Capítulo 14

Los siguientes días carecen de eventualidades, por no decir nada, y Wooyoung adora eso. A pesar de que son tan diferentes, caen en una rutina fácil de la cual Wooyoung se enamora. Siguen yendo a dormir en la misma cama, incluso aunque ya saben muy bien que el departamento tiene otras dos habitaciones. Nadie habla de eso, pero Wooyoung cree que a Yeosang le gusta dormir con ellos porque no le gusta despertar solo. Cree que a San en realidad no le importa porque tal vez, sólo tal vez, desea afección. Incluso un poco. Y Wooyoung, luego de tener pesadillas despierta con dos cálidos cuerpos rodeándolo, y esa es una gran razón para él.

Quien duerme en el medio va, sin excepciones, a despertar con los dos restantes pegados a ambos lados, con sus piernas entrelazadas.

Cuando San está en el medio, Wooyoung se acurruca en su pecho con su nariz rozando sus clavículas. Yeosang siempre los sostiene a ambos en sus brazos.

Cuando es Yeosang, Wooyoung siempre despierta con el brazo del chico en su cintura, acercándolo, y San casi siempre tiene sus manos junto a la cabeza de éste, como si hubiese acariciado su cabello por la noche.

Cuando él está en el medio, despierta con San a su lado, más cerca que cuando se fue a dormir, sus dedos rozando los suyos, la nariz de Yeosang exhalando en su nuca.

Adora dormir en el medio.

Durante el día divagan por Busan, de vez en cuando Changbin se les une, él y San les enseñan la ciudad, San los lleva al jardín botánico que solía amar cuando era un niño. Changbin y San se llevan muy bien, extrañamente. Tal vez sea porque San también es de Busan, tal vez porque San extrañaba el grueso acento de su ciudad, tal vez porque en realidad le agrada Changbin.

“¿A cuál de los dos te estás follando?” Le pregunta Changbin una tarde, justo fuera del club, San y Yeosang están adentro buscando tragos.

“A ninguno.” Responde Wooyoung, exhala humo que la brisa nocturna aparta inmediatamente, la punta de su cigarrillo brillando roja en la oscuridad.

Changbin sonríe.

“¿A cuál de los dos te quieres follar?”

Una pausa.

“Esa es una buena pregunta.” Dice.

De vez en cuando, Yeosang divaga. Comienza a ver hacia la pared, o a la mesita en frente del sofá, o tal vez a la nada. Sólo mira, respirando lentamente con los ojos desenfocados.

Una vez sucede mientras están haciendo la cena. Wooyoung está haciendo estofado, mezclando anchoas en un bol, Yeosang corta el rábano cuando de repente algo suena fuertemente. Wooyoung salta y mira al suelo, el cuchillo cayendo junto al pie descalzo de Yeosang.

“Mierda, ¿Estás bien?” Pregunta Wooyoung, agachándose para tomar el cuchillo. “¿Te cortaste?”

Cuando no hay respuesta, Wooyoung observa a Yeosang, está viendo las cortinas amarillas, con los ojos aturdidos y la mandíbula apretada.

“¿Yeosang?” Wooyoung le llama, tragándose la preocupación. Lentamente pone su mano en la de Yeosang y el chico parpadea un momento antes de volver a enfocarse en Wooyoung.

“¿Qué?”

“Soltaste el cuchillo.”

“Oh.” Yeosang ríe y, joder, es el sonido más falso que alguna vez ha escuchado. “Perdón.”

“Está bien, sólo ten cuidado.” Wooyoung vuelve a las anchoas, añadiéndole sal a la sopa y luego suspira. “¿Estás bien, Yeosang?”

No responde, el silencio llena la cocina, y luego dice.

“¿Quién sabe?”

San revisa su celular de vez en cuando. Siempre que lo hace suena demasiado, inundado de notificaciones y llamadas perdidas. Wooyoung puede verlo por el rabillo de sus ojos, siempre es el mismo número. No hace preguntas. No está seguro de lo que le respondería.

De vez en cuando, San se para frente a la puerta, manteniéndola abierta por minutos y minutos, viendo las calles vacías, cada vez que un auto pasa cerca su cuerpo se tensa, sus dedos se estremecen. Cuando el carro se va se tranquiliza, pero no se mueve.

Wooyoung sabe porqué. San tiene miedo.

Tiene miedo de ver lo que sea de lo que escapa, tiene miedo de que aparezcan, que hagan algo, lo que sea.

“¿No crees que tenemos que mudarnos pronto?” Wooyoung le pregunta una vez, tratando de sonar casual.

“¿Por qué?” Le pregunta San, parado junto a la puerta.

“Sólo… No lo sé, tal vez sea mejor si lo hacemos.”

Una pausa.

“Es por mi, ¿Cierto?” Pregunta San, Wooyoung no responde. “Eso es bastante lindo, pero está bien.”

“¿Crees que te encuentren?”

“No lo sé. Tal vez no, tal vez si.”

“¿Entonces por qué seguimos aquí?”

“Me gusta aquí.” Responde, con una sonrisa. “Y a ustedes también. Está bien.”

Pero cuando un auto conduce en frente del departamento, San se mantiene inmóvil hasta que se aleja. Hasta que están a salvo de nuevo.

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