Capítulo 13
El supermercado queda a diez minutos del club de Changbin. Sólo hay tres autos estacionados afuera, la señal del local está hecha de luces neón pero estas titilan.
San sale del carro, quitando las arrugas de sus jeans, una camisa de Rolling Stones metida en esos tirantes adheridos precariamente en ambos hombros.
“Bueno, este lugar luce prometedor.”
“Siempre que haya comida.” Dice Yeosang, cerrando la puerta del auto.
“Busquemos un carrito.” Dice Wooyoung, caminando hacia la línea de carros fuera de la entrada del supermercado. Toma uno pero una de las ruedas está dañada, así que busca uno mejor. Una vez que lo encuentra sonríe.
“Voy a meterme.” Dice.
“¿Entonces en dónde pondremos la comida?” Pregunta San, casi aburrido.
Wooyoung hace un puchero.
“Soy pequeñito.”
“Sé que lo eres.”
“Yeosang, ¿Me ayudas?”
Yeosang asiente y cuando Wooyoung sube una pierna, posicionándola encima del carro, Yeosang pone sus manos en su cintura, levantándolo y ayudando a que entre. Wooyoung suelta una risita satisfecha, sentándose en el carrito con las piernas cruzadas.
“No toma demasiado hacerte feliz.” Dice San, y Wooyoung puede ver cómo está reprimiendo una sonrisa.
“¿Me empujas?” Pregunta Wooyoung, sonriendo y, por un momento, jura que ve cariño en los ojos de San.
“Tan demandante.” Gruñe, aún así tomando el carro y empujándolo en el mercado, Wooyoung meneando sus hombros felizmente.
Al parecer no hay nadie dentro, sólo algunos empleados aburridos que les lanzan una mirada y vuelven a llenar los estantes de productos. Una canción que Wooyoung apenas reconoce suena suavemente en los parlantes.
“Así que…¿Qué vamos a comprar?” Pregunta Yeosang, caminando con San.
“¿Lo esencial?” Wooyoung aprieta los labios. “Como ramen, y esa mierda, pero también frutas y vegetales.”
“¿En serio?”
“No sé si tú, San, pero yo sí que como eso.” Dice, echándose los cabellos negros hacia atrás. “Y té. No hay ni un poco en el departamento. Y unos snacks decentes también, no puedo vivir a base de poptarts.”
Encuentran frutas y vegetales, Wooyoung les muestra lo que quiere y Yeosang los pone en bolsas de plástico, dándoselas a Wooyoung quien los ordena en el carrito.
“Si compramos cerdo puedo hacer bossan.” Dice Wooyoung, buscando rábano picante. “¿Les gusta el Japchae?”
Wooyoung asiente, sonriendo.
“Quién diría que teníamos a un chef con nosotros.”
Wooyoung agita sus manos restándole importancia, con sus piernas cerca de su pecho.
“No soy tan bueno, en serio.”
“Eres mejor que nosotros, seguramente.” Dice San, empujando el carrito con Wooyoung. “Veo snacks por allí.”
Yeosang comienza a tomar todas las variedades que consigue en los estantes, Wooyoung observa lo que eligió.
“No me gusta las de camarón.”
“Ya no te conozco.” Refunfuña Yeosang, tomando un paquete más para provocarlo.
“¿Qué te gusta?” Pregunta San.
A Wooyoung le tienta la idea de decir “tú” pero decide que, conociendo a San, puede que no le agrade el resultado.
“El pastel.”
Yeosang toma una caja de pasteles de chocolate y Wooyoung asiente, Yeosang los tira al carrito.
“Ramen, ramen, ramen.”
Wooyoung deja el resto de las compras en sus manos, ambos chicos tomando tal vez demasiados paquetes de ramen instantáneo, demasiadas salchichas, más snacks, leche y café. Lo esencial, según ellos.
“Estás jodidamente pesado.” Gruñe San luego de un rato, aún empujando el carrito de Wooyoung, el cual está cubierto en comida.
“Son las cosas las que lo hacen pesado.” Wooyoung hace un puchero y San chasquea la lengua.
“Estoy bastante seguro de que también es tu culpa.”
“O tal vez tus palitos tienen la culpa.”
“Estos palitos son la razón por la cual tu culo flojo no ha caminado un sólo paso en este maldito supermercado.”
“Chicos, por favor, actúen como adultos.” Dice Yeosang, leyendo con interés los índices nutricionales de una bolsa de papas. “Igual, ya tenemos todo así que puedes dejar de chillar, San.”
“La cantidad de irrespeto es increíble.” Murmura San, empujando a Wooyoung y las cosas a las cajas registradoras. “Debí haber dejado sus traseros perdidos en Daegu.”
El chico tras la caja registradora les mira extrañado, especialmente a Wooyoung, el cual sigue felizmente sentado en el carrito. Honestamente, no le importa si la gente le ve, ha querido meterse en uno de esos desde hacía mucho, y recuerda que amaba hacerlo cuando era niño.
Mientras San paga por los artículos, Yeosang llena las bolsas con las compras en el carrito de metal.
“Ya tienes que bajarte.” Dice San mientras empuja el carrito, Wooyoung suspira.
“Lo sé. Pongamos la comida en el auto primero, entonces vamos a los carritos y me bajo de aquí.”
San rueda los ojos pero no protesta, así que ponen las bolsas en la guantera y San comienza a empujar a Wooyoung.
“Ah, olvidé algo.” Dice Yeosang, caminando de vuelta al supermercado. “Ya vuelvo.”
Wooyoung frunce el ceño, San le dice que le esperarán en el auto y continúa hacia los carritos.
“¿Qué necesita?” Pregunta Wooyoung. “¿Acaso trae dinero?”
“Como si necesitara dinero para conseguir lo que quiere.”
“Podría meterse en problemas.”
“Estará bien.”
Wooyoung alza su mentón, tratando de ver a San sin tener que voltarse y sonríe.
“Te agrada, ¿No es así?”
San se burla.
“¿De qué demonios hablas?”
“Te agrada mucho. Te parece entretenido.”
“No hay nada entretenido en él.”
Wooyoung aprieta los labios y las ruedas del carro chillan en el asfalto.
“Creo que te gusta bastante.”
San no responde, y, si Wooyoung entiende lo que eso significa, el silencio es de por si una respuesta. A San le gusta quedarse con la última palabra.
“Aquí estamos.” San deja de empujar el carrito cuando están en frente de los otros. “Vamos, niño, bájate.”
“Voy a extrañarlo.” Dice Wooyoung, agachándose en el carrito.
“Si te gusta tanto puedes montarte la próxima vez también.”
Wooyoung asiente felizmente al oír eso y sube una pierna sobre el carrito, tratando de buscar el piso con su pie para bajar fácilmente sin tener que saltar. Pero entonces pierde el equilibrio, siente que el carrito se inclina a su izquierda y lo toma fuertemente, haciendo que este caiga con él. Gaña y golpea el piso con su hombro, el carrito cayendo sobre su pierna derecha.
“Mierda, ¿¡Estás bien!?” San toma el carrito y lo levanta, tirándolo a un lado y arrodillándose junto a Wooyoung.
“Dios.” Ríe Wooyoung, cubriendo su cara con la palma de su mano. “Oh, eso fue tan incómodo.”
Escucha que San ríe un poco.
“¿Te duele algo?”
Wooyoung suspira y niega con la cabeza.
“Sólo mi hombro, pero no tanto. Mi orgullo, sin embargo, eso duele.”
“Me imagino.”
“Mis malditas piernas son demasiado cortas.” Murmura Wooyoung, San le sonríe y le ofrece su mano. Wooyoung la toma y San lo levanta, mientras le quita el polvo de su camisa.
“Eso fue un poco gracioso.” Dice San, aún sonriendo. A Wooyoung le gusta la sonrisa de San, probablemente porque es inesperada. Cuando se trata de Yeosang es diferente, incluso sus sonrisas forzadas se ven bien, siempre brillantes y ajustadas a su personalidad. San, por otro lado, siempre es frío y habla lo necesario, así que el hecho de que sus dientes aparecen cuando sonríe, y sus ojos volviéndose medias lunas… bueno, sólo es lindo.
Vuelven al auto, Wooyoung enciende un cigarrillo y esperan a Yeosang inclinados sobre el Chevrolet. Yeosang aparece luego de un rato, con una gran sonrisa de autosuficiencia en su rostro, y San sube una ceja.
“¿Qué carajos hiciste?”
“Nos traje regalos.” Responde y de sus jeans saca accesorios.
“¿Qué demonios?” Pregunta Wooyoung. “¿Los robaste?”
Yeosang se encoge de hombros.
“Los vi cerca de la caja registradora, aún no sé porqué todos los supermercados tienen esa parte en la cual venden basura. Y revistas casi pornográficas. De todas formas, no es nada caro, son bastante baratas, pero pensé que sería lindo.” Le muestra a Wooyoung un arete, de cruz hecha de plata barata. “Esto es para ti, vi que tenías perforaciones en tus orejas.”
Wooyoung lo toma y sonríe.
“Gracias.”
Yeosang asiente y se vuelve hacia San.
“Esto es para ti.” Le da un collar a San, una cadena increíblemente delgada con un pendiente en forma de hoja, del mismo material. “Pensé que te quedaría bien.”
San la observa poniéndola entre sus dedos, pero no la usa.
“Esta es para mi.” Yeosang levanta su mano y Wooyoung ve un brazalete de plata en su muñeca, nada lujoso, sólo un aro simple, grueso y opaco.
“Están muy lindos, Yeosang.” Dice Wooyoung mientras se pone el arete. “Me gustan bastante.”
“Aunque, ¿Por qué lo hiciste?” Pregunta San.
“Pensé que estaría bien, sabes, tener algo que nos una. No lo sé…” sonríe Yeosang, tal vez un poco avergonzado. “Sólo me gustaba la idea. Es decir, son falsas, pero pensé que estaría bien.”
San asiente para sí mismo, aún mirando el collar entre sus manos. Yeosang aclara su garganta.
“No tienes que usarla si no qui…”
“Cállate.” San rápidamente pone la cadena en su cuello, la hoja cayendo en su esternón. “Volvamos a casa.”
San va a sentarse en el asiento de piloto, Wooyoung observa a Yeosang y nota la sonrisa más genuina que había tenido desde que lo conoció. Algo se sacude en su pecho y también se encuentra sonriendo.
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