Disarmed
Tell me something boy?
╔═══━━━─── • ───━━━═══╗
Illara
Se sentía tan desarmada cuando veía el rostro de su hermano. Veía la agonía en los ojos sin emoción, en la expresión ausente que tendía a permanecer incluso cuando ella le hablaba y hacía esfuerzos por hacerlo reír, en cómo miraba el piso en reuniones con la corte o cuando estaba con personas en general. Se sentía desarmada porque no sabía qué hacer, ni cómo hacerlo, para quitar ese velo tan gris que recordaba incluso desde su infancia, siempre en las facciones de su hermano como si fuese un fantasma. Un fantasma de dolor que no había pasado desapercibida ni por ella ni por su madre, pero que su padre siempre quiso ignorar igual que tantas otras personas, que confundían el sufrimiento de Nikolai con timidez.
O que a veces llegaban a confundirla con desinterés.
Ahora el pasado se repetía. Illara se torturaba por dentro sin saber cómo ayudar a su hermano, a quien quería con todas las partes de su corazón hasta tal punto que no podía enojarse con él; ni siquiera cuando las peleas y las discusiones alcanzaban a tal nivel, que la rubia lloraba y la gritaba a quién parecía haberse convertido en una pared, algo que la mujer ya no sabía si también se remontaba a su infancia o si era propio del presente simplemente. Había muchas cosas que no recordaba, muchas cosas que había olvidado con la distancia mientras que el príncipe había estado viviendo de regimiento en regimiento. Cosas que ahora estaban tan presentes en su día a día, cada vez que se cruzaba con él ahora que había regresado a casa, que Illara no lograba quitárselas de la cabeza ni siquiera cuando estaba, o debía estar, cumpliendo con sus responsabilidades como monarca. Era imposible cumplir con sus responsabilidades y fingir que todo seguía su paso con normalidad, cuando sabía que la persona que más quería en el mundo estaba metida en un agujero tan negro y tan profundo, que ya parecía que ni interés tenía en salir de él. Cuando sabía que Nikolai corría peligro de fundirse de nuevo con su propia oscuridad.
Y que podía ser que no volviera a dejarla ir nunca más.
Pero no permitiría que la oscuridad le quitara a su hermano ni que sus demonios lo torturaran un minuto más, o eso se repetía la rubia cuando mirando a la cara a uno de sus consejeros o a aristócratas y no podía reconocer la sonrisa educada que la miraba de vuelta, viendo solo una réplica incesante de la expresión sin vida de su hermano. Igual como repetía recuerdos agradables en su cabeza cuando no podía dormir por el peso que se traspasaba de Nikolai a su propio pecho, tratando de conservar esa imagen de él y de ellos como hermanos. Porque no podía vivir con llanto, gritos y vacío como la escena característica de ambos, ni con ese tono tan oscuro y tan doloroso que salía de la boca de Nikolai incluso cuando se hablaba de algo tan normal como el clima. Sin embargo Illara podía repetirse todo lo que quisiera en su cabeza, pero sabía en su interior que nada de lo que hacía era suficiente.
Por eso se sentía desarmada. Porque en su sufrimiento, su hermano se había encerrado entre paredes de desinterés y de ese dolor que trataba de ocultar, dejando a Illara encerrada al otro lado y sin puerta de entrada para poder sacarlo de las sombras. Solo podía repetirle lo mismo una y otra vez, como hacía consigo misma.
—Necesito que sepas que no estás solo, Nik— susurró, sus brazos envueltos en torno al cuello de su hermano, tan grande y firme por fuera pero tan negro y vulnerable por dentro.
El silencio que siguieron sus palabras le rompió el alma en miles de pedazos, moviendo su mano de arriba a abajo en una caricia en la espalda del rubio, que la abrazaba con el mismo furor pero que era incapaz de contestar.
Y ahí estaba la sensación.
Desarmada.
╚═══━━━─── • ───━━━═══╝
Aren't you tired trying to fill that void?
╔═══━━━─── • ───━━━═══╗
Nikolai
Se sentía tan desarmado cuando la escuchaba repetir lo mismo una y otra vez. Cuando veía el rostro de su hermana como un espejo, aunque fuese momentáneo, del suyo; con las mismas cejas oscuras fruncidas en dolor, con los mismos ojos tan llenos de todo y tan ausentes al mismo tiempo. Cuando, aunque se convencía a sí mismo de que no estaba solo, de que podía contar con su hermana, de que alguien lo quería, el dolor volvía igual. Cuando aunque tratara todo, el dolor persistía.
Porque aunque se repitiera a sí mismo que todo estaba bien en su vida, el hombre sabía que la agonía que parecía ser tan intrínseca de su vida todavía lo saludaría por las mañanas como una vieja amiga. A veces pensaba que había nacido sufriendo y que moriría sufriendo también. O que quizás su memoria había eliminado todo recuerdo de alegría para disminuir el dolor de saber que las cosas no volverían a ser así jamás, así como también había eliminado la alternativa de encontrar consuelo en los demás; porque era más fácil encerrarse en su sufrimiento y en su tristeza, que arriesgarse a volver a ser arrancado de la contención de otra falda.
Y se sintió desarmado entonces, incapaz de decirle a Illara que sufría por su culpa, que no valía la pena que gastara su aliento en darle seguridad de las cosas. Porque nada iba a cambiar, por más amor que le entregara.
Porque igual él no la dejaría amarlo al máximo de su capacidad. No estaba preparado para que lo amaran así, y probablemente nunca lo estaría. Pero solo le quedaba mentir, si eso significaba que dejaría de ver la agonía en los ojos claros de su hermana y de su Rey cada vez que regresaran a la misma conversación, o cada vez que los hombros se le cayeran a él de forma tan notoria que hasta los sirvientes que no lo conocían sabían que el peso sobre su espalda, aunque invisible, pesaba más de una tonelada.
Porque el sufrimiento del pasado, del presente y del futuro lo consumía todo pero no dejaría que la consumiera a ella también, no como lo había hecho con él.
—Lo sé.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top