IV. 검은색-Black

Había olvidado lo que era sentirse especial por un tiempo. Ahora no necesitaba preguntar para saber que estaba bien o que no, solo tenía que mirar el rostro de ella y todo me parecía en su sitio.

Era simple, era cierto y sobre todo era efímero. Sabía que en poco más de unos días nos separarían los kilómetros y las dudas, que eventualmente se desvanecería la promesa por mucho que nos esforzáramos en pretender que estaría bien.

Estar bien, era una frase trillada que realmente no lo significaba la mayoría de las veces. A veces me pregunto si lo he estado alguna vez, si parte de la oscuridad que me esfuerzo por vencer no viene a ser una especie de salvación.

—¿Qué hora es? ¿Por qué no me despertaste?

Mei se incorporara hasta quedar sentada frente a mí. Se le ha hecho una marca en la mejilla derecha por culpa de la almohada y mi suéter con motivos de Kumamon la hace parecer aún más menuda de lo que es en realidad. Sonrío con inocencia mientras mi mano juguetea con los mechones alrededor de su rostro.

—Aún es pronto para enloquecer. El solo hecho de no poder disfrutarte todo el día por culpa de Lena y Min, ya me tiene de cabeza...

—Aww... a mí también me fastidia, pero al menos sé que estarás ahí para mandar al infierno a esos dos...

Mei terminó de esfumar la distancia entre nosotros, no pude evitarlo y sonreí, esforzándome por olvidarme de la despedida y ser feliz este instante. Sin importarme lo que pudiera venir después.

Una mañana nubosa nos recibió en la puerta principal. Rapmon, Hobi y Jin también estaban allí, intercambiando bostezos y miradas algo adormiladas. Era irónico como estábamos madrugando por el ser más perezoso del dominio bangtan.

Solo un año atrás podía escuchar la voz de Jin hyung sermoneándole por nunca estar despierto antes de las nueve de la mañana y ahora era Yoongi quien nos daba la lata porque debíamos ir a la prueba de los trajes para su boda. La vida era increíble cuando se lo proponía.

—Bien, todo el mundo abordo—mencionó Jin cerrando la puerta trasera del Bang que solíamos usar para ir a la empresa. Yo asentía sin soltarle la mano a mi muñeca que curioseaba distraídamente por la ventana.

—¡Esperen, falto yo!

Un apresurado Jungkook apareció casi cuando la puerta del copiloto se cerraba en su nariz. Jin puso los ojos en blanco.

—Algunas cosas nunca cambiarán...—agregó Hobi en el asiento de atrás. Mei sonrió. Era cierto, Jungkook y la puntualidad, por ejemplo, eran dos cosas incompatibles.

—Angie no puede ir a la prueba de vestidos hoy. Tiene una junta en la empresa.

El maknae ocupó su lugar frente a nosotros. Rapmon no dudó en revolverle el flequillo y luego regresar a la música en sus auriculares desde el asiento del copiloto.

Nos pusimos en marcha con un cómodo silencio. Esa era una de las razones por los que habíamos formado un grupo, era simplemente sentirse en casa. Cerré los ojos siendo solamente consciente del golpeteo de la reciente llovizna contra el parabrisas y la mano pequeña de Mei entre las mías.

Pensé en el resto de los chicos y en mi madre, pensé en otros días más nublados que este pero extrañamente felices.

***

Solo tuve que atravesar el salón principal para darme cuenta que mi mejor amiga estaba totalmente perdida.

—¡Mei Lin, finalmente!

Lena hizo el camino de vuelta en el espacio que había reservado su madrastra para echarse a mis brazos como una niña pequeña y casi romper a llorar.

—¿Dime por qué aguanto esto?

—Porque estás loca como una cabra y quieres a Min Yoon Gi.

—Por eso eres mi mejor amiga, Mei-Mei.

El embarazo ya era notable para mi amiga y todo el que se atreviera a curiosear en sus blusas holgadas, pero lejos de verse enorme, Lena se veía demasiado adorable para criticar, parecía niña pequeña y aunque en los últimos días no habíamos podido hablar mucho que digamos, sabía que mi lugar era aquí a su lado. Apoyándola como siempre.

—Finalmente, eres la dama de honor más importante ¿Cómo te atreves a llegar tarde? Tenemos tanto que hacer...

Intenté abrir la boca para contestarle pero era evidente que Lily había heredado la rapidez para hablar de su señora madre.

—También me alegra verla señora Williams.

—Ya olvídalo...donde estaba... ah... sí. Vamos, es la primera prueba de vestido y aún no encontramos algo que nos convenga...

—Más bien es ella quien no lo ha encontrado...

Lena habló por lo bajo para que su madrastra no la escuchara, yo asentía en aprobación, teníamos un día largo por delante.

***

—Esto es patético... por qué demonios tengo que esperar...—resoplé con auténtica frustración.

—Porque te vas a casar y es de mala suerte ver a la novia antes del día de la boda.

—Esas son patrañas Hope.

—No, no lo son, de hecho por qué rentaste un vestidor justo al lado de las chicas. Te comportas como un acosador desesperado con tu futura esposa.

Y ese era Taehyung, estaban haciendo estragos en mí. Ya tenía ganas de mandarlo todo al carajo y fugarme de allí con Lena y nuestro bebé en brazos.

—La verdad estoy aburrido. Sin Angie esto es solo otra prueba de ropa como las demás.

Jungkook en estos días conseguía recordarme a un cachorro faldero abandonado. No hacía nada sin Angie, era como un chicle y lo peor es que me sacaba de quicio.

Que nadie se daba cuenta por lo que estaba pasando, que la controladora madrastra de mi prometida nos traía locos de la pinza con los preparativos de la boda y que la fecha se nos acercaba como un verdadero monstruo.

—Ya, déjenlo en paz... es lo usual en estas cosas...

—Hablas como si ya te hubieras casado Rapmon...—interrumpió Tae saltando del sofá donde llevaba horas holgazaneando. Sinceramente me daba envidia. Yo tenía los pies secos de estar como maniquí para que me ajustaran el maldito esmoquin.

—No, pero creo que todos están demasiados estresados en los últimos tiempos. No es una queja pero de una fecha acá como que nos hemos distanciado.

Lo último dejó el salón en un silencio incómodo. Jimin terminó de teclear frenéticamente en su teléfono para mirar a los demás.

Jin enarcó las cejas y luego miró a Jungkook. El maknae resopló levantando su flequillo un poco. Por lo visto se habían ensayado una charla minutos antes.

—Vale es cierto. Somos un desastre. Le hemos vendido el alma al diablo por amor y a muchos les ha ido bien en el laberinto—eso iba directo a Jimin y a mí—y a otros desgraciadamente no—Rapmon se llevó lo último—Y bueno... lo que quiero decir es que deberíamos dedicarnos un tiempo como grupo. No sé, convivir más y esas cosas...

—Precisamente tú dices eso, Kook, cuando tienes síndrome de pelirroja las 24/7.

—Por eso mismo lo digo TaeTae, hemos pasado por mucho últimamente y ni siquiera nos hemos detenido a procesarlo. No voy a negar que soy uno de los que más se ha alejado pero creo que es normal. Crecer es lo más difícil de este mundo. Es un trabajo a largo plazo y por tu cuenta. Ya me siento más que agradecido de poder compartir todo este tiempo con ustedes, con las personas más importantes en mi vida pero entiendo a Rapmon, a Tae con sus problemas y a Jimin, a ti mismo hyung, casi te nos escapas entre las manos. No sé, solo pensé que tener una noche de chicos nos hacía falta antes de la boda y el comeback...

El maknae terminó su pequeño discurso para concentrarse en la punta de sus converse como si fueran lo más importante del mundo. Tae se dejó caer más sobre el sofá mirando al techo.

El suspiro de Hope le puso la tapa el pomo. Ya estaba harto. Maldita sea. Qué era esta depresión y por qué yo me comportaba como un idiota positivo. Bajé del pedestal donde estaba para que me tomaran más medidas inútiles y carraspeé para que todos salieran de ese ensoñamiento de hace minutos.

—Lo siento, pero hasta donde recuerdo somos bangtan y eso significa que ninguna mujer loca va a manipularme la boda o lo que sea que tenga que hacer. Ahora mismo levantan esos traseros deprimidos y vamos por las chicas, la boda será hoy.

Creo que lo que acababa de salir de mi boca los dejó más noqueados que antes, pero la sonrisa lenta que fue apareciendo en sus rostros me hizo sentir mejor.

***

—Quisiera que un asteroide cayera sobre este lugar. Gracias a mi madre odio las compras con toda mi alma—Lily se quejaba a todo pulmón. Sinceramente estaba de acuerdo, el experimento de Roxanne solo me daba jaqueca y total seguía sin entender qué demonios de vestido usaría el maldito catorce de febrero.

Miré el probador con roña antes de cambiarme una última vez. Afuera escuchaba más quejas y la voz de Mei contradiciendo a Lily.

Iba a terminar de bajarme el vestido cuando la cabeza rubia platina de Yoon apareció del otro lado del vestidor. Casi me da un infarto y tuve que taparme la boca para no gritar.

—¿Necesitas ayuda nena?

Él enarcó las cejas haciendo alusión al cierre del vestido. Yo sonreí como una boba. Por mucho que quisiera gritarle por colarse en el vestidor, eso era lo que más que gustaba de mi bebé. Era totalmente impredecible.

—Diré que sí solo si me sacas de este sitio. Comienzo a sufrir claustrofobia...

Yoon sonrió mostrando todos sus dientes. Ya no tenía conciencia de las mariposas porque se habían transformado en estrellas explotando dentro de mi corazón desde hacía algún tiempo.

—Por algo somos tan compatibles, cariño. Vámonos de aquí.

Ni siquiera tenía que pensarlo mucho y arrastrando aquel insólito vestido de novia me uní a loca escapada. Me recordaba a otra situación similar.

Una en la que nos ocultábamos de los chicos debajo de la encimera de la cocina solo para que no lastimar a Jungkook. Cientos de recuerdos tenía con él, cuántos por formar.

Llamando ridículamente la atención alcanzamos el parking de la tienda de vestidos de novia. Allí nos esperaba una pequeña multitud.

Me quedé a cuadros unos instantes contemplando la sonrisa de mis mejores amigos y unas incontrolables ganas de llorar terminaron venciéndome. Yoon no lo pensó dos veces para abrazarme y decirme que me amaba.

Era eso. Quién necesita una boda espectacular o un catering digno de la realeza, era esta la mejor parte y siempre lo sería.

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