a good actor

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Si preguntan, es una escena de Outlander... con otro sentido... y con el Spiderfrost ahí

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Alguien intentó atacarlo en la oscuridad cuando volvía a su guarida. Así hubiera estado distraído, no conseguiría matarlo. Era Thor contra un cuerpo de menor masa y tamaño, además de poco experimentado. En tiempos de guerra como ese, las amenazas rondaban en cada esquina, aunque este no fuera el caso. El rubio fortachón logró hacerse con él, llevándolo a rastras para un interrogatorio. Sus amigos ayudaron en cuanto lo vieron empujar un rehén al interior, corriendo a sostener al muchacho contra la empedrada pared.

—Es solo un bebé —comentó un gordo pelirrojo y barbón.

—Tengo dieciséis —se defendió el joven que frente al fuego se distinguía de cabellera castaña.

—Dieciséis o sesenta, fue muy creíble al intentar cortarme la garganta —acusó Thor, señalando al joven con su propia arma. Mantuvo la mirada, dándose la vuelta para dejar atrás su exaltación y arrojar el cuchillo.

El otro hombre, de facciones asiáticas, se acercó a revisar entre sus ropas. Preguntó:

—¿Quién eres, muchacho? ¿y por qué te arrastras en la noche?

No encontró ninguna otra arma, solo un trozo de papel en su bolsillo, mismo con el que pudo identificar de donde provenía.

—Es un espía —anunció a Thor.

—¡No soy un espía! —contrapuso el joven—. Vi la luz de las hogueras y vine a investigar —sus ojos cayeron en donde Thor aguardaba con los brazos cruzados—. Te reconocí como Odison, el príncipe sin principios y con planes de usurpar el trono de Asgard.

Claro, esos solo eran rumores. La causa de su lucha era otra, pero con el mismo fin.

—No es un espía —confirmó Thor—. Puede provenir de los clanes aliados al mandato de Hela —avanzó hasta tenerlo cara a cara, sujetándolo de su camisa—. ¿Quién es tu líder?

Lo que tenía enfrente no era más que un rostro que reprimía el terror y que actuaba aún sobre su lealtad. Estaba claro de que si quería obtener respuestas debía usar un método menos pasivo.

—Mátame —pidió el joven, aclarando su posición en el asunto, mostrándose firme a pesar de lo mucho que sus ojos lo delataban de querer soltar algunas lágrimas.

—Creo que no voy a matarte —puntualizó Thor—, no aún.

Thor no era de esos hombres que disfrutara torturar. Matar podía hacerlo cuando se trataba de una fuerza necesaria, pero, ¿torturar a un niño? No, eso era mucho peor. Eso comprobaba que no era el príncipe sin principios del que muchos murmuraban; él los tenía al grado de sentirse mal por algo que forzosamente debía hacer, después de todo, no había otro modo de obtener lo que deseaba.

Extendiendo su mano, pidió a su compañero Hogun que le prestara su espada.

Dentro de los muros había una pequeña lumbre, el rubio dejó que la hoja se hundiera en las llamas.

—¿Quién es tu líder? —inquirió Thor de nueva cuenta, habiendo transcurrido ya el tiempo exacto para que el metal ardiera— ¿y en qué dirección se trasladan?

—No puedes hacer nada para hacerme hablar —aseguró el joven, entregándose al dolor y al sufrimiento antes de su muerte. Lo conmovedor era que ese rostro inocente no hacía más que replicar súplicas.

Así como él fingía ser fuerte, Thor fingía ser cruel, acercando ese filo caliente a su rostro como última oportunidad de reconsiderar su decisión.

Mientras esta tensión transcurría, un joven de cabellos azabaches presenciaba la escena a furtivas. Había escuchado el desorden de la noche y ahora veía como Thor se forzaba a hacer algo que no era propio de su personalidad así como también un muchacho saldría lastimado por eso. Pensó entonces que podría hacer algo para evitar que los dos pasaran un momento desagradable, solo esperaba Thor le siguiera el juego.

Fandral dibujó una ligera sonrisa al verlo venir de las secciones interiores, pensando quizá: ¿qué cosa hará Loki esta vez?

—Déjalo en paz —se hizo notar—. ¡Eres un sádico, Thor! Me he resistido antes, pero si dejas ir al muchacho, me rendiré ante ti, maldito cerdo —Loki escupió sus palabras, resignado a lo que fuera que estaba dispuesto a aceptar bajo las fauces de ese "malévolo" príncipe.

Bajo una neblina de silencio, la incertidumbre se cernió sobre la forma en la que actuaría Thor. Lo bueno fue que reaccionó a tiempo.

—¿Cerdo? —Thor devolvió el arma a su compañero, encaminándose al hombre de larga cabellera negra—. Podrás ser indiferente a tu propio bienestar —le dijo al castaño—, no obstante, tal vez te preocupe el honor de este apuesto joven —apresó el esbelto cuerpo, jaloneándolo al centro de aquella área.

El adolescente se vio tensado, en una franca renuencia de que existiera una víctima más. Él gritó:

—¡Déjalo en paz!

El azabache se quejaba, resistiendo en los brazos de Thor hasta que fue empujado en una de las mesas, forzado por la mano del rubio a poner su pecho contra la madera y quedarse en una posición muy vulnerable.

—O podría violarlo, frente a tus ojos —amenazó Thor, haciendo amago de empezar a arrancar la ropa que le estorbaba.

Por consecuente, Loki intentó patear y fue otra vez enderezado, encarando con el supuesto desgraciado que seguía propasándose con su cuerpo.

—Y luego, entregárselo a mis hombres —continuó Thor sin detenerse—, para que hagan con él lo que quieran.

El castaño se removía, perplejo por la crueldad y enfermedad que parecía emanar ese príncipe. No debía permitir que violaran a ese joven, mucho menos que perdiera su honor en algo tan vil. Sin embargo, sus súplicas no servían de nada.

El niño no lo sabía, pero entre los aliados del príncipe había algunos que sonreían, tanto por el espectáculo como por su reacción desesperada.

Thor atacó el cuello de su víctima, recibiendo a cambio golpes en el pecho que le hicieron detenerse para poder sujetar con fuerza los antebrazos ajenos. El rubio estaba a punto de volverlo a encimar a la mesa, pero...

—¡Libera al joven y te diré todo lo que quieras saber! —se rindió el chico.

Thor se detuvo, ahora con la mirada fija en el niño. Eso había sido más fácil que una tortura y estaba satisfecho.

—Bien —suspiró sin soltar al azabache, llamando a una de sus mujeres guerreras—. Sif, agárralo.

Antes de soltarlo, le dedicó una sonrisa que solo éste presenció. Loki le dedicó una fingida cara de molestia

Thor se giró hacia el muchacho.

—Soy Peter Parker.

—¿Quién es el líder de tu clan? —Hogun tomó la iniciativa de lo que en verdad importaba.

—Stark, Anthony Stark —no se tomó la molestia de esperar por la siguiente pregunta—. El clan avanza hacia el norte con el propósito de respaldar el ejército de Hela a cambio de los beneficios que ofrece.

»Te lo advierto, no somos un clan débil. Tenemos las mejores fuerzas en combate y armamento pesado —ahora el niño hablaba de más.

—Agradezco la advertencia —dijo Thor—. Aunque quisiera saber dónde se encuentra tu clan ahora.

—Acampan a cinco kilómetros hacia el oeste.

—Si la información que nos da es cierta, átenlo a un árbol a un 1 kilómetro de su campamento, supongo que sus compañeros irán a buscarlo. De no ser así, lo mataremos mañana por la mañana.

Fandral y Volstagg empezaron a jalar al muchacho afuera para cumplir las órdenes de Thor.

Peter, antes de ser llevado, insistió en no perder de vista al joven de cabellera oscura, siendo lo último en ver aquellos ojos de tono verdoso.

Sif soltó el brazo de Loki. La actuación se había acabado.

—Dispuesto a dar tu voluntad por él. Creo que lo enamoraste, de otra forma no creo que haya abierto la boca —le comentó Thor, apacible.

Loki rió.

—Ibas a quemar un rostro agraciado, no permitiría que se arruinara algo así —se acercó hasta rodearle el cuello con sus brazos.

—Eres sensato, buscas la tregua antes que la pelea —Thor le abrazó de vuelta—. Me siento dichoso de que seas mi prometido. Solo tú me detendrías de ser algo que no soy.

Decidido a no hablar, Loki fue a reclamar el beso que antes rechazó. Amaba a Thor, sin duda, pero no sabía que haber intercedido por el bienestar de Peter cambiaría los deseos de su corazón.

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