezoso gato que se sentó entre las dos con tal de llevarse los restos del emparedado de atún que comíamos.

—Sam... ¿Puedo preguntarte algo?

El tono serio que adquirió repentinamente la voz de Sun Ryun me hizo dedicarle toda mi atención. Algo me decía que debía responder que no, cuando ni yo misma me reconocía para entablar conversaciones tan largas, por muy agradable que fuera mi instructora.

Terminé de comer y dejarle los restos al gato y me entretuve acariciando su lomo blanquecino como un copo de nieve.

—Adelante...

Esperaba un incómodo recuento de mi pasado o el hecho de uno de los miembros de las boybands más populares del país fuera mucho más que un buen amigo. Sun Ryun estaba estudiando mi rostro, hasta que alzó una mano para restarle importancia.

—Ya olvídalo, solo era curiosidad. Es que en serio me gustaría que fueras parte del proyecto que pretendo crear. No es por indisponerte con Hoseok, pero debes pensar en lo que quieres realmente y no conformarte solo con ser su sombra. Yo desgraciadamente sé como se siente estar atada por los sentimientos y al final perder una buena oportunidad por no elegir cuándo es tiempo, pero como siempre es tu decisión, amiga.

Amiga, nunca pensé que otra chica pudiera dedicarme esa palabra, ladeé la cabeza para encontrarme con la expresión calmada de mi instructora en la Life Style Movement y el recuerdo de un chico con una sonrisa más grande que el sol regresó con todo.

—Gracias por la oferta, pero por ahora no creo que esté lista para algo más.

Sun se encogió de hombros y volvió a sonreír. Eso quería decir que no importaba mi decisión, pues en un futuro si decidía cambiar de opinión ella me acogería.

Creo que en esos momentos me sentía más cerca de una figura materna de lo que pude estar de mi propia madre. Terminamos nuestro refrigerio y nos quedamos ayudar a la pobre Shin Hye que no paraba de quejarse de la cantidad de clientes para solo cuatro camareros.

Sonreí por lo ridículo que quedaba el atuendo de Pucca en mí pero aun así me dispuse a imitar a Sunny y ayudar con las mesas. Era increíble, por primera vez en muchos años me sentía realmente yo.

***

Habían pasado dos semanas desde la ceremonia improvisada de Suga y Lena, o mejor dicho, su escapada al registro civil.

Después de eso la madrastra de ella se había ido a la mar de ofendida por el desaire de ambos de no realizar una boda como Dios manda o bueno, como ella mandaba en realidad.

La cosa estaba más o menos así y a nosotros, claro que nos tocaba una rebanada del pastel, pero la verdad es que Suga se había recluido con Lena en el departamento que compartían en una especie de improvisada luna de miel mientras su casa a las afueras de Seúl era terminada.

Lily volvía a la escuela después de las vacaciones de fin de año junto con Jisoo y nosotros solo contábamos los días para el comeback en M-net, por eso solo teníamos tiempo para prácticas y más prácticas   a las que Suga iba religiosamente y nos dejaba las noches de chicos para los demás.

Eso descontando a Jimin también. Ahora había sido casi arrastrado por Taehyung a cierto maid café del centro de Myeongdong cuando ni siquiera me apetecía mover un músculo. Estaba hecho polvo al igual que Jungkook.

—Ah... solo finjan que están aquí. En serio quería despejar y es la semana de Pucca...

El maknae y yo intercambiamos una mirada que se fue convirtiendo en una sonora carcajada. Tae había vuelto a ser una bola de energía descontrolada nada más irse Mei Lin.

Sabíamos que no estaba del todo bien, que solo usaba ese tipo de máscara cuando quería olvidarse de los problemas y que por eso era el gimnasio o el tabloncillo de Big Hit quien pagaba sus frustraciones, bueno nosotros también.

—Como sea, lo que más me gusta de este sitio es el ambiente—comentó Tae haciendo una inspección del atestado restaurante café en el que los meseros hacían malabares para entregar y tomar órdenes.

Jungkook negó con la cabeza y se puso inspeccionar la carta diciendo que ya había estado allí una vez con su novia. Yo seguí divagando en la decoración del lugar cuando una figura en especial se robó mi atención.

De todas las Puccas que abundaban alrededor no podía dejar de mirar a una con el pelo casi blanco de lo rubio que era y menos con aquellos inmensos ojos azules que por primera vez usaban maquillaje ante mí.

El uniforme simple del animado combinado con una pequeña falda y las medias de rejilla le daban un aspecto diferente. Quería morirme sinceramente cuando Sam llegó a nuestra mesa y las otras personas que nos acompañaban dejaron de hacer lo que fuera para realizar la misma inspección al personaje adorable que nos venía a tomar la orden.

—Buenas tardes, bienvenidos. ¿En qué puedo ayudarles hoy a los señores?

Fue entonces que nuestras miradas se encontraron y el mundo se detuvo ciertamente. Como en esas películas románticas que Tae y Jimin adoran. Ni siquiera me di cuenta cuando ya estaba de pie frente a ella con una ridícula sonrisa.

—No sabía que teínas un empleo a medio tiempo ¿Cómo has estado Sami?
El chiflido de uno de mis Hyungs me hizo despertar a medias. Pronto otra chica con un atuendo similar llegó a donde nosotros.

—¿Está todo bien? Ah...Jungkook, no sabía que estabas por aquí...

—¿Y por qué todo el mundo se conoce menos yo?

Y ese era Tae, por lo visto había mucho que explicar y aun cuando Sam me había pedido mantener nuestra relación de amistad en secreto de los chicos ahora con la pequeña sonrisa que me estaba dedicando me era suficiente para dar ese primer paso por el que tanto había anhelado.

***

La vida sí que podía ser caprichosa y por mucho que nos dijéramos a nosotros mismo que lo habíamos olvidado por completo la realidad era otra. Jungkook seguía siendo ese primer amor de infancia incapaz de borrase de mi corazón.

Distraído como siempre y alejar a Sam de allí fue la excusa perfecta para no ser presa de las preguntas del pelinegro Taehyung.

—La verdad creo que te voy a pedir que vuelvas echarme una mano aquí Sunny... ¿Sun? ¿Acaso me escuchas? Oh...

Shin Hye me había atrapado otra vez mirando en dirección de Kook, es que demonios, se veía demasiado guapo con el pelo recogido en un pequeño moño y de un purpura irreal.

Si fuera otro de los miembros tendría otra idea, pero Kook lograba que cualquier look se viera extremadamente masculino. Mi mejor amiga volvió a carraspear para llamar mi atención.

—¿Qué hablamos de esto eh? ¿Que no estabas superándolo ya?

—Lo sé, lo sé, pero qué puedo hacer, es condenadamente guapo, amable y distraído, desde los cinco años es mi perdición. Ya mejor me callo y sobre el trabajo de medio tiempo quizás me embulle, bueno solo si contratas a Sam.

Shinnie miró en dirección de la menuda rubia que terminaba de dejar las órdenes pegadas contra la barra. Hasta ahora Sam lo había hecho bien, descontando el hecho de la llegada de J-Hope y los otros y el incómodo momento donde el chico la presentó a los demás casi tartamudeando, todo marchaba sobre ruedas.

—Le has tomado mucho aprecio a la chica, es porque te recuerda a...

—Ya sabes, no entremos en detalles. Si pasa ella yo me quedaré, de todas formas estoy trabajando.

Dije tomando una bandeja a lo que ella solo negó divertida. Sí, la verdad Sam me recordaba demasiado a Soo Min y en serio me hubiera gustado estar más cerca antes que sucediera el accidente, por eso no me podía permitir perderla otra vez y ver a Sam con esa inocencia y timidez solo me hacía recordar todo lo que me perdí de Mimi.

—Hey, estás bien... ¿Verdad?

La pequeña rubia llamó mi atención y pestañeé dos veces para evitar el cristal que acompañaba mis recuerdos sobre mi hermana menor.

—Por supuesto que sí y después conversaremos. Ya estoy más que segura que la esperanza de BTS está totalmente detrás de ti.

Le pellizqué una sus mejillas solo para comprobar que mi comentario las había calentado. Sí Sam, tú como mi querida Soo Min, eres mi esencia de lilas.

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