Capítulo 30

Pero cuando despierta San no está.

Yeosang mira el espacio vacío entre Wooyoung y él y jura que su corazón para de latir por un momento, luego va a su garganta, dejando su pecho vacío. Da golpecitos en la parte desocupada, está fría. Wooyoung sigue dormido, aún envuelto sobre sí mismo, viéndose más pequeño, y San no está allí. Yeosang baja de la cama lentamente, el pánico inundando sus oídos, algo como su corazón roto ya abriéndose paso entre sus costillas y mira la habitación. Todas las bolsas están allí. En ese momento se da cuenta de que la puerta está ligeramente abierta, una pequeña línea de luz se encuentra en el suelo.

Camina con los pies descalzos hacia la puerta y la abre por completo, la luz del sol cegándolo por un segundo y allí ve a San. Está junto a la puerta, agachado y mirando a un pequeño gato con ojos llenos de apreciación. El animal tiene un pelaje blanquecino, pero está bastante sucio, lleno de barro y mugre en todas partes.

San no se ha ido. Eso le hace tomar un fuerte aliento, San sube la mirada y la conecta con la de Yeosang.

“¿Qué con tu cara?”

Yeosang parpadea por un momento, San aún lo observa. No hay rastro del miedo que inundaba sus ojos el día anterior. Yeosang se agacha junto a él y mira al felino.

“Pensé que te habías ido.”

San asiente.

“No voy a irme.”

No se va. Su corazón comienza a regularizarse de nuevo.

“Bien.” Dice Yeosang. “¿Qué pasó con el gato?”

San sonríe un poco, sus nudillos rozando la pequeña cabeza del animal.

“Estaba maullando afuera de la habitación y me despertó. Le compre un sándwich de atún de una máquina dispensadora y le di el pescado, necesita comer.”

Yeosang asiente.

“Es muy tierno.”

“Lo es.”

“¿Te gustan los gatos?”

San sonríe aún más.

“Solía alimentar a algunos gatos callejeros en Daegu. Había uno que me odiaba, pero en el momento en el que le di comida dejó de arañarme y morderme los tobillos. Qué pedazo de mierda.”

Yeosang ríe.

“Suena a alguien que conozco.”

“Cállate.” San le golpea el hombro ligeramente, riendo con suavidad.

Yeosang pone su cabeza en el hombro de San, tensándose porque tal vez San aún no se siente bien, tal vez necesite más tiempo y tal vez lo aparte de nuevo. En vez de eso, San pone su mano en su cabeza y sus dedos se enredan en su cabello. Yeosang suspira.

“Lamento lo de ayer.” Dice San. “Lo siento.”

El gato tose un pedazo de atún y lo escupe, oliéndolo antes de mascar un pedazo más pequeño con cuidado.

“Está bien.” Responde Yeosang. “Luces mejor.”

San no le responde, sólo hace un sonidito que podría significar cualquier cosa, pero Yeosang intenta ignorarlo.

“Wooyoung y yo creemos que será mejor que nos quedemos por un tiempo.” Dice Yeosang, el gato deja de comer y lo observa con curiosidad. “Al menos hasta que sus costillas mejoren, no puede sentarse por tanto tiempo en un auto así.”

San asiente.

“Sí. Sí, mejor hagamos eso. Después de todo no es como si tuviéramos otro sitio para ir.”

El gatito maúlla y luego pasa su cabeza contra la palma de la mano de San, ronroneando.

Yeosang ríe.

“Mierda, es jodidamente tierno.”

“¿Quién?”

Él y San se voltean, Wooyoung está parado la puerta con la sábanas sobre sus hombros, ojos aún medio cerrados e hinchados, y los labios apretados.

“Tú.” Responde Yeosang, Wooyoung se queja.

“Me siento como un cadáver. Supongo que también luzco cómo uno.”

San toma al felino con cuidado, sus pulgares acariciando su suaves costados y se levanta.

“Conseguí un gato.”

Con eso Wooyoung abre bien los ojos. Mira al gato por unos momentos antes de extender las manos hacia éste, abriendo y cerrando los puños.

“Esa es la cosita más tierna que he visto y necesito tocarlo.”

San deja con cuidado el gato entre los brazos de Wooyoung y el chico se deslumbra con el animal. “Oh, no me jodas, eres tan adorable. Tan suavecito, quiero golpearme la cabeza con la esquina de una mesa.”

“Eso es tan dramático.” Murmura San. “¿Cómo te sientes?”

Wooyoung despega la vista del gato con una mueca.

“Mis costillas duelen demasiado.”

“¿Más que ayer?”

“Sí.”

San aprieta los labios.

“Déjame ver.”

San le sube la camiseta a Wooyoung y traga fuertemente al ver las marcas, ahora más prominentes que la noche anterior, mucho más oscuras y esparciéndose en rojo, la piel inflamada.

“Tendremos que comprar algo, no van a sanar solas.”

“Cómprenme antibióticos o moriré.” Dice Wooyoung. “Y comida, estoy muriendo de hambre. Quiero algo muy grasoso.”

“Bien.” Yeosang acaricia la cabeza del gato. “Déjame vestirme, San y yo iremos. Quédate aquí con el gato.”

“Suena como un buen plan.”

“Wooyoung.” San lo mira seriamente. “No le pongas nombre al gato.”

Wooyoung frunce el ceño.

“¿Por qué?”

“No le pongas nombre, en serio.”

“Sí, como sea.” Dice Wooyoung y luego sonríe. “¿Y mi beso?”

“No voy a besarte. Tu boca huele al culo de ese gato.” Dice San.

“Jodidamente grosero.” Murmura Wooyoung, volviendo a la habitación, hablándole al gato. “¿No lo crees? Tiene suerte de ser tan guapo, si no fuera por eso ya lo habríamos dejado ¿Mmh? Sí, cierto.”

“Y… se fue.” Suspira Yeosang. “Genial.”

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