Capítulo 54

Deciden irse después de medianoche, el carro que Seongwha les da es, definitivamente, robado. Yeosang conoce perfectamente como luce un carro robado.

Ponen sus bolsas en la parte de atrás, Wooyoung decidiendo sentarse allí. San va en el asiento de copiloto porque quiere revisar los documentos, así que Yeosang termina conduciendo.

Seongwha abraza a San con fuerza, susurrando algo en su oído, San asiente. Hongjoong los abraza lánguida y suavemente, casi como un hermano, les desea buena suerte y les dice que siempre serán bienvenidos si deciden regresar.

Entonces se van.

Han estado en la carretera por cuarenta minutos, San pone los documentos en la bolsa de plástico y la cierra, entonces se recuesta en su asiento.

“L.A.” Dice. “No sé hablar inglés, joder.”

“Ni yo.” Dice Wooyoung, luce medio dormido.

“Allí veremos.” Responde Yeosang, se quedan callados.

Luego San ve por su ventana y se enfoca en el espejo lateral, suspira.

“¿Saben? Siempre he intentado tener una mente positiva en cuanto a la vida. Siempre. Ahora mismo, creo que la mente positiva se puede ir a la mierda.”

Yeosang frunce el ceño

“¿Qué mierda?”

“Hay al menos cinco patrullas policíacas persiguiéndonos.”

Wooyoung boquea y mira detrás de su asiento, luego maldice por lo bajo. Yeosang mira desde el espejo retrovisor, y, como a la vida le gusta joderlos, claramente hay algunas patrullas a unos diez pies de ellos, con las luces apagadas.

“¿Qué hacemos?” Pregunta Wooyoung, extrañamente calmado. “Probablemente me estén buscando.”

“O a mí.” San se encoge de hombros. “Es decir, Imoogi Pa tiene contactos en todas partes, no me sorprendería que me hubiesen detectado en Seúl.”

“Quisiera recordarles que yo solía robar autos en esta ciudad y que he tenido acreedores en mi puerta por, media década al menos.” Yeosang suspira. “¿Una mezcla de todos nosotros, supongo?”

“Eso creo.” Dice Wooyoung.

“Honestamente, estoy intentando tener una mente positiva pero ¿Qué mierda hacemos?”

Yeosang sostiene el volante con fuerza.

“Los perdemos.”

Presiona el acelerador y el carro avanza con rapidez, después de algunos segundos sirenas comienzan a inundar el aire.

“Los hijos de puta se estaban ocultando.” Yeosang dice entre dientes. “Bien. Bien, conozco una salida, nos llevará a la entrada principal cerca del río Han, tal vez los pierda cuando lleguemos al Wonhyo Bridge.”

Los autos están cerca, siguiéndolos, Yeosang se enfoca en el camino, olvidando las sirenas.

“¿Crees que puedas?” Le pregunta San.

“Lo he hecho antes, conductor de escape, ¿recuerdas?” Yeosang siente que el auto al fin empieza a tomar velocidad. “Es como montar en bici.”

Wooyoung sólo suspira.

“Honestamente, estoy decepcionado pero nada sorprendido.”

San lo mira con incredulidad.

“¿Por qué no estás enloqueciendo? Porque yo estoy enloqueciendo un poco.”

“No tengo la fuerza para hacerlo. Solo estoy sin palabras.”

Yeosang ve un lugar vacío entre dos carreteras, aguanta la respiración y gira el volante. El carro se inclina hacia la derecha, Wooyoung golpea contra la puerta del auto, Yeosang consigue deslizarse entre ese espacio y se encuentra en un carril distinto, conduciendo en dirección contraria, un auto va hacia la izquierda y toca su bocina.

“Mierda.” Inhala San, sosteniendo su asiento. “Eso fue jodidamente loco.”

Yeosang mira el retrovisor, las patrullas intentan entrar en el mismo carril pero hay una buena distancia entre ellos, sirenas desvaneciéndose en la lejanía.
“Ok,” Se relame los labios, adrenalina bombeando en sus venas. “Podemos hacerlo.”

“Si salimos de esta sin esposas…” Wooyoung traga. “Se los juro, haré que me follen tan fuerte que no podré caminar por una semana.”

San frunce el ceño.

“Una cosa extrañamente específica para decir en esta situación en particular, pero seguro.”

“Son los nervios, están llegando a mí justo ahora, no me presten atención.”

Entran a un túnel, Yeosang sabe que una vez que salgan el túnel no estará muy lejos, tal vez puedan salir de esta.

Pueden oír sirenas de nuevo, pero solo porque el túnel amplifica el sonido, tiene al menos tres minutos de ventaja, si sigue con esa velocidad sabe que realmente los perderá. Mente positiva.

Salen del túnel, Yeosang va hacia la izquierda tan rápido como puede, están yendo al río justo ahora.

Mente positiva.

Ve el puente, gira el carro tan rápido que casi siente un latigazo cervical.

Mente positiva.

La mente positiva puede besar su maldito trasero.

Presiona los frenos con fuerza una vez que ve las barricadas en el medio del puente, luces naranjas haciéndose visibles.
“No es posible.” Susurra.

“¿Qué demonios es eso?” Pregunta San.

“Ellos… Bloquearon los puentes. Malditos imbéciles, no puedo creerlo.”

“¿No puedes pasar por encima?” Pregunta Wooyoung.

“Habrán patrullas esperándonos al final del puente, conozco esta mierda.” Suspira Yeosang. “Si giro ahora mismo, las otras patrullas estarán encima de nosotros.”

El silencio que cae en el auto es pesado. Más pesado que cualquier cosa que Yeosang haya experimentado antes.

“Así que…” Murmura Wooyoung. “¿Esto es todo?”

“Mierda.” San cierra sus ojos, “Estábamos tan cerca.”

Lo estaban. Estaban cerca de salir del país, de ser libres y quizás felices, de estar juntos. Porque eran los tres, se suponía que estuvieran juntos. Los tres.

Yeosang mira afuera, las sirenas se acercan, mira al río junto a ellos.

Entonces todo hace clic.

“Último día en la tierra.” Dice, y siente que San lo mira con lentitud.

“Oh.” Wooyoung mira el río. “Oh.”

“De ninguna manera.” Dice San entre dientes. “Sí, no pasará.”

“¿No puedes nadar?” Pregunta Yeosang, San parece querer matarlo.

“Sí. ¡No es el punto!”

“¿Qué tenemos que perder?” Wooyoung se encoge de hombros, ahora San parece querer matarlo a él.

“¿¡Nuestras vidas!?” San lo mira con los ojos abiertos de par en par. “¡No pueden hablar en serio!”

Yeosang asiente.

“Vamos muy en serio.”

San mira a Wooyoung, luego a Yeosang, luego a Wooyoung, luego cierra sus ojos y suspira con una expresión desesperada.

“Los odio tanto.”

Yeosang abre la puerta y sale del auto, Wooyoung también lo hace y justo allí San se pone junto a ellos. Pone los documentos en la bolsa de plástico y los mete en los bolsillos internos de su chaqueta.

Yeosang se sube en la rejilla que los divide del final del puente, escala la pequeña pared y se para en la balaustrada. Wooyoung y San también escalan, posicionándose junto a él. Miran el agua oscura junto a ellos.

“Miren.” Yeosang une sus manos. “Puedo oír las sirenas, así que no tenemos tiempo. No morí cuando lo intenté, no morí cuando me atropellaron, tengo un buen presentimiento.”

“Bien por ti.” Murmura San. “Como sea. Hagámoslo.”

Wooyoung toma ambas de sus manos, tomándolos con fuerza.

“Si nos ahogamos…”

“Wooyoung, por favor…” Se queja San.

“Si nos ahogamos.” Repite Wooyoung y sonríe con tristeza. “Los amé más que cualquier otra cosa en mi vida.”

Yeosang niega con la cabeza, también sonríe.

“Joder, yo también.”

“Sí, yo también. Son mi luna y mi sol, como sea, jódanse.” Dice San, se relame los labios. “¿Último día en la tierra?”

“Último día en la tierra.” Repite Yeosang.

Cuando ve las patrullas acercándose, también logra reconocer dos autos tras éstas. Se traga el miedo, la preocupación, el terror absoluto al saber lo jodidamente oscura que está el agua, el hecho de que el frío probablemente los destruirá en un par de minutos, que sus ropas van a hacer que se hundan, y luego toma un paso hacia la nada.

Wooyoung y San también lo hacen.

Y caen.

Yeosang siente que caen por minutos y minutos, pero en realidad son segundos.

Luego dan contra el agua.

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